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Nayar

Leo Altrius (historia)

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Nombre del Personaje
Leo Altrius

Raza
Humano

Sexo
Hombre

Edad
22

Altura
1.89

Peso
67.5 kilogramos

Lugar de Nacimiento
ventormenta

Ocupación
soldado recluta

Descripción Física

joven de 22 años alto y corpulento, piel un poco bronceada por el sol y cabello largo negro, su peso esta al rededor de 67.5 kilogramos. 

sus ojos son grises de un tono pálido.

Descripción Psíquica

debido a todo lo que ha vivido, suele pensar de manera un poco negativa, aunque la mayoría de las veces trata de ser positivo esto no le sale tan natural, lo cual hace que muchas veces crean equivocadamente que esta siendo sarcástico.

le tiene miedo a la muerte, sin embargo, es una persona con ciertos problemas emocionales y psicológicos que hacen efecto concretamente en combate y vuelven a la normalidad cuando este se acaba.

antes de entrar en combate se expresa de una manera insegura, sin embargo, al entrar en el caos de la batalla se podría decir que su mente segrega tal carga de adrenalina (ya sea por salvar su vida y la de los suyos  o por mera emoción del combate) que su personalidad cambia drásticamente a una eufórica y violenta, la cual solo busca  sobre salir en el combate como muestra para auto convencerse  de que en realidad es fuerte.

Ficha Rápida
No (600 palabras mínimo)

Historia

Un par de mercenarios caminaban por cierto lugar de ventormenta, luego de recoger la recompensa de uno de sus trabajos, algo llamo su atención: el llanto, el llanto de un niño que tan solo tenía unas cuantas horas de haber nacido.

 

-pobre niño, ser abandonado a tan tierna edad…- decía un joven que portaba una rustica alabarda y una maltrecha cota de mallas.

- ¿lo habrá dejado una joven escapando de las consecuencias de sus travesuras hechas con su amante?

-quien sabe, tal vez es simplemente el hijo no deseado de alguien que piensa que su vida no es más que un estorbo.

-hmm… me pregunto si tal vez…

- ¿estás pensando lo mismo que yo?

- ja! Me conoces bien, esperemos no estar haciendo nada que nos acarree consecuencias negativas en un futuro.

- ¿consecuencias legales temes? por favor, ese niño no tiene a nadie, es llevarlo con nosotros o dejar que las ratas que merodean por la noche lo devoren.

-buen punto, supongo que tenemos un nuevo miembro de la banda.

El mercenario recogió gentilmente al pobre bebe de aquel oscuro callejón de ventormenta, y cuando se hubo reunido con los suyos dijo:

-¡tenemos nuevo miembro!

El tiempo pasaba, los primeros 7 años del ahora niño Altrius fueron calmados y pacíficos, a lo sumo se limitaba a ver a su “padre” entrenar con admiración.

Sin embargo, todos en esta vida se deben de ganar el pan; algunos mas tarde, otros como él; más temprano, pues, aunque haya sido apadrinado por el líder de aquella banda de mercenarios, eso no lo volvía inmune a esa ley y menos en un oficio donde una espada mas puede hacer la diferencia en una batalla.

De 8 a los 10 años comenzó su entrenamiento, el ahora joven mercenario se formo en el arte básico de la espada, aunque claro, cumpliendo un rol netamente auxiliar en trabajos menores, siempre acompañado por uno de sus “hermanos mayores” para asegurar que no perdiera su vida por alguna tontería, el tiempo transcurría, y aquel hombre que lo había rescatado de tan amarga muerte se sorprendía a ver que su hijo adoptivo progresaba bastante bien en el manejo de la espada, para el momento de su primera misión oficial, con todo lo que conlleva el oficio de mercenario, tenia cerca de 20 años, misión que marcaria un antes y un después, no solo en su vida, sino también en su mente y alma.

