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Archibald

Sam Badian

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Nombre Sam Badian
Raza Humano
Sexo Hombre
Edad 35
Lugar de Nacimiento ¿Aserradero de Vega del Este?
Ocupación Desconocido
Descripción fisica Una persona con dificultades sociales al tener la cara demacrada y algo deformado al nacer. Su altura esta dentro de la media de su raza y su nariz esta planchada por algunos golpes que le han llegado a dar. Su dentadura amarilla y mal cuidada hace que su aspecto fisico sea peor de lo normal.
Voz La Voz de Sam Badian

Ficha

Prólogo

Algunos transeúntes que pasan por delante de mí no se preguntan cómo acabe aquí. Solo aquel anciano moribundo que me miro y al verme tan solo, soportando el frío invierno, me lanzo una especie de alfombra por encima y me dio un trozo de pan. Nos regocijamos debajo de las copas de un árbol del Aserradero Vega del Este. Ahí es cuando descanse de verdad. Al día siguiente no estaba ni el anciano, ni mis pertenencias. Pensé que aquel anciano sería diferente al resto de personas, pensé que todavía habría resquicio de humanidad y esperanza. Me equivoque.

Ante la supervivencia, es la ley del más fuerte. Ante la soledad, es confiar en ti mismo pero no en tu propia sombra. La humanidad se mueve de engaños y de hipocresía. La sociedad se perdió hace tiempo, cuando llegaron los verdaderos delincuentes al poder con la palabra imperio.

Os preguntaréis como he ido sobreviviendo. Simplemente ante engaños, huidas y rapiñando como tal rata en las migajas de las posadas, conociendo los trucos de la supervivencia en las callejuelas, evitando las personas peligrosas y acercándome a ellas por trabajos sucios. Nadie te va a dar nada, por nada.

Al acercarme a Villadorada, impedían mi entrada con excusas baratas. Decidí colarme. Huyendo de mi antiguo hogar, acabé aquí. Los grupos ya estaban formados en las calles de aquí, sus bandas y sus trapicheos. Solo tenías que saber que trapicheo se trataba y por cuánto. Es cuando me ofrecieron un trabajo por una barra de pan y un trozo de queso. Cuando tienes hambre, te tiras al río por esos alimentos. Me llevaron a un sótano, había un corralito y en frente un desgraciado como yo. Las famosas peleas de mendigos para ganar unas cuantas apuestas, dinero rápido y sucio. Tienes hambre, no piensas, solo quieres saciar la sed del hambre. Aceptas, entras al corralito y cuando suena la campana empiezas a pelear.

Pierdes y te quedas sin comer. Ganas y en ese día comes. No les importábamos nada, solo querían ganar dinero ante tales juegos. Un negocio redondo. Así es como aprendí a defenderme. Aunque seguía viviendo en la calle, con alguna alfombra por encima y repudiado por la sociedad pero en esto me han convertido: En una rata luchadora.

¿Qué hice para merecerme esta situación? Sencillo. Nos remontamos en unos años atrás, cuando nací en una familia problemática del Aserradero del Este. Mi padre, un leñador, llegaba del duro trabajo, golpeaba a mi madre y alguno de mis hermanos. Mis hermanos se volvieron pequeños ladrones o bandidos. Mientras mis hermanas, se fueron de casa con sus esposos. Yo me quede con mi hermana pequeña, le tenía mucha estima, era como mi sacerdote para confesar mis pecados y ella me contaba sus penurias. Era la única que no me repudiaba por la deformidad en la cara. La pequeña Ana o como la llamábamos en la familia, Anita. Encantadora, buena y guapa, lo peor que puedes ser en este mundo lleno de hijos de la gran puta. Cada vez que veíamos pegar nuestro padre a nuestra madre, intentábamos salvarla pero nada, recibíamos nosotros. Más bien yo, que me ponía delante de Anita.

Pensé en matarlo varias veces, con un sacacorchos, un pela patatas o simplemente con un jarrón en la cabeza pero no valía la pena. Se te quitaba la ira al pensar en frío. Mi pequeña hermana me tranquilizaba y era muy religiosa, solía salir ella sola de casa y se acercaba en los campos de flores silvestres de los vecinos para quitarle unas cuantas flores. Se marchaba a Villadorada y entraba a la capilla a dejar las flores en los pies de una estatua que ni ella misma sabía quién era, solo representaba la Luz Sagrada. Nadie le acompañaba. Ese fue el problema.

Al volver de la capilla, uno de esos días suyos, se la llevaron e hicieron con ella lo que quisieron, después una sonrisa de bufón y tirarla río abajo. Encontraron el cadáver en medio del Bosque de Elwynn con todas las señales de forcejeo, arañazos, cortes. Literalmente muerta. La Luz no acudió a ella a salvarla, no sirvió de nada tantos rezos y tonterías varías. Cuando supimos la noticia, mi madre cayó en desgracia, era la luz de sus ojos. La luz de la esperanza de seguir viva. Desde aquel momento, le daba igual morir. Mi padre también le tenía un cariño especial, era demasiada buena y no había alguien así, obedecía todas las órdenes del imbécil de mi padre. Semanas después de aquel accidente, mi madre huyo con un amante que desconocíamos. Mi padre quiso buscarla para matarla, nunca supimos más de ellos.

Llegaron noticias de que mis hermanos habían sido ejecutados por el Ejército y otros que los han encontrado muertos. Creo que alguno siguió una vida normal, éramos diez hermanos y los que desconocíamos. A veces en la soledad echaba de menos a la pobre Anita, me ayudaba a animarme y no verme como un monstruo.

Mi padre acabo dejándonos tirados encontrando alguna granjera y yo pues no me aceptaban en ningún negocio por la deformidad y que asustaba, así que acabe en la minucia de la sociedad. En busca de migajas, haciendo trabajos menores por pan y queso, una mierda de vida claramente.

Así como acabé. No quieres la vida que tienes, es la que te ha tocado. Ahora que es invierno, todos tienen hambre y solo te queda luchar. Haces pequeños contactos con delincuentes y mafiosos. Te llevan al corralito y a luchar para saciar el hambre. A veces no salía victorioso y tenía que buscarme la vida para llenar ese estómago. Aunque quizá tenga la posibilidad de salir de esta vida de mierda, encontré una especie de moneda de plata con un símbolo de una trucha, podría ser de colección, una banda o una orden que me pueda sacar de esta vida. Ya veremos, hay que tener los pies de plomo en estas situaciones. Ya me la han jugado varias veces, no puedo cometer los errores de antes pero lo que tengo claro es que voy a luchar para sobrevivir.

 

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