Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
TitoBryan

Judith Joorvanssen

Recommended Posts

  • Nombre del Personaje
    Judith Skargard
  • Raza
    Humano
  • Sexo
    Mujer
  • Edad
    24
  • Altura
    1'73
  • Peso
    64
  • Lugar de Nacimiento
    Poblado Montañes(Laderas de Trabalomas)
  • Ocupación
    Escudo a sueldo/ Mercenaria - Aventurera
  • Descripción Física

    Brrrr.jpg?width=208&height=300

Judith, una de las más bonitas rosas que un guerrero a podido dar a luz, pero una rosa esta repleta de espinas. 

Tez blanca y fina. Su pelo fue tintado por la noche al nacer, adoptando así un tono oscuro intenso y brillante . Su fría e intimidante mirada fue teñida por el mar, cual le hizo adoptar el más bonito de los azules. Así mismo, al igual que cada característica fue dotada de un don, su cuerpo y rostro fueron encarnados en el estado más puro de la belleza y rudeza. Pero no fue el toque final del herrero celestial que forjó su carácter y le otorgó el don de la furia y fuerza, y así como la dama le otorgó el don de la seducción.

Porta cotidianamente tonos verdes o azules, de cuero. Pantalones largos y botas, a poder ser guantes y capa pues de donde es el frió desgarra donde haya carne. Si va a pelear, llevaría su jubón de cuero el cual la cuerda de un arco atraviesa diagonalmente su pecho, un escudo a su izquierda y una espada corta a la derecha, en su vaina, en las botas, algo oculta: una daga forjada por el herrero del pueblo. 

 

  • Descripción Psíquica

    Es una guerrera, solo piensa en eso: Pelear. Ignora todo lo demás y si es necesario también ignorará los sentimientos. Aunque eso ultimo la mayoría de las veces es el motor de sus acciones.

    No muestra sentimientos, a nadie y pocas veces confía en las personas.

  •  
  • Historia Completa (1000 palabras)

     

     

    Judith Joorvanssen nació para una finalidad: Luchar. 

    Las damas de honor le repugnaban, "eran débiles". Pensaba, a ellá lo que le entusiasmaba era la pelea, miraba cientos de horas a los guerreros del poblado pelear: A puño, a espada a hacha o cualquier otra arma. Soñaba con algún día ser escudera. Presenciaba toda y cada una de las sentencias por herejías o crímenes pues sabía que en algún momento de su vida ellá lo haría.

    Ya desde pequeña iba con los chicos del poblado, los tentaba. Buscaba batirse en duelos uno a uno. Por lógica siempre perdía aunque sus compañeros la admiraban por la ferocidad y determinación con la que peleaba pues no se rendía hasta que no había riesgo de muerte, y muchas veces tendía a sobrellevar el limite con tal de vencer, pero perecía. 

    "Deberías aprender a cocinar, a lavar, a labrar la tierra. No estas hecha para la lucha" Decía su padre, pero ellá lo ignoraba pues su deseo era pelear. 

    Ya en su adolescencia, con el cuerpo cual ya daba leves indicaciones de la belleza que estaba adoptando la muchacha. El deseo aumentaba, por lo que pocas veces salía del cuartel. Incluso, algunos de los soldados le daban una espada y escudo y se batían en duelo, pero no ganaba. A veces era pateada hasta el extremo de dejarla inconsciente, pero ella persistía. 

    Siempre recordará cuando su padre salió de su habitación con una espada y un escudo y le dijo "Si vas a pelear, será mejor que sepas hacerlo". Por lo que ella y su padre se encarnaban en duelos salvajes por la victoria. Al principio, como siempre, Judith era vapuleada por su padre el cual era distinguido por ser un maestro en la espada y escudo. Pero eso a ella no le infundía temor como a los otros chicos del poblado: Al contrario, buscaba vencerle para ganarse un nombre.

    Ahora los chcios ya no peleaban con ellá, en su lugar le enviaban cartas de amor o se presentaban ante la casa de su padre con un ramo de rosas. Pero ninguno era digno, y ya no valían para el combate pues los entrenamientos diarios con su padre la habían fortalecido y habían dado determinación en su forma de pelear. 

    Un día, mientras Judith entrenaba con los soldados en el cuartel donde aún era aceptada como combatiente, entró un muchacho. Alto, robusto pero calibrado con su cuerpo adolescente. Tenía los ojos verdosos, tez blanca, era atractivo pero no era su punto fuerte. Su punto era la agilidad con el hacha y espada. 

    - ¿Quien es? -Preguntaba Judith desde un asiento en el cuartel observando la técnica del nuevo-.

    - *uno de los soldados ríe* Es Stevensson, se ha entregado como guerrero siendo de una familia de granjeros. 

