Izúriel (Fallecido)

[Izuriel 195]

• Nombre: Izúriel
• Raza: Sin'dorei
• Sexo: Hombre
• Edad: 80
• Altura: 1,85
• Peso: 85
• Lugar de Nacimiento: Aldea Brisapura
• Ocupación: Caballero de Sangre
• Historia rápida

 

Descripción física:

Cuerpo esbelto y musculado, pelo rubio, cortado a media melena y peinado hacia atrás, ojos refulgentes de luz verde, barba en forma de candado en derredor de la boca

 

 

Descripción psíquica:

leal, servicial, pequeño complejo de superioridad que no suele mostrar, prefiere mantenerse alejado de los trolls, incluido los Lanzanegra

 

 

 

Historia

 

Nacido en la Aldea Brisapura, desde muy niño Izuriel quiso ser soldado, y mas aún cuando los vio marchar a la guerra en el 15 DP, no obstante, se vio obligado a seguir la tradición familiar y trabajar en la herrería de la familia, pues su padre le prohibió terminantemente unirse, como el siempre dijo: “Prefiero un cobarde vivo que un héroe muerto”.

Izuriel moldeaba el metal soñando que aquel martillo era en realidad una espada, que chocaba fieramente contra los orcos una y otra vez, imaginandose bajo el mando directo de la bella Sylvannas brisaveloz.

Izúriel siempre fue un chico mas de una aldea mas en el bosque Canción Eterna, las horas de forja lo iban tonificando, y la sonrisa que siempre mostraba lo hacían ver un chaval bastante simpatico. A veces tambien realizaba algun encargo de orfebrería junto a su padre para algunas clientas, que venían muy a menudo, Izúriel siempre recogía los encargos de las chicas, y tras realizar el trabajo de orfebrería los entregaba tan rápido como podía para poder volver a la forja rápido y adelantar trabajo.

El hermano de Izúriel, Azathel, por su lado, se unió a la academia de mágia, ya que controlaba con mucha mas facilidad las energias arcanas que Izúriel, y un día, Marchó a Dalaran a continuar sus estudios. Además tambien tuvo una hermana, por la que se metió en varias peleas en orden de protegerla de los babosos. Más de una vez volvió a casa escupiendo un poco de sangre y varios moratones por el cuerpo.

Cuando se acercaba más la madurez, Izúriel se volvío mas serio y maduro de lo normal para su edad, ya las chicas hablaban bastante poco con el, pues tenía fama rechazar a todas, algo que no entendía pues jamás rechazó a ninguna, ni siquiera vió la posibilidad de llegar a nada romantico. La forja había tonificado en gran medida su suerpo, mostrando un torso muy musculado, al igual que los brazos. En su tiempo libre forjó una espada simple y pesada con la que practicaba a espaldas de su padre, pues cuando cumpliera la mayoría de edad se alistaría y seguiría su sueño.

Las tropas de Quel'Thalas apenas habian tenido tiempo de reaccionar cuando la marea de muerte provocada por el principe caído comenzó a arrasar las aldeas mas cercanas al río Elrendar. Cuando vio a las tropas no-muertas entrar en Brisapura y masacrar todo cuanto hallaban a su paso no dudó en tomar su espada y plantarse ante una abominación que sin duda le habría aplastado si no fuera por el sacrificio de su padre.

Llórando, gritó fuertemente y cargó contra la abominación, asestandole un gran tajo en el estomago, derrumbandose ante el, pensando que lo había derrotado el, cargó contra un necrófago que se acercaba peligrosamente cuando un brazo tiró de él, arrastrándolo.

De esta forma Izúriel acompañó a todos los civiles hacia Lunargenta y con lagrimas en los ojos se escondió hasta que acabara la masacre. cuando por fin regreso a las ruinas de Brisapura solo hayó cadáveres. Con su familia muerta el mundo se le venia encima, pero no había tiempo de descansar, las tareas de reconstrucción debían iniciarse y el era de los pocos con los conocimientos suficientes para moldear el metal.

