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TitoBryan

"IX" El noveno experimento.

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Nombre del Personaje
"IX" El Noveno experimento fallido.

Raza
Huargen

Sexo
Hombre

Edad
36

Altura
1'85 (humano) 2 metros (Huargen)

Peso
87 (Humano) 127 (Huargen)

Lugar de Nacimiento
Gilneas, pueblo cercano a La Locura de Cringris.

Ocupación
Cazador, Carpintero

Descripción Física

En su forma humana, Nueve es unas pulgadas más alto que el promedio humano. Aun siendo norteño de pura cepa, posee tonos acarmelados en su tez, delatando su posición social. Destaca su físico volumtuoso y corpulento, acostumbrado a la vida fuera de los núcleos urbanos, los bosques. Pelo corto, con el estrictamente modelo impuesto militar. Ojos esmeralda y de mirada seria y apenas inmóvil, fría y marcada por la veteranía. Sus rasgos faciales son rectos y tallados, masculinos, aunque escaso en expresiones.

Spoiler

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Por otro lado, la anatomía de Nueve se multiplica violentamente en su transición a su estado feral. Mucho más grande que en su forma humana. La musculatura aunque grande que quedaba algo disimulada por la grasa pasa a fibrarse de manera brutal. La grasa se reemplaza rapidamente por puro músculo tallado en una demostración de poderió físico al estilo más primitivo. Un vello negruzco y duro emerge de entre la cascara de piel, brillante ante la luz de la luna. 

Spoiler

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  • Descripción Psíquica

    Nueve se caracteriza por ser una persona fria y directa. No indaga mucho en excusas o explicaciones y tiende a decir la verdad, aunque la desconfianza nata de los Gilneanos apunte a lo contrario. De pocas palabras, aunque no por ello menos social. Pues en tiempos adversos como los que lo asolan, sabe que la amistad es crucial para su estado mental. 

    No es especialmente tolerante, ni paciente. Aunque tampoco le da importancia al resto. Pese a un velo de narcicismo, Nueve es y será el que más se preocupe por sus cercanos. Y no dudará en arriesgarse por ellos. Y aunque diga mucho de él, valentía tampoco es una virtud que lo defina. Más bien es casi siempre cobarde y solo algunas veces valiente.

    Aunque sus motivaciones hayan variado a lo largo de los años, ahora lo único que lo empuja en su dia a dia es su propia supervivencia y la de su patria. Sobrevivir a lo que tiene por temor al fin de su gente.

    Es un partidario del grupo Rebelde Gilneano, sin saber del todo por que. Aunque debido a los actos cometidos en el pasado y sus amistades Realistas en el guetto, no les guarda rencor ni odio. Simplemente los califica como ideales politicos, algo que la mayoría normalmente no entienden. Porqué por mucha politica que trate de separarlos, son hijos e hijas de Gilneas después de todo. 

  • Ficha Rápida
    No (600 palabras mínimo)
  • Historia

    Los dedos, temblorosos, acortaron la distancia entre el aire y el cuerpo de su amigo. Firmes, se enrollaron entre el grueso y duro pelaje del animal, rascando la piel y tiñiendo las yemas de sus dedos con la sangre entremezclada con el barro. La mano esqueletica lucía signos de desnutrición severa, con la piel fina habiendo perdido todo el color y transparentando el montón de carne y venas resguardadas debajo. 

    Los truenos de los cañones sonaban en la lejanía, y el hedor a mierda humana, podrehumbre y barro mojado empezaba a saturar las fosas del hombre. Sobre sus cabezas las nubes grisacéas de la peninsula amenazaban con un dia más de lluvia y a sus espaldas su nombre era llamado por sus compatriotas en retirada. Al otro lado, los estandartes se alzaban hasta lo que su vista borrosa le permitía ver, implacables en su avance. A sabiendas de lo inutil de su gesto, depositó la carta que le habia escrito dentro del jubón agujereado de su compañero lupino y se dio la vuelta. Sin mirar atras.  

    Querido Nueve,

    La escritura nunca ha sido tu punto fuerte, tu sabes bien que es así. No por nada malgasté tanto tiempo en enseñarte las bases de la cartografia. En vano, al parecer.

    La vida no nos ha tratado bien, eh. Bueno, a quien quiero engañar. A nadie que conozcamos lo ha hecho. Aún no tenías pelos en las pelotas cuando Cringris tuvo la maravillosa idea de separarnos de nuestras familias al norte con su puto muro. 

    Nunca nos hablaste de tu infancia, quiero entender por que. No hubo de ser fácil de procesar lo que te hicieron. Lo que nos hicieron. Pero jamás te rendiste, siempre fuiste un superviviente nato. Eras el cabron que te espabilaba con una buena colleja al mínimo titubeo. Siempre con el pecho inflado y esa mueca de arrancarles la cabeza si te llevaban la contraria. 