-          ¿eliminar bestias de una cueva? Ese trabajo pinta fácil, jefe- preguntaba Leo Altrius

-          No subestimes a las alimañas, muchacho, si vas tan confiado será casi seguro que te lleves una no muy grata sorpresa- respondió el jefe

-          Si, lo se…solo que…. Esperaba que mi primera misión oficial fuera... algo diferente.

-          ¿Acaso crees ser lo suficientemente fuerte como para derrotar un oso tu solo?

-          ¡un oso! ¡el trabajo no menciona ningún oso!

-          ¡vez! No sabes con lo que te puedas encontrar en esa cueva, además, el pergamino dice que hay bastantes tipos de…. Bueno, es verdad que es un poco ambiguo, es por eso que he decidido traer a toda la banda.

Los mercenarios llegaron a la cueva que marcaba el papel con las instrucciones de la misión, pero al parecer no había ninguna bestia, por lo menos no en la entrada.

-          Bueno, donde estarán los osos que dijo antes, jefe -dijo uno de los mercenarios en son de burla.

-          Tal vez estén mas adelante… si caminamos un poco más tal vez…

 

Nadie supo a ciencia cierta que paso, solo que su mundo se vino abajo, decenas, no, cientos de rocas se desprendían desde el techo de la cueva, muchos murieron en el acto y otros se mantuvieron a duras penas consientes.

 

-le…le…..o…des…p…ta -les respondía una voz familiar.

- ¿he? ¡que ha pasado! -dijo el joven Leo a su compañero, que al igual que el, se encontraba atado de manos y piernas.

- todo fue una trampa, solo quedamos tu y yo, solo mira lo que ese bastardo les ha hecho a todos- le contesto el jefe.

 

Y alli estaba la sombría figura humanoide, experimentando con los cuerpos inertes de sus antiguos camaradas, unos habían sido alzados, otros habían sido descartados y sus cuerpos hechos trizas ahora servían de alimento para las mascotas no-muertas de aquel brujo.

El hechicero oscuro se acerco hacia las dos figuras que quedaban, y con un tono decepcionado dijo:

-que decepción, parece que esta panda de mercenarios no es capaz de aguantar nada, oh, pero seguro tu si aguantaras un poco más, o eso espero, veamos cuanto tiempo tardas en quebrarte.

Fueron horas de agonía, horas en las que vio a aquella figura paternal ser torturada de las maneras mas profanas posibles, lo cual desemboco en un estado de desesperación que quedo grabado a fuego en su mente.

Al final, el cuerpo de aquel mercenario termino por ser destruido, los crueles juegos del nigromante habían surtido efecto y solo quedaba el, el solo, todos habían muerto, la banda estaba aniquilada, él era el único que quedaba de todos ellos.

-veamos, aguanto cerca de 2 horas, bueno, para ser sinceros ni siquiera use una quinta parte de mi poder, pero veamos, ¿Cuánto aguantaras tu?

Su voluntad ya estaba minada, solo podía observar como la mano huesuda del nigromante se acercaba cada vez más, con un brillo verdoso hasta que una flecha lejana impacto en esta, dejando de momento inutilizada la extremidad del brujo.

- ¡POR ORDEN DEL IMPERIO, ENTREGUESE O MORIRA POR USAR VIDAS INOCENTES EN SUS PROFANOS EXPERIMENTOS! -

Se libro una cruenta batalla, pero al final, los soldados imperiales se llevaron la victoria, derrotando al brujo y llevándolo ante la justicia para posteriormente ser ahorcado.

- ¿no tienes nadie, aunque sea por lo menos un familiar lejano?

-no, la banda era mi única familia, no tengo a nadie.

-entonces asumo que tampoco tienes un techo donde quedarte-

-tampoco….

-entonces ¿Qué tal si te unes al ejército? Si solo sabes vivir por la espada creo seria lo ideas, es mucho mejor que morir de hambre y frio.

Los ojos del muchacho se iluminaron con cierta chispa, pero no dejaron de verse tristes, sin embargo, ya no había nada que hacer, mientras el siguiera vivo, decidió que su banda viviera a través de sus acciones y sin pensarlo dos veces se unió al ejercito.

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