Terki Lentebrio

[Cacik 13]

 

• Nombre: Terki Lentebrio
• Raza: Gnomo
• Sexo: Hombre
• Edad: 32
• Altura: 1,05m
• Peso: 30
• Lugar de Nacimiento: Gnomeregan
• Ocupación: Aprendiz de Tecnomago
• Historia rápida

Tipo de ojos y color: Ojos azules y pequeños.

Estilo de pelo y color: Lleva el pelo corto de color verde claro, a su vez suele llevar una barba arreglada y recortada.

Tono de piel: Morena.

Armadura: Tela

Vestimenta habitual: Una túnica de color morado, guantes, y unas botas de piel. Siempre arreglado y bien vestido.

Descripción psíquica:

Amigable y siempre lleno de energía Terki se muere por aprender más sobre la magia aplicada a la ingeniería. A pesar de su pequeño tamaño es valiente y se planta frente a cualquiera. Siempre lleva una sonrisa

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Historia

 

Lo recuerdo como si fuera ayer. Esa maravillosa etapa de mi vida, no demasiado lejana, que se esfumo repentinamente casi en un abrir y cerrar de ojos.

Los días en la maravillosa ciudad de Gnomeregan siempre eran felices, mama trabajaba como maestra ingeniera a las órdenes del Ejercito y papá era un gran mago a servicio de la sociedad gnómica. Con dos padres como ellos mi infancia era perfecta y mi futuro como un gran Tecnomago estaba asegurado, papa nos solía enseñar a mi hermana y a mí lo más básico de la magia, todo el tema de las líneas ley, las distintas escuelas y ramas. Por otro lado, cuando mama volvía de trabajar me ayudaba a construir pequeños juguetes robóticos, que se convertían en protagonistas de mis imaginativas aventuras.

Como decía todo era perfecto hasta que un día ocurrió el desastre. Yo jugaba fuera de casa con mi hermana cuando de repente empezamos a oír unos gritos horribles acompañados seguidamente de una avalancha de gente que corría por sus vidas a la vez que gritaban:

- ¡LOS TROGGS HAN ENTRADO! ¡HAN ENTRADO! -

Mi hermana y yo nos miramos asustados y volvimos rápidamente a casa. Al entrar vimos a papa y a mama recogiendo todas las cosas, metiendo libros, planos y distintas herramientas en petates que al terminar de llenarlos se pusieron al hombro.

-Vamos niños nos tenemos que ir- dijo mamá en tono serio y preocupado.

Los cuatro de la mano nos unimos a la corriente de gente que huía del ataque. Al poco rato y haciendo auténticas piruetas para pasar entre la gente que se apelotonaba para huir, llegamos al gran elevador donde se encontraban la mayor parte de los militares guiando la evacuación. Yo bastante desorientado miraba intermitentemente a mis dos padres los cuales se mantenían con rostro serio mirando al frente.

Al llegar nuestro turno subimos al elevador, papa, mi hermanita y yo. Al no ver a mi madre comencé a desesperarme, y entonces lo entendí. Ella no iba a subir con nosotros, como maestra ingeniera del ejercito su labor estaba allí, protegiendo los vestigios de la ciudad, entre lágrimas le dije adiós con la mano y mientras el ascensor comenzaba a subir me fundí en un abrazo de compasión con mi padre y mi hermana. Antes de que el propio elevador se detuviese, un horrible ruido de alarma seguido por una oleada de gritos de horror y dolor llego hasta nuestros oídos, la radiación que había sido liberada para detener a los troggs se había vuelto en contra de nuestro pueblo.

Desesperado y llorando solté un grito con las pocas fuerzas que me quedaban mientras seguía aferrado a la pierna de mi padre:

-¡MAMAAAAAAAA!-

Casi sin darme cuenta, cuando abrí los ojos, ya estábamos en el exterior, los tres en silencio caminábamos siguiendo a la enorme cola de gnomos que huían a Forjaz guiados por algunos militares, esquivando cuerpos inertes, heridos y a gente llorando destrozada.

Los primeros días en la capital enana fueron un infierno, había heridos por todos lados. La Ciudad Manitas, lugar que los enanos habían habilitado para alojar a los supervivientes, estaba abarrotada de personas sin hogar que esperaban una respuesta del gobierno.

Una vez se estabilizó la situación, todo, poco a poco, volvió a la normalidad. Aunque me era imposible olvidar la muerte de mi madre tenía que ser fuerte por mi hermanita y por mi padre. Las semanas pasaban rápido y aunque triste, los tres íbamos saliendo adelante. Entonces un día llego la noticia de que unos pocos gnomos rezagados habían conseguido escapar de la ciudad. al saber de la noticia fui corriendo a la puerta de Forjaz medio llorando pensando que quizás y solo quizás mi madre estaría entre ellos.

Varios enanos se reunían alegres festejando la llegada de más supervivientes, me hice paso entre ellos hasta llegar a verlos y entonces la ví.... Gracias a la madre ciencia mi madre estaba viva y era una heroína, salí corriendo hacia ella y la abrace, ella emocionada me devolvió el abrazo llorando, mi hermana no tardó en llegar y después papa el cual le soltó un morreo delante de toda Forjaz.

Así culmino una de las etapas más tristes de mi vida, refortalecido y lleno de energía me volqué por completo en el estudio de la ingeniería y la magia. Aprendí varios hechizos básicos de algunas de las escuelas y ramas, sobre todo me sentí bastante familiarizado con la rama Arcana.

Siguieron pasando los años y dejé la teoría a un lado para practicar mi primer hechizo Arcano, gracias a la ayuda de mi padre no tardé en dominarlo. Aún recuerdo la primera vez que conseguí materializar la energía arcana en mis manos, casi mato a mi hermana. La verdad es que a pesar de la facilidad de mi raza para la magia, a mí siempre me ha sido bastante complicado mantener la estabilidad de la misma…

Con el tiempo conseguí evocar los hechizos sin matar a nadie. Pero mis ganas de continuar aprendiendo no cesaron necesitaba más, conocer más...La tecnología y la magia unidas esa era mi ambición. Así pues, armé mi petate, cogí mis apuntes y planos, y tras una amarga despedida llena de lágrimas por parte de mi madre, dió comienzo a un viaje de aprendizaje y superación personal.

Editado January 17, 2018 por Cacik