    Aún recuerdo cuando eramos apenas unos crios de pueblo cuando el caldo que se cocía empezó a hervir. ¿Ya habias metido el churro para ese entonces? No lo recuerdo. No eras de los que alardeaban por cualquier tonteria. Siempre callado. Tampoco hacía falta que hablases, tu cara de mierda lo decía todo, je. Pero siempre te colorabas con esa chavalina del huerto... ¿Alexandra se decía? Quien iba a decirlo. Un cabron como tu derrotado por una sonrisa inocente. Que huevos. 

    No teníamos ni 20 años cuando ocurrió. Hacia solamente unos meses que me habías encontrado con la pierna destrozada por una de las trampas de tu padre. Aún siendo un estorbo andante, nos mandaron a formar en aquella plaza. Por la luz, eramos unos niños. No sabíamos en lo que nos estabamos metiendo. Tan ingenuos. 

    Tenías razón, Nueve. La guerra saca lo peor de la gente. Al principio peleabas por la patria, o así lo creíste. Incluso llegaste a convencerme. Cada acto que cometímos parecía estar justificado. El mal menor por un bien mayor. Luego vino la realización. Eramos solamente números en una lucha de poderes. ¿Por qué luchaste en ese entonces? ¿Diversión? Ni un necio se atrevería a decir eso. La luz sabe que no. Nadie de nuestro grupo disfrutó ni un solo momento. Cada dia perdía menos sentido en esa puta guerra. Tuvimos la suerte de luchar junto a los chavales de nuestra aldea. Quizás fue por eso que seguiste, por nuestros compañeros y hermanos. Para no dejarles tirados en toda la mierda que se nos venía encima. Y aunque me duela decirlo, tenías razón. Los Realistas luchaban por lo mismo. Era una guerra a la que nos habíamos visto arrastrado por los intereses nobiliarios, no nuestros. Aunque los oficiales lo negaran, lo habíamos visto decenas de veces. Sus rostros, sus gritos no de dolor, sino de desesperación. Cada realista que caía detras de la mirilla...¿Cuantos hijos, hermanos o compañeros de litera arrebatamos en esa matanza injustificada? ¿A cuantos de los nuestros perdimos? No tenía sentido.

    Incluso despues de lo que nos hicieron hacer, tenías pesadillas. Yo se muy bien que soñabas. A mi tampoco se me olvidó. Lo apodamos Los Biberones de Cabra Blanca. Fue la primera vez que vi como tu cara se desfiguraba por el miedo. "¿15 años? Si aún beben del biberon" Dijiste. A todos se nos pusieron los huevos de corbata cuando las levas de refuerzo se presentaron en la avanzadilla. No podían ni sostener el rifle. Nuestro teniente lloró por semanas cuando los Realistas nos masacraron en aquel paso. Joder, se me esta erizando el pelo mientras escribo esto tan solo recordarlo. 

    Ni los vímos venir, nos la jugaron pero bien. Hicimos todo lo que esperaban que hicieramos. Cuando apostamos los rifles y descargamos la primera ráfaga a las tropas que se acercaban por el paso, cayeron encima de nosotros como buitres. Tu te cagaste encima cuando un realista te sorprendió mientras recargabas el rifle. Tuve que tirarle mi arma para despistarle y darte tiempo a desenfundar tus hachas.  Lo pagué realmente caro. Recibí el tiro que tu debiste haber recibido y al caer, pude darme cuenta de todos aquellos chavales siendo literalmente asesinados por los Realistas. Aquella forma de llorar, de gritar, jamás se me fue de la cabeza Nueve, ni lo hará. Arrastraste mi cuerpo por toda la montaña, con nuestros restos abatidos bajo el fuego de la artilleria Realista. Jamás supe como compensar tu sempiterno sacrificio por mí. Es por una de esas razones por las que escribo esto. 

    Y entonces, cuando los de arriba se saciaron con la sangre de los nuestros, todo paró. Aunque breve. Para aquel entonces no teníamos mucha idea de lo que estaba pasando. Alexandra nos decía que los lobos que una vez poblaron Gilneas habian resurgido de sus cenizas para vengarse de sus antepasados. "¿Qué habiamos hecho mal?" Dijiste, pues parecía que la vida trataba de gastarnos una especie de broma. No habías siquiera llorado a nuestros hermanos cuando otro conflicto nos llevó otra vez a tomar las armas. Si era una broma, vaya una putada. 

