Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Janorey

Eiralev Féstoriel

Recommended Posts

 

lin___sad_by_ronindude-db957ry.png

Nombre: Eiralev Féstoriel

Edad: 67

Altura: 1,66

Peso: 58

Lugar de Nacimiento: Fondeadero Vela del Sol

Ocupación: Camarera

 

Descripción física:

Su aspecto es el común de una joven elfa de su edad, ojos verdes, nariz respingada y pequeña, cabello rubio brillante que la proveen de una ordinaria belleza. Su físico es curvilíneo con caderas firmes y busto generoso teniendo en cuenta que aún es una adolescente.

lin___after_hours_cleaning___version_2_b

Descripción psíquica:

Su principal característica es una ambición desmedida que la hace estar dispuesta a todo con tal de alcanzar una mejor posición económica y social. Odia ser pobre y todas sus implicaciones y su gran sueño es vivir rodeada de riquezas y lujos buscando siempre rodearse de gente con dinero teniendo un comportamiento un tanto engreído, aunque sus modales provincianos y poco roce con gente de mas alcurnia suelen ponerla pronto en evidencia de forma penosa.

Siempre que se le pregunte por su familia dirá que esta murió en la guerra ya que aunque se encuentren vivos y los quiera se avergüenza de ellos al tratarse de humildes pescadores.

Pese a todo no es una mala chica y aunque pueda llegar a traspasar ciertos límites de lo que es correcto o no para cumplir sus ambiciones esta lejos de carecer de toda moral y decencia guardando en realidad un gran cariño para con su familia y amigos aunque si estos son pobres tampoco tiene muchos miramientos con negarlos si de conocer gente acaudalada se trata.

El venir de una familia de pescadores y haber pasado toda su vida viviendo en una caleta hacen que sienta un odio casi patológico por los peces y mariscos en general no soportando el olor a pescado y a mar.

 

 

Historia

Eiralev nació hace 67 años en el fondeadero Vela del Sol como segunda hija de Ugliel Féstoriel, que era un viejo pescador al que le faltaba una oreja lo que sumado a una cicatriz que le cruzaba la cara no lo convertían precisamente en el elfo mas agraciado de Quel´Thalas. Su madre, Gretiel era una tradicional ama de casa que le enseño lo elemental para ser una chica decente. 

Sus padres siempre la malcriaron bastante, siendo la consentida de la casa a la que le consentían cada capricho que se le ocurriera, si quería aquella muñeca de la tienda, se le compraba, si quería que el bote de papá tuviese proa de sirena su padre la construía, si quería un vestido bordado, su madre se lo tejía, si quería un gatito, su madre le conseguía uno aunque pronto la niña perdiera interés en él y el animal acabara huyendo de casa en busca de nuevos derroteros.

Podría decirse que era una despótica princesita viviendo en un cuento de hadas hasta que un fuerte choque con la realidad rompío toda la nube de fantasía en la que vivía. 

Elisaliel Val'Daran, la pequeña hija de un rico recaudador de impuestos del Alto Reino se pavoneaba por el barrió de los pescadores mientras acompañaba a su padre en su labor recaudadora, lucía el vestido mas hermoso que Eiralev hubiese visto jamás en su vida y cargaba bajo su brazo una muñeca tejida de seda con hilos dorados que hacía parecer a la suya hecha de sacos de harina un triste adefesio sin forma.

Cuando la chiquilla paso junto a Eiralev la miro con un dejo de lástima y altivez y le arrojo una moneda.

-Siempre con tan buen corazón para con los menesterosos del reino hija mía.- Le dijo su padre con orgullo mientras avanzaban por las bulliciosas calles. 

Aquella fue la primera vez que se sintió menos que alguien.

-Papá...quiero una muñeca de seda.- Le dijo a su gordo padre nada más llegar a casa.

Sus padres palidecieron.

-Este...no podemos pagar eso hija mía.- Le dijo su madre.

-¡Pero yo quiero una muñeca de seda!- Pataleo la niña.

-N-no podemos pagar eso princesa- Le dijo Ugliel.

-Ya deja de hacer berrinches.- Dijo Erlendur, su hermano.

-¡Que yo quiero una muñeca de seda!- Dijo la autoritaria niña no acostumbrada a que se le nieguen sus caprichos por lo que de un manotazo tiro la comida de la mesa.

-¡Eiralev! ¡Eso no se hace! ¡Recogelo de inmediato y pídele perdón a tu padre!- Chillo Gretiel que en ese momento lavaba algunos platos.

-¡No!- Chillo de vuelta la niña tirando esta vez la canasta de frutas.

-¡Ya basta niña!-

-¡Que no hasta que me compren mi muñeca de seda!- Eiralev tiro la ropa que se secaba sobre el brasero del hogar quemándose esta en el acto.

-Creo que te hemos consentido demasiado...- Dijo Gretiel perdiendo la paciencia y tomando a su hija, dándole la vuelta y propinándole una nalgada, era la primera vez que le pegaban, y la niña se echo a llorar, mas por orgullo que por el dolor en si.

Uglirl estaba en shock, le parecía un castigo demasiado extremo para su princesa pero aunque intento consolarla esta no se dejo.

-¡Dejame! ¡Eres malo, feo y pobre...y te odio!- Dijo la niña antes de salir corriendo a llorar a su pieza.

 

Tras este incidente que marcaría a Eiralev para siempre los años pasaron y la guerra llego a Quel´Thalas arrasando todo a su paso por lo que la familia Féstoriel hubo de huir al bosque donde se ocultaron durante semanas de los no-muertos siendo una de las pocas familias que no sufrío perdidas logrando regresar a su hogar luego de que el príncipe Khael expulsara a los no-muertos y recuperara las tierras para los elfos de sangre. Aunque desde luego esto no los salvo de la sed de magia que afecto a la totalidad de la raza elfa.

Erlendur siguiendo el oficio familiar se convirtió en un simplón pescador al igual que su padre mientras Eiralev siguió fiel a su costumbre altanera de pedir lo que quisiese aunque cada vez le hacían menos caso conforme iba creciendo.

-Lo que a ti te falta es un marido.- Dijo un día Erlendur.

-¡Cállate!- Ladró Eiralev.

-Creo que tu hermano tiene razón.- Dijo el viejo Ugliel.

-Oh, es verdad...cuando nos conocimos yo y tu padre...- Dijo Gretiel dispuesta a contar la misma historia que Eiralev ya había memorizado tras haberla oído decenas de veces.

-Oh, no otra vez!- La joven elfa salío corriendo rumbo a su habitación antes de escuchar una palabra más.

No pasaron muchos días hasta que la muchacha decidió que su tiempo en las caletas había terminado, ella estaba llena de sueños y esperanzas y desde luego esos sueños no incluían quedarse para siempre una casa que olía a pescado. Siempre había soñado que un príncipe azul vendría a rescatarla de tanta miseria y pobreza pero si este no venía tendría que ir ella a el...y de paso también se llenaría los bolsillos de riquezas.

wallhaven-401884.png

Editado por Janorey
  • Like 2

Compartir este post


Enlace al mensaje

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Responder en este tema...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.

Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...