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Jasón Valentine

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  • Nombre: Jasón Valentine
  • Raza: Humano
  • Sexo: Hombre
  • Edad: ¿¿??
  • Lugar de Nacimiento: Grand Hamlet
  • Ocupación: Vagabundo
  • Historia completa

 

Descripción física:

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Jasón mantendría un buen físico si no fuera por la decrepitud a la que se enfrenta, se puede ver que atañó habría valido por su corpulencia y altura para ser un luchador pero con cuestiones de la vida su físico no se ha trabajado todo lo que quería, ni se ha alimentado bien. Unos ojos verdes hundidos y una melena que empieza a volverse ya gris para su pronta edad. No mas alto que 1,80m y tampoco mas pesado 72kg.

 

 

-Voz-

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Descripción psíquica:

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La moralidad de lo que es bueno o malo ha dejó de acosarle hace mucho tiempo cuando lo perdió todo en Gramd Hamlet, con una mentalidad premeditada busca abrirse paso hacia la cúspide de su entorno es lo que prima a la demacrada figura, si la rectitud lo ha llevado hasta los lugares en los que ha estado hará lo que sea por abandonarlos.

 

 

 

Historia

-Arrastrados-

Spoiler

 

La figura tambaleante se alzaba en mitad del oscuro páramo, encorvado sobre sí mismo y raquítico como la mayoría de la vegetación negra y grisácea que se levantaba alrededor en retorcidas formas.

 

Los aullidos de las bestias seguido de cerca por los gruñidos de los no-muertos perturbaban a figura que no dejaba de moverse, en aquel lugar tenía la sensación que en el momento que tus pies se frenarán te alcanzarían para darse un festín sanguinolento de carne y huesos, aunque había poco que arrancar de los despojados brazos de la criatura que se asemejaba más a un necrófago que a cualquier ser humano.

 

Siguió huyendo sin parar, sus pies estaban expuestos y llenos de ampollas, el zapato que le acompañaba en su periplo se había vuelto un atajo de retales de tela mal entrepuestas del cual sobresalían cinco y negrecidas uñas.

 

-Hambre…- Fue lo único que en ese cuerpo que se aferraba a no dejar salir el ultimo halito de vida que le quedaba, se contrajo sobre sí mismo expulsando esta palabra con cada poro de su ser a la vez que recordaba lo que significaba, Jasón nunca había estado más de acuerdo ni en más sintonía con su cuerpo.

 

No duro demasiado para cuando sintió como su demacrada piel se resentía ante un aguijonazo gélido y húmedo que cayó sobre sus hombros, la criatura volvió la vista de forma curiosa hacia lo que había sucedido, rápidamente en el otro hombro se produjo lo mismo, seguido de su cabeza, luego en su enmarañada melena que había dejado de brillar como el azabache.

 

Llovía, debía encontrar refugio. El sentimiento primal que comandaba a Jasón lo empujó a seguir por el agrio Bosque del Ocaso, sin embargo este sentimiento se equivocó, tras dar un par de pasos mas la tierra se desprendió en un terraplén, las uñas negras se partieron con un intrínseco dolor al intentar clavarse al suelo por su supervivencia.

 

Descendió.

 

El dolor se extendió hasta los brazos, seguido del tifón de la contusión que vapuleo a el saco de huesos cubierto de piel en su caída en la pendiente, el cubito y el radio cumplían bien la función de protección aunque en alguna parte de él pensó -¿Para qué?- mientras que otro le decía –Esto no puede ser todo.-

 

El descenso se frenó en seco, el árbol ni se estremeció ante el leve impacto que le había proporcionado el escuálido hombre, pero Jasón si que se estremeció y grito con el aullido de una bestia cuando la mitad de su brazo izquierdo yacía lánguido, desprovisto de actividad motriz.

 

El brazo izquierdo había frenado el golpe en su caída pero a un claro precio, se había fracturado hacia dentro, por no hablar de la rodilla derecha que había abandonado su posición natural descolocándose en una retorcida forma.

 

Sin embargo eso no freno a Jasón, tenía que seguir huyendo antes de que lo alcanzara, tenía que encontrar un lugar donde esconderse de la tormenta…

 

-Jaaasón….- Un susurro inocuo proclamo la atención del joven adulto, sus ojos verdosos de movieron a la velocidad de los mismos rayos que tronaban en los cielos hacia donde lo llamaban, el silencio se hizo palpable, había sido su imaginación.

