Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
SethDarkheart

Jack Pliskin

Recommended Posts

 

?di=WHJI

Descripción física

Tiene una cabeza redonda de tamaño estándar, con un cabello medio-largo y negro atado en una cola. Sus ojos son castaños y tiene una perilla siempre arreglada además de un bigote cuidado. Sus gestos faciales suelen ser duros, a veces facilitados por unas cejas pobladas. Su cuerpo, de 175cm de altura, es fuerte pero no marcado, evitando los músculos demasiado definidos.

Descripción mental:

Jack es un chico algo arrogante y egocéntrico, con grandes aspiraciones y una visión muy clara de lo que debe ser su vida. Intenta ser calculador, aunque muchas veces resulta impulsivo y temerario. Odia la mentira y odia a la gente que toma la vía fácil. Es de las personas que opinan que el fin justifica los medios, siempre y cuando los medios no sean radicalmente opuestos a sus ideales. No dudaría en asesinar a un noble corrupto y egoísta cuando la ley no puede hacer nada, pero por otro lado no dañaría a un inocente con tal de conseguir sus objetivos. Puede resultar de carácter agresivo, pero es una persona razonable y amigable si no le dan motivos para mostrarse de manera contraria.

Historia:

"¿Nunca te cuestionas si lo que haces está bien o está mal?" dijo el hombre a alguien frente a él. Sus aceros estaban casi tocándose, preparados para ensartar a su rival de ser necesario. "Deberías ser productivo para el mundo, no dedicarte a robar", fueron las últimas palabras que escuchó el bandido antes del estruendo que provocó la pistola del hombre que pretendía detenerlo. El bandido cayó al suelo por la herida que recibió, aunque fue más la sorpresa que el dolor, aunque eso bastó al joven Jack para terminar la pelea definitivamente. Jack Pliskin llevaba sirviendo en la guardia de la ciudad desde hacía poco tiempo, pero se entregaba en cuerpo y alma a la defensa de la gente y la ley. Aunque su necesidad iba más allá de la defensa del inocente. Él quería un lugar perfecto. Un reino perfecto.


Mientras llevaba al bandido a una celda recordó parte de su niñez, parte de su vida. Quizá porque de no ser por las enseñanzas de su padre, él podría ser el que fuera llevado a una celda. Su padre fue soldado también, y desde joven lo instruyó para ser un buen guerrero. Un buen guerrero no solo usaba el filo de su espada para herir, si no también el filo de su lengua. Su padre le enseñó la importancia de atacar solo cuando era necesario, y solo si no quedaba más remedio. Aunque como buen hijo que era, él tomó las enseñanzas de su padre y las adaptó a su manera. Hablar era tan útil como un buen corte. Y usar ambas cosas para darse fuerza era la mezcla que él había desarrollado. Claro que de poco servían sus palabras si solo era un soldado más. Pero no importaba, porque tarde o temprano llegaría a lo más alto. 
Encerró al bandido entre rejas, dando luego un informe a su superior. "Este hombre ha sido avistado en una callejuela atracando a una familia a punta de espada señor, lo he apresado y traído aquí tal y como debe hacerse." Su superior asintió con desinterés, haciéndole un gesto para que se marchara. Jack se puso firme y dio media vuelta, saliendo del lugar y observando su ciudad. Ventormenta era grande, demasiado grande. Empezó a andar, volviendo a su ronda, ajustándose su tabardo. Las constantes batallas de las últimas décadas había dejado a la raza humana en las últimas, era algo que escuchaba de tanto en tanto. Pero todo iba a mejorar, la unión hacía la fuerza. Era fácil decirlo hasta que un ladrón atracaba a una familia, o hasta que alguien aparecía muerto. Pero no podía culpar a esos infelices, pues no todos tenían su determinación. Pero algún día sabía que llegaría a transmitirles su fuerza interior. 


