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Taendris

Billy Landon

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  • Nombre del Personaje
    Billy Landon
  • Raza
    Humano
  • Sexo
    Hombre
  • Edad
    21
  • Altura
    179cm
  • Peso
    67kg
  • Lugar de Nacimiento
    Bahía del Botín
  • Ocupación
    Actualmente desempleado
  • Descripción Física

    Un joven de mirada alegre y vivaz con unos ojos de un tono castaño oscuro al igual que su pelo, que es corto y bien peinado hacía atrás, dejando los laterales de su cabeza. Unas cejas alargadas y gruesas estilizada como su mostacho. Es un chico alto, poco musculoso, no parece haber sido nunca entrenado para combatir y tanto como su condición física como su nula maestría con la espada lo demuestran. Viste con ropajes sencillos, pero en su piel lleva tatuajes que podrían parecer objetos aleatorios cubriendo la totalidad de sus dos brazos más uno que cubre su cuello.

     

    india-jones-indiajones-01.jpg

  • Descripción Psíquica

    Billy es un chaval trabajador, se esfuerza en las cosas que tiene que hacer, pero suele sobrarse cuando lleva cierto tiempo por lo que a veces puede llegar a incumplir ciertas normas para encontrar una forma más rápida de lo que tiene que hacer. Le gusta tomarse las malas situaciones a risa, pues así consigue evitar sentirse mal, pero eso hace que huya de los problemas. Además, le gusta guardar los buenos recuerdos en algún sitio, por eso está tan tatuado, para recordar.

     

     

  • Ficha Rápida
    No (1000 palabras mínimo)
  • Historia

    Bahía del Botín nunca fue un lugar para que creciera un niño, demasiados hombres peligrosos con cero escrúpulos, capaces de asesinar a cualquier hijo. Sin embargo, ahí es donde nació Billy Landon, criado mayormente en su casa por el miedo de sus padres a que le ocurra algo al pobre niño. Solía distraerse ayudando a su madre con las tareas de la casa o dibujando  cualquier cosa que se le pasaba por la cabeza. Pocas veces veía a su padre, ya que el duro trabajo de marinero que llevaba no le permitía pasar mucho tiempo en casa.

    No fue hasta sus catorce años cuando conseguiría esa libertad que tanto necesitaba, empezando a trabajar en una pequeña sastrería con una pareja de goblin que necesitaban ayuda con los telares y las ventas ya que estaban en una edad muy avanzada. Trabajó un par de meses hasta que en un accidente ardió la casa de los goblin, con ellos dentro. Poco después el padre de Billy volvió con la mala noticia de que había sido despedido, aunque no dio ninguna explicación sobre eso.

    Fue un momento complicado, habían surgido rumores de que Billy había sido el causante del incendio para poder robar a los dueños de la sastrería, aunque la realidad es que no fue así, ya que él estaba de tabernas aquella noche. Con la falta de dinero que había en casa, Billy abrió su propio negocio junto a su mejor amigo Jim; una barbería. Al principio no habían muchos clientes, pero conseguían ganar lo suficiente para alimentar a sus familias. Con el paso del tiempo ganaron fama en su calle, consiguieron varios clientes habituales. Aunque no fuesen los mejores barberos tenían buenos precios y eso sumaba puntos.

    Un par de años más tarde, su padre decía que había encontrado otro trabajo pero todavía mantenía ese secretismo, además de que volvía cada día con distintas heridas y una buena suma de dinero. Los problemas ya no estaban, o eso parecía.

    Semanas más tarde Jim apareció muerto, colgando de una farola con una extraña marca en el pecho, era un simple círculo con una equis en medio. Parecía que la desgracia seguía a Landon allá a donde iba, cada persona a la que tenía cariño acababa muerta en extrañas circunstancias. Eso le llevo a entrar en un estado de paranoia extraño: pocas veces salía de su casa, le parecía ver ese símbolo en cada lugar que visitaba, hasta le parecía que le vigilaban por la noche.

    Cierta noche, el padre llegó por la puerta ensangrentado como un cerdo, con esa misma marca en el pecho, la misma que tenía Jim. Se tambaleó hasta la silla, jadeando por la falta de aire. Aunque su hijo intentó sanar sus heridas, parecía ser que estaba envenenado por algo bastante potente, y eso acabó con la vida del padre, sin poder mediar palabras. Pocos días más tarde se celebraría el entierro, ahí solo asistieron tres personas: Billy, su madre y un señor ajeno a esas dos personas, oculto con una capucha que simplemente se limitó a entregarle un pequeño sobre al joven Landon.

