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Firefly

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  1. @Curly, @ThorchNo sería solo hacer de TS, pues la intención era organizar tramas de las que mi personaje en el fondo pudiera sacar partido. Bien fuera por dinero, por reputación, por contactos, etc. Entiendo lo que me decís igual que entiendo que haya gente, como vosotros, a quienes le guste el hecho de que los personajes tengan que empezar muy muy de cero y de ahí se vayan labrando un futuro. Pero yo opino de forma diferente, pues siempre puede haber nobles que han perdido todo el dinero o gente sin títulos que tiene dinero y eso no quiere decir que toda la gente se vaya a hacer ese tipo de personajes. Seguirían predominando los aventureros, de eso estoy segura. Pero todo es una forma de pensar y de ver las cosas. Igual que este servidor va bien para vuestra forma de ver el rol, es contrario a la forma que yo tengo de verlo. No digo que sea peor ni mejor, solo que es diferente y por ello no encajo en un lugar así. Ojalá lo hiciera. Por ello no me voy molesta, ni porque haya tenido problemas con nadie. Me llevo un buen sabor de boca de las pocas cosas que he podido rolear por aquí y fue agradable volver a rolear en wow aunque fuera por poco tiempo. ¡Mucha suerte para vosotros también, cuidad de Ele! Que es un flojo... Ahora ya sí me despido también del foro. Portaos bien y que os vaya todo genial. ^^
  2. ¡Buenas noches! Llevaba unos días dándole vueltas y al final he decidido dejar el servidor. Los que halláis podido rolear conmigo habréis visto que mi personaje principal, Nevarye, no encajaba bien con los roles que se están llevando actualmente entre los humanos. Lo que me ha llevado en muchas ocasiones a verme sola y sin rol, sin saber qué hacer para integrarme sin tener que forzar a mi personaje a cosas que no haría por su personalidad. Me lo he pasado bien los pocos roles que he podido hacer con vosotros y he conocido a gente muy maja, que incluso aunque nuestros pjs no se llevaran bien, han sido amables conmigo y hemos compartido ratos de charla guays. Pero aún así para mí sigue siendo insuficiente para quedarme por aquí, ya que mi intención era rolear y me está costando más esfuerzo del que pensaba, haciendo que no me divierta cuando esa era mi única intención aquí. Por otra parte, y esto no es una crítica sino una opinión personal, tenía en mente crear otro pj humano más sociable con la intención de movilizar tipos de tramas diferentes en las que pudiera participar todo tipo de pjs. Una mujer de una familia noble sin poder, pero que al menos pudiera tener dinero para contratar a otros personajes a los que mandarles a realizar eventos que yo misma iba a mastear sin que mi pj estuviera presente. Poder organizar roles más sociales, lejos de las tabernas, como torneos o incluso bailes, etc. Pero debido a que las normas son tan restrictivas en este ámbito y que solamente se permiten plebeyos sin apenas dinero, pues no me veo en la capacidad de llevar a cabo ese tipo de tramas. Lo que creo que limita bastante el rol, haciendo que la mayoría acaben siendo mercenarios, miembros de organizaciones, o gente que se busca la vida de cualquier forma; quitando una enorme variedad a todos los posibles roles que habría si se diera un poco más de margen a personajes nuevos. Pero esto es algo personal, al fin y al cabo es su servidor y si están así las normas es porque creen que es lo mejor para el rol. Les deseo mucha suerte a todos, tanto dentro como fuera de rol. ¡Paz! V,,
  3. Espero que no sea un adiós y con el tiempo sea solo un hasta pronto. Apenas nos conocíamos y solo tuve la ocasión de rolear contigo una vez, pero tengo que confesar que me quedé con las ganas de haberte conocido más. Tanto dentro del juego como fuera. Toda la gente que me ha hablado de ti, cuando ha surgido alguna cosa de Margot, me han dicho que eras una chica genial y muy buena. Que una buena parte de la comunidad (al menos con la que yo me he relacionado) diga eso de una persona me parece muy bonito, así que espero de verdad que todo te vaya muy bien y sigas siendo así allá donde vayas. Aún te debo esas ochenta y tantas moneditas de cobre. ¡Vuelve para que pueda pagártelas algún día! Aunque sea para hacernos una visitilla y los que no hemos podido hacerlo, tengamos ocasión de conocerte. Mucha suerte en todo y un beso enorme.
