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diacono17

Velkan Vladius

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  • Nombre: Velkan Vladius
  • Raza: Humano
  • Sexo: Hombre
  • Edad: 25
  • Altura: 1.90
  • Peso: 85
  • Lugar de Nacimiento: Lordaeron
  • Ocupación: Herrero - Guerrero
  • Historia completa

 

Descripción física:

Velkan es un hombre atlético y con musculatura notoria por su vida de trabajo físico, de igual manera tiene manos ásperas y gruesas, brazos con algunas quemaduras y cicatrices producto de la forja de metales, es de piel blanca y áspera, cabello rubio largo y algo desgreñado, sus ojos son color verde con mirada nostálgica, tiene un rostro de aspecto rígido y fuerte ya que rara vez sonríe, viste con una armadura de placas ligera, una espada de una mano forjada por su mentor Larius Blatter; también lleva un morral de cuero con algunas herramientas de herrería.

 

 

Descripción psíquica:

Velkan es un hombre reservado y de personalidad algo triste por su pasado adverso, la mayoría del tiempo se muestra pensativo y concentrado en sus ideas; su temperamento es fuerte y generalmente actúa malhumorado y agresivo frente a otros, se le dificulta establecer vínculos afectivos profundos, pero de igual manera se relaciona con la gente de manera superficial, manteniendo conversaciones o simplemente hablando de cosas que despejen su mente; las personas pueden ganar la confianza y amistad de Velkan si demuestran que son sinceros y mostrándose tal como son, aunque esto requiere tiempo y paciencia. De igual manera Velkan es apasionado por los combates desde que aprendió el arte de la espada y la defensa personal, pues cuando tiene que combatir y defender sus ideales lo hace con fiereza. Velkan odia profundamente a los no muertos y sueña con enfrentarlos y devolverlos a la muerte a la cual pertenecen no sin antes causarles el mayor daño posible y sufrimiento, si es que esto es posible.

 

 

 

 

Historia:

Avanzaba el año 20, los reinos humanos se recuperaban poco a poco después de una cruel guerra con aquellos seres verdes llenos de ira y odio que trataron de destruir todo a su paso; en el reino de Lordaeron se respiraba una supuesta paz, la cual no duraría mucho; rumores de enfermedades en los reinos del norte se escuchaban en Lordaeron, pero no era algo de lo cual la gente común tendría que preocuparse por el momento, ya que las autoridades superiores en el reino tomarían la riendas del asunto, pero esto significaría que las cosas serían para bien.

Mientras todo esto ocurría, una de las tantas historias del reino se desarrollaba; la familia Vladius vivía felizmente en el reino de Lordaeron el padre cabeza de hogar llamado Ignacio Vladius y su esposa Lorein Strauss, tenían dos hijos, Velkan Vladius de 16 años y Gregor Vladius de 10 años; los 4 sobrevivían gracias al oficio de su padre el cual era la herrería, ya que este les daba para las cosas básicas, mientras la mujer se dedicaba al cuidado del hogar y las labores domésticas; los niños siempre ayudaban a su padre en el trabajo, una mano aunque pequeña, siempre aminoraban las cargas, de igual forma, eso los prepararía para que un día siguieran los pasos de su padre y se encargaran del negocio; por eso Ignacio les enseñaba todo lo que sabía con respecto a la herrería y la metalurgia, oficio que los niños aprendían de buena manera y con entusiasmo.

La situación de la familia Vladius era difícil, ya que solo contaban con los recursos para sobrevivir, a pesar de esto su ánimo siempre era positivo y la unidad familiar nunca se debilitaba, ya que siempre educaron a sus hijos con la idea de que la familia siempre sería lo más importante, que no importaba lo que pasara, siempre debían permanecer juntos. Velkan y Gregor siempre fueron muy unidos, Velkan siempre defendía a su hermano menor de los niños que trataban de molestarlo; nunca perdían una oportunidad para escapar de casa y jugar a los soldados, improvisando espadas con viejas ramas de árboles se sumergían en la ilusión de la guerra, Gregor siempre se enojaba porque perdía ante su hermano que lo superaba en fuerza por su edad, pero la rabia desaparecía cuando su hermano comenzaba a bromear y a poner caras chistosas cuando dejaba que Gregor le ganara, guiados por su inocencia, desconocían la magnitud de aquellos juegos que se volvían reales para quienes combatían por proteger aquellas tierras.

El tiempo pasaba y llego el día que la paz del reino de Lordaeron acabo, hordas enteras de no muertos arrasaron con el reino; todo era caos y desesperación; mientras todo era destruido, Ignacio Vladius se encontraba en un gran predicamento, su esposa unos días atrás había caído enferma, yacía en cama con mucha fiebre y sin fuerzas para escapar de aquel horror que atacaba el reino, no viendo otra salida, le dice a sus hijos que escapen, les recuerda que siempre deben permanecer juntos y apoyarse en todo momento, él se quedaría con su esposa ya que no la dejaría sola ante aquella desgracia, Velkan y Gregor con lágrimas en los ojos se despiden de sus padres y emprenden la huida que logran milagrosamente ya que en el camino encuentran un grupo de personas que también trataban de huir de aquel horror, aquellas personas los ayudan desinteresadamente. Con aquel grupo, Velkan y Gregor emprenden un largo viaje hasta Stromgarde, escapando de aquellas tierras llenas de muerte y oscuridad, mientras viajan, el recuerdo de sus padres se hace presente en sus pensamientos, agradeciendo todo lo que hicieron por ellos y con la esperanza de que algún día los volverían a ver, pero muy en el fondo sabían que eso sería imposible.