    Judith se levantó, cogió su espada y escudo y se dirijió hacia ese tal Stevensson el cual en el preciso instante en que Judith se armó él ya había tumbado a su oponente.

    - *se echa el pelo hacía atras* ¿Es que quieres algo mujer?

    - Sí, tú. *se pone en guardia*

    - *baja los brazos y hace una leve burla* ¿Tú? Eres una mujer, no peleo contra mujeres. 

    Y en ese instante Judith dio una estocada veloz y potente. Tal era la fuerza que Stevensson no pudo bloquearlo, tuvo que desviarlo con la hacha pero no se libró de que le rozara la mejilla haciéndole un leve corte. Tras evadir ese ataque dio un salto alzando su hacha y la aterrizó contudentemente contra el escudo de Judith la cual se mantuvo férrea en su posición y aprovechó que tenía el hacha incrustada aún en el escudo para tratar de hundirle la espada en el abdomen. Pero... Otra vez fue desviado, esta vez con su espada.

    - Eres rápido granjero.

    El granjero no contestó, solamente le propinó un combo de tres ataques: Un hachazo al escudo, una estocada al costado y otro tajo vertical con la hacha. Judith bloqueó el primer ataque y el otro lo desvió con el escudo pero el tercero tuvo que detenerlo con la espada y eso fue un punto a favor pues el filo de la hacha había quedado encallada en la espada lo cual aprovechó para darle un golpe con el escudo y sacarle el hacha.

    - Retiro lo dicho.

    - *se burla* No te mueves mal, para ser una mujer. 

    Ahora solo estaba armado con una espada y no dudo en descargar furia contra su escudo, en vano. Judith resistía los fuertes impactos haciendola desequilibrar de vez en cuando, pero no estaba consiguiendo nada el muchacho, solamente cansarse. Y fue así hasta que los ataques cesarón y Judith emprendió un contraataque haciendo ambos impacto en sus muslos y determinándolo. 

    - *le pone la espada en la garganta* No peleas mal, para ser un granjero. 

    Y así envaino y se fue del cuartel.

    Dos días después, tras haberse topado varias veces con ese tal Stevensson. Un día alguien llamo a su ventana, Judith no era de recibir ese tipo de visitas. Suerte que tenía la espada en su habitación. Y fue así que la cogió y al abrir la ventana estaba el rostro de Stevensson con una sonrisa inocente y entró.

    - ¿Que haces aquí? -Preguntó Judith-

    - Pues... -se pasea por la habitación- vine a verte.

    No pudo evitar no sonreir pues una chispa de inocencia se encendió en ella ya que era el primer chico que le decía algo así así que no evitó que se le llenaran las mejillas de sangre dejándolas en un tierno sonrojo. Se sentó en la cama y se cubrió el rostro con su pelo para evitar tales sentimientos.

  •  

    - No te tapes, *se sienta a su lado*

    - ¿Qu-que haces?... *preguntó algo recelosa pero cautivada por el chico que hasta ahora no le había parecido tan bello*
  • El chico se acerca y se funde con un beso, después. La noche decidió el destino de la pareja.

  • Tras esa noche, Judith no se separó del muchacho ni en sus peleas callejeras, se amaban aunque no lo demostraban por miedo a que las familias no aceptaran tal amor.

  • Un día, la campana sonó, los bandidos atacaban. Ellá cogió el escudo y la espada y se dirijo con los demás soldados pero algo la frenó.

  • - No quiero que pienses ni por un minuto que irás a batallar.

  • - ¡Pero padre! Nos atacan, se luchar!

  • - Y no lo dudo, pero debes escoltar a los ciudadanos a las montañas.

  • Frunció el ceño y reunió a los ciudadanos llevandolos tal así a las montañas. Una vez vio que estaban seguros bajó corriendo con la esperanza de toparse con la refriega, aunque no sabía ni por donde andaba. El destino la llevó a un campo masacrado, con cadáveres apelotonados por todos lados, pero ni rastro de su padre ni de Stevensson. Cuando quiso darse cuenta, estaba perdida pues no sabia donde había sido la batalla y las casas de avanzada estaban derruidos y no indicaban ningún lugar especifico. Así que decidío que el destino la llevaría a casa de nuevo, con su novio, con su padre y su familia. Pero no fue así, durante días vagó por Laderas teniendo que esconderse de vez en cuanto hasta que un día vio el poblado de Costasur, recelosa se acercó y al ver que no era atacada decidido fundirse con la plebe ¿A que? Pues ni ella lo sabe, a una señal. A algún viajero que sepa de su pequeño poblado. De mientras, para no morir de hambre servía como espada vendida a los comerciantes que necesitaban apoyo. Aunque la mayoría la rechazaba al ver su genero por lo que no podía enseñar de que pasta estaba hecha. Si es que merecía la pena...

Editado por TitoBryan

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...