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Elireth

Owen Hark

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  • Nombre del Personaje
    Owen Hark
  • Raza
    Humano
  • Sexo
    Hombre
  • Edad
    40
  • Altura
    1.80
  • Peso
    85kg
  • Lugar de Nacimiento
    Villaverde
  • Ocupación
    Soldado
  • Descripción Física

    Alto y corpulento, su rostro tiene cicatrices de la guerra civil que le han marcado de por vida y su cuerpo tiene cientos de evidencias de que fue una epoca dura, desde agujeros de bala hasta cortes y puñaladas. Su cuerpo esta forjado por las situaciones adversas. Su mandibula es cuadrada y fuerte, sus ojos azules se entrecierran y enfocan hacia el horizonte. Intenta infructuosamente mantener corta su barba pero los dias en el fango y el combate lo hacen casi imposible. SU porte es militar, toda una vida de maniobras le ha hecho imposible evitarlo.

  • Descripción Psíquica

    Leal, valiente y terco, es un militar nato nacido para servir y matar, incluso para él es un destino que odia pero lamentablemente no puede evitar, no esta en sus manos elegir ser un simple leñador como su padre. Sus amigos son su vida, y su escuadra su familia, todo lo que conoce es la vida militar y ha desarrollado fuertes vinculos de honor, y hermandad con quienes forman parte de su grupo cercano. Es al tipo de hombre al que le confiarias tu vida, pero tambien tiene defectos y es que, desde que perdio a su hijo, para él su propia vida vale menos que la de cualquier otro, lo que le ha convertido en un soldado temerario dispuesto a morir en cualquier momento por cumplir un objetivo o salvar a un hermano de armas. La experiencia de combate tambien le ha permitido desarrollar muy bien el conocimiento de la tactica de combate en campo y la estrategia, algo a lo que le da mucho uso cada dia.

  • Capitulo 1-. La supervivencia del más fuerte.

     

    Las fuertes explosiones de morteron retumbaron con estrepitosa fuerza los barracones improvisados que habia formado el ejercito, a solo unos pocos metros de la frontera que delimitaba el puesto avanzado y la «zona muerta» que recorria un par de kilometros en todas las direcciones al rededor del Poblado de Sant Michael. Los artilleros le llamaban asi por que la potencia de los morteros y explosivos habia dejado una enorme costra negrusca y humeante en todos los al rededores y los constantes ataques enemigos habian dejado una centena de cadaveres destrozados por las explosiones en cada pequeño hueco, y cada pequeño recoveco de esa otrora fertil superficie.

     

    Para Owen ese sonido implicaba una rutina compleja que consistia en levantarse lo más rapido posible, tras pocas o ninguna hora de sueño, tomar su casco y su rifle de chispa, y salir corriendo a toda velocidad hasta la tercera linea de trincheras para comenzar a disparar a todo lo que se moviera fuera lo que fuera. Muchos soldados sin embargo comenzaban a sentirse engañosamente seguros de que nada pasaria de la primera o segunda linea e incluso que nada lograria llegar gracias a la artilleria. La seguidilla de explosiones rapidamente estavan a la vista del peloton de tercera linea y rapidamente las rafagas seguidas de disparos al son de un «¡ Fuego !» de algun oficial al mando en la primera linea.

     

    Owen y su hijo Steven habian hecho lo mismo al menos unas cientos de veces esa semana, una y otra vez, comezaban a caer en la normalidad de una rutina que de normal tenia poco. Pero hasta ese momento, solo Owen habia tenido enfrentamientos reales, su hijo por otro lado, habia llegado recientemente al frente y apenas sabia empuñar su rifle correctamente, pero se mostraba fuerte y dispuesto lo que contrario a lo que se podria pensar, no era del agrado de su padre que preferia a su hijo bien lejos del combate a se posible.