     

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    "Serás el siguiente"

     

    Acompañado del mismo símbolo encontrado previamente. Pasó noches sin dormir, en vela esperando a que alguien llegase cada noche a asesinarle mientras duerme, no parecía haber un motivo claro de por qué alguien iría a por Billy, nunca había molestado a nadie, no se había metido con mafias o grupos de criminales, era un simple trabajador. Siguió manteniéndose despierto muchas noches, durante semanas, meses, incluso un año entero esperando el momento, pero nunca llegaba. Nadie se le apareció nunca. Con el tiempo se atrevió a salir más veces de su hogar, y un día conoció a Sklinter, un viejo tatuador reconocido en la Bahía, alto, fuerte, cualquiera diría que la única piel visible de su cuerpo son sus manos, pies y cabeza, ya que el resto estaba tatuado de cuello a tobillos. Entablaron una amistosa conversación en la taberna que se conocieron y forjaron una buena relación, que con el tiempo podría decirse que es algo paternal. Sklinter contrató a Billy para que le ayudase con los clientes, le enseñó a tatuar y le tatuó. Su primer tatuaje fue ese círculo con una equis en el centro, justo en el dorso de su mano izquierda, para recordar que debe estar alerta, aunque parezca que se ha acabado el peligro.

    Con los años, tatuarse se convirtió en un ritual para Landon, comenzó a llenar su cuerpo de memorias para no olvidar, como la cuchilla de un barbero o las flores que colocó en la tumba de su padre. Ya había cumplido 21 años, ya tenía  sus brazos e incluido el cuello tatuados, llenos de objetos que podrían considerarse aleatorios a ojos de alguien que no conozca su historia.

    Al llegar de trabajar a su casa, estaba todo tranquilo, o eso aparentaba. Su madre, Johana, ya estaba durmiendo y todas las velas estaban apagadas exceptuando la más cercana a la entrada. Antes de prepararse para ir a su catre, Billy decidió mirarse en el pequeño espejo que había comprado gracias a sus ahorros, pues se había golpeado accidentalmente en la parte inferior del ojo con la esquina de un mueble al tropezar horas antes. El caso es que gracias a comprobar eso, pudo ver como justo detrás de la puerta asomaba una sombra extraña a través del reflejo. Por instinto decidió girarse lentamente, se acercó sigilosamente, agarrando en el trayecto hasta la puerta el objeto más contundente que encontró que en ese momento fue un rodillo de cocina y puso la mano izquierda en el pomo de la puerta y la cerró revelando la sombra que estaba siendo proyectada era producida por un abrigo. Simplemente suspiró aliviado, pero cuando fue a darse la vuelta alguien le golpeo con una porra, empujándole hacía la mesa. Un hombre encapuchado estaba sobre él, le agarro del cuello de la camisa para levantarle y tirarle de nuevo al suelo, jactándose y burlándose de esta presa fácil, le atizaba con la porra, le daba patadas o le insultaba. Finalmente, el matón sacó un puñal de ébano listo para clavárselo en el pecho al pobre chico, pero por la espalda del asesino, Johana golpeó con un rodillo en la parte trasera de la cabeza, noqueando al hombre.

    Por puro instinto, su madre le quito la capucha a esa persona, aunque resultaba ser un desconocido para ambos. Tras eso corrió a ver cómo se encontraba su hijo, pero parecía que iba a sobrevivir la brutal paliza. Tras unos rápidos primeros auxilios, Billy consiguió recobrar totalmente el sentido, pero para cuando ambos se dieron cuenta, el asesino había conseguido escapar.

    A la mañana siguiente la madre fue a ver a un retratista para conseguir un retrato del hombre que vieron, mientras que el chico fue en busca de un mercenario, uno que pudiese permitirse con su salario. No parecía haber mucha gente dispuesta a encontrar a ese extraño, pero finalmente encontró a alguien que podía permitirse: su nombre era Benedict Garthside, y aunque no parecía muy cuerdo, parecía capaz de cumplir con su trabajo.

     

    (Lo ocurrido más adelante se vería en eventos on-rol)

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