Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Curly

Kallen Baker

Recommended Posts

imgKallen Baker

 

  • Raza: Humana
  • Sexo: Mujer
  • Edad: 19
  • Altura: 1,71 m
  • Peso: 56
  • Lugar de Nacimiento: Gilneas
  • Ocupación: Mecánica

 

Descripción Física

171 cm de altura y 56 kg de peso, en general definen una constitución de tez pálida y desarrollada. En el rostro de facciones expresivas muestra ojos color miel, nariz discreta, y algunas pecas. De cabello cortado a mechones, el flequillo cubre parcialmente el rostro.

El cuerpo estrecho de delgadas extremidades la hacen verse algo desnutrida, hecho que marca aún más la ligera musculatura. Trazos del tatuaje cubren el lado zurdo del cuerpo.

 

 

 

 


Historia
23 del mes 4, Año 29 d.P

Otra noche más donde se predecía horas rodando sobre el lecho, tratando de recuperar un descanso continuamente quebrado por los puntuales estallidos metálico de la munición disparada en el interior de viviendas o amparados por la penumbra de las callejuelas del distrito central.

Desde el momento en que descubre un nuevo propósito de la almohada sobre el rostro cubriendo el oído, los días se habían vuelto más llevaderos al poder descansar algunas horas, siempre y cuando la perturbación no proviniese de su propia cabeza soñando caer por el borde de la cama o terminar siendo absorbida por la oscura bruma.

Las recomendaciones de Agnés, la tabernera, respecto al confinamiento en casa, no hacía más que incrementar la impaciencia por la larga espera ante el regreso de su padre, quien partió como mecánico naval antes del comienzo del conflicto.

Con la ausencia de su padre y maestro, los encargos en el taller empezaban a acumularse, pues carecía de la suficiente fuerza para poder reparar y alinear el eje metálico de las azadas. Irónicamente, en trabajos más sencillos donde consistía en cambiar el rodamiento de un engranaje, se veía imposibilitada de realizar la entrega al no poder salir de casa.

 

 


17 del mes 6, Año 29 d.P

Desde el hundimiento de la fachada por la cercana explosión tras la intensificación del conflicto, se ve obligada a romper la promesa realizada a la tabernera, pues el hogar había dejado de ser habitable por culpa del boquete en la pared delantera, la cual deja acceso libre a la lluvia y el humo de la pólvora.

Con los planes frustrados en la búsqueda de refugio tras asomarse por la esquina de la calle y percatarse de las fuerzas de ocupación armada custodiando la taberna, la pequeña realiza un desesperado bufido y gira el rostro hacia su destruido hogar, sin saber dónde hallar un nuevo lugar donde poder ocultarse.

En un pestañeo, el agujero producto de un proyectil se forma a un palmo de la esquina donde se ocultaba.

─ ¡La espía, ahí! ─ Vociferó la armada mujer, recargando el fusil mientras compañeros emergían por la puerta de la taberna.

La gélida sensación que escala por la espina dorsal de la pequeña ante la cercanía del proyectil y los gritos la llevan a acuclillarse ocultándose, y actuando por instinto empieza a gatear retrocediendo del lugar. En cuanto alcanza la callejuela que rodea el taller familiar, se incorpora y con desesperación inicia la desbocada carrera, huyendo de las voces que pisan su sombra.

Una, dos, cuatro, ocho, por más calles que cruzara, el olor a pólvora junto a los milicianos en contienda no remitían. Sintiendo la muerte en cada esquina, sin atreverse a mirar las sombras que pisaban sus talones, realiza un quiebro en la carrera y atraviesa los portones de la cercana torre.

En cuanto entra en la solitaria estancia busca de lado a lado un lugar donde esconderse. Sin el suficiente tiempo, en cuanto escucha los pasos y gritos aproximarse a la entrada, con ahogados jadeos y torpeza retoma la carrera ascendiendo por la interminable escalera caracol, sintiendo estar entrando en una ratonera.

Justo cuando se encuentra alcanzando los últimos escalones de la cúspide, un pequeño grito escapa de sus labios al resbalarse y caer de bruces sobre el suelo. Sin comprender que ha ocurrido, el desconcierto se incrementa tras mirarse las manos y encontrarlas bañadas de un líquido carmesí. Anonadada se incorpora mientras observa el gran charco de sangre bañando el suelo a sus pies, goteando por el borde de los escalones.

─ ¡Agáchate, chica! ─ Bramó la voz de un barón

Sorprendida por la apagada voz proveniente de un incierto lugar, se le corta la respiración y salta hacia un lado, despejando el acceso a las escaleras. Los dientes de Kallen rechinan cuando escucha los pasos de los milicianos alcanzarla y poco después el sonido de los fusiles.

Pasado unos instantes, la atemorizada joven entreabre los ojos y mira hacia atrás, esperando encontrarse con diversos agujeros de bala en su cuerpo. La confusión se incrementa cuando en lugar de ello, la armada pareja observan con los ojos completamente abiertos y poco después caen de espaldas, descendiendo aparatosamente diversos escalones.

Aún temblando, la anonadada joven desvía la mirada por la sala, encontrando en la pared opuesta un pequeño compartimento de madera abierta del cual humea la grisácea nube de pólvora. Su respiración se corta cuando en lo que aparenta ser una pared de madera, se forma un rectángulo vertical y la plancha de madera se desliza hacia un lado, poco antes de que un señor con bigote y ceñido chaleco emerja.

─ Medio segundo más y te hago un tercer ojo ─ Exclamó mientras descendía algunos escalones, agarraba de las botas a uno de los milicianos e iniciaba el ascenso arrastrándolo hacia la ventana – Uff… ufff…

El enigmático sujeto deja el cadáver apoyado contra la pared y mira fugazmente a la pequeña quien yace encogida en la pared opuesta.

─ ¿Qué?, ¿piensas ayudar o no? ─ Alzó la palma de una mano acentuando el gesto interrogativo
─ Ah, eh… S-si si ─ Exclamó apresurándose a gatear hasta el lado opuesto del cadáver y agarrarlo.

La contraída mirada asciende al rostro del varón

─ Gra… gracias, por lo de antes…
─ Agradéceselo a tus reflejos, ya estaba estirando del gatillo. ─ Sentenció sin inmutarse, alzando los hombros restando importancia - Vamos a la de tres: Una, dos…

 

 


Año 36 d.P

Los años fueron transcurriendo mientras la larga espera por el regreso de su padre perduraba. Kallen había aprendido una imoprtante lección cuando la guerra civil remite dando paso a una amenaza aún mayor con la maldición worgen: los conflictos formaban parte de Azeroth y debía aprender a convivir con ellos.

A pesar de la destrucción de su hogar, una nueva e inesperada oportunidad termina surgiendo en la gran torre del reloj, descubriendo que no se le daba nada mal reparar los pequeños y complejos dispositivos, El particular hombre que desde entonces da cobijo a la joven, tras descubrir las habilidades mecánicas que dominaba no tarda en hacer uso de estas. Kallen acepta con entusiasmo el trabajo, arrojándose a experimentar con los automatismos, y con los años aprendiendo algunas cosas más de los secretos que oculta el relojero.

Editado por Curly
  • Like 4

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...