Unabrujacualquiera

Descripción Física:

Thalyssa es una joven elfa rubia de piel delicada y muy pálida quizá por que nunca le fue costumbre exponerse al sol, es delgada y muy pequeña, pero no por ello no ejercitada, nunca estuvo acostumbrada a la vida sedentaria pese a ser una estudiante, esto se debe a que se crió toda su infancia y adolescencia con forestales elfos... Mide a penas 1,55m y pesa unos 45 kg... Su cabello es de un rubio claro, siendo casi blanco o plateado e igual que toda su gente, tiene los ojos de un color azul bastante llamativo.

Descripción psicológica:

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Mujer delgada, de anatomía física no muy desarrollada, sin embargo, su nulo entrenamiento físico combinado con su delgadez y sus caderas anchas, le dan una figura muy parecida a la de una pera, teniendo una silueta bastante estética, su piel es fina y nada marcada, demasiado blanca pudiéndose arruinar fácilmente ante una larga exposición al sol. Su cabello es de un color castaño rojizo, totalmente liso, llegándole este apenas a los hombros. Sus cejas están finamente arqueadas mientras que sus ojos son de un celeste claro, teniéndolos casi blancos,  su nariz es achatada y aveces suele colocarse un arete en el lado izquierdo, sus labios son alargados de un tamaño medio. Tiene varias marcas en la espalda, el vientre, los hombros y algunas pocas en los muslos, producto de heridas de látigo, arruinando la perfección de su piel.

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Los huérfanos en Lordaeron no suelen tener mucha suerte, a menudo terminan como mendigos o ladrones en las grandes ciudades del reino, por lo menos este no fue el destino de una pequeña niña que fue abandonada una fría noche en las calles del Pueblo Vega del Amparo, fue bautizada como Iara, cuando fue recogida por una sacerdotisa y cuidada por un orfanato de la Iglesia, afortunadamente, jamás pasó necesidad dentro de las cálidas paredes del orfanato, pero si angustia, todo niño necesitaba padres, un apellido, una familia, no fue sino hasta sus diez años que una familia de nobles se interesó en ella y le dieron un hogar, uno mas grande incluso que el orfanato donde estaban viviendo, le dieron un apellido, desde hoy era su nombre Lady Iara Morgan, y sobre todo una familia, un padre cuyo nombre era Lord Paul Morgan, una madre Lady Elise Morgan, y un hermano y el heredero de la familia Castor Morgan, si bien en un principio le pareció extraña al principio la unión y calidez de una familia, sin embargo no pasaron ni 5 años hasta que la chica se adaptó totalmente no solo al amor de su familia, si no a la educación que estos le estaban dando, ya no era una pequeña huérfana pobre que estaba destinada a la miseria, era una niña que caminaba, hablaba y comía como noble a sus 15 años, era toda una doncella con modales quizá demasiado refinados para su edad, sin llegar al excentricidad o la soberbia, la Segunda Guerra estaba en pleno auge, y  llegaban informes del este que la gran ciudad llamada ''La Mano de Tyr'' había sido atacada por orcos y ogros, pero que presuntamente Vega del Amparo estaba segura, así que la adolescencia de la nueva hija de los Morgan transcurrió sin mucho problema. Sobre-protegida por casi toda su familia, y principalmente por su padre adoptivo y su hermano mayor, su familia lejos de presionarla estaban llenos de empatía hacia la chica, sin embargo la única presión era impuesta allí por su padre, Paul Morgan, mientras su madre le enseñaba los modales de la nobleza y distintas destrezas que le servirían en la vida (Cocina, Sastrería e inclusive Historia) Y su hermano solamente a enfundar una espada (Aunque nunca pudo ni llegar a sostener salvo cuchillos), el líder de la familia le ofrecía cada tanto el unirse a la Iglesia de la Luz como novicia de sacerdocio, lo único que se lo impedía en ese entonces fue la instrucción de doncella y sus constantes viajes a la capital, así fue hasta sus 20 años, cuando rumores de que una plaga sospechosa estaba atacando al reino, Iara fue trasladada a la ahora reconstruida ciudad de La Mano de Tyr, sin tardar mas que algunas semanas de tramites aburridos, ingresó en la Capilla de Tyr como una novicia, la Ciudad de Tyr estaba bien defendida no solo por una milicia, si no por los Caballeros de la Mano de Plata también, la entonces amenaza oculta de los muertos vivientes aún era desconocida, o solo un rumor para algunos, no fue si no hasta el ataque a Vega del Amparo, y la defensa de el Rey Arthas y los Caballeros de la Mano de Plata, que en la Mano de Tyr ya se conocía la amenaza que se cernía sobre las Tierras del Reino Humano mas grande, a Iara, su sacerdote jefe, de nombre Winston Patrick, le ordenó quedarse en la capilla y solamente aguardar noticias sobre el estado de sus familiares en la recién asediada Vega del Amparo.

