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Stannis the Mannis

Thalya Falassë Mallen - Duro en el Alto Hogar

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Nombre: Thalya            E8kg92k.jpg                                                    
Apellidos: Falassë Mallen (Costa dorada)

Raza: Sin’Dorei

Sexo: Femenino

Edad: 72 años (Cumpleaños 19 de agosto)

Altura: 1.65 cm
Peso: 55 kg

Lugar de nacimiento: Dûnlondë (Puerto del oeste)
Ocupación: Chica multitareas (De algo hay que vivir)


 

Descripción física:

Una joven elfa de cuerpo atlético pues su metabolismo es así, una chica enérgica con un cuerpo digno de ella. De cintura estrecha y vientre plano y levemente marcado, caderas anchas pero normales, trasero resalte y pecho prominente pero no abultado. Aún puede desarrollarse más pues es joven todavía.

Cabello castaño claro no muy largo, rostro ovalado, grandes ojos, nariz respingona, labios gruesos, poco mentón y mandíbula estrecha.

Siempre tiene alguna herida por algún lugar del cuerpo que no tarda mucho en sanar y borrarse, para luego tener otra. Según la ocasión la tapa con algo de maquillaje.

Intenta mantenerse pulcra en todo momento que esté en zonas civilizadas, por lo que mantendrá su imagen de jovencilla elfa modesta y del exterior de Lunargenta.

Su tono de voz vivar y alegre que corresponde a sus energías, pero sin llegar a ser estridente y alto, más bien puede resultar meloso e incluso infantil al igual que su cuerpo.

Tiene un piercing en el ombligo con forma de pequeño cisne blanco y una diminuta joya azul arriba de éste.
 


Descripción psicológica:

De espíritu inquieto, afable, fisgón, osado y alegre. Por otra parte, es descentralizada, quiere abarcar más de lo que puede, encontrar un hueco en él y comerse el mundo, aunque su faceta obstinada le juegue malas pasada; si ella dice que es así, lo intentará una y otra vez antes de pedir ayuda o darse la vuelta para encontrar otra forma.

Aparenta independencia y seguridad, aunque eso le lleve al desastre. Antepone el colectivismo a la individualidad por simples enseñanzas en la educación, aunque eso no dice que sea una paladina errante justiciera enmascarada.  No es una fuera del orden social, legal y autoritario, pero actúa con cierta indiferencia hacia este: sabe cuál es su sitio y cómo tiene que comportarse… aunque a veces premie la supervivencia.

En resumen: Es una joven Elfa que se deja llevar por la marea e intenta remar contracorriente para volverse “algo” en una sociedad que ha cambiado y perdido tanto en tan poco tiempo. Quiere aprenderlo todo y vivirlo todo dentro de lo posible. Tiene sueños e ilusiones y una adoración por las figuras marciales, novelescas e historias de la cultura Thalassiana. Un amor por la naturaleza y la metafísica heredada por sus figuras parentales y el sentimiento de descubrimiento que ella mismo ha tomado con sus cortas experiencias.

 

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Historia

 

El sol imperaba por los prados verdosos mientras la leve brisa sacudía el alto de las copas de los pocos árboles del lugar. Una tranquila tarde con los ruidos de animales que pastaban, algunas aves y el aire de fondo. Uno quedaría dormido profundamente bajo un árbol que gustosa sombra, como le pasaba a la única persona del lugar: Una elfa que acabó despertándose al intentar atizar una mosca que llevaba rato incordiando.

-        -   Dichosa mosca que no me deja en paz ni tranquila por un momento… ¡Todo el inmenso campo y tiene que venir a molestarme a mi!

La elfa se levantado entre aletargada y enojada, echó un vistazo a los animales que pastaban, contándolos a ojo y enumerándolos. Una vez segura que estaban todos se volvió a sentar, se sacudió la túnica ligera que llevaba puesta e intentó colocarse bien para reanudar su sueño bajo la sombra del árbol y la cabeza sobre su alforja… pero ya no había manera de reanudar el sueño.

Aún era temprano y lo animales tenían que seguir pastando por el lugar. No era la primera vez que se ocupaba de este tipo de tareas que a veces eran fáciles y otras difíciles. Alguna cabra se perdida y horas buscándola por los cerros de la Aldea Brisa Pura.

Con poco más que hacer acabó sacando un cuaderno forrado de cuero curtido y un lápiz que seguramente sería de origen gnomo.

Levantó la vista una última vez a las praderas picadas por animales de granjas. El viento sacudía retazos de sus mechones castaños y traían el olor de las fragancias del bosque.

 

 

 

Acerca de los orígenes:

A la sombra de la torre estaba el muelle de piedra caliza que rodeaba la bahía por el interior y donde se colocaban intricadas grúas con las que descargar y cargar mercancías en los barcos de figuras y adornos tan llamativas como: dragones, cisnes o caballos.
"Todo empieza en “Dûnlondë” Un puerto en el interior de una bahía en el oeste de Quel’Thalas donde se reparaban, creaban y partían barcos con diferentes rumbos. Su alto torreón blanco y cúpula dorada era incluso visible a luz propia en una noche tormentosa, pues encantamientos la rodeaban. La cual se erguía sobre una alta colina a la entrada de la bahía.

Las casas del puerto residían en lo alto de una loma cara a la salida de la bahía. Muros rodeaban la loma creando niveles y en lo más alto de ésta, se encontraba la mansión del Magistri.