     

    «¿Cuanto más crees que dure esta guerra?» - pregunto Steven a su padre, pero este tardo unos minutos en responder. La intensidad de las explosiones le habia hecho dificil interpretar la pregunta, y tuvo que alzar la voz para responder «Al paso que vamos, diria que cuanto todos hayamos muerto y no quede nada por que lucar» esa tetrica respuesta no era unica de un sujeto cansado por la violencia de la guerra y la muerte, si no que parecia ya haberse extendido en todo el peloton. Aun asi, solo él se atrevia a expresarla, probablemente por su cercania al Capitan Jason Olwen, quien dirgia el peloton 6° de infanteria. Tras pasar las horas, las detonaciones terminaron y la alerta acabó, nuevamente regresaban a las barracas para intentar descansar, si es que eso era siquiera posible. Lo cierto es que era inutil, el sueño se habia escapado y Owen decidio permanecer sentado, mirando al cielo lleno de grandes humaredas de otroas batallas en pueblos aledaños en toda la linea Perry.

     

    «Parecen infinitos, como malditas ratas. Salen, luchan, mueren y se repliegan. Luego vuelven a repetir una y otra maldita vez. ¿Acaso son más?, ¿acaso se muiltiplican?» Joshep el artillero del grupo de infanteria siempre se quejaba, se pasaba horas y horas peleando en solitario contra la ventana mientras sus ojos vidriosos e inyectados en sangre por la falta de sueño, se fijaban con ira a la distancia, hacia el bosque.

     

    «¿Por que lo hace?» susurro Steven a su padre «Cada día, cuando regresamos, hace exactamente lo mismo. Observa al bosque y despotrica hasta dormirse» Owen solto un pesado suspiro, dirgiendo la mirada hacia el amargado soldado de la ventana «Dicen que solia ser un leñador», Steven rapidamente interrumpió «¿como tu?» el silencio se hizo evidente durante un momento, pero Owen continuó «Como tu abuelo tambien. La guerra le arrebato su hogar, que habia construido él mismo. Le quito a su familia. Le quito todo por lo que vivir. Lo que vez ahora es solo un avatar de lo que otrora fuera un buen hombre, eso que vez ahora es un ser sin alma dispuesto a matar en venganza para ganarse el derecho a morir y ver a su familia de nuevo.» Steven guardó silencio, sopesando las palabras sin dejar de ver al hombre. Su mente tan joven e inexperta apenas podia imaginar lo que significaba perder todo. «¿Y tu por que luchas?» preguntó de pronto, cuando finalmente pudo articular palabra otra vez.

     

    El silencio se hizo pesado, la mente de Owen parecia tener dificultad para definir sus razones. Su mirada buscó el techo, como si alli hubiera algo escrito que pudiera esclarecer cualquier cosa. Sus labios se movieron para decir palabra, pero no salió nada, finalmente bajo la cabeza mirando a su hijo - «Al principio pensé que lo hacia por mi Reino, pero cuando mate al primer hombre y senti aquella indescriptible sensacion de vacio que la muerte de otro ser humano produce, comprendi que no era por eso que luchaba. Por un tiempo, me senti sin rumbo, culpable incluso. » sus palabras se detuvieron, acompañadas de un fuerte suspiro amargo y luego continuó «Luego la guerra se encrudeció, ya no era una amenaza menor. Atacaron nuestro pueblo y ustedes estaban en peligro, entonces luchaba por ustedes dos. Tu madre y tu son lo más importante para mi. Cuando todo esto llego hasta el punto sin retorno, lo unico que desaba era sacarte de aqui con tu madre, pero no era posible y te aleje. Pero aqui estas, ahora lucho por ti para que vivas y tengas el futuro que yo no tendrpe» Steven le miró, alzando las cejas «No necesito que me cuides, soy un hombre y vengo a luchar a tu lado. Estoy aqui para apoyarte, no puedes proteger a mi madre solo» Owen asintio «y estoy orgulloso de tener un hijo tan valiente, sin embargo, comprende que debes vivir» Steven resoplo, molesto y se puso en pie «Lo hecho, hecho esta. No pretendas cuidarme aqui, concentrate en sobrevivir y yo hare lo mismo» y dicho eso, busco otro espacio en la habitacion donde echarse para tratar de descansar. Owen se limitio a reposar la cabeza contra la pared y cerrar los ojos, probablemente antes de quedarse dormido, volverian a la trinchera.

