Un grupo de exploradores imperiales, acompañados de un mago de la Academia de Stromgarde, han acudido a la llamada de auxilio del Cabo Molsen enviada a las ruinas de Rosgith.
Guiados por Kelrina Sunfeather, exploradora imperial bajo el mando del apuesto tuerto, conduce al grupo hasta Monteverde tras haber entregado el mensaje al Capitán Leontus.
Al llegar a la frontera de la comarca, se topan con una aprendiz de maga conocida por el erudito arcano que les acompaña y tras una breve presentación, hablan con los lacayos que custodian el acceso al valle y se les permite el paso.
Atraviesan una comarca verde, hermosa, cuidada, sin ninguna amenaza aparente, con gentes amables y acogedoras que se brindan a dar indicaciones e incluso ofrecen sus hogares de necesitar descansar y comer algo para poder proseguir su camino.
Una vez llegan a la Villa a los pies de la montaña, se dirigen directamente hacia el fuerte en el muelle: allí, les recibe la Compañía de los Toros de Wrynn, que han afianzado su posición con permiso del Consejo de Monteverde, si bien el señor de la comarca se ha negado a recibir al oficial del Imperio.
El Cabo pone al día a los viajeros y les ofrece un techo y una cama: no será él quien permita que sus compañeros de armas duerman a la intemperie o en un burdel.
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