  4. Firefly

    Nehira

    Raza: Draenei Sexo: Mujer Edad: 256 Altura: 1,90 Peso: 128 Lugar de Nacimiento: Draenor Ocupación: Viajera Historia completa Descripción física: Es una draenei adulta, por lo que su cuerpo ya está completamente formado. Su rostro es delgado y ligeramente afilado en la parte inferior. Posee dos cuernos que se dirigen a la parte posterior de su cabeza, junto a una cabellera negra que lleva suelta la mayor parte de las veces. Sus ojos son grandes y azules, desprendiendo un leve brillo que hace que destaquen sobre el resto de su rostro. Nariz pequeña y algo respingona, con unos labios finos pero bastante marcados. Sus pómulos se dibujan con claridad sobre sus mejillas y de la parte posterior de su cráneo brotan cuatro apéndices que decora con anillos. Su cuerpo está trabajado hasta el punto de notarse la musculatura en brazos, piernas o abdomen. Pero aun así lo luce con una figura femenina que se realza gracias a la posición de sus dos largas patas. Su busto es generoso y su cintura pequeña, por lo que destaca con su ancha cadera formando una silueta bastante sinuosa. Tiene bastantes marcas sobre su oscura piel, recuerdos de los tormentos que tanto ella como los suyos tuvieron que vivir para seguir adelante. No trata de ocultarlas y las luce con orgullo. Su forma de vestir se mantiene todo lo tradicional que le es posible. Gusta de armaduras con incrustaciones de cristales violetas, así como de colores negros y dorados. Es raro verla vestir con ropas de humano u otras razas de Azeroth, aunque cuando no tiene más remedio, lo haga con cierto pesar. Mientras que como arma, fue entrenada en usar mazas, así que es lo que utiliza buscando hacer las menores heridas a sus adversarios cuando se enzarza por algún conflicto. Descripción psíquica: Puede parecer una criatura seria cuando se la conoce en un principio, pero quien se mantiene tiempo junto a ella no tardará en darse cuenta de que posee un gran corazón siempre dispuesto a echar una mano para todo aquello que la necesiten. Aún no ha comenzado a adaptarse al resto de razas y criaturas que habitan Azeroth, por lo que por una parte se mantiene desconfiada, mientras que por el contrario posee una inocencia que solo la experiencia y el trato con los demás puede hacer que cambie. No suele entender las bromas o los comentarios que van cargados de segundas intenciones, creyendo que la gente siempre se limita a decir lo que es verdad. Es curiosa y gusta de aprender cosas nuevas, sobre todo sobre las diferentes culturas y tradiciones de sus nuevos aliados. Aunque al primer vistazo destaque físicamente, también es lista y le gusta pensar bien las cosas antes de tomar una decisión o actuar. Es altiva y no se deja humillar, ni a ella ni a los que son sus hermanos. Por lo que no dudará en defenderse de cualquier insulto y demostrar su coraje. Ha sobrevivido a una guerra y odia sentir el miedo en su pecho, por lo que se obliga a sí misma a ser fuerte y a defender a aquellos de quienes otros abusan. Le gusta divertirse y siempre quiere probar cosas nuevas. De alguna forma tratando de enterrar los recuerdos pasados, buscando sentir nuevas emociones para sentir que sigue estando viva. Es animadora y muy empática, por lo que es normal verla tratar de ayudar a otros a animarse, de formas muy desafortunadas y erróneas la mayoría de las veces. Es pacífica y busca la resolución de los conflictos con el uso de la palabra. La parte más violenta de ella quedó en Draenor y ahora prefiere ver las cosas de una forma diferente, incluso cuando ella misma se considera una guerrera. Si finalmente se ve obligaba a combatir, lo hará siempre de la forma menos dañina posible, buscando desarmar a su contrincante y golpearle allí donde las heridas no terminen con su vida. Pues considera que toda vida quitada es una triste pérdida que podría ser evitada. Historia Draenor, el lugar que vio a la pequeña draenei nacer hace ya más de ciento ochenta años. Pero no fue la única descendencia que sus padres tuvieron, pues llegó al mundo junto a otra criatura de piel azulada. Se crió durante una época de paz y armonía, cuando los draenei aún convivían junto a los orcos antes de que todo estallara. Junto a su hermana, quien a temprana edad comenzó a aprender el uso de la magia, mientras que ella incapaz de adquirir un buen grado de concentración y calma durante sus aprendizajes, prefería abandonar su hogar para explorar lugares cercanos. Perderse entre los árboles del bosque, saltar y trepar, pues adoraba cualquier cosa lejos de las espesas enseñanzas que su hermana recibía. Pasaron muchos años, donde la joven Nehira aprendió a leer y a escribir, así como la historia de su pueblo y sobre los Naaru. Vio a su hermana convertirse en maga, comenzar a labrarse un destino como protectora de su pueblo y seguidora de los Naaru. Mientras que ella... ella no había nacido para tales dotes. Por lo que finalmente su padre tomó la decisión de enseñarla a utilizar la maza. Entrenaban juntos durante horas la mayoría de los días, haciendo