     

    Su hijo le veia desde la distancia, demacrado, a pesar de que su padre solo tenia treinta y dos años parecia mucho mayor con sendas ojeras, la barba larga sin afeitar y el cabello enmarañado. Sin duda habia nacido parecido a su padre, pero él habia visto muchas más cosas terribles que lo consumian en sus sueños y su dia a dia. En silencio se preguntaba si cuando acabara todo, volverian a ser como antes.

     

    «Probablemente, no...»

     

    Owen despertó bruscamente aferrando el rifle. Miró a todos lados con respiración acelerada, todos dormian. El sudor que corria su frente era evidencia de la tortura que habia pasado en sus pesadillas insesantes. Buscó su bota y bebio agua, estaba seco. Tardó apenas unos minutos en darse cuenta de que algo no estaba bien, volvió a mira a su al rededor buscando a Steven pero ahi estaba dormido sentado contra la pared abrazando su cuerpo para paliar el frio. No habia ocurrido un ataque en todo el dia, la oscuridad en la ventana reflejaba eso pero no podia evitar sentirse extrañado de ese hecho, habian ocurrido ataques constantes todo el mes cada pocas horas. ¿Acaso planeaban algo nuevo?, ¿Acaso se habian rendido?, ¿se habia acabado la guerra?. Esas preguntas pronto se disciparon cuando su razon se hizo cargo de destruir sus crecientes animos, algo como eso jamas ocurriria, solo la opcion de un nuevo ataque masivo era coherente pero era un simple soldado y preocuparse por esas cosas no tenian sentido para él.

     

    Se apretujo bien entre sus brazos, ese tiempo de descanso debia valer la pena. Sus ojos se cerraron, y justo cuando pensó que se habiua relajado, una fuerte explosión retumbo en toda el edificio que funcionaba de barraca. Las bases de madera hicieron un fuerte crack mientras se movia de lado a lado la estructura. Los soldados despertaron a trompicones tomando sus armas y cascos para salir fuera hacia las trincheras. Una seguidilla de potentes explosiones siguieron en suseion, para cuando Owen y su hijo salieron fuera del edificio solo vieron caos. Soldados corriendo de un lado para otro, partes de cuerpo en las calles y otros aun volando por los aires prendidos fuego a medida que nuevas explosiones poderosas movian los simientos de las estructuras del pueblo. «¿Qué hacemos capitan?» pregunto Owen mientras un centenar de soldados buscaba tambien en el capitan respuesta «A las trincheras, a las trincheras » grito una y otra vez el capitan mientras corria a contra corriente del flujo de soldados que parecian huir del epicentro de una de las explosiones.

    Entre el humo, la ceniza y el ruido llegaron a la trinchera donde algunos hombres se mantenian disparando hacia la distancia. Fue al disiparse el humo que vieron la realidad. Un mar de enemigos corrian en direccion a ellos disparando y gritando como fieras salvajes y colericas. Los morteros disparaban pero ya no eran tantos como antaño «! Algo ha pasado con los morteros ¡» grito Jacob, uno de los compañeros recien asignados de Steven mientras disparaba. Owen remitio la misma duda al capitan pero este pareció hacer oidos sordos, se movian de un lado para el otro en la trinchera comunicandose con los mandos que aun quedaban en el sitio, todos parecian igual de confundidos. Los hombres comenzaron a recibir fuego, la primera linea habia caido y la segundo estaba apunto de sufrir el mismo destino. La tension aumentaban, ya llegaban disparos hasta ellos y comenzaban a sufrir bajas.

     

    «Estos bastardos, han logrado atinar a los morteros, ¿como es posible?» se preguntaban unos y otros mientras disparaban a diestra y siniestra. El mando habia ordenado dispara a todo lo que viniera desde las trincheras del frente, amigo o enemigo era indiferente, no habia que retroceder y no se hizo. Quiza por el temor a morir bajo las armas de sus propios mandos o por simple lealtad. Sea como fuere, se mantuvieron estoicos mientras el mundo se venia abajo.

