[Historia] Edward

ILUSDN · November 4, 2021

Nombre del Personaje
Edward
Raza
Humano
Sexo
Hombre
Edad
22
Altura
1,82
Peso
85
Lugar de Nacimiento
Ventormenta
Ocupación
Mercenario
Descripción Física
En 5 años le creció la barba ( xd)
Descripción física:

Edward es un muchacho de estatura promedio, ronda el metro setenta, es delgado con claros signos de desnutrición y aspecto salvaje. Tiene brazos y piernas largos y manos elegantes pero cubiertas de callos. Su rostro rostro cubierto de suciedad no permite estimar la edad exacta del joven. Sus pómulos son débiles y al igual que sus mejillas, palidas y pegadas al hueso. Tiene ojos enérgicos y desconfiados, de un color celeste brillante que destaca por encima de la suciedad del resto de su rostro. Su cabello desprolijo y cortado de forma despareja es un nido de piojos pelirrojo.

Como únicas posesiones tiene un laúd recientemente robado, la ropa andrajosa que lleva puesta y un trozo de vidrio que utiliza como navaja para defenderse de otros vagabundos.

Actualizada:

Tras 5 años viajando con la compañía roja, un grupo de enanos mercenarios, el joven se ha convertido en un adulto fuerte y sano. Aunque aun conserva su anatomía ectomorfa, se mantiene en buen estado debido al entrenamiento constante.
Descripción Psíquica
Descripción psíquica:

Salvaje, desconfiado de todo el mundo y agresivo cuando se ve arrinconado. No sabe mucho del mundo más que lo poco que recuerda de su niñez y lo que aprendió en las calles. Aunque su naturaleza curiosa a veces sale a la luz, la experiencia la ha enseñado a mantener la distancia de todo aquello que desconoce.

Actualizada:

Recorrer el mundo con la compañía de mercenarios le abrió los ojos a raíz de muchas nuevas experiencias, permitiendo que dejara atrás su personalidad cautelosa, por una mucho más segura de sus propias decisiones.
Ficha Rápida
Si (300 palabras mínimo)
Historia

Edward era el hijo menor de una familia de comerciantes, nació en Ventormenta y gracias a los negocios de su familia, se crió en un ambiente de clase elevada hasta que cumplió los ocho años.

Su educación, hasta entonces, había sido adecuada para un niño de su edad, la cual incluía pasatiempos que pocos pueden permitirse, como la música y el dibujo. Pero todo esto se vio sumido en desgracia cuando su familia falleció durante una travesía en el mar. Poco a poco vio como aquellos allegados, en los que creía que podía confiar, olvidaron que eran amigos de sus padres y se aprovecharon del joven, extrayéndole hasta el último ahorro y dejándolo en el a calle.

Como un animal, tuvo que adaptarse y sobrevivir en aquel nuevo mundo que estaba conociendo. Los primeros años fueron los más difíciles y en más de una ocasión estuvo a punto de morir de hambre o debido a alguna de las palizas que, a diario, le propinaban los guardias cuando no corría suficientemente deprisa luego de meter la mano en el bolsillo ajeno.

Con el tiempo fue aprendiendo a sobrevivir, valiéndose de métodos de los cuales sus padres no hubieran estado orgullosos. Pero Edward aún conservaba, aunque borrosos, los recuerdos de la vida como era antes de que sus padres fallecieran.

Cuando cumplió los dieciséis años, decidió que reharía su vida. Ahorró unas cuantas monedas de cobre y viajo hacia Villadorada creyendo que allí las cosas serían diferentes. Por todos los métodos intento buscar un trabajo en la aldea, pero nadie iba a tomar a un chico harapiento y medio muerto de hambre. No tardó en perder todo su dinero y verse obligado a volver a las calles.

En ese entonces conoció a otro joven de su misma edad que se encontraba en una situación similar a la suya. Edward no habría intentado interactuar con él, por desconfianza, pero el otro muchacho insistió y luego de hablarle de un tesoro, Edward decidió darle una oportunidad.

Pasadas dos noches ya tenían todo planeado. Subirían a por detrás de la taberna, valiéndose de las letrinas y llegarían hasta una ventana del segundo piso que solía estar abierta. Una vez dentro estaría la parte difícil. No debían hacer ruido mientras Edward intentaba forzar la cerradura de un viejo arcón. Mientras tanto el otro muchacho actuaría de campana y lo alertaría si oía ruidos.

Todo parecía estar saliendo a la perfección, pero justo en el instante en que Edward lograba abrir el arcón, su cómplice huyó por la ventana, gritando que había oído voces. Ed oyó los pasos al otro lado de la puerta, pero lo que tenía ante sus ojos llamaba más su atención; Un estuche de laúd. El otro joven estaba en lo correcto, eso era un tesoro.

Antes de que los pasos al otro lado se convirtieran en un ruido metálico de cerraduras, Edward se había arrojado por la ventana con su botín. Pero la mala suerte lo seguía y con el hombro golpeo el marco, causando que el vidrio estallara. Cuando chocó contra el suelo, no solo notó el escozor en sus rodillas y codos por el golpe, sino también una punzada en uno de sus codos.

Por fortuna había mantenido pegado al pecho el laúd y este no había sufrido daño alguno. Decidido a que no le quitarán su nueva posesión, Edward corrió por las calles, colándose en callejones oscuros, saltando vallas y eludiendo patrullas hasta llegar a la conocida inseguridad de los barrios bajos. Ahora, solo debía sacarle provecho a su nueva posesión.

En los barrios bajos llegaría hasta una vieja taberna y allí conocería a diversos individuos que lo ayudarían a salir de su miserable situación. Tras varios días de establecer contacto con ellos finalmente se despediría eternamente agradecido y partiría a la aventura con un grupo de enanos de una pequeña compañía de mercenarios. Cinco años pasaron desde entonces, y aunque al separarse de la compañía no volvió a saber más nada de ellos, aun recuerda sus enseñanzas. Así iniciará nuevamente su aventura en solitario, esperando ver lo que le depare el destino.