que cada vez la maza fuera más liviana y los movimientos toscos y mal dirigidos, se transformaran en golpes con precisión. De alguna forma, fue feliz durante todos esos años, sin darse cuenta siquiera de que todo su mundo estaba por cambiar. Cuando la guerra contra los orcos estalló por culpa de la corrupción que les había estado siguiendo. Lloró cuando se separó por primera vez de su hermana para verla marchar a enfrentarse a ellos, mientras que su lugar fue quedarse en su hogar para proteger a los más jóvenes y los heridos. En tiempo de guerra se vio obligada a utilizar las enseñanzas que su padre le había dado a lo largo de los años, por lo que fue adiestrada en el uso del arco y durante años. Así cuando los orcos finalmente llegaron a su aldea, quemando y arrasando todo lo que encontraban a su paso, Nehira no dudó en enfrentarse a ellos. Su pulso temblaba y su corazón latía rápido y fuerte dentro de su pecho, pero aun así dirigió sus golpes contra los demonios que querían extinguir su raza. Mató a media docena de orcos antes recibir las órdenes de huir, encargándose de que las obedecieran aquellos a quienes protegían. Cargó del hombro a una compañera herida y se marchó dejando el que había sido su hogar para siempre, viendo como algunos draeneis se quedaban para cortarles el paso y retener a los orcos el tiempo suficiente para permitir su huida. Cualquier acción que se tomara llevaba un gran coste en vidas, tanto de los suyos como de los enemigos, algo que provocaba que sus sueños se tornaran pesadillas cada vez que intentaba cerrar los ojos para descansar. Ya había perdido la cuenta del tiempo que había pasado desde que abandonó su casa, ocultándose como si fueran animales en oscuras cuevas para que los orcos no les encontraran. Se sentía encerrada, aprisionada sin poder salir al exterior, sin saber nada de su hermana ni de los seres que siempre había amado. Hasta que un día un tábido se presentó con la que podría ser la solución a sus problemas y cambiar el sentido de la guerra para que los draenei volvieran a ser libres. Nehira emocionada con ello no dudó en seguirle en su alianza con los elfos e hizo todo lo que estaba en sus manos para ayudar a los que necesitaban de unas manos. Aguardó con paciencia, preparándose de nuevo hasta finalmente el día de la batalla por el castillo de la Tempestad llegó. Luchó junto a sus hermanos, hombro con hombro, viendo como su sangre azul era derramada, viendo como cada vez quedaban menos de sus hermanos en aquel desesperado intento por la libertad. Ella fue una de las pocas draenei que llegaron al Éxodar para enfrentarse a los elfos que todavía quedaban en este, alejándose hacia el espacio huyendo del único lugar que hasta entonces había conocido. Cuando los motores saboteados de la nave comenzaron a fallar, poco hubo que pudiera hacer. Se reunió con el resto de sus seres queridos y rezó a los Naaru por su salvación. Quería seguir viviendo, volver a sentirse libre como cuando era niña y dejar atrás los tiempos de guerra y odio en los que su vida se había visto sumida durante los últimos años. Poco, o nada, recuerda del día del accidente. Sufrió gran cantidad de golpes e incluso se fracturó una de sus patas en la colisión. Cuando abrió los ojos se encontró a sí misma en una improvisada cama, llena de vendas teñidas con el azul de su sangre y a un montón de hermanos y hermanas en su misma situación. Había sido una masacre, no solo ese día, sino desde el momento en el que los orcos comenzaron con su ataque. En aquella misma cama se recostó, notando como sus ojos se llenaban de lágrimas pensando en los caídos, en todas las vidas que se habían quedado atrás y en todas las que todavía se perderían en el futuro. Odiaba la guerra con lo más profundo de su corazón, así como a los culpables de aquella matanza sin sentido. Tardó algunos meses en recuperarse y desde que pudo volver a caminar dedicó su tiempo a ayudar a reconstruir un nuevo hogar sobre los restos de la nave. Sentía el dolor en cada uno de sus movimientos, la pena al ver a sus hermanos, pero de alguna forma también volvía a sentirse libre después de tanto tiempo. Sin miedo a ser atacados, sin la necesidad de tener que esconderse como un animal. Decidió que aquel sería el inicio de una nueva vida para ella, que se marcharía y conocería el nuevo mundo en el que ahora se encontraba, su nuevo hogar. Así pues, cuando se hubo recuperado totalmente de sus heridas, tomó una mochila llenándola con sus pocas pertenencias. Comenzó a caminar sin un destino fijo, tan solo con su maza en la espalda y un estropeado colgante entre sus dedos. Estaba decidida a estudiar la nueva tierra, las plantas y los animales, cada una de las razas y sus costumbres. Decidida a vivir de nuevo sin temor, sin la necesidad de volver a huir para sobrevivir un día más. Estaba cansada de la guerra y la muerte, por lo que desde ese día eligió vivir el resto de su vida y disfrutar como cuando no era más que una niña y jugaba junto a su hermana hasta que la oscuridad de la noche llegaba.
