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Firefly

Hegnar Forjacero

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 Hegnar Forjacero

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Datos:

  • Raza: Enano
  • Sexo: Mujer
  • Edad: 57
  • Altura: 1,15
  • Peso: 72
  • Lugar de Nacimiento: Forjaz
  • Ocupación: Herrera
  • Historia rápida

Descripción física:

pelo, ni porque posea unas grandes garras para desgarrar la carne; sino por el tamaño que tiene a pesar de ser una joven enana criada en las entrañas de Forjaz. Desde infante ha usado el martillo junto a su padre, lo que le ha entregado un físico importante incluso entre las de su raza. Tiene la espalda ancha y unos brazos bien musculados, acostumbrados a golpear el acero una y otra vez durante largas horas todos los días.

En su rostro puede apreciarse la juventud y la inexperiencia de la temprana edad. Tiene unos ojos grandes y brillantes, la nariz resultona pero chata y una boca pequeña que no le da un aspecto muy femenino. Su cabello es castaño y pocas veces lo deja suelto, pues prefiere la comodidad del recogido para que este no le moleste en el desempeño de su trabajo. Como algo destacable en ella, tiene algunos anillos que decoran su rostro, varios pendientes en sus orejas y uno en la nariz.

Suele pasar todo el día cerca de la fragua y el yunque, lo que hace que piel se perle y su ropa acabe húmeda por el sudor que desprende su cuerpo. No le importa oler a rayos, pues siempre está centrada en su trabajo y parece ser lo único que le importa. Jamás la verán por ahí con un vestido o prendas de seda, pues lo suyo son los cueros y los metales, siempre mostrando su adoración hacia estos

 

Descripción psíquica:

En primera instancia puede resultar una enana gruñona y testaruda. Es una criatura cabezota como solo una enana puede ser, casi incapaz de ser convencida de algo en lo que no cree desde un principio. Es malhablada y soez, sin ni siquiera darse cuenta. Tiene modales poco delicados y no le importa si estos pueden ofender o no a quien la rodean. En resumen, es todo un encanto, la compañera perfecta que todos quisieran tener a su lado.

Pero eso no es más que la superficie. En su interior se oculta una mujer simpática y cariñosa, que se preocupa por aquellos a los que quiere por encima de todo en su vida. Es trabajadora como la que más y siempre busca la perfección en sus obras sean cuales sean. Siempre está dispuesta a ayudar y echar una mano allí donde se necesiten sus fuertes brazos. Es bastante abierta con los desconocidos y no rechaza a nadie por su aspecto o por las cosas que haya podido escuchar de él. Para ella todo el mundo es bienvenido, al menos, en un principio.

Tiene grandes esperanzas y una emoción digna de alguien que acaba de comenzar. Piensa abrirse camino en la ciudad de Ventormenta y llevar el nombre de Forjacero a la boca de los mejores guerreros de todas las razas de la Alianza. Sueña con tener una forja tan grande como la de su padre y que llegue el día en el que sus armas y armaduras adquieran nombres tras haber sido utilizadas en grandes e incontables batallas. Pero sabe que para eso queda un inmenso camino por delante y que todo buen artesano ha de empezar desde lo más bajo, forjándose su propia reputación.

 

Historia

Años pasaron antes de que pudieran engendrar un hijo, habiendo perdido toda la esperanza de que este fuera a llegar. Fue como una bendición, una que duró hasta el momento en el que la pequeña llegó al mundo. Su padre estaba esperando un primogénito varón que continuase con el legado familiar, que continuara su camino con el martillo y el yunque. Fue así como eligieron el nombre para ella, Hegnar, un nombre masculino, como si aquello fuera a cambiar algo incambiable.

Ya desde que era infante su padre no mostró piedad alguna por ella, la obligó a trabajar junto a él para ayudarle en todo lo que podía requerirla. Comenzó a enseñarle como debía moverse en la herrería, las herramientas y utensilios, a golpear el acero hasta que sus jóvenes brazos no podían más. No había cuartel para ella, hasta el punto en el que llegó a odiar al viejo Grumnus por encima de todas las cosas.

A medida que los años pasaron y fue joven fue haciéndose una mujer, comenzó a revelarse contra su padre. Abandonó su hogar con la esperanza de encontrar un destino mejor en la gran ciudad de Yunquemar. Pero fue entonces, durante su camino, cuando fue asaltada por un grupo Troggs y estuvo a punto de perder la vida. Si no hubiera sido por su odiado padre, el mismo que cargó junto a los bravos montaraces en su ayuda al darse cuenta que su hija había abandonado su hogar. Aquello le demostró a Hegnar el amor de su padre y entendió que todo el esfuerzo que este le obligaba a hacer era para que se convirtiera en la mejor herrera que pudiera llegar a ser.

Así regresó a casa, siguió trabando en la forja junto a su padre, creando todo tipo de encargos mientras aprendía con cada una de las piezas que fabricaba. Muchas incluso a día de hoy acababan quebradas y debía volver a forjarlas una y otra vez, pero amaba el acero de la misma forma que amaba a sus padres después de haberlos comprendido.

Fue años después cuando tomó la decisión de marcharse para hacerse con su propio nombre. Iría hacia la gran ciudad de Ventormenta, conocería un mundo extraño como el que hasta entonces nunca antes había podido ver. Allí abriría una pequeña tienda de armas y armaduras, trabajaría duro durante noche y día, todo para hacer que su padre se sintiera orgulloso de ella. Que se sintiera orgulloso de que su hija fuera Hegnar Forjacero

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