Trabajó en la reconstrucción del este de Lunargenta, la academia Faltrhien, Brispaura...e incluso los observatorios que Lord Garithos ordenó reconstruir. Finalmente cuando se le presentó la oportunidad se unió a la orden de los Caballeros de Sangre. su rango de iniciado no le permite mas que enfrentarse a los remanentes de la plaga que aun quedan en Canción Eterna y Tierras Fantasma, junto a alguna escaramuza troll, de forma esporádica, no obstante entrena duro para, llegado el momento, portar sus armas contra cualquier enemigo que suponga una amenaza tal como el que tanto le arrebató.

El recuerdo de su familia masacrada, el cadaver de su hermano, que jamás se encontro ni en el alto reino ni en Dalaran, tantos llantos y la inmensa soledad que sentía en su interior habian heco de Izúriel un caballero de carácter fuerte, serio en sus horas de servicio y algo alegre en las de descanso. Muy respinsable y con un gran sentido de la responsabilidad, pues sentía la carga de todos aquellos muertos, tantos lazos familiares rotos, tanto llanto y tanto dolor sobre sus hombros.

Cuando ya había completado su adiestramiento militar inicial en la orden, fué destinado como apoyo a la operación Bermellón. Llego con la operación ya iniciada y su primer acto en la operación fue asaltar la mina de los escarlata, objetivo que no se cumplió debido a una escaramuza que delató la posición del grupo y por tanto se vieron obligados a cambiar de posición, no sin antes haber obtenido cierta información.

Mas adelante el asalto a la Granja resultó satisfactorio gracias a la distracción provocada por Izúriel, Raeg y Danforth, tanto en combate como a la hora de provocar un incendio para que el resto lograran el objetivo

semanas mas tarde, unas perturbaciones en Tierras Fantasma provocaron que a Izuriel se le asignara investigar lo que allí ocurria, accion que acabó en el inicio de una campaña militar contra no-muertos

y poco despues participó en la segunda parte de la operación bermellón, que aunque con ciertas dificultades, tambien acabó de forma satisfactoria gracias a la iniciativa de Danforth e Izuriel.

Dias mas tarde combatió en una arena, en la que, aunque el equipo ganó, el acabó herido de gravedad, ahora con tres cicatrices en su pecho producidas por virotes, se entrena en cuanto tiene un momento, pues si le derrotaron en una arena, no durará en el campo de batalla.

Poco después se unió a la expedición de investigación de los planos elementales que lideraba Danforth. Ya en el lago Auas Claras de Tirisfal estuvo a punto de morir tanto por la batalla que allí se produjo contra elementales inferiores como por el acertijo que les propuso Aqueream, de hecho, de no haber sido por Dareth Fonnovan, ese día habría perecido ahogado. Tras esto tomó un barco junto al grupo, el Tetilla de Goblinesa, que los llevaría desde Tirisfal hasta Vega de tuercespina para la siguiente parte de la misión, recobrar el libro titulado "La Piedra de las Mareas".

El viaje de ida fue un tanto movido tanto movido por los ataques sufridos tanto por murlocs como por makruras e incluso el naufragio que encontraron en el camino, y aunque Izúriel tambien estuvo cerca de perecer en estos ataques, las dotes médicas de lady Leana Downshade, le mantuvieron con vida.

La atención prestada por la elfa llamó la atención de Izuriel de una forma que él mismo no se esperaba, todos esos días encerrados entre los tablones de madrea del barco además de los días por Vega de Tuercespina le hicieron fijarse poco a poco en Leana con interés romantico, quizá fruto de la ilusión de la juventud o por detalles reales, no lo sabía.

se enfrentaron a los retos propuestos por Aquaream en Tuercespina y salieron victoriosos, no obstante la moral del grupo caía en picado, incluida la de Izúriel, pues las continuas discusiones con el grupo, ademas del rechazo de Leana le hicieron una mella a su voluntad que jamás había sentido. fué así como, con la moral baja invocaron a Acuaream, pues en posesión del libro, debían encontrar otro objeto, el Jarrón de Agua Estrellada.

fueron conducidos por Aquaream hasta el Pantano de las Penas. nombre irónico para todo lo que el grupo había sufrido mentalmente y por algo más. Fué ahí donde Izúriel propuso un campamento base y un descanso de dos días, que aunque sirvió para sanar las heridas del grupo y recuperar las energías, no levantaron la moral, siempre por los suelos desde unos días atrás. ese descanso fué aprovechado por Ogor para obtener una ruta de acceso al templo que el grupo debía encontrar, esto fué posible gracias al pacto de Ogor con unos murlocs de la zona,