  5. Firefly

    [Ficha] Nehira

    Atributos7 Físico6 Destreza6 Inteligencia7 PercepciónValores de combate28 Puntos de vida18 Mana9 Iniciativa9 Ataque CC (Maza 2m)8 Ataque CC (Puños)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Maza 2m 1 Puños Destreza 2 Defensa Inteligencia 1 Religión 2 Supervivencia/Cazar 1 Tradición/Historia Percepción 2 Advertir/Notar 2 Bailar 1 Buscar 1 Rastrear 2 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  6. Pues una lástima que las cosas hayan salido de esta forma, pero si estás seguro que es lo mejor... Apenas llegamos a hablar, pero te deseo que vaya todo bien y fue un placer conocerte. Hasta luego, gnollito. *Le acaricia la cabeza* ¡En algún lado nos encontraremos!
  7. Buenas noches, Vengo a presentar como sugerencia algo que se ha hecho durante mucho tiempo en los foros de rol interpretativo. En ellos se suele poner un apartado, o subforo, donde la gente pone personajes que está buscando, porque pueden ayudar en sus roles o porque creen que darán vidilla al rol de alguna forma. Así, si entra alguien nuevo u alguien quiere hacerse otro personaje, puede ver qué es lo que se está buscando para ver si le interesa la trama que se ofrece o el personaje en cuestión. Dando así más opciones si alguien no tiene muy claro el personaje que quiere llevar o quiere estar unido a una trama ya desde el principio. Esto puede parece un poco tontería, sobre todo cuando ya hay grupos cerrados de usuarios que se llevan bien entre ellos y se lo pueden comentar directamente. Pero por ejemplo, para mí, que apenas conozco gente por aquí, podría servirme para encontrar personajes y usuarios con los que poder rolear y hacer tramas. (tratando de evitar un poco el rol tabernero) A ver qué os parece. Gracias por leer.
  8. Yo llevo muy poquito por aquí, justo me ha pillado este cambio. Pero si mi voto cuenta también, tengo que dárselo a la sugerencia de Curly: Pluma y Espada. Me parece muy bonito como suena, con un toque más "artístico" (que como dice ella se sale de lo común) que refleja bastante bien los roles que desempeñan en un lugar como este.
  9. Firefly

    Nevarye Blackheart [Ficha]

    Atributos7 Físico7 Destreza6 Inteligencia6 PercepciónValores de combate28 Puntos de vida18 Mana7 Iniciativa9 Ataque CC (Espada Bastarda)9 Ataque CC Sutil (Daga)9 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Espada Bastarda Destreza 2 Daga 1 Cabalgar 1 Escalar 2 Defensa 1 Sigilo 1 Trampas/Cerraduras Inteligencia 2 Callejeo 1 Comercio 1 Religión 1 Supervivencia/Cazar Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Disfraz 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  10. Firefly

    Nevarye Blackheart

    Nevarye Blackheart Detalles: Raza: Humano Sexo: Mujer Edad: 25 Altura: 1,67 Peso: 54 Lugar de Nacimiento: Ventormenta Ocupación: Buscavidas Descripción física: Blackheart es una mujer con un rostro duro y gastado, de piel nívea y reseca por los vientos durante sus viajes. Su mirada es gélida pues el color de sus ojos es como el del hielo a primera hora de mañana bajo los rayos del sol, adoptando un tono azul claro, cristalino. Tiene la nariz fina y marcada, con un aro de metal en su extremo. Sus labios algo gruesos y rosados, aunque rasgados por la sequedad. En muchas ocasiones lleva marcas de pintura en su frente, pero lo que más destaca de ella sin lugar a dudas, es la enorme cicatriz de la quemadura que sufrió en el lado derecho de la cara. El cabello por otro lado, al igual que su piel, es de un color grisáceo casi blanco. Lo suele llevar recogido o echado hacia detrás para que no le moleste, aunque a veces lo utiliza para ocultar la cicatriz de su rostro, pues la hace fácilmente reconocible. Su cuerpo está musculado y fibroso, en ocasiones algo delgado cuando no tiene oportunidad de llevarse algo a la boca. Desde que comenzó a instruirse como paladina, hasta que abandonó la iglesia para continuar sola su camino, ha estado entrenando físicamente para el combate con armas grandes y pesadas. Suele llevar una armadura de metal, que bien puede combinar con telas y cueros. Además de que en muchas ocasiones oculta su rostro bajo una capucha, tratando de ocultar su identidad o para después no ser relacionada con los lugares por si es buscada posteriormente. Tiene numerosas cicatrices a lo largo de todo su cuerpo, quedando éstas ocultas bajo la capa de ropa y armadura. Descripción psíquica: Posee un carácter serio y poco delicado, demasiado centrada en llevar a cabo sus tareas dejando a un lado el disfrute y las necesidades personales hasta que no puede más. Es bastante activa y gusta de moverse por diferentes lugares intentado no llamar la atención, sin quedarse demasiado tiempo parada en ningún lugar y evitando los núcleos de población