Erebus

[Maw 330]

Alli yacia la pila de huesos, un mausoleo de restos animales de todas las especies apilados, abrazados por las raíces del gran arbol. Desde fuera le había parecido majestuoso, lleno de vitalidad y fuerza pero esta esencia procedía de una cruel verdad. Se alimentaba de la muerte para seguir viviendo. Muchos hueso estaban mohecidos, blandos, frágiles y podridos. Algunos esqueletos sobresalían del abrazo mortuorio de las raices dejandose ver entre los huecos de estas, costillares, cabezas o cuernos.

El aire era denso, cargado, le costaba respirar. Sus ojos le traicionaban haciendole ver por el rabillo del ojo escurridizas siluetas que desaparecían cuando centraba su atencion en ellas. Susurraban una canción inaudible, sus letras eran mudas y su melodia ahuecada como si se escuchara tras una pared. Esta misma sinfonía armoniosa le atrajo, empujandole a adentrarse al interior del cementerio.

Sintio el sabor de la sangre en su boca. Las cuencas vacias de los craneos animales le observaban.

 

De la nada, en el epicentro del mausoleo oseo un gran sable sentado mantuvo su mirada sobre el.
No podia distinguir si el craneo blanco decorado por marcas era su rostro o  una mascara . Solo la cuenca de su ojo derecho tenia brillo, este era fantasmal y palido, le helaba la sangre.

Sintio como su mente era perforada, su presencia infecto cada recoveco de su ser, no habian secretos para el. El mundo a su alrededor se distorsionaba, la realidad se emborronaba nada era lo que parecia. Los jueces eran miles, tantos como muertos.

Una risa cruel resono en su cabeza.

 

 Su padre le giro la cara. No se atrevio a devolverle la mirada, sus hermanos presentes le sacaban de quicio siempre con esos aires de superioridad

" Titeres. Sombras de la arrogancia "

"Siempre quiso que fueramos como el. Una sombra pegada a sus talones. Deseaba vernos ascender a los tres. Ser bendecidos por los espiritus ancestrales para enorgullecer a los antepasados. Yo fui su espina. No podia dominarme y aquello le aterraba. Cuando me postre ante los ancestros de Cenarion los rechace. Los rostros de mi familia quedaron tallados en la verguenza, no podia pedir menos, no era una venganza ni un deseo por hacerles daño, simplemente sabia que aquel lugar no era mi sitio. Aunque mentiria si dijera que no disfrute viendo el rostro de mi padre fruncirse hasta limites insospechados. Aquel dia detuve su mano y le mire a los ojos"

 

 

Apenas recordaba su anterior vida. Los primeros meses y años habían sido extremadamente duros. Aquel conocimiento del que se enorgullecia poseer no le sirvieron para evadiir a las manadas de lobos cuando salian de caza. Venenos que dejaron su piel enyagada, parásitos que aun de vez en cuando, en un despiste, volvían a abrirse paso bajo su piel.  Amaba la caza, perseguir a su presa hasta quedarse sin aliento, con su corazón palpitando ante la emoción y cuando las tornas se giraban, ser la presa era un juego mortal. El miedo, la adrenalina y la falsa ilusion de seguridad durante días y semanas tras dar esquinazo a un gran depredador volvían su existencia insignificante.

" Me sentia vacio. Perseguia algo que era incapaz de alcanzar. Una parte de mi mismo la cual siempre escapaba. No sabia que era, pero fui tras ello durante mas de una centena de años. La mitad de ese tiempo cumplí mis tareas al pie de la letra como druida, tal como me habían enseñado a pesar de no pertenecer  a Cenarion. No queria opinar de un concepto del cual apenas había comprendido. Pero la otra mitad del tiempo restante...

Me cansaba. La senda tan defendida por mis ancestros termino por carecer de todo valor a mis ojos, llevandome a un callejón sin salida. Como dirían los sabios, los obstaculos en el camino los pone uno mismo. Tampoco estaba obligado a seguir sus enseñanzas, siempre habia estado envuelto en ellas. Te dirigían hacia donde ellos querian que llegaras, pero habia mas, mucho mas. Mi padre se esforzo por que solo supiéramos los caminos que el mismo recorrió y los que a el le interesaban. Como si a traves de nosotros enmendara asi sus errores.

Empece desentenderme de las reglas. Disfrute en la vida salvaje dejando de pensar en las advertencias, abandone la filosofia sosegada por algo mucho mas primario. Y cace, cace todo tipo de criaturas asi como ellas intentaban cazarme a mi. A veces era por hambre, otras, por necesidad. Las mas terrorificas eran aquellas criaturas impulsadas por su sed de sangre. Eran fascinantes. En este periodo, empece a ver otra realidad, otra manera. Empece a cambiar, aborreciendo todo aquello relacionado con la civilizacion de mi pueblo. Las ciudades, con sus luces y sonidos...

Cuando los bosques fueron atacados no pude evitar responder. No era una responsabilidad, ni un deber, era un capicho. Entendia la magnitud de la situacion, entendi que si aquellos seres de otro mundo llegaban al arbol todo moriria, y aunque no puedo negar cierto espiritu de lucha , disfrute persiguiendo a los pieles verdes cuando llegaron a los bosques quemando y talando. A los humanos, pieles rosadas ingratos. Amigo o enemigo, daba igual."

Se desgarro a si mismo el cuello. El elfo intento desesperadamente respirar sin traquea. Erebus se vio a si mismo morir, el mismo era su propio verdugo bajo el pelaje negro del gran felino. Veia a traves de los ojos de la bestia, como veia a la bestia a traves de los ojos del elfo.

La angustia, las nauseas . La sangre caliente y pegajosa empapando su pecho, su corazon deteniendose a cada segundo. La sensacion de muerte
Su sabor cobrizo, el impulso por desgarrar la carne hasta no dejar nada sobre los huesos. Tenia hambre.

Abrio los ojos tomando una bocanada de aire como si no hubiese respirado en horas. Estaba sentado frente a un altar donde centenares de craneos se apilaban. Paso sus dedos por encima de sus superficies lisas. Detuvo sus manos, escucho la melodía. Retiro de su descanso la parte superior de la calavera animal, la mascara que le definiria.