     

    El avance enemigo se detuvo en la segunda linea de trincheras desde donde respondian con intensidad sin igual. Los disparos pasaban rozando las cabezas de la ultima linea de defensa. Owen parecia incredulo ante la situación, tan repentinamente se encontraban en una situacion de vida o muerte, ahora ellos recibian los morteros del enemigo y toda la fuerza de sus armas, ahora ellos serian los exterminados. Habia servido durante años, habia estado codo a codo con su compañero y amigo Jason quien habia ascendido por su gran capacidad de liderazgo y valentia en combate, sabia que él no les dejaria morir de forma absurda pero parecia esta vez paralizado por la escena que veia. Los gritos, el fuego, los heridos, habian sobrepasado su mente y la habian quebrado «Capitan, debemos retroceder, debemos hacer una linea defensiva detras» gritaba Owen y el resto de compañeros cercanos replicaban sin dejar de responder al fuego. Un puñetazo de Owen lo sacó de su trance «Ah, maldita sea, te meteria un tiro pero era lo que necesitaba» vociferó el capitan mirando de mala gana a Owen, habia entrado de nuevo en si «esta linea esta perdida, replieguense hacia la capilla» gritó con fuerza y sono el silbato, todos comenzaron a retroceder, algunos disparaban y otros solo huian a tanta velocidad como podian para caer en el recorrido por tiros a la espalda o balas perdidas. Owen se mantuvo junto a su hijo, un mortero cayo directo en los barracones donde hacia apenas minutos dormian derrumbando todo el edificio y no poco más de un metro frente al edificio cayo otro explosivo matando a diez hombres de una sola vez. Los heridos y muertos en las calles se contaban por cientos. Era una masacre como pocas habia visto en su vida.

     

    Los vidrios de la capilla se convirtieron en puertas cuando Owen salto a travez de uno de ellos y jalo a su hijo dentro. Pronto Jacob y otros seis hombres más entraron. El capitan y el resto nunca llegarón a la capilla, Owen ordenó bloquear las puertas y parapetarse en las ventanas mientras buscaba con sus ojos al Capitan, y lo encotró, su cabeza apenas se reconocia pues una bala habia destrozado la mitad de su cabeza y dejado un enorme hueco en el otrora casco metalico. Los cuerpos de muchos de sus compañeros yacian frente a la capilla tendidos y el fuego enemigo no paraba de golpear contra los muros de piedra del sacro lugar. «Respondan al fuego, no hemos muerto todavia, no se den por vencidos » otro grupo llego, malherido, los pasaron como buenamente pudieron por las ventanas y atendieron detras. Con apenas ocho hombres con capacidad de lucha y siete heridos, dos de ellos muy graves, las posibilidades de sobrevivir eran practicamente nulas.

     

    En el caos de la situación se habia bloqueado, todo parecia irreal por un momento y entonces recibio una palmada en su hombro, giró la cabeza y ahi estaba su hijo y otras quince miradas más esperando a que diera una orden. Owen les miró con sendos ojos abiertos y pupilas dilatas por la adrenalina, miró sus brazos y se dio cuenta de que estaba cubierto de sangre, pero se dio cuenta de que no era suya. Habia carbo en sus manos y su cara. La carrera por la supervivencia se habia hecho muy corta en su mente, sus recuerdos se habian tornado repentinamente turbios, jadeaba con fuerza y veia el terror en los ojos de todos sus compañeros pero sobretodo en su hijo. «Mantengan el fuego, debemos mantenerlos atras, pensaré en algo... maldita sea... pensaré en algo» era lo poco que podia decir pero suficiente para darles algo que hacer, para darles una pequeña esperanza de sobrevivir. Se levantó y comenzo a recorrer el sitio, miraba la estructura de la capilla, no era muy grande pero sabia que solian tener piertas traceras y sotanos, asi que busco las puertezuelas y no tardó mucho en hayarlas, pateó con fuerza hasta que el candado se rompió y encontro una cocina que no muy lejos conectaba con escaleras hacia el sotano. Ese era su boleto de salida. Regresó al frente para avisar a sus compañeros «Encontre una salida» dijo, pero su falta de emocion delato lo que ocurria «¿pero?» digo uno de los hombres «no podremos irnos todos» dijo otro desde una ventana superior al tiempo que disparaba. Las voces apenas se escuchaban entre disparos «Hay un sotano, podemos escapar por ahi pero algunos tendremos que quedarnos para dar cobertura a la salida» dijo mirando a cada uno «Yo me quedaré con aquellos que quieran ser voluntarios de la apertura» Steven rapidamente intervino «y yo» la respuesta de Owen fue contundente «tu lideraras la huida, no se discutirá nada más» la mayoria se veia unos a otros, pero no decia nada «Maldita sea, no me hagan decidir esto tambien » Owen parecia frustrado, ya habia sufrido suficiente, decidir la vida o muerte de sus compañeros era lo que le diferenciaba entre los mandos y él. No queria tener esa carga mental, pero nadie respondió «Maldicion... Steven, tu te iras con Jacob y Joshep tambien irán ustedes» señalando a cada uno individualmente «el resto resistira aqui durante algunos minutos y luego intentaremos salir tambien. Ahora vayan, no pierdan el tiempo » dijo y se posiciono de vuelta en la ventana, los hombres lentamente comenzaron a organizarse y salir, el enemigo avanzaba sin detenerse por las calles frenando apenas por el fuego de respuesta.