 

-Jaaaasón…- El susurro se volvió a repetir, alguien lo llamaba, alguien que se acordaba como era la etiqueta que nombraba al ser que representaba ahora, e intento seguirla.

 

La rodilla emitió una descarga de dolor que le subió desde la misma espina dorsal hasta el cráneo, se quedó paralizado hasta que cayó al suelo volviendo a reproducir la incesante sensación por su brazo izquierdo.

 

Tardó unos minutos en recomponerse, la voz volvía a llamarle y postrado sobre sus cuatro extremidades, con solo dos operativas comenzó a arrastrarse por su miserable existencia. El barro salpicaba contra su cara mientras que la lluvia lo apartaba, la humedad le calaba hasta los propios huesos e incluso hasta el alma era capaz de quebrar.

 

Siguió arrastrándose solo la Luz sabe cuánto tiempo, aunque no había lugar para la Luz en ese lugar, esta había dejado que la oscuridad del Paso de la Muerte engullera hace demasiado tiempo a Gram Hamlet, más bien la ahora llamada Villa Oscura permanecía en las sombras.

 

Su camino tornaba a su fin a medida que se acercaba a esa encandiladora voz, la arboleda perdía su densidad para dar paso a un claro en se abría en la ladera de una montaña, no había que ser muy ducto en las artes de la mente para discernir que esta zona había sido despejada de forma artificial.

 

No había nada más en aquel lugar, su mente se la había jugado con esas voces, la rabia, la frustración… la lucidez -¿Por qué habían despejado ese lugar?- Esgrimiendo un quejido volvió a su marcha hasta el claro.

 

Su agonía se estiro mientras se acercaba a la ladera de la montaña, descubrió que en los tocones muertos y grises había unos grabados en un extraña letra que apuntaba hacia la un solo lugar en cada uno de los arboles cortados esgrimiendo una circunferencia.

 

 

Jasón se arrastró hasta el circulo y extendió su mano sobre el mismo, la realidad en si misma se distorsiono como si hubiera provocado una onda en un lago, durante un breve lapso de tiempo se pudo vislumbrar como las ondas recorrían una especie de cúpula.

 

Sus ojos se abrieron con incredulidad, la situación dejo que su cuerpo durante unos segundos dejara de bombear las ondas de dolor por todo su ser, pero no por demasiado tiempo. Algo agarró su mano y de un tirón capaz de dislocarle su única mano disponible lo arrojo dentro de la cúpula.

 

Una serie de humanoides ataviados con túnicas las cuales cubrían sus rostros en tonalidades de morado hasta negro lo recibían, uno de los mismos lo sostenía de la muñeca al ver que había descubierto el lugar.

 

Rápidamente saco una daga de las túnicas, amenazando al intruso de acabar con su vida ahí mismo -¿Te acompaña alguien más insecto?- El cuchillo subió a su cuello para darle más inri, los canticos profanos que hacían que todo su cuerpo se estremeciera se alzaron en un profano ritual que se estaba llevando a cabo.

 

-No… ¡No!- Jasón proclamo mientras intentaba resistirse al férreo agarre, con su estado físico deplorable no podía ofrecer ninguna resistencia. El cuchillo se hundió más fuerza con intención de seccionarle el cuello y se podría jurar que atravesó algo mas que la piel.

 

-¿Qué haces, Bell?- Una voz corto la acción de quien iba a ser su asesino, Bell rápidamente se explicó.

 

-Se ha entrometido en el ritual, maestre… solo me disponía a acabarlo antes de que fuera a algo-

El mismo susurro de las voces pareció llamar la atención del humano de nuevo, la voz que lo encandilaba era la misma que pronunciaba el ritual aunque no nombraran su nombre había algo que sí, que le prometía un destino mejor que la miserable vida que había estado viviendo.

 

El maestre bajo su vista hacia sus ojos, para luego pasar factura por su estado. Bajo su capucha sonrió con una ristra de dientes afilados. Lentamente extendió su mano hacia el demacrado intruso, se la estaba ofreciendo.

 

-¿Por qué te arrastras en este mundo cuando puedes hacer que los demás se arrastren por ti, Hijo mío?-

 

Jasón abrió los ojos de par en par mientras que la poca agua que le quedaba empezaba a derrocharla por los lagrimales, su mano raquítica se extendió hacia la del maestre hasta que se posó sobre la misma.

 

 

 

-Hambre…- Pronuncio de nuevo, el maestro sin embargo no pudo hacer nada más que ensanchar su sonrisa.

 

 

Editado por Focus

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