            Semanas después, llegaba una misiva a la novicia de la capilla, enviar un mensajero en ese entonces era costoso, por el peligro que se cernía sobre el Reino, Iara supuso que la carta no podría ser de otra persona salvo que de su familia y por un momento se alegró... En la carta enviada se podía leer lo siguiente:

Su suerte había cambiado una vez más, sentía ella, perdió a la mitad de la familia que tenía y lloraba tan solo de pensar que su hermano podría también correr la misma suerte, pero otra cosa que le enseñó la nobleza era a confiar en las decisiones del reino, y algo que le había enseñado la luz, en casi un año que estuvo de novicia de la Iglesia, era que debía ser fuerte por sobre todo.

Meses después no llegaban si no malas noticias del norte, el Príncipe Arthas había purgado la Ciudad de Stratholme, con una crueldad sin nombre, Los Caballeros de la Mano de Plata se encontraban mas débiles que nunca sin embargo, la Mano de Tyr no había caído, y los rumores indicaban que Arthas y sus soldados habían viajado a Rasganorte, y aunque asustada y preocupada, Iara seguía practicando sus habilidades con la Luz Sagrada, en este periodo también la chica se enteró que el cuartel general de los Caballeros de la Mano de Plata se había trasladado a Vega del Amparo, de todos modos decidió quedarse como su hermano le había pedido.

Varios meses después había llegado a la novicia otra noticia: El Príncipe Arthas había asesinado al Rey Terenas, su padre, y posteriormente a Uther y a otros caballeros importantes de la Mano de Plata, luego había avanzado hacia la patria de los elfos, varios no muertos, en este avance, iniciaron hostilidades contra La Mano de Tyr, siendo rápidamente eliminados, la seguridad de la novicia nunca corrió riesgo alguno. Las hostilidades ese año le impidieron volver a Vega del Amparo, por seguridad, sin embargo, ella ya suponía que su hermano caminaba entre las filas de Arthas, como cadáver.

Solo tras el final de la Tercera Guerra, y la Destrucción de Dalaran, se atrevió a salir con una caravana hacia Vega del Amparo, ahora portaba un nuevo símbolo, con el mismo rango, era una novicia de la Cruzada Escarlata, tras llegar a Vega del Amparo, se hizo sin muchos problemas con el dinero que le había dejado su hermano, gastándoselo casi todo en comida y en medicinas para los soldados de la Cruzada que habían sido heridos en combate, y en intentar reparar la mansión para usarla de enfermería se quedó varios años ayudando a sus superiores hasta que muy joven, a los 20 años, se convirtió oficialmente en una sacerdotisa de la Cruzada Escarlata, sus servicios fueron nuevamente requeridos en la Mano de Tyr, pese a la ferviente presencia de el Azote en esas tierras, la Mano de Tyr había crecido enormemente, ahora la mitad de la ciudad se llamaba ''El Enclave Escarlata'' aumentó en ella la potencia militar de la Cruzada pese a la separación y fundación del Alba Argenta, salió según las ordenes de sus superiores de la Vega del Amparo en la misma caravana en la que vino, con varios sacerdotes mas, pero la caravana fue asaltada a medio camino presuntamente por agentes del Culto de los Malditos, todo lo que recuerda Iara fue que asesinaron mas o menos a 10 caballeros y a 2 sacerdotes que estaban en la caravana, capturaron a todas las sacerdotisas mujeres y las llevaron a las ruinas de una aldea, habían matado a todos los habitantes y apilados o colgados los cuerpos por los árboles, un estandarte de la plaga se alzaba en los restos muertos de los pobladores, fue mantenida cautiva allí con sus compañeras y cada tanto iba siendo asesinada una, quedando al final solo Iara, que sufría penurias, desde hambruna hasta horas de interminables torturas, cada cruzado, sea argenta, sea escarlata que capturaban, como una forma de tortura, lo asesinaban lentamente frente a la chica, tras 6 meses de torturas similares, la chica entró en un estado de profunda depresión, llegando a pensar incluso en formas de suicidarse, hasta que un día un pelotón entero de Paladines y guerreros de la cruzada entró y retiró a la lastimada y desmoralizada sacerdotisa de la Cruzada, la devolvieron a la Mano de Tyr, pero tras tanto tiempo sufriendo maltratos y su mente transtornada y shockeada por los recientes sucesos, su poder con la luz se había reducido enormemente, ya no era la confiada sacerdotisa de la Cruzada, si no una mujer asustada por los horribles momentos que había pasado, uno de los sacerdotes de la Catedral de Tyr, ex-tutor de Iara, Winston Patrick, resolvió enviarla a Villadorada, un sitio mas tranquilo en los Reinos Humanos del sur, donde guardaban contactos, con la ayuda de algunos miembros de la Cruzada, llegó hasta Pico Nidal y desde ahí con una caravana de enanos hasta el Puerto de Costasur, algo de dinero le habían dado, sin embargo, era un viaje obligado, en el fondo, lo único que ella deseaba era volver a la Mano de Tyr y servir a la cruzada, sin embargo, hasta el día de hoy, sigue siendo solo una enfermera en Villadorada, alejada de la vida eclesiástica, con algunas heridas permanentes, pero que no hicieron mas que darle motivación para volver.

Iara a los 15 años