     

    Entre disparos y respuesta uno de los que se habia quedaod con Owen recibio un disparo en el pecho, cayo y poco tiempo despues otro de los elegidos para resistir cayo desde la parte superior con un disparo en la frente. Los disparos y el poder de fuego del enemigo les superaba, Owen apenas podia responder con el tiempo suficiente. Inesperadamente Steven aparecio por la puerta tracera «Padre, sal ya maldita sea, vengan aqui» Owen miró incredulo hacia atras, se suponia que ya debia estar lejos. Que debia morir para segurar el escape de su hijo, ahora todo eso se habia ido al carajo. «Maldición Steven, debias irte con el resto» grito impotente, mientras se ponia en pie «Retirada, vamonos de aqui» dijo mientra corria y se unian a él el resto de supervivientes «Dijeron que no nos abandonarian de esta forma» comentó en medio de la carrera el joven muchacho y ciertamente justo en la entrada de los tuneles hacia las catacumbas se encontraban el resto de soldados. La explosion arriba sentenció lo que ocurriria despues, habian destruido las puertas y las botas enemigas chocaban contra las piedras del suelo. El grupo de supervivientes avanzo por los tunes y los primeros disparos se escucharon, el enemigo les pisaba los talones.

     

    El fuego de los fusiles enemgios acabo con dos de los supervivientes que iban detras, y la respuesta fue rapida, disparando contra ellos para detenerlos y poder dispersarse rapidamente por los tuneles «Tengo explosivos» dijo Jacob mientras daba esquinazo, siguiendo las ratas que corrian hacia la salida, su unica guia en la oscuridad. Más disparos llegaban desde atras «¿Suficientes para derrumbar una sección?» pregunto Owel entre jadeos «Sí, suficientes» Jacob hizo amago de sacar los explosivos pero una bala le destrozo el craneo llenado el rostro de Steven de sangre «Hijos de p...» fue lo unico que pudo alcanzar a decir Owen, su hijo se habia quedado paralizado » ! Steven, los explosivos ¡ » gritó y el muchacho reacciono, corriendo detras de su padre mientras hacia amagos para encender la mecha «Ya casi llegamos a la salida, ya casi» Jason, uno de los exploradores del peloton, mantenia la punta siguiendo tambien a las ratas que huian de la abrupta intrusion de humanos en sus dominios. Steven logro encender los explosivos «Lanzalo» ordeno Owen y Steven se dispuso hacerlo, pero una bala le atravezo de lado a lado. El muchacho se quedo en el sitio, mirando incredulo su herida, Owen grito con tanto horror que algunos pensaron que su quijada se habia desencajado. Corrió a toda velocidad hacia su hijo, abrazandolo para cubrirlo de otros disparos, el muchacho lanzó la carga y el resto de compañeros jaló al par inmovilizado hacia fuera. La explosion retumbo el suelo.