    Siempre pensaste que era un castigo por todo el mal que se había labrado en la guerra civil. Todo el daño causado a la humanidad y todas las atrocidades hechas habidas y por haber. Pero amigo mio, ambos sabemos que nada se comparó a los meses venideros. Cuando tratamos de volver al hogar o lo quedaba de el. 

    Nunca llegué a recordar como caí. Solamente veo recoerdos borrosos, con sensaciones, olores y sabores que no quiero ni pensar. Pero cuando me desperte en aquel laboratorio junto a ti, supe que algo malo nos habia ocurrido. Peor aún, te habia ocurrido. Pero como siempre, ante toda adversidad, nos mantenímos unidos. Por muchas celdas que nos separasen. 

    Tanto dolor, tanto sufrimiento. Dia y noche. Experimiento tras experimento. Apenas pude. Quiero creer que la esperanza fue lo que me mantuvo vivo, pero me miento a mi mismo. De alguna manera, queria parecerme a ti. Jamás escuché una palabra derrotista salir de tu bo-...Fauces. Eso me daba fuerzas para aguantarlo, "Si IX podía, yo debía" me decía. Pero luego... Luego estaban ellos. XV y XIV fueron los primeros en caer. Las pobres almas desafortunadas que no lograron soportarlo. Tantas vidas... Pero sobrevivímos. Sobreviviste. Y cuando creímos que la vida nos iba a dar un respiro. Que con esfuerzo, podríamos olvidar todo y reunirnos con nuestras familias... Al alcance de nuestras... ¿Manos...?

    Nos marginaron. 

    Como si... Como... Como si no fuesemos Gilneanos. Sino bestias, animales desconocidos. Tu cara, oh luz, tu cara. Lloré contigo en silencio cuando nos lanzaron en aquella fosa como desechos nisiquiera humanos. El odio, el rencor... No fue ni de lejos una comparación justa a lo que tuvímos que soportar. Por suerte, eras fuerte, no todos tenían lo que había de tener para plantarte cara. Quizás por eso es que sobrevivímos. No todos lo tenían tan fácil, y tuvímos que mirar hacia otro lado cuando las cosas "se ponían feas". Malnacidos. Me hierve la sangre mientras escribo esto. No era justo lo que nos hicieron. No tenían derecho, maldita sea. 

    Y a pesar de todo. De todo el mal, de todo el sufrimiento que nos habian causado. No tuvieron reparos en arrancarnos de nuestras chozas y lanzarnos como perros al bosque. A buscar y matar a posiblemente nuestros compañeros. Y nadie se paró a pensar en como iba a sentirnos eso. Para ellos no eramos humanos. ¿¡Como que no eramos humanos?! Cada vida que nos cobramos, pesaba tanto en nuestra cabeza como cualquier ser vivo de esta mierda de vida. Pero para ellos... Pf, no se molestarón siquiera cuando mataban "por accidente" a uno de los nuestros. A un superviviente del propio guetto, compañero de choza y caza. Hendersson, un buen hombre, en sus dos vidas. Quien solamente velaba por los suyos y aunque fuese un Realista de cuidado, amaba a su patria, a su pueblo. Era un Gilneano de pies a cabeza, como todos nosotros. 

    Y cuando no quedaron más salvajes a los que lanzarnos, le siguió algo a lo que jamás nos hubiesemos imaginado. Algo para lo que no nos habian entrenado, ni pensamos que jamás iba a ocurrir. Muertos vivientes, Renegados se hacian llamar ahora. Lo mismo. El guetto se revolucionó como una verdadera jauria de perros enloquecidos cuando la noticia sobre la caída del muro de Cringris llegó a nuestros oidos. Sin embargo, jamás dudaste. Fuíste de los primeros en prestarse voluntario cuando se te dió la oportunidad de defender nuestra patria. Por lo menos, ibamos a comer bien y el brebaje no sería un problema. Porqué te quité la tontería de cuatro ostias cuando me obligaste a quedarme. Debías estar borracho o muy afectado por la situación si pensaste que iba a abandonarte. Tu no lo hiciste. 

    Pero basta de recordar el pasado. Escribo esto porqué me lo pediste. Alguien debía de recordarte. De contar lo que nos hicieron. Porqué te lo debo y a cada párrafo que escribo, el pasado inunda mi mente como lagrimas en mis ojos. Y no quiero hacer ilusiones al lector de esta carta, si es que alguna vez logramos que tu historia sea leida. Tú, el que está leyendo esto. Si de verdad quieres saber que fue de mi amigo, antes debo avisarte que el único motivo que te permite leer estas palabras es su muerte. 

    Pero para contar el final de una historia, hay que empezar primero por el inicio.

    El inicio del fin.

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