Al llegar a Stromgarde las personas que viajaban con Velkan y Gregor se dispersan, dejando a los niños solos y llenos de miedo en aquella ciudad desconocida, por un tiempo los niños vagaron por la calles como mendigos, viviendo de la caridad de algunas personas, pero entendiendo que si seguían así seguramente morirían, decidieron buscar alguna institución que los pudiera ayudar, después de tanto buscar y preguntar, encontraron un orfanato, al entrar el lugar se encontraba repleto y una mujer de mediana edad los atendió, aquella mujer era muy dulce y les explico que solo tendrían refugio para Gregor que era más pequeño, ya que Velkan tenía 16 años y era imposible tenerlo en aquel lugar, Velkan pensando en el bienestar de su hermano decide dejarlo en aquel lugar con la promesa de que volvería algún día por él, cuándo consiguiera los recursos necesarios, los hermanos se despiden entre lágrimas y Velkan se marcha sin mirar atrás. Llegada la noche, Velkan llega al puerto de Stromgarde y sin ser visto sube a un barco y se oculta sin saber cuál sería su destino, solo espera que este lo lleve a un lugar mejor por el bien suyo y de su hermano.

Aquel barco llega a su destino, frente a los ojos de Velkan se encuentra el puerto de Ventormenta y otra ciudad desconocida para él, pero en el fondo sabía que allí encontraría su destino; durante un tiempo vivió nuevamente de la caridad en las calles pero sin perder las esperanzas y recordando la promesa que hizo a su hermano, luego de recorrer la ciudad por zonas que no conocía, se encontró con una herrería donde un hombre trabajaba sin descanso, luego de ver esto, recordó los días en que le ayudaba a su padre y lo que le enseño, sin pensarlo dos veces se dirigió al hombre y le dijo que le diera trabajo, ya que su padre era herrero y le había enseñado algunas cosas que quizá le servirían para ayudarlo, el hombre lo rechazo y siguió con su trabajo, pero Velkan no se doblegaba y seguía insistiendo casi con lágrimas en los ojos, el hombre al ver la voluntad del joven decide probarlo, Velkan siguió las instrucciones del hombre y realizo lo que dijo con dificultad, pero esforzándose, el hombre al ver que el joven tenía pocos conocimientos, pero una disposición positiva para aprender y mejorar, decide contratarlo, Velkan le agradece y comienza a trabajar esperanzado que un día lograra reunirse con su hermano.

El tiempo pasaba y Velkan mejoraba en su conocimiento en la herrería y la metalurgia, de igual manera continuaba trabajando con aquel herrero que lo recibió, su nombre era Larius Blatter, era un hombre de mediana edad y había pertenecido al ejército, era diestro con la espada y luego de un tiempo pidió su baja y comenzó a trabajar tranquilamente como herrero, estaba cansado de la violencia y quería pasar sus últimos años en paz, o al menos eso decía, pues realmente extrañaba empuñar una espada, por lo cual practicaba todas las noches después del trabajo, un día Velkan al darse cuenta de las habilidades de Larius, le pidió que le enseñara, que tenía alguien importante al cual proteger, Larius lo miro algo asombrado, en ese momento pensó, que quizá no sería malo pasarle sus conocimientos a alguien, pues nunca había tenido hijos y le había tomado aprecio al muchacho; desde ese día Larius lo comenzó a entrenar y a formarlo en el arte de la guerra.

Nueve años pasaron y Velkan se hizo mayor, ahora con 25 años era todo un hombre, lo cual le otorgaba responsabilidad sobre su vida y las decisiones a las cuales se enfrentaría, hasta ese momento su maestro lo había guiado en el aprendizaje de la herrería y el combate, con lo cual había adquirido conocimientos básicos en dichas habilidades, por lo cual le faltaba mucho camino por recorrer en su aprendizaje. Velkan prácticamente había construido su vida en Ventormenta, pero sin olvidar a su hermano, era su única familia y debía cumplir su promesa, un día mientras trabajaba en la herrería al lado de su mentor y amigo Larius, le comento de su pasado y de todo lo que vivió en su niñez, de cosas que prefirió callar para no sufrir, le hablo de aquella promesa a su hermano y que el sentía que había llegado el momento de cumplirla, Larius solo le dijo que debía hacer lo que su corazón le mostrara y que si ese era su destino, él lo apoyaba, dicho esto, Velkan tomo sus cosas y se despidió de su mentor sin antes agradecerle todo lo que había hecho por él y que nunca lo olvidaría, que el regresaría a pagar su deuda, pero Larius le dice que no hay nada que pagar, su amistad le devolvió algo de felicidad a su vida. Con la decisión tomada, Velkan decide partir hacia Stromgarde, el último lugar donde estuvo con su hermano, si seguía allí lo encontraría, y si no, buscaría información de su paradero, nada estaba escrito, el destino se forjaría con sus actos.

Editado por diacono17

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