donde pueda sentirse agobiada. Prefiere la soledad y el silencio de los bosques a la comodidad de una posada, por lo que no es raro que acampe fuera de las ciudades en vez de buscar una cama entre sus muros. Es reservada y no le gusta hablar de su pasado. Pero también es una persona comprensiva que sabe escuchar a los demás, difícil de enfadar y mostrar su lado agresivo. Intenta ayudar a los demás si la razón es de peso y no se preocupa por cosas tales como las riquezas o el poder. Se considera una persona libre y odia que se entrometan en su camino, por lo que se enfrentará a cualquiera que busque pararle los pies cuando ya tiene una decisión tomada en su cabeza. No tiene un trabajo fijo, sino que se dedica a buscar herejías y bestias allí donde escucha rumores de que puede haberlas. Entre tanto, emplea sus manos para cualquier otra función y así sacar algunas monedas para pagarse la comida o las reparaciones de su ya gastado equipamiento. Historia - Ha sido niña, mi señor, una niña sana – pronunció con suavidad la femenina voz de la sirvienta, con las manos manchadas por el rojo de la sangre. Nevarye llegó a este mundo en una oscura noche de tormenta, donde el agua golpeaba con fuerza sobre las ventanas de cristal y los relámpagos hacían que la estancia se iluminase por completo, dejando en ridículo a los numerosos candelabros encendidos. Por leve que pareciera, esa situación marcaría desde entonces el resto de sus días como un acero candente llevado hasta su nívea piel. Donde las cálidas noches de verano desaparecía y daban lugar al frío y al miedo, una vida llena de miedo. Aquel hogar antaño fue un lugar noble, situado en una buena posición dentro de la grandiosa ciudad de Ventormenta. Sus padres, la familia Whiteheart, se habían entregado desde sus inicios a servir a Luz Sagrada y se habían convertido en renombrados sacerdotes dentro de la capital humana. Criaron a su hija bajo sus estrictas enseñanzas, queriendo que esta adoptara el mismo destino que sus padres habían buscado para ellos. Así pues, con edad temprana, tuvo que abandonar su hogar lleno de caprichos y abundancia, para marcharse al convento donde sería tratada como cualquier otra niña. Al principio todo fue rebeldía y rechazo pero poco a poco, a base de castigos y enseñanzas, fue entrado en vereda para convertirse en una buena estudiante. Aprendió a leer y escribir con fluidez, llegando a devorar los libros uno tras otro sin salir de su sobria habitación durante días. Parecía que la Luz Sagrada había llegado a cautivarla por completo, pero para entonces su vida no había hecho más que comenzar. En mitad de la noche sus sueños hicieron que se agitara, murmuraba palabras en voz baja mientras su rostro se perlaba por el sudor de lo que su mente imaginaba. Cuando de pronto un fuerte trueno hizo que se despertara, sobresaltada y angustiada, respirando entre sus finos labios con los ojos completamente abiertos. Un instante después, la puerta de madera que había frente a la cama recibió un par de suaves golpes. - ¿Estás despierta, Nevarye? Tengo una mala noticia que darte – la voz del anciano sacerdote era débil, pero incluso en su tono podía notarse una mayor tristeza. La puerta se abrió, dando paso al escuálido hombre que se hallaba tras ella. Tomó lugar en la misma cama donde la joven reposaba, ahora incorporada, para comenzar a relatarle una triste historia. El anciano le contó cómo los miembros de la iglesia habían marchado hacia el que de niña había sido su hogar, en busca de sus padres. Estos lejos de aparentar lo que en realidad eran, lucharon utilizando sus oscuros poderes y sembraron el caos durante unos minutos. Varios miembros de la Iglesia de la Luz perdieron la vida, pero finalmente también consiguieron terminar con los brujos que habían ido a capturar. Tras aquel suceso, la joven Nevarye nunca volvió a ser la misma. Su boca enmudeció y su mente se volvió irascible y e incontrolable. Se convirtió en una persona muy lejana hasta lo que entonces había sido y durante muchos meses el anciano sacerdote rezó para que esto cambiara. Sin saber si fue por la luz o por el tiempo trascurrido, finalmente Nevarye acudió a él con los ojos llenos de lágrimas. Le rogó por su perdón y le pidió que la entrenara, que hiciera de ella una fiel sirviente de la Luz para luchar contra sus enemigos. El viejo hombre aceptó, a pesar de que él ya no podría seguir haciéndose cargo de tu tutela. De nuevo, abandonó su hogar y a todo aquel que conocía, destinada a la abadía de Villanorte. Allí comenzó no solo sus enseñas teóricas, sino que también fue entrenada físicamente para que conociera el uso de las armas. Se le entregó una maza y un escudo, con los cuales hora tras hora combatía contra muñecos hechos de trozos de