Una vez dentro del templo, una avanzada compuesta por Ogor, Noreen, Donnovan, Danforth e Izúriel resolvieron el primer acertijo y llevaron de vuelta el siguiente al campamento, que mas tarde fue resuelto por Raeg. El templo, plagado de orcos esclavos y tros brujos y corruptos por la energía vil estuvo a punto de ser la tumba de todo el grupo de no haber sido por la manifestación de Aquaream en el momento clave.

tras mucho esfuerzo y combate al final alcanzaron el Jarrón de Agua Estrellada, y en este punto, malheridos y cansados encontraron al Mediano. pero Izúriel, harto del ambiente del grupo, de tanto combate, sufrimiento, y totalmente cegado por sus ganas de completar la misión y marcharse, buscó al máximo rsponsable de todo aquel caos. procuro su rendición a través de las palabras, pero no sirvieron. Las armas de ambos, el orco brujo e Izúriel chocaron ferozmente, no obstante las heridas y el agotamiento hicieron que el Orco dispusiera de ventaja sobre Izúriel, acabando por derrotarlo.

Lo usó de escudo humano, tal vez para desalentar al grupo, fué eso lo que al final, provocó la muerte del caballero de Sangre. Semanas mas tarde, en Quel'Thalas el cuerpo de Izúriel yacía en un féretro, iniciados de la orden de caballería y algunos de otros cuerpos militares acudieron al funeral, mas por protocolo que por afecto al fallecido, allí también se hayaban Noreen, Danforth y Ogor para presentar sus respetos, por ellos mismos o por el grupo.

Tuvieron la oportunidad de decir unas palabras sobre Izúriel: Las palabras de Noreen fueron tristemene conmovedoras, todas positivas, a pesar de que el elfo y ella habían mantenido pocas conversaciónes a lo largo de la expedición:

-Pues... No es que se me den muy bien estas cosas... Solo me gustaría decir que Izuriel fue un buen compañero, siempre se preocupaba de los miembros del grupo y... ¡Danforth, estoy hablando! -le dijo al mago, que la había interrumpido- Izuriel siempre se preocupaba por sus compañeros,siempre se ofrecía a estar en primera lí­nea para proteger a los demás, no tenía miedo. Lo único que habría deseado es que no hubiera sido tan... impulsivo. De ese modo, es posible que siguiera entre nosotros. Pero... esto es lo que hay, así que aquí estoy, para despedirme. Al fin y al cabo, fuimos compañeros y se portó bien con todos

Tras un momento de silencio expectante durante el que Danforth se recreó para elegir sus próximas palabras, aunque sonó duro y crispó los nervios de algunos de la sala, habló, por suerte o por desgracia, sincero: — El iniciado Brisapura y yo hemos compartido grupo en varias ocasiones y siempre ha sido igual: un Caballero de Sangre que a duras penas era capaz de llamar a la Luz o de destacar por su intelecto. Pero era lo que se conoce como “un buen tipo”. Os puedo decir que siempre se mantuvo al frente, pasase lo que pasase, hasta en los momentos más jodidos, como el buen Sinluces que era. Y lo más gracioso de todo es que no fue eso lo que le mató, sino la misma afección que pierde a la mayoría de los soldados: el intento de hacerse el héroe. Y de eso mismo está lleno el Camposanto: de intentos de héroe. Y uno más se une a ellos. Si solo hubiese tenido un poco de cabeza o algo de oídos para escucharme, ahora mismo él estaría vivo, pues me prometí que, si podía evitarlo, haría lo que fuese por que nadie de mi grupo cayera. Pero él se salió del grupo. Él se encaró con un orco vil sin conocer la situación. ¿Valentía? ¿Valor? ¿Honor? Estupidez diría yo. Pero he de otorgarle una cosa: siempre fue “bueno” con todos y no se merecía morir. Al menos, no así.

Las palabras de sendos renegados se escucharon solemnemente, ellos habían pasado mas tiempo con él y al parecer, se había ganado el respeto de sus compañeros, ambos comentarios engrandecieros a un hombre que jamás se hubiese visto de esa forma, pues aquel que lo conocía sabía de su humirldad y altruismo, los discursos de los renegados habían sido fieles a lo que Izúriel fué en vida.

