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Tatanka Caminalagos

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  • Nombre: Tatanka Caminalagos
  • Raza: Tauren
  • Sexo: Hombre
  • Edad: 22
  • Altura: 2,45
  • Peso: 245
  • Lugar de Nacimiento: Mulgore
  • Ocupación: -
  • Historia completa

 

Descripción física:

Tatanka es un tauren de unos 2,45m bastante ancho de espalda. Su pelaje es de un color negro como la noche mas oscura, sus cuernos acompañan su color y sus ojos azules reflejan el agua que acompaña a su espiritu alli a donde va.

 

 

Descripción psíquica:

Fraternal, amable y curioso, un tauren que no ha salido de Mulgore, donde todo más alla de las montañas que ve desde su poblado es nuevo. La capacidad de habla y de acción es lo que más lo define.

 

 

 

Historia

 

 

 

Tatanka Caminalagos

 

Durante cientos de años la tribu Caminalagos se ha asentado en los campos de Mulgore. En los campos que delimitaban las tiendas de la tribu un joven cachorro correteaba con sus primos y amigos. Los Caminalagos no eran una tribu demasiado grande, su gran jefe, Maguna, una tauren de avanzada edad y considera la más sabia incluso entre sus propios videntes, ya que aun eran jóvenes pero tenían una gran comunión espiritual con la Madre Tierra y los elementos.

 

Maguna guío a los Caminalagos hasta este asentamiento desde más allá de las tierras áridas de los baldíos, huyendo de los centauros. Fuertes luchas y muchos hermanos perdidos. Cuando su número era insuficiente para seguir luchando y para seguir plantando cara a las escaramuzas, casi diarias, Banhta tomó la decisión de guiar a su tribu en un último viaje. A través de peligrosos valles de un color amarillento y lleno de peligros para una tribu mermada por las luchas, muchos heridos, enfermos o cansados, viejos y muchos jóvenes, demasiados jóvenes.

 

Tras más de un mes de viaje sorteando escaramuzas de centauros, hienas tratando de cazar a los más ancianos y de algunos caídos fruto del sol abrasador que caía sobre sus cabezas. Varios funerales se produjeron en ese camino, rindiendo pleitesía a sus espíritus mientras el fuego los calcinaba y como sus cenizas se elevaban en aquellas noches estrelladas.  La tribu Caminalagos por fin atisbo en la lejanía un remanso verde que se hundía en la tierra donde el aroma de las flores podían inundar sus hocicos y llenar de esperanza nueva sus espíritus.

 

Bajaron las colinas verdosas y caminaron unos pocos kilómetros más hasta divisar un pequeño lago, atraídos por su elemento empezaron a comunicarse con él, a pedir ayuda para sus enfermos y que curaran las heridas que venían arrastrando desde hace tanto tiempo. La tribu prosperó en aquel lugar, hasta el día de hoy. Tras el fallecimiento de Bantha hace más de cuarenta años, Maguna tomó el lugar que le correspondía como gran jefe al ser primogenita del mismo. Maguna lideró a la tribu con sabiduría y con buenas diciones, sus rituales y su buen hacer hicieron prosperar a los Caminalagos todos estos años.

 

Rinta y Makto dos de los videntes de Maguna, jóvenes taurens pero sabios en si, jamás al nivel de la Gran Jefa a su edad. Ambos tuvieron un cachorro de un color como la noche, con unos ojos azules como el agua que daba nombre a su tribu. Los espíritus había predicho aquel nacimiento, aquella cría fruto del amor de dos videntes que habían crecido juntos y se habían querido desde niños.

 

Durante su niñez, Tatanka, pues asi llamaron a su pequeño retoño había sido enseñado en el arte del chamanismo, al igual que sus padres. Desde pequeño mostraba soltura y era capaz de comunicarse levemente con el espíritu del agua de sentirlo. Tatanka mostraba mucho interés por ello. Sentía devoción por la Madre Tierra, creadora de todas las cosas y a quien veneraba fervientemente. Los años pasaron para todas la tribu por igual, Maguna, ya muy anciana falleció fruto de su vejez. El funeral se llevó a cabo en el centro del poblado, una gran pira llameante y cantos hicieron un funeral digno de tan noble y sabia jefa. En aquel mismo momento se llevó a cabo el nuevo nombramiento del Gran Jefe, todas las familias estaban reunidas y Okun hijo de Maguna, quien estaba llorando la muerte de su anciana madre, caminó hacia el propio centro cerca de las llamas donde su madre estaba siendo llevada en brazos por los espíritus y tocó el cuerno de su madre, haciendo oficial su nombramiento como Gran Jefe Okun Caminalagos.

 

Tatanka ya tenía 22 años. Su comunión con los espíritus se había hecho fuerte, en especial con el espíritu y el elemento del agua, al igual que sus padres a su misma edad. Ellos aun seguían siendo videntes y consejeros de Okun y lo seguirán siendo por muchos años más. Durante la noche siguiente al nombramiento de Okun como Gran Jefe de los Caminalagos una presencia amenazaba el poblado, la pira llameante que se llevó a Maguna había atraído a unas criaturas horrendas, más pequeñas que los propios tauren y de una forma parecida a cerdos, jabaespines. Habían estado tranquilos durante más de dos décadas y esto les pillaba por sorpresa. Los jabaespines entraron en tropel mientras los propios integrantes de la tribu dormían, muchos acabaron siendo pasto de las lanzas de muchos jabaespines, pero otros se despertaron a tiempo, los guerreros más fuertes del poblado consiguieron hacer trizas aquella incursión de las horrendas criaturas. Los heridos fueron llevados al centro del poblado donde los videntes y los aprendices colaboraron en ello. Entre todos estaba Tatanka, quien sanaba las heridas débilmente pero servía para aliviarlos hasta que su madre o padre o alguno de los demás chamanes cerraran las heridas y curasen a los heridos pero por suerte ninguno tuvo que abandonar la vida para reunirse con los espíritus. Okun ordenó hacer guardias nocturnas pues aquello podría repetirse y no volvería a tener ese descuido.

 

Los ataques no volvieron a repetirse, pero el Gran Jefe Okun no tenía confianza en que aquellas criaturas no volvieran a tratar de destruir a su gente. Formó un grupo con los guerreros más fuertes, llevando también a algunos chamanes y druidas para su instrucción y enseñanza así como a los veteranos. Entre ellos estaba Tatanka, quien sorprendido no dudó en seguir las ordenes de su líder. Caminaron en dirección al asentamiento de los jabaespines tras rastrearlo. Los guerreros entraron corriendo y destrozando a todos a su paso, Tatanka se sentía apabullado por la cantidad de muerte que sus ojos estaban presenciando. No todo fue coser y cornear, muchos de sus hermanos tribales habían sido heridos. Tras acabar con el ultimo de los cerdos bipedos, los chamanes ayudaron a cerrar las heridas de los valientes guerreros que acabaron con el mal momentáneo de aquel momento. Por la mañana llegaron de vuelta al poblado, contando la buena noticia sobre la victoria que habían cosechado y de cómo habían traído la paz, eso sí, momentánea durante algún tiempo al poblado. En ese momento las verdaderas enseñanzas de Tatanka empezarían. Aconsejado por su padre, debía emprender un viaje de exploración por las tierras de Kalimdor, donde los espíritus le guiase y prestando ayuda a quien se la pidiese, debía volver, pero cuando él sintiese que estaba preparado para convertirse en vidente del Gran Jefe Okun.

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