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Thala

Danna Borrow

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  • Nombre
    Danna Borrow
  • Raza
    Humano
  • Sexo
    Hombre
  • Edad
    42
  • Altura
    1,83
  • Peso
    75
  • Lugar de Nacimiento
    Brian
  • Ocupación
    Arcabucero de la mesnada del Conde Chanthin
  • Descripción Física

    Danna es un hombre adulto, de constitución estándar pero alto. Lleva una barba desarreglada que únicamente se molesta en afeitar o recortar cuando esta crece por encima de lo indecente y sabe que esta jugando con fuego antes de que sus superiores le llamen la atención. A pesar de no haber alcanzado aun la cuarentena, ya tiene diversas y visibles canas, tanto en la barba como en el pelo.

  • Descripción Psíquica

    Danna es adicto a los juegos, es un echo. Dardos, cuchillos, dados, cartas, hasta un simple "veo veo" puede ser suficiente para el como para apostar sobre su resultado. Tramposo, y mentiroso cuando le interesa. No le gusta esforzarse, y pocas personas son capaces de ganarse su lealtad, siendo la mayoría meros compañeros, entretenimientos o victimas de sus trampas. Le gusta relajarse y escabullirse de sus deberes siempre que puede, y aun que cree en la luz, no es aficionado a las misas ni a los ritos religiosos lo más minimo. Considera a los huargens poco más que monstruos y bestias que deberian ser utilizados en trabajos forzados o como meros muros de carne en la guerra hasta que todos y cada uno de ellos estén muertos. ¿Quien demonios quiere pasar su tiempo con un monstruo asesino y sin raciocinio? Jamás te puedes fiar de un huargen, sin importar en que forma este.

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Un sonido familiar, los dados ruedan sobre la mesa,y durante los momentos donde estos bailan y ruedan, el destino de un hombre puede quedar totalmente suspendido a la merced del destino y la suerte, en especial cuando las apuestas se juegan fuerte, ¿Pero acaso no es esa la emoción? ¿Saber que puedes perderlo o ganarlo todo en un único segundo? Esa ansiedad dulce, ese dolor opresor en el pecho, si hay una mejor sensación en el mundo, Dama desde luego no la conoce, sin embargo, solo un necio dejaría al destino y a la suerte sin un poco de ayuda extera, ¿No crees?

Con la mitad del sueldo del pobre recluta que tiene ante el, se apresura a guardar sus nuevas ganancias, y más se apresura a guardar los dados trucados. “No te preocupes chaval, seguro que en las cartas tienes más suerte” Ofrece, viperino y amable a partes iguales, totalmente dispuesto a sangrar a cualquiera que esté dispuesto a jugar fuerte en lugar de retirarse a su catre.

Natural de Biran, una pequeña aldea cercana a Pragi, al Sur de Gilneas, Danna jamás fue el orgullo de sus padres, ya desde joven parecía sentir desdeño por el trabajo, fuese duro o plácido. Su padre manejaba un pequeño servicio de mensajería, en el que Danna estaba obligado a trabajar, perdiendo, tirando, o volviendo de sus repartos con excusas como “No se encuentra en casa” sin siquiera haber ido a visitar a los destinatarios en muchas ocasiones. Pero al menos, la exigua retribución era más que suficiente para desperdiciarla en juegos de dados, cartas, dardos.. Cualquier juega esa suficientemente bueno como para apostar sobre su resultado, aunque pocos jugadores honestos quedaban en esos lares, duros rivales, tramposos consumados y unos maestros estupendos.

Su madre, por otro lado, se encarga únicamente de las labores del hogar, una despreciable en opinión de Denna, sin fuerza de voluntad, entrega o simples ganas de vivir. ¿Como nadie puede contentarse con simplemente limpiar y cocinar? Pero la realidad, es que toda la animadversión que sentía hacia su madre era por culpa de su madre. Su abuela había sido una bruja de la cosecha, o eso aseguraba Martha, sin embargo, murió cuando aún era muy joven y ella se reinstauró con la civilización a muy temprana edad, sin llegar a proseguir el legado familiar, en honor a esa abuela decidió el nombre de su hijo, pues según ella “Danna” significaba “Esperanza” en gilnea antiguo.  Sin embargo, ni durante su niñez, ni conforme fue creciendo, esa excusa parecía servir de para evitar las constantes burlas y bromas dolientes, pues a opiniones generales “tenía nombre de chica”.

El tiempo pasó, el joven se convirtió en adulto y la vida continuó su curso. Martha murió de enfermedad, lo que parecía ser un simple resfriado terminó ahogando a la mujer mientras dormía, mientras que su padre murió en un accidente en mitad de una entrega sobre el que las autoridades dieron muy pocos detalles, sin embargo ni si quiera se pudo recuperar y enterrar su cuerpo. 

Ahora, dueño del negocio familiar, solo podía hacer una cosa, utilizar toda la herencia de su familia y el negocio de su padre para subir sus apuestas. Sin embargo, una serie de catastróficas desdichas, mala suerte y mejores tramposos que el, culminaron con la perdida de todo cuanto sus padre había trabajado toda su vina por conseguir, y en cuestión de un par de años, hasta el propio negocio y la casa familiar perdió en sus constantes apuestas, deudas y prestamos.

¿Dónde puede un hombre adulto, sin ningún talento claramente palpable más que un buen manejo de manos acudir cuando no tiene nada más? Solo había una respuesta, el ejército gilneano.

A pesar de que las peleas callejeras y los tumultos en los bares no le eran desconocidos, la idea de plantarse en el frente, sujetando una pica, una espada o un escudo para intercambiar tajos con la luz sabe que, no era una idea que le entusiasmase lo más mínimo, y poco placer encontraba en encender mechas y sufrir el estruendo de cañones y morteros, pero los arcabuceros.. Ah, bendito arcabuz, el peso del arma en sus manos era, cuanto menos agradable, le ofrecía una sensación de seguridad inmensa, y le encantaba el aspecto amenazador con el que se veía a sí mismo en uniforme.

No es trabajo agradable, y su desidia por el esfuerzo le hizo estar varias a veces a punto de desistir durante la instrucción básica, ¿pero dónde podría ir si no? Sin embargo, no fue la idea de comida y cama lo que le hizo mantenerse entre las filas de las mesnadas del Conde Chanthin, sino la remesa constante de jóvenes, ávidos de gloria, ignorantes de todo lo que un hombre de calle debería conocer, siempre dispuestos a demostrar su valía, de no achantarse ante los retos, ni por supuesto, de los juegos con pequeñas apuestas.

Y así pasó sus primeros años, hasta que la costumbre se hizo desidia, y la desidia, en conformismo. Cada noche una réplica de la anterior. Un dia de marcha, un día de entrenamiento, un día de dolor de cabeza por el estruendo de los arcabuces. Una noche lanzando cuchillos, una noche lanzando dados, una noche jugando a las cartas.

Cualquier buen tramposo sabe que no debe ganar siempre, o la trampa se hace evidente, pero aún más importante.. los jóvenes deben creer que pueden ganar, y a veces..es mejor dejar que el destino decida, arruinarse de vez en cuando para que nuevas presas acudan, hambrientas de diversión y dinero fácil.

Casi era un trabajo perfecto, de no ser por que al final, todo soldado es enviado al frente.

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