madera y paja. Compaginando sus actividades con los estudios. Pero incluso así, seguía teniendo una fuerte ira en su interior, una mancha que no podía limpiarse. Era incapaz de sentir la virtud de la compasión, lo que había provocado que el poder la Luz jamás se manifestara para ella. – Mi señor – vociferó un jinete recién llegado a la abadía, dirigiéndose a uno de los viejos paladines que se encargaban de su enseñanza – Me mandan desde la ciudad de Ventormenta. Informan de que han visto a muertos caminar al otro lado del río, allá en las Tierras del Ocaso. Le entregó una carta sellada, la cual el paladín tomó y leyó durante unos minutos antes de devolvérsela al mensajero. - Regresad con vuestro ordenante y decidle que partiremos de inmediato. La nigromancia es una herejía que no podemos permitir – sentenció, antes de girarse y hacerle un gesto a los iniciados que practicaban con las armas. Días después Nevarye se encontraba de camino hacia Bosque del Ocaso, montada en un carruaje junto a otra media decena de iniciados. Era la primera vez que los entrenamientos se volverían algo real y aquello provocaba que su miedo la consumiera. Sentía como le temblaban las piernas y su corazón latía con fuerza a medida que el carro se acercaba. Tenía fe de que la Luz la protegería, que no les habrían mandado aquel lugar si no fueran a sobrevivir. Pero todo aquello se desvaneció de su mente cuando unos golpes en la madera de fuera indicaron que ya habían llegado a su destino. Al salir se encontró una aldea destrozada, carente de vida alguna, pero tampoco había ningún cadáver. Examinó el lugar viendo enormes manchas de sangre en el suelo y por las paredes, hasta que a lo lejos vio una figura en el suelo. Con lentitud comenzó a acercarse, notando como el barro engullía sus botas a cada paso haciéndola más pesada, con la mano en el mango de su maza. Hasta que entonces lo vio. Era tan solo el cadáver de un viejo perro. Se podía apreciar por donde había sido destripado y de sus orificios brotaban una cantidad incontable de gusanos blancos que se alimentaban de la carne muerta. Se quedó observando aquella desagradable visión, casi hipnotizada, hasta que una voz desde su espalda la llamó haciendo que se girara. El grupo comenzó a seguir un rastro de huellas que se alejaban a pie de la aldea, con pasos erráticos y constantes. Se aventuraron hacia el interior del bosque durante varias horas, hasta que el agua comenzó a cubrir el suelo impidiendo que continuaran aquellas pisadas. Pero a lo lejos se dibujó una figura, un ser obeso y monstruoso, completamente desnudo tan solo cubierto el rostro con una raída capucha. Su cuerpo era deforme y estaba lleno de heridas, habiendo adoptado su piel un color grisáceo y una textura húmeda y casi pegajosa. El paladín agarró su maza y acto seguido los iniciados le imitaron. Comenzó una lucha contra el monstruo sobre las frías y estancadas aguas del pantano, negras como la misma noche. Estas no tardaron en llenarse de sangre y un par de iniciados perdieron su vida combatiendo la abominación que cortaba su camino. Pero finalmente el experimentado paladín logró derrotarla, quebrado su cráneo como una nuez con ayuda de su arma. Observaron todos los cadáveres durante un tiempo, pero tras ello, siguieron su camino, marchando hasta una iglesia en ruinas que se encontraba al otro lado del pantano en lo más alto de un cerro. Al salir del agua, Nevarye se arrancó las sanguijuelas de las piernas una por una, sin temor después de lo que sus inexperimentados ojos acababan de contemplar. Caminaron cuesta arriba hasta llegar a las viejas ruinas, donde varios hombres y mujeres con mirada ausente les estaban esperando. Sus ropas estaban rotas y podía verse bajo ellas la marca de las heridas. Aquellos debían ser parte de los aldeanos que buscaban. La joven cargó contra ellos, siento más rápida y hábil que los cadáveres recién devueltos a la vida. Aun así eran superados en número y poco a poco se vieron rodeados. Algunos iniciados cayeron también uniéndose a la alfombra de cadáveres por las cuales sus pies se movían tratando de caerse, tratando de abrirse paso hasta el interior de las ruinas. Uno a uno fueron derrotando a los monstruos herejes, hasta que solo el paladín y la iniciada quedaron en pie. Ambos tenían heridas abiertas bajo la armadura y respiraban con dificultad agotados, tanto que la joven tiró el escucho incapaz de sostenerlo durante más tiempo. Con ayuda de su maestro bajó las escaleras entre quejidos de dolor, llegando a una sótano medio sepultado donde un humano les esperaba sentado sobre un trono de madera. Iba vestido completamente de negro y entre sus manos reposaba una gran espada. - Tú has de ser el nigromante. Entrégate ahora y asume tu castigo, hereje, solo