Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Lady Soup

[Historia] Amberly Torchwood

Recommended Posts

Amberly Torchwood

 

DATOS BÁSICOS

Nombre del Personaje: Amberly Torchwood
Raza: Humana
Sexo: Mujer
Edad: 20 años
Altura: 1'74 m
Peso: 59 kg
Lugar de Nacimiento: Tarlanas
Ocupación: Cazadora de Brujas


DESCRIPCIÓN FÍSICA

Su cabello es de un rubio blanquecino que se detiene a la altura del cuello, sus ojos de un inusual color rojo. La piel que la cubre, de un tono vagamente oscuro, contrasta bastante con el resto de facciones —por lo general bastante afiladas y marcadas—.

Su cuerpo, fibroso y esbelto por los años y experiencias al servicio de su profesión, está cubierto por cicatrices y marcas que, normalmente, yacen tapadas por su recargada ropa —la cual oculta armas y utensilios en los lugares más inesperados—.

 

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Amberly es una mujer con una fé ciega en la luz como concepto. Pragmática, fría y serena, es alguien que no tiene miedo a hacer lo necesario para completar su misión, sin apego por nada ni nadie. Ni siquiera ella misma.

Considerándose un mal necesario que colabora, incesablemente, a mejorar el mundo en el que vive. Alguien que, aunque admite que las atrocidades que realiza en nombre de la luz están mal, no se arrepiente de ellas. Todo, a, a fin de cuentas, es por un bien mayor.

 

HISTORIA

Nativa del poblado de Tarlanas, una pequeña comunidad al este de las Montañas Crestagrana, Amberly nació en una familia de cazadores que abastecía, por medio del trueque, a su aldea. Se crió en la tradición familiar desde bien pequeña, y colaboró en algunas cacerías tan pronto llegó a la edad de los seis años.

Desgraciadamente, cuando un grupo de bandidos y herejes atacó esas tierras, de poco sirvieron todos los años de trabajo para defender el lugar. La fuerza enemiga arrasó con cada casa, silo y establo hasta reducirlos a cenizas. Si esta chica se salvó, aparte de por contar con mucha suerte, fue por que su padre y madre dieron la vida por ello.

Eventualmente rescatada por las fuerzas de la Iglesia de la luz, y portada a la abadía de Canterville para que se encargarán de ella. Fue instruida y adoctrinada durante años usando la pena y venganza como catalizador para su fé. Tras todo lo vivido, con experiencias que la atormentaban —y, hoy en día, atormentan— en sus sueños, servir a la luz fue su vía de escape.

Con la edad apropiada —aproximadamente los dieciséis años— entró al servicio de la Inquisición como una cazadora de brujas. Un instrumento de la inquisición con el solo propósito de cazar y exterminar herejes. Ese trabajo, con el cual sigue a día de hoy, es lo único que la mantiene cuerda.

A las órdenes de la Inquisidora Torreardiente, se trasladó los pasados días a Villadorada para su nueva y sacra misión.

 

Diario de Amberly Torchwood, décimo-octavo día de noviembre. Trigésimo-primer año de la apertura del portal.

Hace frío.

El paso de las montañas rumbo a la abadía de Villadorada, no es uno de los lugares que más me agradan. Los precipicios son marcados, las rocas, inestables. Muy expuesto a los depredadores desde arriba, a los enemigos por delante y atrás, y a los elementos en el lado del vacío.

Una ventisca, fácilmente, podría sacarnos del camino. Una lluvia hacer todo el ascenso por la montaña inútil ¿Y un simple calor de verano? —problema que evidentemente no tenemos— Dejaría a los caballos tan exhaustos que no servirían para el transporte.

No sería un mal lugar para tender una emboscada, eso puedo dárselo al paso. Yo lo haría. Cualquiera, con dos dedos de frente, lo haría. No hay camino de huida más que seguir adelante o atrás. Era lo ideal.

Ya llevamos varios días aquí y la noche empieza a caer. He hablado con trece, yo me encargaré de la guardia hoy, debo repasar mi equipamiento. Quien sabe lo que nos deparará el camino.


Diario de Amberly Torchwood, vigésimo-primer día de noviembre. Trigésimo-primer año de la apertura del portal.

Al fin algo de calma.

Finalizamos el descenso hace unas pocas horas. La calma de las praderas al pie de la montaña me inquieta. Trece dice que no es nada, pero yo desconfío. Hay algo raro ahí, una cosa que no me cuadra, pero no se que es.

Restan pocos días para llegar a la abadía. Semana y media a caballo como mucho, una vez lleguemos obtendré un nuevo propósito, una meta.

Mentiría si dijera que no lo ansiaba. Servir a la iglesia era, literalmente, mi vida. Esos periodos en los que no sabía lo que me esperaba, la incertidumbre, no me gustaban lo más mínimo.

De nuevo guardia nocturna. Cuando ella duerma me encargaré de investigar un poco la zona, definitivamente algo no me cuadra. Por el momento esperaré.


Diario de Amberly Torchwood, vigésimo-segundo día de noviembre. Trigésimo-primer año de la apertura del portal.

Descubrí el aquello que me daba mala espina.

Una criatura, una bestia de proporciones innombrables con la apariencia de un lobo nos acechaba, quien sabe desde cuando.

Sus ojos, de un tono amarillento, resaltaron entre la maleza nada más me puse a mirar los alrededores. Era una bestia peligrosa, una que nos habría devorado nada más hubiéramos bajado la guardia. Hice bien en desconfiar, como siempre, y por eso estoy viva.

Trece tuvo la suerte de estar advertida y, cuando empezó a haber algo de ruido, no tardó en despertarse y ayudarme a acabar con la bestia. Como estoy en este momento escribiendo esto, se puede asumir que lo logramos.

Me llevé algunos rasguños, evidentemente, pero nada que no supimos tratar en la tienda. Quizás necesite algo más al llegar a la abadía, pero por el momento aguantaré de una misma pieza —que no es lo mismo que puede decir aquel ser—.

Sus pieles, despellejadas esta misma mañana, fueron una buena adición a nuestro equipaje. La piel del animal era dura, y haría un buen servicio a los hermanos de la abadía.

Ella ha insistido en encargarse los días venideros de la guardia. Me gusta como se preocupa por mi y… No puedo evitar darle la razón al respecto, así que descansaré. No puse objeciones ni comentarios.


Diario de Amberly Torchwood, vigésimo-cuarto día de noviembre. Trigésimo-primer año de la apertura del portal.

La abadía de Villadorada no queda muy lejos. Puedo ver sus luces al otro lado del valle por la noche. Pronto llegaremos y con ello un mejor descanso.

Realmente siempre he odiado la cama, el raso siempre ha sido mi preferencia. Más seguro, con la posibilidad de notar en las vibraciones de la tierra si algo se acerca.

Me pregunto si nos ofrecerán una alcoba o, por lo contrario, nos las apañaremos como podamos. Hace mucho que no piso el lugar, casi tres años, me pregunto cuánto habrá cambiado. Espero que no mucho.

Sea como fuere, en nada partiremos y descubriremos lo que nos aguarda. No voy a mentir, estoy algo emocionada.

Mi herida duele más que cuando me la hice. Normal casi, cuando se enfrían se suelen sentir peor. Aguantaré, por supuesto; siempre lo he hecho, pero en definitiva necesito asistencia. Creo que las garras de la bestia tenían algo, y ese algo se quedó en mi en el desgarro, puede; puede que esté infectada, espero que no.

Editado por Lady Soup
  • Like 1

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...