     

    Habian logrado escapar.

     

    Cargando a su hijo en brazos, se detuvieron en el bosque a un kilometro de donde habian logrado salir. En la distancia se veia la humareda y el fuego en el pueblo, los disparos aun se escuchaban cerca y las explosiones. Steven hacia sido malherido, pero su herida podia ser tratada, si tan solo no hubiera muerto el sanador en medio de la balasera. No habia nada que hacer, Owen solo veia a su hijo morir mientras trataba de para la hemorragia en su costado inferior. «No ... no te rindas.. mamá te necesita» decia a duras penas, Owen parecia creer que todo era una pesadill «es un sueño.. es solo un sueño... no moriras, es falso... despertaré» repetia una y otra vez mientras las lagrimas salian a mares fusionandose con la sangre, el carbon y sudor que empatucaban su rostro «No... mueras en vano.. mama quiere que vuelvas a casa» el muchacho iba desfalleciendo, algunos aplicaban bebidas alcoholicas en la herida para evitar una infeccion mortal, pero no servia de nada, todos lo sabian «sobrevive... sobrevive... te amo» y dichas estas palabras, el muchacho dejó de respirar. Owen cayo rendido con su rostro pegado al de él, repitiendo que le amaba una y otra vez.

     

    Aquel dia tragico habia perdido más que una batalla. Habia perdido su razon para luchar.

     

    Habia perdido todo lo que valia la pena en su vida.

     

    «¿Realmente sobrevivi aquella noche?» se pregunta desde entonces.

     

     

    Capitulo 2 -. Una muerte honorable.

     

    Habian pasado ya muchos años desde el fatidico día en que su hijo murió y él habia sobrevivido al masivo ataque en la guerra civil. Despues de aquella epoca y tras acabar la guerra, habia vuelto a su vida de leñador en el viejo pueblo de Santa Marta con su esposa. Jamas habia superado la muerte de su hijo, habia traido los restos al pueblo y le habia dado santa sepultura para que estuviera junto a sus ancestros y su familia. Las cosas habian estado en relativa calma aunque seguia teniend pesadillas de los horrores pasados, incluso llegaba a pensar que jamas le abandonarian. Los esfuerzos de su esposa por ayudarle eran en vano e incluso ella habia perdido el brillo de la felicidad tras la muerte de su hijo. Habian engendrado a otro pequeño, años despues y ya sabia caminar, le llamaron Jacon Steven en honor a su hijo y uno de sus compañeros de combate. las Heridas de la guerra eran como escritos inborrables de su memoria grabados a fuego en su piel, pero otra amenaza aparecia en el horizonte, los ferocanidos y su maldicion plagaban el reino y la amenaza podia alcanzarlos a todos. Una cosa era luchar contra hombres y otra distinta contra esas bestias de las que se rumoraba eran tan fuertes como caballos y tan feroces como los propios lobos.

     

    Se habia preparado, tenia armas, y tenia un plan. Pero, si algo habia aprendido ,era que todo plan es bueno hasta que se pone en practica. Mientras se encontraba trabajando en el bosque talando arboles escucho un grito no muy lejos de su posicion. Armado con un hacha, corrió hasta el lugar, vio una mujer tendida con senda mordida en el cuello que la desgarro hasta matarla. Era reciente. Aferro su hacha con fuerza mirando los al rededores, y luego hacia el pueblo. Comenzó a correr agitado, estaban en peligro. Al llegar solo escucho más gritos y disparos, habian llegado las bestias. Mientras corria por las calles del pueblo escucho más gritos y disparos, un hombre volo desde el segundo piso de uno de los edificios quebrando la ventana y cayendo en el suelo retorcido de maneras extrañas. Pocos metros más alla estaba su hogar, la puerta principal estaba rota. Aun contra todo sentido de supervivencia entro solo armado con un hacha, la casa estaba destrozada. Rezaba por que su esposa y su hijo estuvieran en el escondite mientras avanzaba con cautela, el rifle estaba jusnto a un lado de la puerta pero sabia que seria inutil en un combate cerrado.