así podrás redimir tus pecados ante la Luz Sagrada – entonó el paladín, con tono altivo en sus palabras. El anciano soltó una sonora carcajada que retumbó por las paredes, levantándose de su asiento para acercarse a donde se encontraban. Con un solo movimiento el paladín y la iniciada fueron separados, siendo arrojados cada uno hacia un lado hasta que colisionaron contra la pared cercana provocando que algunos ladrillos cayeran al suelo junto a ellos. Nevarye escupió sangre entre sus labios tras soltar un quejido de dolor, alzando la vista para contemplar como el nigromante se acercaba a su maestro y tomaba su rostro con una de sus manos. - La Luz nunca será más fuerte que la Oscuridad. El mundo es caos, dolor y muerte; ¿Quién merece entonces algo de compasión? – susurró el anciano, con voz temblorosa y sin apenas fuerza. De pronto unas llamas verdes brotaron del suelo y comenzaron a consumir al paladín, que entre gritos de dolor rezaba a la Luz Sagrada. Nevarye comenzó a arrastrarse por el suelo con las pocas fuerzas que le quedaban, acercándose a ellos viendo como las llamas consumían la carne, viendo como el monstruo se deleitaba con el espectáculo. Tomó una pequeña daga que llevaba oculta en su cinturón y en cuanto se hubo acercado lo suficiente… clavó su filo sobre la parte trasera del pie del anciano, haciendo que cayera hacia detrás al haber perdido sus tendones. El fuego brotó de su mano, directo hacia el rostro de la joven iniciada, quemando su piel a la vez que esta se abalanzaba sobre su cuerpo. Clavó su puñal el costado del nigromante una vez, dos veces, tres veces… hasta en más de veinte ocasiones incluso cuando ya había dejado de moverse. Con el rostro medio desecho y el cuerpo lleno de heridas se dejó caer a un lado, cerrando los ojos incapaz de continuar, incapaz de aguantar un segundo más. Semanas después despertó sin saber dónde se encontraba, tumbada en una cama con el rostro y el cuerpo cubierto de vendas y ungüentos. Antes de que descubrieran que había vuelto en sí, tomó las pocas posesiones que tenía y se marchó, dejando todo atrás, alejándose de lo que había conocido hasta el momento. Convirtiéndose en una nómada que vagaba por las tierras ganándose la vida de la mejor manera que podía. Cuando un largo tiempo hubo pasado, decidió que era el momento de enfrentarse a la vida que había dejado atrás y reunirse con aquellos únicos que habían tenido el valor de acogerla. Como escolta de un mercader, que se dirigía a Ventormenta, regresó a la capital para encontrarse de nuevo con aquel viejo sacerdote con el que tantos años había estado, el mismo que se había encargado de criarla y buscarle un destino. Ante él confesó su abandono, avergonzada y con ojos acuosos, a lo que el viejo hombre respondió perdonándola por haber tomado su decisión. Le habló de la Sagrada Luz y cómo esta se manifestaba en los seres de Azeroth, pues no solo los miembros de la iglesia eran los encargados de velar por el honor y la justicia. Desde ese día camina labrándose su propio destino. Entregando su espada a aquellos que la necesitan, protegiendo a los débiles de la injusticia y buscando cualquier señal de herejía o maldad que durante el viaje se cruce en su camino
  11. Firefly

    Ficha: Hegnar Forjacero

    Publicado domingo a las 20:51 (editado) · Denunciar mensaje Nombre: Hegnar Forjacero Atributos7 Físico6 Destreza7 Inteligencia6 PercepciónValores de combate32 Puntos de vida21 Mana6 Iniciativa10 Ataque CC (Espada)10 Ataque CC (Puños)>7 Ataque a Distancia (Armas de Fuego)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Espada 2 Puños Destreza 1 Armas de Fuego 1 Escalar 2 Defensa 1 Trampas/Cerraduras Inteligencia 1 Callejeo 2 Comercio 1 Tradición/Historia 2 Herrería Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  12. Firefly

    Hegnar Forjacero

    Hegnar Forjacero Datos: Raza: Enano Sexo: Mujer Edad: 57 Altura: 1,15 Peso: 72 Lugar de Nacimiento: Forjaz Ocupación: Herrera Historia rápida Descripción física: pelo, ni porque posea unas grandes garras para desgarrar la carne; sino por el tamaño que tiene a pesar de ser una joven enana criada en las entrañas de Forjaz. Desde infante ha usado el martillo junto a su padre, lo que le ha entregado un físico importante incluso entre las de su raza. Tiene la espalda ancha y unos brazos bien musculados, acostumbrados a golpear el acero una y otra vez durante largas horas todos los días. En su rostro puede apreciarse la juventud y la inexperiencia de la temprana edad. Tiene unos ojos grandes y brillantes, la nariz resultona pero chata y una boca pequeña que no le da un aspecto muy femenino. Su cabello es castaño y pocas veces lo deja suelto, pues prefiere la comodidad del recogido para que este no le moleste en el