Saltar al contenido

Roleros Destacados


Popular Content

Showing content with the highest reputation on 17/01/18 en todas las áreas

  1. 2 points
    Nombre: Yao Lee Raza: Humano Sexo: Hombre Edad: 20 Altura: 1.75 Peso: 75 Lugar de Nacimiento: Lordaeron Ocupación: Mercenario-Errante Historia completa Descripción física: Yao es un hombre atlético de 1.75 metros de alto y pesa 75 kilos, su piel es curtida por el trabajo físico y su andar errante, tiene ojos color negro y cabello negro largo algo desgreñado; su piel está llena de cicatrices por las heridas de las golpizas que recibía cuando robaba en su niñez, usa ropas ligeras, botas de cuero ligero y en sus brazos lleva vendas para protegerse al momento de luchar, usa abrigo con capucha. su rostro es de aspecto firme y tranquilo y sus manos son callosas. Descripción psíquica: Yao es de naturaleza calmada y calculadora, le gusta apreciar lo natural y preservar las costumbres, el honor y la palabra es algo fundamental en su vida y piensa que sin eso las personas no son nada, de igual manera le gusta apreciar el arte y cualquier expresión que simbolice las costumbres de los pueblos. Yao mantiene la mente abierta al aprendizaje y busca su lugar en el mundo. Historia El vagabundo Desde que tenía memoria el pequeño Yao Lee siempre estaba solo, no recuerda una familia a su lado ni nadie que lo cuidara, solo la mano de aquellos que se apiadaban de él y le regalaban alguna que otra cosa de comer para no morir de hambre. A sus tempranos 10 años, pasaba muchas necesidades como muchos otros huérfanos de la guerra contra aquellos seres verdes que habían querido destruir a los humanos. Refugiado en la ciudad de Lordaeron vivía Yao, solo recuerda aquella ciudad pues desde que tiene conocimiento habia vivido en ella; sin padres que le pusieran limites vagaba por toda la ciudad y conocía todos sus callejones y recovecos, pues un huérfano aprende cualquier cosa para sobrevivir. Cada día era una nueva aventura para Yao, nunca sabía que tendría que hacer para poder comer, ya fuera ayudar en algún trabajo o tener que robar. Cuando tenía la oportunidad de ayudar a algún mercader o dueño de alguna tienda lo recompensaban con una pieza de pan o alguna fruta, pero cuando las oportunidades de trabajar eran escasas, sus manitas agiles y pies veloces le eran de gran ayuda, muchas veces no lo descubrían pero cuando era descubierto conocer las calles le ayudaba a escapar, aunque otras veces era atrapado y luego de una fuerte golpiza duraba varios días sin poder levantarse; era un constante vaivén de emociones y adrenalina, así era la vida de un vagabundo. Un día, después de varios días de recibir una fuerte golpiza por haber robado unas manzanas de un mercader, Yao caminaba por las calles con la mirada baja y un fuerte dolor de estómago por el hambre que tenía, una lagrima pegada a su mejilla yacía inerte por el sucio de su piel, en ese instante escuchó una voz que lo llamaba, Yao volteo la mirada extrañado ya que pocas veces se dirigían a él, y si lo hacían era para insultarlo o para ponerlo a hacer algún trabajo, Yao se dirigió hacia la persona que lo llamaba, era un hombre grande y corpulento, se veía sucio pues trabajaba en una forja de metales, el hombre le preguntó cómo se llamaba, se quedó sin decir palabra por unos minutos, era la primera vez que le preguntaban su nombre y hasta ese momento ni el mismo sabia como se llamaba pues nunca había necesitado un nombre, el hombre ya comenzaba a mirarlo con extrañeza ya que no respondía su pregunta, para no hacerlo enojar dijo lo primero que se le vino a la mente, Yao Lee, esas fueron las palabras que pronunció, no sabía porque pero eso fue lo único que su mente le brindó, el hombre lo miró extrañado y le dijo que tenía un nombre muy raro, pero le restó importancia y lo hizo seguir, le explico que necesitaba un mandadero, un chico que entregara los pedidos de sus clientes ya que él tenía mucho trabajo y se le hacía imposible entregarlos a tiempo, si el aceptaba le daría un pequeño lugar en su taller para descansar en las noches y el alimento, Yao acepto sin dudarlo pues era lo mejor que le podía pasar en ese momento; desde aquel instante se convirtió en el mandadero del herrero. Había pasado algo menos de un año y Yao seguía trabajando con aquel herrero, hacía muy bien su trabajo y aquel hombre estaba feliz con su ayuda, mientras la vida pasaba normalmente entre lo cotidiano, algo más grande avanzaba hacia la ciudad, la gente por las calles corría con miedo y gritaban que los muertos se habían levantado, al escuchar aquel alboroto el herrero y Yao salieron a la calle encontrándose con aquella información que les heló los huesos, el herrero le dijo a Yao que ya había escuchado historias recientes de granjas cercanas donde habían visto tales cosas pero que se había negado a creer pues parecía algo imposible, pero ahora al ver tanta gente corriendo por su vida solo le tocaba aceptarlo, el herrero le dio unas monedas a Yao y le dijo que escapara, que si se quedaba correría peligro, el tomaría algunas armas que tenía y reuniría algunos hombres para poder combatir, Yao obedeció y con lágrimas en los ojos le dijo adiós a su buen amigo. Recordando los recovecos de la ciudad, Yao logró escapar y ponerse a salvo, más adelante afuera de la ciudad encontró una caravana que también escapaba y se unió a ellos. Durante un tiempo viajaron hasta que llegaron a una gran ciudad, Yao preguntó dónde estaban, y le dijeron que era la ciudad de Stromgarde, maravillado observaba la ciudad y la cantidad de soldados que cuidaban sus puertas, lentamente mucha gente entraba, todos refugiados por la guerra y por la plaga; de nuevo Yao estaba donde había empezado, sin hogar y solo en las calles, durante un tiempo permaneció en un orfanato, pero poco a poco los recursos se acababan y los niños más grandes tenían que irse, cuando cumplió 15 años su tiempo llegó, la mujer que cuidaba de los niños con la miraba baja le dijo que se tenía que ir, sin decir una palabra solo dio la vuelta y salió del lugar, por un largo tiempo había estado esperando ese momento así que no le importó, ya había visto salir a muchos por esas puertas. Luego de partir del orfanato comenzó a vagar por las calles y a realizar todo tipo de trabajos solo por la comida, desde trabajar con comerciantes hasta trabajos ilegales, todo por sobrevivir, también se unió a un grupo de mercenarios donde aprendió algo de combate y manejo de espadas, no le gustaba la violencia, pero sabía que esos conocimientos le serían útil en su vida para sobrevivir, ya que el mundo es un lugar agresivo, eso pensaba Yao, pero igual sabía que tenía mucho por mejorar, siempre hay alguien mejor, decía. así vive Yao, tratando de encontrar su lugar en el mundo cada día que pasa, respetando la vida y a lo natural; ahora ya todo un hombre con 20 años continúa vagando y aprendiendo, Yao piensa que la vida es como una hoja que floja en el viento, planeando sin rumbo fijo, esperando que el viento lo mueva hacia donde su corriente es más fuerte…
×
×
  • Crear Nuevo...