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Nashe

Rai'Kan Muerte Eterna - Historia de un aspirante a leyenda

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  • Nombre del Personaje
    Rai'Kan Muerte Eterna
  • Raza
    Orco
  • Sexo
    Hombre
  • Edad
    15
  • Altura
    2,09M
  • Peso
    114KG
  • Lugar de Nacimiento
    Campamento de guerra de Hyjal
  • Ocupación
    Escriba y guerrero del Clan Filoardiente
  • Descripción Física
    (así pero verde y sin un huargo gigante)

    Imagen
    Tiene brazos y piernas largas, manos con dedos largos, flacos y nerviosos, que están todo el rato moviéndose. Tiene el pelo largo y negro como la noche, una nariz grande, cara alargada y ojos grandes de color amarillo. Su cuerpo es de complexión mas o menos delgada, como la de cualquier otro orco de su edad. Tiene la piel verde pálida. Además, tiene varias marcas de golpes en sus manos y espalda.

  • Descripción Psíquica

    Si uno quisiese definir a Rai'Kan en una sola palabra esa sería ambicioso, muy ambicioso, tan ambicioso que muchos lo consideran un loco, pero también es valiente, muy valiente, es tan valiente que muchos consideran que incluso sobrepasa la valentía para volverse un tonto. Toda esta "valentía" y esta "ambición" proviene de que Rai'Kan está firmemente convencido de que él tiene un destino único, es un elegido para volverse un héroe legendario de su pueblo. Él cree que cada palabra, golpe, cabeza cortada por su espada, TODO, va a ser contado alrededor de la hoguera por un anciano algún día. Sus acciones se impulsan siempre por el prestigio, la gloria y el honor, guiado siempre por la idea de que él ha de ser un ejemplo para generaciones posteriores. 

    La historia podría ser considerada una de sus mayores aficiones, pues es gracias a esta que los héroes nacen. Rai'Kan es consciente de que los orcos tienen su historia guardada en la boca y las cabezas de los ancianos, estos ancianos algún día van a morir y , aunque dejen sus conocimientos a los más jóvenes, muchos detalles se van a alterar o directamente van a ser olvidados. Es por esto que él quiere, como parte de su legado legendario como héroe, hacer una gran obra a letra y papel en él que relate la historia de su pueblo desde los días en que vivían en el lejano Draenor con el objetivo de que las próximas generaciones no repitan los terribles errores de sus antepasados.

    En el día a día Rai'Kan es un orco que disfruta de la compañía y la atención de otros, sus temas favoritos de conversación son sin duda las anécdotas y experiencias interesantes de las que uno puede estar orgulloso. Trata con sumo respeto y seriedad a sus mayores, aunque con orcos de su edad es más suelto. Rai'Kan se podría considerar"culto" gracias a su trabajo como escriba. Sabe leer, escribir y hablar el idioma común, tiene buenos conocimientos legales. Es servicial, leal, honrado y no hay nada que desprecie más que a la gente vaga.

  • Ficha Rápida
    No (1000 palabras mínimo)
  • Historia

    Erase una vez, en un campamento de los bosques elfos de Kalimdor, con el barullo de la gran batalla en el Monte Hyjal como ambientación y sonido de fondo, un gran campamento, casi vacío excepto por una tienda lleno de parteras ancianas que ayudaban en todo lo que podían a una orco que daba todo de sí misma para poder dar a luz a un orco con un llanto tan ensordecedor que muchos no conciliaba el sueño y se acercaban armados en los días siguientes, pensando que se trataba de algún demonio que se había colado entre las defensas del campamento. Había nacido un bebé particular. 

    Rai'Kan nació como el hijo de una pareja de guerreros que, nacidos como filoardiente, fueron capturados y mandados a un campo de concentración con muchos otros orcos. Los Muerte Eterna eran orcos que, ante todo, demostraban honor y disciplina, por lo que no dudaron en huir de la corrupción y la locura de sus semejantes filoardiente. Vivieron como fugitivos entre las planicies de Arathi, hasta que finalmente un grupo de exploradores los encontró y capturó. No dudarían ni un segundo el unirse a la rebelión de Thrall el día que este llegó con sus fieles a las puertas de la prisión. Ayudarían en cuanto les sea posible, peleando en el desembarco, en Hyjal, en Durotan y trabajando en Orgrimmar.

    Nuestro héroe entra en la parte de la fundación de Orgrimmar. Viviría una infancia relativamente dura, los Muerte Eterna, siendo orcos sin clan tras la extinción de los filoardiente, estaban solos y se sentían humillados, como si no formasen parte de nada importante, trabajaban únicamente para su supervivencia en las barriadas de Orgrimmar, donde se apiñaba la calaña de la sociedad orca. Siendo apenas un niño Rai'Kan sería obligado a ayudar en todo lo que era capaz su cuerpo joven y pequeño, sus días eran difíciles, pero lo compensaba el hecho de que, cada domingo, cuando la luna estaba en lo alto, los niños de la barriada se juntaban a jugar y gamberrear por todos lados, se sentía libre y feliz. Sin embargo, lo mejor de las noches de domingo no eran los juegos, sino que la hora de los cuentos a manos de Voltran. 
    Voltran era un orco viejo, ya hace mucho se habían apagado sus ojos y sus oídos ya no escuchaban nada, le faltaban los colmillos y apenas podía caminar, estaba medio mal de la cabeza y se enojaba con rapidez. Nadie sabía de donde venía, pero por alguna razón, un anciano había quedado solo en medio de Orgrimmar. Los nenes de la barriada lo conocían bien, pues este cada domingo prendía una hoguera afuera de su casa y esperaba a que llegase toda la chavalada para contar cuentos, fábulas, leyendas y mitos de héroes.
    Rai'Kan quedaba maravillado con estas historias, cada cuento, cada historia, cada relato calaba profundamente en su corazón, estaba enamorado de esos héroes, que nacieron en tiempos donde los orcos eran marrones y no verdes, donde los orcos vivían cazando bestias gigantes y no pastoreando jabalíes, donde los orcos peleaban con gigantescos ogros y no con sucios y tontos jabaespines. Sus hazañas quedaban grabadas en su cabeza y él mismo las imitaba a la hora de sus juegos y, cada vez que había una pelea, él era de los primeros en apuntarse a pesar de que no siempre saliese bien parado. Él estaba convencido de que era El siguiente, El elegido, lo veía en sus ojitos, amarillos y grandes, en su piel paliducha que casi parecía la de un muerto de lo clara que era.

