Ulrich

[Helades 47]

• Nombre del Personaje
  Ulrich
• Raza
  Humano
• Sexo
  Hombre
• Edad
  25
• Altura
  1,98 m
• Peso
  93 kg
• Lugar de Nacimiento
  Bosque de Elwynn
• Ocupación
  Novicio de la Cruzada Escarlata
• Descripción Física

  Se trata de un hombre atlético, robusto y alto, con un cuerpo lleno de diversas heridas. Su cabello es castaño, tiene una barba descuidada y posee ojos verdes.

• Descripción Psíquica

  Ulrich ha pasado por mucho y eso se denota en su personalidad. Se pueden apreciar dos patrones claros en su actitud que prevalecen sobre los demás. El primero muestra a una persona tranquila y amable que desentona si se compara con su físico intimidante, siendo una persona que disfruta de las puestas de sol y de dibujar. De segundas, suele tomar un enfoque más agresivo cuando le faltan al respeto a él o a sus compañeros, además de cuando canaliza su ira y su frustración contra los enemigos de la fe o a aquellos que marca la Cruzada Escarlata como enemigos. Algunos lo llamarían un gigante gentil que puede tornar en un desemboque de rabia imparable.

• Ficha Rápida
  No (600 palabras mínimo)
• Historia

  De orígenes humildes y corazón puro en un inicio, Ulrich nació sin conocer a su padres, con una capacidad intelectual menor a la media de la gente y una falta de atención notable por las cosas, costándole mucho mantener la concentración en las tareas que se le encomendaban. Se crio junto a una sacerdotisa llamada María que llevaba un orfanato y los múltiples niños que allí vivían. Ese orfanato se volvió su nuevo hogar durante mucho tiempo, donde encontró en la Luz una venda para sanar las heridas de su corazón y así blindarlo de fe. Por suerte, la vida tiende a compensar a la gente que carece de algunas virtudes. Ese muchacho era prácticamente un muro de huesos y músculo, y donde a simple vista parecía que había un matón, muchos se sorprendían al encontrar un alma gentil que ayudaba a los demás en lo que fuera, aunque su atención pronto virara a otro lado. Sin embargo, esto no evitaba las constantes bromas pesadas y la manipulación que la gente, principalmente otros niños, ejercían sobre Ulrich. Tras varios años, el joven Ulrich aprendió a ignorar a los otros niños, acabando por distanciarse y volverse "el niño rarito aún más raro del pueblo".

  Un día que Ulrich estaba jugando durante el invierno cerca del granero de la aldea, dibujando el paisaje con un carboncillo y un maltrecho cuaderno, unos niños fueron a molestarle. Los insultos y las burlas molestaron al calmo Ulrich y una pelea empezó durante el ocaso. El conflicto escaló hasta tal punto que Ulrich empujó a un niño contra una pared con tal fuerza que un candil que allí colgaba salió despedido, cayendo al suelo. La paja prendió y el granero no tardó en arder, llevándose las llamas las cosechas almacenadas y haciendo que los animales entraran en pánico. Los niños huyeron, dejando a Ulrich presa del pánico allí. Cuando la gente del pueblo empezó a acercarse para apagar el fuego, vieron a Ulrich y pronto ataron cabos. Fue culpa de Ulrich, obviamente, solo de Ulrich. Ese niño raro que tenía pinta de matón, intentando engañarles con sus buenas maneras. El fuego acabó siendo extinguido a duras penas, y mientras los gritos estallaban y las piedras volaban acosando a Ulrich, este no pudo más y por primera vez en su vida decidió huir. Corrió y corrió sin mirar atrás, sin importarle donde acabaría o de si los lobos le comerían… 

  Por suerte o por desgracia, Ulrich se topó con gente en un sendero maltrecho y con barro. Esa gente era un grupo de Defias, que adoptaron al joven Ulrich en su familia de maleantes. Sorprendentemente para Ulrich, los Defias le mostraron más aprecio que la gente de su pueblo, excluyendo únicamente a la hermana María, por la cual todavía guardaba ese cariño que uno guardaría para su madre. El niño creció y se volvió un hombre junto a los Defias, tornando la frustración que sintió durante su niñez en fuerza e ira que empleó para ayudar a los Defias. Este grupo educó a Ulrich a su manera, mostrando que la violencia podía ser mucho más persuasiva que la diplomacia. La coacción, la extorsión y las palizas se volvieron su día a día, ejerciéndolas él junto a su familia criminal, mas siempre el placer obtenido de la violencia ejercida contrastaba con el remordimiento, que luego retornaba a carcomerle las entrañas. En uno de esos movimientos criminales, la célula de operaciones de los Defias fue desarticulada por un grupo de guardias, paladines y mercenarios, matando a varios y de ellos y capturando a otros tantos, incluido Ulrich.

  Arrojado en una celda fría, sucia y húmeda, Ulrich pasó los años viendo el sol colarse por la ventana y pudiendo salir de vez en cuando al patio para estirar las piernas. En aquella prisión, Ulrich pasaba la mayor parte de días junto a un sacerdote que le contaba versos de los tomos de la Luz y buscaba reconducirle espiritualmente a una vida mejor. Pero qué iba a saber él de la paz. Nunca perdura. Mas el sacerdote seguía hablando de encontrar en ella un hogar. Pero qué iba a saber de encontrar un hogar, pues el mayor afecto que ha sentido era en un entorno que vivían día a día gracias a la violencia. El sacerdote acabó por desistir y dejar a su suerte a Ulrich, mas la Luz tenía ideas propias para el hombre torturado por los años.

  Varios años pasan encerrado en aquel sitio, sin nadie más que sí mismo. Solo permanecen varias sucias manchas en la memoria, Luz y violencia, paz y dolor. Tras la tormenta dicen que el siempre brillante y despejado cielo azul nos recibe y nos muestra un sendero claro. Quizás tenía razón la persona que usó por primera vez esa frase. Un reclutador de la Cruzada Escarlata había llegado a esa prisión, buscando a presos dispuestos a unirse a la Cruzada Escarlata en busca de redención. Dio la casualidad de que se fijó en Ulrich. ¿Y quién mejor para ser un zelote violento que alguien que ha estado entre la Luz y la oscuridad?

  Era el momento de salir de las sombras y pagar su deuda con la Luz uniéndose a la Cruzada.