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BenGal

Dörjen Peñascobrazo

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      Artista: Nick Serpilov (Artstation) 
 

Nombre Dörjen Peñascobrazo
Raza Enano
Sexo Hombre
Edad 62
Altura 1'24 metros
Peso 83 kg
Lugar de Nacimiento Dun Garok
Ocupación Recluta Escarlata

 

Descripción Física
Enano de altura promedia y físico atlético, que posee una frondosa barba color castaño. Deja caer su bigote sobre esta, haciendo dos largas trenzas. Suele recoger su pelo en una coleta para tener mejor agilidad y que no le moleste al correr. Su piel está algo morena por el sol, con alguna que otra pequeña cicatriz de haberse entrometido donde no debía, sobre todo provocadas por algún animal.

Posee un aro de hierro atravesándole parte de la nariz hecho en su juventud. Sus ojos son de un color azul celeste algo apagado, pero que le da brillo a su cara. Siempre utiliza un par de gafas redondeadas sobre estos cuando tiene que leer a pesar de no tener problema alguno de visión.

Descripción Psíquica
Es un hombre bondadoso pero a veces terco, dejándose llevar por el orgullo de vez en cuando, su gran pulso con las armas de fuego es equivalente a su gran paciencia, aunque, en algunas situaciones se pasa de impulsivo por ser tan atrevido. Cree en los ideales de la Luz Sagrada, pues fue su familia la que lo educó en base a estos e hizo que se interesara por la religión desde temprana edad.

En su tiempo tiempo libre le gusta entrenar, practicar su puntería y fumar de su pipa para relajarse.

 

Historia

Fue criado en el seno de una familia religiosa y humilde de Dun Garok, en las Laderas de Trabalomas, donde creció correteando por sus frondosos bosques, escalando sus árboles y zambulléndose en sus ríos y lagos. Su padre era un gran tirador, siempre salía a cazar por las mañanas, para horas más tarde, llevar parte de esas presas a Costasur, acompañado de su fiel carnero, "Ricitos", muchas veces, con el objetivo de conseguir un poco de dinero para mantener a la familia o simplemente comprar materias primas, munición, o cualquier otra cosa que les hiciese falta. Dörjen heredó la puntería de su padre y la paciencia y dotes culinarias de su madre, por lo que no pasó mucho tiempo hasta que empezó a acompañar a su progenitor en sus salidas por el bosque. Esto no era obstáculo alguno para el resto de sus pasatiempos, pues su interés por la lectura y por la religión de la Luz Sagrada, también fueron dos grandes pilares en su juventud que lo ayudaron a pasar el rato en aquellas tardes de invierno tan aburridas. Era una vida sencilla, pero ellos eran felices.

Los años pasaban, y el padre del joven enano empezó a interesarse por otras cosas más allá de la cacería, por lo que fue Dörjen quién empezó a viajar solo a Costasur, con la única compañía de Ricitos. Empezó a conocer a la gente de aquel pueblo que tanto tiempo frecuentó, cuando le tocaba acompañar a su padre siempre se mantenía callado y cuidando de su carnero, esperando a que terminara de negociar para horas más tarde volver a casa, pero ahora era distinto. Por lo que se le fue el santo al cielo entablando conversaciones con sus habitantes, compartiendo recetas y bebiendo en la taberna. Su primera vez en el viaje de vuelta de Costasur, se retrasó un poco más de lo normal, por lo que, a mitad de camino el sol ya comenzaba a ponerse por los riscos de las montañas, y los aullidos de los lobos comenzaban a ser más que apreciables en aquel silencio sepulcral en mitad del bosque. No tardó en tomar las riendas para montar sobre su fiel carnero y así poder llegar antes de que alguno de esos animales salvajes le emboscaran. Pero fue al llegar a su hogar cuando fue sorprendido por sus padres, quiénes, en su preocupación, bombardearon con preguntas y reproches a su hijo.

En uno de esos días tan monótonos, llegó a su casa con el afán de hacerse panadero, sí, panadero, era un oficio que simplemente le llamaba la atención, le gustaba cocinar y ver a la gente feliz así que pensó, "¿Por qué no?". La aprobación de sus padres era lo único que necesitaba para reunir el valor necesario y lanzarse de cara en el viaje hacia Ventormenta, porque... ¿Dónde si no iba a desenvolverse mejor que en aquella capital humana? Había competencia y a él eso le gustaba, así podría mejorar sus dotes culinarias y mejorar sus recetas para hacer pan. Después de una larga conversación con estos, logró salirse con la suya y hacia allí se dirigió, acompañado del rifle favorito de su padre.

Allí empezó como el ayudante de uno de los panaderos locales, un hombre humano ya entrado en edad bastante amable y cuya sabiduría compartió con el enano. No le pagaba, pero le daba alojamiento y compartía con el aquellas recetas de diferentes panes que fue elaborando a lo largo de los años, así que, a el le servía. En sus ratos libres iba a ayudar a un pequeño hospicio dirigido por algunos miembros de la Iglesia, les llevaba algo de pan para la gente que se encontraba allí, ayudaba a los sacerdotes con la comida y de vez en cuando también les ayudaba a lavar la ropa.

Así pasaban las semanas de Dörjen, al menos hasta que un día recibió una carta proveniente de Dun Garok, era de sus padres, y en ella explicaba como el pueblo de Costasur fue completamente arrasado por los renegados. Lo primero que sintió al leer tales palabras fue duda, no desconfiaba de sus padres, pues nunca le habían mentido, pero le seguía pareciendo un suceso bastante surrealista. A medida que continuaba leyendo se creía más aquellas palabras, y entonces pasó de la duda a la ira, "¿Cómo pueden existir criaturas tan desalmadas como para destruir un pueblo lleno de buena gente inocente?" pensó apretando los puños y los dientes. Pero finalmente de la ira pasó a la tristeza, nunca iba a poder hablar con tantas de las buenas personas que allí residían y con tantos buenos amigos que hizo a lo largo de su vida. Se tumbó en su cama para asimilar lo que acababa de leer, y allí, se hizo una promesa a sí mismo, nunca más nadie inocente iba a sufrir la cólera de un ser tan malvado como había ocurrido en Costasur. 

A la mañana siguiente se colgó su mochila y su rifle a la espalda, dispuesto a viajar por el mundo para ayudar a la gente. Pero al caminar por las calles de la ciudad humana, pasó por un edificio bastante grande. Tenía un guardia resguardando la puerta, y una gran bandera en la fachada del mismo. Una bandera blanca con detalles en carmesí, y con la "L" de Lordaeron plasmada en el centro con un color escarlata. Se quedó pensando unos instantes frente al edificio, en el pasado, había visto ese mismo símbolo en distintos lugares y panfletos repartidos por la ciudad, "La cruzada Escarlata" se hacían llamar, una organización religiosa que prestaba su ayuda a la gente en nombre de la Luz, o al menos eso creía él. Finalmente asintió decidido, desviando su rumbo hacia el interior de aquel lugar con un andar firme y sereno.

Editado por BenGal
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