Ogor no se pudo reprimir y también habló de la forma que a él le caracterizaba:

-Sin'Dorei ayudo a Ogor, fue bueno con Ogor, Ogor amigo de Sin'Dorei, no quiso comer carne pero no pasa nada, Matilda está dormida como el -En ese momento Ogor colocó dentro del féretro el cadaver del gusano caído en combate- Sin'Dorei cuidará bien de matilda. Ogor

Las palabras de este ultimo despertó alguna sonrisa burlona en alguno de los elfos pero éste no parecio verlo, o importarle, tal vez echara de menos a Izúriel, tal vez, aunque hablara como un niño pequeño y algo falto de inteligencia, demostró un sentimiento que se unió y se mezcló a la perfección con sus compañeros. Todos pudieron sentir una presencia de esencia luz, que los tres renegados reconocieron a la perfección, Ogor no habló, y Noreen se despidió, pero ante todo pronostico y con aire de trsteza, Danforth no pudo reprimirse y susurró-Sinluces, Luciérnaga.... a ver si te aclaras, cabrón...-

Entre la espesura se encontraban dos elfos con armaduras de cuero que observaban el funeral desde la distancia. El agente del Relicario, Kaelrion Thilinore, acompañaba al otro elfo, tal vez más por apoyarle que por Izúriel mismo, ya que era Adanael Brisapura, el hermano mayor del recién fallecido, que, consciente de sus errores en el pasado, se culpaba por no haber sido capaz de llegar a tiempo para hablar una última vez más con su hermano pequeño. Kaelrion se encontraba ahí para apoyar, de esa manera que le hacía parecer tan desinteresado, a Adanael mientras escuchaba entre sollozos hablar a los Renegados. La lanza de Izúriel colgaba de la espalda de su hermano y, cuando el escudo fue entregado a una no-muerta llamada Noreen Anderton, ambos elfos desaparecieron de la zona. Más tarde, en la antigua casa de Izúriel, su hermano mantuvo una conversación no muy larga con los no-muertos que fueron compañeros de su hermano mientras Kaelrion esperaba en el piso superior. La mera presencia de los Renegados le provocaba ganas de empezar una masacre de cadáveres, y las palabras que pronunció el hechicero de la Guardia de la Muerte no ayudaron a suavizar ese deseo. Por suerte abandonaron la casa en poco tiempo, y cuando lo hicieron Adanael ya estaba subiendo las escaleras. Al llegar al piso superior, Kaelrion se encontraba sentado en un sillón, fumando como de costumbre, con dos copas llenas de licor sobre la mesa.

— Bebe —Kaelrion esperó a que Adanael pegase el primer trago para pronunciarse—. Sabías perfectamente que iba a acabar así.

— Sí, sabía que acabaría así, pero ha sido antes de lo que esperaba…

— Las lamentaciones no sirven ahora, Adanael. Murió como siempre vivió: con honor y con estupidez.

— Tienes razón. ¿En cuántas peleas nos hemos metido por su estupidez?

— En demasiadas.

— Siempre defendiendo a todo el mundo, dando igual si era un crío pequeño o un vagabundo, sin importar si se tenía que enfrentar a un guardia o a un grupo de matones.

— Sí, siempre ha sido así. Si nos hubiesen dado un cobre por cada disputa, me lo habría gastado todo en verle con una chica. Seguro que habría sido divertido. Pero deja de lamentarte. No sirve de nada. Fue un buen tipo y deberías estar orgulloso de él.

— Pero… Pero llegué tarde, Kaelrion. Llegué tarde tras el ataque de Arthas y he llegado tarde ahora. Espero conseguir su perdón honrando su memoria.

— Haz lo que quieras, Adanael, pero ten cuidado. Nunca te puedes fiar de esos sacos de huesos.

Tras su pequeño diálogo los elfos tomaron sus copas, brindaron tranquilamente en memoria de Izúriel y disfrutaron de ese pequeño banquete que estaba preparado mientras conversaban haciendo memoria de sus vivencias con Izúriel. Pero por mucho que bebiesen esa noche, a pesar de las posibles lagunas mentales que pudiese haber, hay algo que nunca olvidarán: el velo de tristeza que los cubrió junto con la luz de las estrellas del cielo nocturno.

Editado August 27, 2017 por Izuriel
Muerte del personaje