desempeño de su trabajo. Como algo destacable en ella, tiene algunos anillos que decoran su rostro, varios pendientes en sus orejas y uno en la nariz. Suele pasar todo el día cerca de la fragua y el yunque, lo que hace que piel se perle y su ropa acabe húmeda por el sudor que desprende su cuerpo. No le importa oler a rayos, pues siempre está centrada en su trabajo y parece ser lo único que le importa. Jamás la verán por ahí con un vestido o prendas de seda, pues lo suyo son los cueros y los metales, siempre mostrando su adoración hacia estos Descripción psíquica: En primera instancia puede resultar una enana gruñona y testaruda. Es una criatura cabezota como solo una enana puede ser, casi incapaz de ser convencida de algo en lo que no cree desde un principio. Es malhablada y soez, sin ni siquiera darse cuenta. Tiene modales poco delicados y no le importa si estos pueden ofender o no a quien la rodean. En resumen, es todo un encanto, la compañera perfecta que todos quisieran tener a su lado. Pero eso no es más que la superficie. En su interior se oculta una mujer simpática y cariñosa, que se preocupa por aquellos a los que quiere por encima de todo en su vida. Es trabajadora como la que más y siempre busca la perfección en sus obras sean cuales sean. Siempre está dispuesta a ayudar y echar una mano allí donde se necesiten sus fuertes brazos. Es bastante abierta con los desconocidos y no rechaza a nadie por su aspecto o por las cosas que haya podido escuchar de él. Para ella todo el mundo es bienvenido, al menos, en un principio. Tiene grandes esperanzas y una emoción digna de alguien que acaba de comenzar. Piensa abrirse camino en la ciudad de Ventormenta y llevar el nombre de Forjacero a la boca de los mejores guerreros de todas las razas de la Alianza. Sueña con tener una forja tan grande como la de su padre y que llegue el día en el que sus armas y armaduras adquieran nombres tras haber sido utilizadas en grandes e incontables batallas. Pero sabe que para eso queda un inmenso camino por delante y que todo buen artesano ha de empezar desde lo más bajo, forjándose su propia reputación. Historia Años pasaron antes de que pudieran engendrar un hijo, habiendo perdido toda la esperanza de que este fuera a llegar. Fue como una bendición, una que duró hasta el momento en el que la pequeña llegó al mundo. Su padre estaba esperando un primogénito varón que continuase con el legado familiar, que continuara su camino con el martillo y el yunque. Fue así como eligieron el nombre para ella, Hegnar, un nombre masculino, como si aquello fuera a cambiar algo incambiable. Ya desde que era infante su padre no mostró piedad alguna por ella, la obligó a trabajar junto a él para ayudarle en todo lo que podía requerirla. Comenzó a enseñarle como debía moverse en la herrería, las herramientas y utensilios, a golpear el acero hasta que sus jóvenes brazos no podían más. No había cuartel para ella, hasta el punto en el que llegó a odiar al viejo Grumnus por encima de todas las cosas. A medida que los años pasaron y fue joven fue haciéndose una mujer, comenzó a revelarse contra su padre. Abandonó su hogar con la esperanza de encontrar un destino mejor en la gran ciudad de Yunquemar. Pero fue entonces, durante su camino, cuando fue asaltada por un grupo Troggs y estuvo a punto de perder la vida. Si no hubiera sido por su odiado padre, el mismo que cargó junto a los bravos montaraces en su ayuda al darse cuenta que su hija había abandonado su hogar. Aquello le demostró a Hegnar el amor de su padre y entendió que todo el esfuerzo que este le obligaba a hacer era para que se convirtiera en la mejor herrera que pudiera llegar a ser. Así regresó a casa, siguió trabando en la forja junto a su padre, creando todo tipo de encargos mientras aprendía con cada una de las piezas que fabricaba. Muchas incluso a día de hoy acababan quebradas y debía volver a forjarlas una y otra vez, pero amaba el acero de la misma forma que amaba a sus padres después de haberlos comprendido. Fue años después cuando tomó la decisión de marcharse para hacerse con su propio nombre. Iría hacia la gran ciudad de Ventormenta, conocería un mundo extraño como el que hasta entonces nunca antes había podido ver. Allí abriría una pequeña tienda de armas y armaduras, trabajaría duro durante noche y día, todo para hacer que su padre se sintiera orgulloso de ella. Que se sintiera orgulloso de que su hija fuera Hegnar Forjacero
  13. Ah genial, muchas gracias Izuriel. No me importa esperar, lo que pasa es que no sabía si ya solo tenía que hacer eso o me faltaba algún paso más. Pues entonces me lo bajaré cuando vaya a jugar, ¡qué yo también quiero participar en esas cosas que organicen!
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