Nombre: Elaen Faelneron
Raza: Quel'dorei
Sexo: Mujer
Edad: 96
Altura: 1'75
Peso: 55
Lugar de Nacimiento: Lunargenta
Ocupación: Arquera
Historia completa
Descripción física:
Elaen es una elfa joven, aún a pesar de haber pasado por mucho la edad de madurez física estándar de su raza. Su pelo es de color marrón, y sus facciones son elegantes a la par que hermosas, pero que encajan a la perfección con su carácter.
Su cuerpo es esbelto, con caderas anchas y pechos cercanos a ser proporcionados con el resto de su cuerpo. No parece alguien muy fuerte, de hecho, queda lejos de ello. Sin embargo, su fuerte es la agilidad y su movimiento de brazos, fruto de su entrenamiento con arcos a lo largo de su vida.
Descripción psíquica:
Elaen tiene un carácter fuerte, logrado por su experiencia en combate y de servicio al reino de Quel'Thalas. A pesar de ésto, suelen verse en ella gestos de bondad o con buenas intenciones, al menos cuando se refiere a trato con miembros de su propio pueblo o con personas que posean esas mismas intenciones, o que pueda llamar fácilmente aliados.
Su fuerte es el patriotismo, la búsqueda de la antigua gloria y la unión de su pueblo, representando así la importancia que puede llegar a dar a su propio pueblo, sobre todo en las circunstancias en la que se encuentra
Historia
Música: https://www.youtube.com/watch?v=RBOv-W_aPjg
Cartas de gloria pasada
Extracto de los escritos de Elaen. Quel'Thalas, invierno del año 20 d. P.
" El enemigo aguarda la hora, mientras nuestro reino prepara la defensa ante una fuerza cuya magnitud nadie parece comprender. Una fuerza que ha conseguido hacer algo que nadie había hecho hasta ahora: penetrar nuestras primeras defensas, desafiando así a nuestra habilidad mágica.
Pocos hemos podido verlos hasta ahora. Pequeñas incursiones del gran grueso que está al caer, en el corazón de Quel'Thalas. Cadáveres alzados contra su voluntad que tienen como único fin de su nueva existencia la destrucción, para alcanzar los objetivos que su líder se proponga. El grueso de su ejército está al caer y nuestro glorioso reino ahora corre peligro.
Nuestros forestales se mueven tan rápido como nuestras piernas nos han permitido siempre, pero sin capacidad de superar el hambre o el cansancio u, por tanto, sin posibilidad de rivalizar con nuestro enemigo. Hay quienes no regresan, incluso, y temo poder encontrarme con quienes así no han podido hacer, pero ésta vez frente a frente.
La Luz esté con nosotros, y guíe nuestras flechas contra los no-muertos para otorgarnos la esperanza que nos pueda ayudar a combatir y resistir ante algo, para todos, desconocido. "
Carta a Aethir. Quel'Danil, invierno del año 20. d. P.
" Querida hermanita.
Nada más llegar he intentado encontrar sin mucho éxito éste pequeño momento para poder escribirte. Sé cómo te sientes, sé cómo se siente el resto de nuestra gente.
Sé que duele, mucho. Que hasta la mismísima Luz ha debido ser dañada por tanta destrucción y tanta muerte, y que sólo los más afortunados han podido encontrarla cuando la oscuridad parecía acorralarlos.
Espero que estés bien, que volvamos a encontrarnos pronto. No puedo dejar de pensar en ti desde el momento en que nuestros caminos se separaron en aquel lugar que tanto solíamos visitar de pequeñas, el cruce del río, aún cuando madre y padre vivían para poder vernos crecer y reir.
Sé fuerte, por nuestro pueblo, hasta que podamos volver a vernos. La Isla Caminante del Sol es un lugar lo suficientemente lejano a la destrucción de Lunargenta como para tener constancia de tu seguridad.
Hemos conseguido atravesar el reino sorteando grupos numerosos de esas pobres almas condenadas, acabando con algunos más pequeños de forma individual hasta alcanzar nuestro destino, fuera de peligro, en Quel'Danil.
Aún así, mi próximo destino se encuentra lejos de nuestras tierras. Mis pasos me llevan al reino de Ventormenta, ahora que Lordaeron, lejos de la amenaza que acecha las tierras del norte, y con la misión de defender la supervivencia de una de nuestras caravanas.
Me duele y temo por dejarte atrás, a ti y a nuestras amadas tierras, ahora desoladas, pero es necesario, por el bien de los nuestros. Cuando mi misión esté completa te escribiré desde la ciudad de Ventormenta, y espero que tú también lo hagas para entonces.
Te quiero. "
Carta de la sargento forestal Ewyen Dinromil. Quel'Thalas, invierno del año 20 d. P.
