Hann

[Shiva 79]

• Nombre del Personaje
  Hann
• Raza
  Humano
• Sexo
  Hombre
• Edad
  25
• Altura
  1 96 cm
• Peso
  87 kg
• Lugar de Nacimiento
  Lordaeron
• Ocupación
  Cruzado
• Descripción Física

  Un muchacho de casi dos metros de altura, musculatura formada, sobretodo en sus brazos, y definida, tez de piel blanca, cabellos cortos y rubios, y ojos azules. De mirada seria y penetrante, a la vez que una voz bastante imponente, concordante quizás con la apariencia severa que le da la armadura de su orden. Tiene una barba que suele recortarse diariamente para mantener un aspecto algo arreglado.

• Descripción Psíquica

  Alegre y pacifico, es un muchacho agradable y dispuesto a ayudar a todos. Tiende a ser amable con conocidos y desconocidos. De todas formas, después de todo lo que paso en su vida, suele dejar de lado estas características de su personalidad para quienes no forman parte de la cruzada o muestran desinterés hacia la luz sagrada, teniendo una devoción inmensa por estas dos, dado que fue su salvación de la muerte, y quien le dio otra oportunidad de sentirse útil en el mundo, por lo cual suele dejar de lado cualquier pensamiento o juicio ético u moral para acatar las ordenes necesarias.

• Ficha Rápida
  No (600 palabras mínimo)
• Historia

  Hann nació en las afueras de la capital del reino humano de Lordaeron, exactamente en la granja de su padre. No eran las tierras mas grandes, ni las mas fértiles, pero tuve prosperidad por muchos años.
  Fue criado sin muchos lujos, pero tampoco podría decirse que le falto nada, por lo que sus primeros recuerdos son los de una vida sencilla y feliz, sin muchas preocupaciones.  Nunca fue ni de cerca el mas listo de sus hermanos como para poder dedicarse a buscar alternativas en el comercio de la granja, ni tampoco se destaco nunca en actividades como la caza o la pesca, que si bien no se dedicaba nadie de su familia a aquello, los mas jóvenes solían practicarlo, soñando con algún día vivir una vida fuera de los campos de nabos, aun así, desde que su cuerpo se lo permitió, siempre ayudo a su padre en las diversas tareas del lugar, a pesar de tener otros campesinos trabajando, el padre de Hann quiso inculcarle desde su mas tierna edad el valor del trabajo duro y el esfuerzo.
  Como muchos de los niños del reino, Hann se crio escuchando las historias de las hazañas de los caballeros de la mano de plata, soñando con algún dia convertirse en un héroe del pueblo y vivir aventuras, hacer el bien y encontrar la gloria. Aun asi, su padre siempre lo bajaba de las nubes, diciéndole que el hijo de un granjero jamás podría aspirar tan alto. Aun asi el niño nunca se dio por vencido.
  Con el pasar de los años, Hann fue creciendo, y su padre envejeciendo, por lo cual se le comenzó a dificultar realizar los distintos viajes a la capital para vender las cosechas, o comprar los diversos materiales que necesitaban en la granja, tarea que pasaría a realizar Hann.
  Y asi lo hizo por varios años, hasta que una noche antes de partir, se decidió que seria el ultimo de sus viajes, tras realizar todas sus tareas, enviaría el carromato de vuelta con todo lo necesario, pero el se quedaría en la capital y se presentaría en la catedral como novicio aspirante a paladin, su sueño de niño parecía encaminarse, si tan solo hubiese sido un tiempo antes.
  Ese mismo dia, comenzó la invasión de la plaga en la capital humana, Hann había oído historias, pero no tenia la idea de la magnitud que tenia este mal. Jamas olvidara la matanza que presencio ante sus ojos, hombres, mujeres y niños muriendo por igual, asesinados por criaturas que parecían sacadas del mas descabellado y terrorífico cuento. Aun asi, gracias a la ayuda del ejercito y junto a un pequeño grupo de otros civiles, consiguió escapar.
  Ya fuera de la capital, lo primero que hizo fue viajar cuan rápido pudo a la granja familiar, para intentar salvar a su familia y alejarse cuanto pudieran del peligro, pero llego tarde. La granja estaba destruida y atestada de no muertos, por lo cual no tuvo otra opción que marcharse, para nunca volver.
  Se mantuvo con distintos grupos de refugiados, viajando de una ciudad a otra, de pueblo en pueblo, alejándose del peligro a medida que se extendia, pero siempre era el mismo destino, todos los lugares tras unas semanas terminaban cayendo.
  Finalmente, en uno de los campamentos, unos emisarios de la cruzada escarlata se presentaron buscando hombres y mujeres dispuestos a luchar en nombre de la luz contra la amenaza que les había quitado todo, Hann ni siquiera lo pensó y se alisto.
  Dio todo en su adiestramiento, entrenando dia y noche para ser el mejor recluta posible, en vano, ya que muchos sabían ya luchar, y el nunca había sostenido mas que un rastrillo dada su vida en la granja, pero al cabo de unos meses, tuvo un progreso considerable. Alli fue cuando le comento a uno de sus superiores lo que había ido a hacer cuando cayo la capital, por lo que este le recomendó como novicio en el camino del paladin, cosa que aceptaron y comenzó a ser instruido en el camino escarlata de la luz. Hann jamás olvido como paso de perderlo todo, a encontrar una nueva vida en la cruzada, de que nada tuviera sentido, a ser parte de un plan para algo superior.
  De todas formas, nada fue color rosa desde ese momento, con el tiempo, el poder y estabilidad de la cruzada comenzo a menguar, los conflictos internos no ayudaban de nada ante la situacion que se daba en el campo de batalla contra los no muertos, donde las derrotas se sucedian una tras otra, perdiendo cada vez mas territorio ante el mal que destruyo su patria, al punto de llegar a hasta el asentamiento donde el joven se encontraba, obligandoles a abandonar el combate y salvarse quienes pudieran.

  Fue así como los sobrevivientes viajaron hacia el reino de Stromgarde, en busca de en primer lugar buscar ayuda para retomar su deber de expulsar a la maldad de su hogar y en segundo, prestar ayuda hacia la Cruzada en lo que necesitase por aquellas tierras.