     

    Cruzó hacia la cocina y se asomó por el portal ligeramente, y alli estaba la bestia, debia medir dos metros y olisqueaba pero no buscaba comida, parecia seguir el rastro de alguien. Lento pero seguro si nariz le llevo a una trampialla... El escondite «Debo desviar su atención de ahi» penso de manera inmediata «pero, ¿como?» la bestia encontro la trampilla y justo cuando se dispuso abrirla, Owen salto hacia la bestia con su hacha, movimiento desesperado y estupido que solo le trajo como respuesta un movimiento sobrehumano de la bestia que golpeo con su garra el hacha rompiendola en pedazos y lanzando a Owen contra la mesa. En su desesperación, tomo el arma que siempre llevaba en su cinto y la disparo.

     

    La bestia se detuvo lentamente hasta caer a un lado. El golpe le habia reventado al menos cuatro costillas. El daño interno era tan intenso que apenas podia respirar. Ahi, sobre la destrozada mesa, miraba hacia la trampilla pensando que al menos habia salvado a su familia. Ahora podria reunirse con su hijo.

     

    Miró el arma, no podria recargarla, necesitaria ambas manos para eso y ya no podia levantarse para buscar el rifle y dar fin a su vida «¡ Emilia !» grito «Es seguro... sal» dijo, la mujer se tomo su tiempo, pero suavemente salio del escondite y corrio hacia él para socorrerlo «estas heridos... oh..» y pronto vio la mordida «Por la luz... no, ¡ no !» Owen hizo un amago para silenciarla «atraeras a los demas, tranquila, ¿sí?, lo importante es que ustedes estan bien» su respiracion era más acelerada «escuchame, en la entrada esta el rifle, traemelo por favor» su esposa le miró incredula «¿Que haras?» el la miró con estoicidad «lo que debo hacer para mantenerlas a salvo» ella le abrazo con fuerza «no lo permitiré, prefiero morir a tu lado» el la empujo como buenamente pudo «Jacob te necesita, depende de ti. Mantenlo a salvo. No me lleves la contraria, es lo que debemos hacer. Ningun hijo mio morira de nuevo» ella, se paro, limpiandose las lagrimas. Fue a la otra habiacion y trajo de vuelta el rifle, dejandolo caer a un lado de Owen «no pienses que lo haré yo... no puedo» él sonrió «Lo se... por que me amas, y yo te amo a ti. Vuelve al refugio. No salgas hasta que pasen tres días por lo menos» ella le miró y parecio que un siglo pasaba antes de despedirce y volver al agujero.

     

    Owen tomó el rifle, colocandolo de tal forma que apuntara a la entrada «Asi acaba esta historia, hijo. Pronto nos encontraremos» y dispuesto accionar el gatillo ante la aparicion de otra bestia, el dolor fue tan brusco y repentino que no puedo evitar colapsar, Se desmayo.

     

    Se encontraba de pronto en una villa, un lugar perfecto y hermoso lleno de luz y arboles frutales. Su hijo Steven y su pequeñoi hermano jugaban juntos. Steven se puso en pie, como si le esperara. «¿He muerto?» se preguntaba Olwen, pero Steven como si leyera su mente, le contesto «No, no has muerto. Ni debes morir aun, mi madre y mi hermano te necesitan. Una mordida no puede detenerte padre. No debes rendirte ahora» Owen le miraba incredulo, no entendia que ocurria, pero su hijo estaba en frente. Le abrazó con fuerza «debo protegerlos. Debo acabar con mi vida para evitar ser un peligro para ellos» Steven le devolvio el abrazo y le palmeó «Entonces vete, y cuidales desde la distancia» Owen no podia saber si era su mente la que hablaba o realmente su hijo, pero no podia negarse a él. Al dolor que sentia en su alma al verlo alli, vivo «yo... lo intentaré» dijo con lagrimas en los ojos, su hijo se separo y la luz brillante fue tan intensa que lo segó, entonces las luces se apagaron.

     

    Tres días despues, Emilia salió del escondite. El rifle y su marido ya no estaban, solo el cuerpo putrido de un Ferocanido muerto. El destino de su esposo desde entonces, fue un misterio total.

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