De joven, solía irse por los campos y bosques cercanos de Villadorada, su pueblo natal. Ahí se pasaba horas y horas jugando y olgazaneando cuando su padre no tenía tiempo para instruirlo, o darle tal o cual sermón. Escalaba un árbol aquí, se bañaba en aquel río, pateaba ese árbol o jugaba con tal rama, escapando de las aburridas enseñanzas de su padre. Enseñanzas que ahora agradecía, pues lo habían sacado de más de un apuro, además de la herencia que le había dejado. Recordó con disgusto el día en que su padre murió a causa de una herida infectada. Siempre había creído que moriría en una guerra, o haciendo una gran gesta...y fue amarga la noticia de que su vida había terminado por el corte fortuito de una espada oxidada. Fue ese día cuando decidió alistarse. Fue ese día cuando algo despertó dentro de él.
Despertó en él el sentimiento de que debía ser alguien importante. Debía llevar orden y fuerza al mundo. Empezaría en lo más bajo, claramente, pero llegaría alto. Traería paz y estabilidad allá donde había Caos. Golpearía con dureza cuando debiera hacerlo, y hablaría con quien debiera. Adaptarse al mundo y la necesidad, como le enseñó su padre. Pero él lo superaría. Se preparó por si mismo el año que le quedaba para alistarse, practicando con su espada, practicando sus habilidades, mientras sus tíos intentaban hacer de él otra clase de hombre. ¿Pero qué podrían hacer ellos? Ese sentimiento de superioridad crecía cada día más en él. La familia era importante, pero más lo era la necesidad del mundo de que gente como él hiciera lo que debía hacerse.


El día de su decimosexto cumpleaños, abandonó la casa de sus parientes con lo justo y necesario para entrar en el ejército y empezar a cumplir. Pasó por todo lo que un nuevo recluta debía pasar, tanto entrenamientos oficiales como las novatadas extraoficiales, los recados más desagradables y las tareas menos aceptables. ¿Qué más daba? Pronto estaría por encima de todo eso. Estaría por encima de toda la gente que lo miraba como a uno más. El tiempo lo diría todo. No se preocupó demasiado en hacer amigos, aunque no por ello resultaba borde con nadie. Sencillamente, se juntaba con quien quisiera juntarse con él, y se encargaba de demostrar su "superioridad" a aquellos que lo infravaloraban...de manera más o menos directa. Sabía que un buen golpe en la cara era igual de eficaz que un comentario ingenioso delante de las personas correctas, cosa que le hizo enemigos.


Pasó dos años haciendo toda clase de tareas desagradables, aprendiendo tanto como podía de sus tareas, de su alrededor, aprendiendo cada día para ser mejor. Solo a su muerte dejaría de aprender cosas, y esperaba que para ese día quedara mucho, mucho tiempo. Solo lamentaba una cosa, y era no haber nacido noble. Sabía que la nobleza tenía más derechos y facilidades para lo que él tenía planeado, pero ni eso lo paró. Si no había nacido noble, intentaría casarse con alguna cuando llegara alto en el ejército, o ser nombrado noble en algún momento y de alguna forma. Él sería quien unificara definitivamente a los humanos bajo una fuerza imparable, o moriría en el intento.


Y así llegó el fin de su etapa como don nadie, y pasó a ser un don nadie patrullando la ciudad. Tiempo al tiempo, decía siempre. Cuando la oportunidad adecuada apareciera, él estaría ahí para aprovecharla. Tarde o temprano pasaría de atrapar ladrones a mandar a otros atraparlos, hasta que por fin los ladrones no fueran un problema. Llegaría el momento en el que crearía alianzas fuertes entre humanos y otras razas. Sabía que soñaba con grandes proezas, con imposibles. En sus afueros internos, mientras volvía al cuartel después de su ronda, sabía que debería hacer cosas de bien, y cosas de mal. Pero así nacían los héroes...o quizá los villanos. No importaba, él sabía que el bien y que el mal, solo dependían del ojo que observara. 
 

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...