" Hermana Elaen, la Luz alumbre nuestros pasos.
Siento tener que comunicarte que Aethir cayó en combate durante una de las primeras misiones tras la retirada del grueso de las fuerzas de la Plaga. Su cuerpo, no obstante, está bajo nuestra custodia y será inmediatamente enterrada, como se merece, en las seguras tierras de la Isla Caminante del Sol. Las forestales lloramos su pérdida, tanto como me duele pensar que la llorarás tú. Mi más sentido pésame.
Puedo indicarte al menos que tus cartas llegaron a buen puerto, y que Aethir se encontró más tranquila cuando logró leerlas y asegurarse de que estabas bien.
Adjunto a ésta carta, con el mensajero enviado para ello, uno de los más valiosos recuerdos que podrás tener, y que fue valientemente recuperado por tu propia hermana antes de su caída.
Ten cuidado, sé fuerte, y recuerda: las forestales estamos contigo "
Extracto del diario de Shandriel Lasrandir. Quel'Thalas, verano del año 18 d. P.
" Asrod hubiera estado orgulloso de presenciar el día de hoy. Mi hija Elaen alcanza un nuevo logro, convertirse en sargento de las forestales de nuestro reino. Todos en la familia, en especial su hermana pequeña, admiramos su trabajo y esfuerzo.
Recuerdo a aquella joven niña paseando por el reino que nuestros antepasados levantaron para nosotros, conociendo lugares y dibujándolos. Un interés que acabaría convirtiéndose en su ingreso en las forestales del reino años más tarde.
La muerte de Asrod durante una misión la impulsó en su trabajo como forestal, cuando estaba a punto de convertirse en una mujer. Han pasado muchos años desde entonces, pero ese trabajo ha ido dando frutos hasta el día de hoy, en el que su capacidad la dota de una gran confianza por parte del reino para defender nuestro amado reino cuando fuese necesario. "
Extracto de los escritos de Elaen. Ventormenta, primavera del año 25 d. P.
" Casi han pasado cinco años desde que dio lugar la caída de nuestro amado reino. Nuestro pueblo se dispersó y quedó dividido, lo que prueba que el ataque de la Plaga fue el mayor golpe en toda nuestra historia.
Han pasado ya casi cinco años, pero me sigue doliendo como el primer día. Me alivia saber que hubo supervivientes, no pocos, probablemente gracias a la Luz, pero no puedo evitar echar de menos a mi familia y a aquellos que formaron gran parte de mi vida, como fueron mis hermanas forestales.
Llevo años sin sentirme como en casa, velando por la seguridad de la caravana con la que llegué a tierras humanas desde el primer día. Aunque esa misión fue completada, no recibí más directrices, por lo que aguardé pacientemente en Ventormenta a la espera de ellas. Pero se cortaron las comunicaciones, y hasta el día de hoy ha sido así.
Años que he tenido para conocer la vida en tierras humanas, e incluso adaptarme a ellas a mi manera, pero que he pasado lejos de mi gente y de un hogar que pudiera llamar propio. Por ello, hoy marcho hacia Quel'Danil, último asentamiento de nuestro pueblo del que tenga constancia de su seguridad, y donde espero poder volver a sentirme como en casa. "
Extracto de los escritos de Elaen. Quel'Danil, invierno del año 29 d. P.
" Años he pasado sin leer el diario de mi madre, por temor a que la nostalgia y el dolor me acabaran consumiendo. Sin embargo, cuando pude encontrar dentro de mí la valentía necesaria para hacerlo, me di cuenta de mis errores.
Hace muchos años que el dolor se apoderó de mis brazos y me ordenó a bajarlos, para comenzar un descanso que se ha alargado hasta el día de hoy. Como si nunca se hubieran ido, hoy tanto mi hermana como mi madre me han hecho volver a alzarlos.
No recuerdo cuando fue la última vez que disparé mi arco, pero hay algo que tengo claro: volveré a hacerlo. Nuestro pueblo se consume y se mantiene disperso entre nuestros aliados, refugiados y sin poder encontrar un hogar propio, a excepción de aquellos que lograron sobrevivir en nuestras amadas y antiguas reinas, pero que tomaron decisiones erradas, probablemente por el dolor de nuestro pueblo. No los culpo, yo también lo sufrí.
Pero hoy es día de levantarse, de hacernos valer. De volver a encontrar nuestro hogar y de hacer recordar a aquellos que no lo encuentran lo que una vez fuimos, lo que somos y lo que podremos ser. No fuimos un reino glorioso para caer en el olvido tras su destrucción. Los reinos gloriosos acaban resurgiendo, tarde o temprano, pues su pueblo tiene los valores suficientes como para poder hacerlo.
Aún me debo a mi pueblo. "
Golder cambiaron su foto de perfil