    Su vida cambiaría drásticamente el día en que su padre llegaría tremendamente emocionado y de buen humor a casa, apenas pudiendolo disimular con una seriedad fingida. Un grito casi ensordecedor retumbaría en la chabola:

    .- Todos a la plaza, ¡rápido! 

    Rai'Kan no entendía nada de lo que estaba pasando, pero se sentía feliz porque ir a la plaza le de la ciudad le dejaría faltar a su trabajo del día cargando pesadas piedras y troncos. Al llegar a la plaza, Rai'Kan solo pudo sentirse más confundido, esta estaba llena de orcos que festejaban, cantaban, bailaban y agitaban estandartes con una espada como símbolo, sus padres y sus hermanos más mayores no tardaron ni un segundo en unirse a la juerga. En el medio de todos había una orco vieja a la que Rai'Kan se quedó viendo por su piel marrón, le hacía acordar a los héroes que él admiraba. Nuestra futura leyenda preguntó a su madre, atónito y totalmente confundido:

    .-¿Qué está pasando mamá? ¿Quién es ella? 

    Su madre le sonrió, le dio un beso y le dijo:

    .- Es Azuka, Rai, la jefa de nuestro Clan. 

    A partir de aquel suceso, la vida de Rai'Kan tomaría un nuevo rumbo. El primer gran cambio al que fue sometido nuestro héroe fue el hecho de abandonar la ciudad en la que que creció, jugó, trabajó y forjó su sueño de volverse una leyenda. El día en que tocaba marchar hacia Los Baldíos junto al resto del restaurado Clan Filoardiente, Rai'Kan escapó hacia las barriadas por última vez para despedirse de sus amigos y especialmente de Voltran, al que le prometió que algún día, si es que vive para ese entonces, va a escuchar de él por una gran hazaña, como las que hacen los héroes en los cuentos que él le relata. 

    Tras unas semanas en el Cruce donde fue muchas veces mandando a a trabajar en todo lo que podía, sus padres consideraron que ya era hora de que Rai'Kan empiece a prepararse para la vida. Es por eso que nuestro héroe sería enviado a trabajar para Vraks, un pariente de los Muerte Eterna. 
    Vraks es un orco maduro, por no decir viejo, cuenta canas y muchas veces se queja de dolores de espalda y cintura, es reconocido por los demás por tener una muy buena memoria y un muy mal carácter. Trabaja como escriba para el Clan Filoardiente, y lo que más necesitaba era un asistente, preferiblemente un niño al que pueda mandar a hacer todos los trabajos más manuales. Es por eso que un día tocaría la puerta de los Muerte Eterna para "pedirles prestados" a uno de sus hijos más pequeños para que lo ayuden en su trabajo, y a cambio él "lo haría un hombre". Sus padres aceptaron encantados. 

    Rai'Kan asistiría emocionado a su nuevo trabajo, por fin aprendería cosas importantes, trabajaría directamente para su Clan y no para dones nadie que le pedían que mueva cosas de acá para allá, también por fin pelearía con armas de verdad y no con sus puños o con palos. Las reglas eran claras, Rai'Kan tendría que estar desde el amanecer hasta el atardecer en casa de su empleador, tendría que cumplir su trabajo con responsabilidad y no "mandarse cagadas". Tras su jornada de trabajo, que duraba aproximadamente 10 horas, Rai'Kan sería instruido por su maestro en el manejo de armas y en el combate. 

    Todo eso suena muy bien, más en la práctica nuestro héroe rompería muchas veces la tercera regla, la de no "mandarse cagadas". Una cagada era básicamente cualquier cosa que era molesto para Vraks, ¿un manuscrito mal hecho? cagada, ¿un tintero que se cae y derrama un poco de tinta? cagada ¿una cosa que no le había quedado clara a Rai y por lo tanto no sabía como hacerla? cagada. Las cagadas eran rápidamente corregidas, ya sea con horas extras, trabajos más difíciles, o con duros varazos directos a los nervios de las manos. Rai, aunque ligeramente frustrado y enojado por todo lo que pasaba, simplemente callaba y hacía lo que tenía que hacer, pues consideraba todo su sufrimiento como parte de su "camino a volverse una leyenda"

    Rai se consideró apto para su om'riggor a sus recien cumplidos 14 años, el cual realizó con éxito y volvió a casa con la euforia por las nubes. Ya es un adulto, es un hombre, puede hacer lo que quiera consigo mismo y, aunque sigue trabajando con Vraks, está listo para abandonarlo el día en que una oportunidad de gloria, honor y prestigio llegue hacia él, como invitándolo a forjar su destino.

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