Mí casa no estaba en lo alto de la loma de la montaña, por lo que rápidamente se llegaba al puerto donde madre trabajaba haciendo uso de sus artes arcanas en la elaboración, mantenimiento y construcción de barcos. Padre por su parte era un Forestal que poco paraba por casa. Los primeros años de infancia los pasé junto a ellos pero con el tiempo cada uno se volcó en sus obligaciones y yo acabé como la mayoría de los jóvenes del Reino Eterno: enfocado en la educación, resaltar la perfección y prepararse para adecuarse al bien de la comunidad.

Clases de baile, canto, punto y aguja... incluso jardinería. Madre en sus ratos libres y tranquilos me enseñaba la comprensión de la magia, de cómo estamos unidos a energías que no podemos ver a simple vista pero que necesitamos; también había cosas prácticas como encantar objetos para hacer la vida más sencilla

Dünlondë tenía un aire de melancolía fruto del mar, pero también estaba lleno de alegrías y hermosura. Desde torreones de los muros del muelle y de la colina resonaban cantos cuando marchaban los marineros a la mar o cuando había alguna celebración que además se echa la gente a la calle para cantar y bailar. Esos eran buenos momentos donde además me encontraba en familia.

Había muchos encantos y contrastes en Dünlondë. Desde los guardias del puerto con confeccionadas mallas de escamas doradas y relucientes ante el sol. Arrogantes arqueros en las torres centinelas del puerto. Las imponentes naves de guerra Thalassianas. Por otro lado, los magos dedicados a la conservación y mejora de todo, desde los jardines a las casas, esos ingenieros arcanos como mi madre capaz de tomar lo natural y lo arcano para fusionarlo… Todo en armonía."

 

 

Divagaciones de una niña:

La elfa cerró el cuaderno dejando el lápiz dentro para marcar la página. Las ganas por seguir escribiendo se le habían ido como se había ido el sol ya tras el horizonte y todo se teñía de naranja. Habría que recoger el ganado.

Guardó todo en su mochila y se puso en marcha. Mientras se dedicaba a llamar y reunir a los animales, no dejaba de pensar en esa familia que según ella poco habría disfrutado y ahora no estaba. Tampoco estaba ya Dünlondë que quedó abandonada cuando el Azote de los No-Muertos llegó a Quel’Thalas, tampoco ningún familiar conocido. Su padre había desaparecido en los días oscuros de la llegada del Azote y su madre falleció por enfermedad y debilidad poco después de la caída del reino y la falta de la Fuente del Sol.

Los primeros meses sola, malviviendo y siendo ayudada por caridad de la gente que se encontraba a su paso… todo eso en parte había quedado atrás, pero no lo olvida y el temor a volver a pasar hambre, a desfallecer, llorar a sus seres queridos... todo eso le aterraba.

Con trabajos como lo de cuidar el ganado, cantar y bailar en algún local, llevar mensajes y entre otros más dignos trabajos lograba mantenerse. A veces dormía en un establo limpio, otros bajo las estrellas, pero luego salía el sol, se lavaba la cara en un arroyo, se colocaba sus ropas ligeras para bailar y olvidaba las penurias. 

 

Un pasaje del bosque:

Thalya llegó a un riachuelo donde se lavó bien la cara y las manos en lo que los animales se juntaban y bebían del agua. Los animales le gustaban, pero no era lo mismo cuidar una cría de Dragohalcón que un rebaño, aunque uno fuera peligroso y lo otro mortal si tenías que ir detrás de una cabra perdida en un peñasco.

 

Su padre la llevaba de excursiones cuando podía. Se podían pasar unas semanas viajando y haciendo acampadas que ninguno de los dos se quejaba. Su padre podría ser más reservado y serio, pero tenía buen corazón y enseñó a Thalya lecciones para el futuro.

-          Thalya, si no ayudas a un viajero necesitado, cuando tú estés perdida y necesites la ayuda, nadie te la dará. Hay que ser bondadoso, servil y altruista pues si lo somos con los demás ellos también lo serán con nosotros y demás.

-          Pero si damos lo poco que tenemos… no nos quedará nada y sufriremos.

-          Entonces es cuando se debe colaborar para que todos puedan verse beneficiados. El trabajo en equipo, el colectivismo. Puedes tener un mal día, el peor de todos, pero dentro de ti siempre tiene que haber bondad, un corazón amable que reconforte a los de tu alrededor. Si no, solo tendrás amargura.

Las lecciones de su padre le enseñaron que debería actuar siempre con bondad y amistad, pues en la soledad no podría ser de otra forma si quería salir adelante.

-          ¡Eh! ¡EH! ¡Que se te escapan los animales! -Unos Forestales pasaban al otro lado del riachuelo y le hacían señalas a Thalya, cuando ésta salió de sus pensamientos y giró para mirar, vio que efectivamente el ganado se iba en todas direcciones.

Thalya tomó rápidamente sus cosas y fue tras los animales que se marchaban. De fondo las risas de los Forestales al ver la escena de la elfa corriendo tras los animales, suplicando que se juntaran y obedecieran pues no era la primera vez que algo así le pasaba y si fallaba, esa noche no iba a cenar en condiciones ni dormir a cubierto.

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Conjuros de Energías arcanas conocidos

Escuela de Encantamiento-

  • Encantamiento básico - Difi 12 - Nivel 2- (Toque): El mago usa las energías arcanas para dotar de psicomotricidad a un objeto simple y pequeño y que realice tareas de naturaleza sencilla: Una escoba que barre, un libro que flota, etc... El encantamiento dura una semana por nivel del hechizo. Requiere Contacto Cuerpo a Cuerpo
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