Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Feyre

Esmeralda Pardo

Recommended Posts

irs6UaK.png

 Nombre y Apellidos  Esmeralda Pardo  Raza  Humana
 Lugar de nacimiento  Granja de los Pardo  Edad  19 años
 Ocupación  Aventurera  Sexo  Mujer
 Altura  1'67 m  Peso  63 Kg

 

 Descripción física

Ésta joven está acostumbrada a ir cubierta, llevar telas que le protejan del sol y otras ropas. Con ello, oculta muchas veces su rostro y no deja ver esos rasgos finos, jóvenes y delicados. Sus ojos color verde esmeralda suelen quedar difuminados por la luz de las telas que en ocasiones cubre su cabeza. Su cabello rojizo oscuro también se encuentra a veces protegido por un velo. Pero si hay algo que no puede ocultar es su fino cuerpo, alargado y delgado dejando ver ligeras curvas por su cadera y torso.

No es una joven que destaque por su altura, ni alta ni baja. Su voz no es para nada aguda y tampoco demasiado dulce, parece bastante madura para su edad y ligeramente melódica. Las ropas que suele llevar son variadas, sobretodo adaptándose al ambiente. Ah, y siempre lleva consigo un perfume fresco de olor a flores silvestres.

 Descripción psíquica

Bastante soñadora, alegre y animada. Se trata de una joven que tiene muchas ansias de ver mundo, aventuras, y lo que le hace tender a ser también una romántica empedernida. A veces bastante ingenua, otras veces demasiado inocente... No suele ser capaz de ver la maldad del mundo, porque hasta el momento ha vivido ciega a ello. Esto no quita que no sepa defenderse, pues es bastante valiente y tiene una voluntad de acero, claro que inevitablemente hay ocasiones que se siente culpable, por lo que no sería de extrañar que pidiese disculpas por su propia torpeza en más de una ocasión.

No tiene problemas en enfadarse y mucho menos en poner a la gente en su sitio, es bastante amante de las ironías y sarcasmos, aunque no los utilice todo el rato. Y, además, le encanta poder ayudar a los demás. ¿Y eso de mentir? No tiene ningún problema con ello, al menos si la que miente es ella misma. Eso sí, jamás le traiciones o hagas algo en su contra, o de los suyos, pues puede que nunca te ganes su perdón.

 

tdu70g1.png

 

Spoiler

Las duras y áridas tierras de Páramos de Poniente acogen casas, granjas y, en definitiva, hogares de personas que buscan ganarse la vida como pueden. Entre esas familias se encuentra los Pardo, una humilde familia que vivía del comercio y las pillerías. Un ambiente poco educativo, según ciertas miradas ajenas. Ese era el ambiente en el que se criaría Esmeralda María Pardo, la joven inocente y soñadora que esperaba algún día independizarse, vivir sus propias aventuras. Convertirse en capitana de un barco o quizá en sirena. ¡Todo era posible para ella!

Al principio, la vida familiar fue estable en Páramos tras el nacimiento de la castaña rojiza, quizá buscando una estabilidad para asentarse de una vez por todas en un lugar. Al fin de cuentas, la familia viene de lejanas tierras que Esmeralda desconoce su nombre o historia. Pero aquello nunca le importó realmente, tenía a sus familiares junto a ella y a aquel Faro de poniente. Un faro que a ella le daría la vida y la ilusión suficiente para seguir con sus historias, sus cuentos. Cualquier libro que pasaba por sus manos acababa por ser devorado.

Dado que no le dejaban ayudar con las tareas de casa, por su notable torpeza, dedicaba sus horas a leer libros y acabó topando con ciertos libros que quizá hubiera sido mejor nunca haber leído. La magia del vacío entraría en su vida por unos libros que consiguió arrebatar a uno de los cadáveres que se encontró una noche en una de sus expediciones, y ella devoraría sus páginas, una tras otra. No era algo de lo que hablase, no era algo de lo que no temiere. Al comienzo fue duro, tuvo pesadillas, pero al final decidió disfrazar su realidad pero jamás se le ocurrió abandonar las sombras, pero no quería que sus padres lo supieran. ¿Y si dejaban de quererla? Ya no veía la Luz, ya no era capaz de ser la misma pero ella... Seguía siendo una soñadora niña.

Un día llevó tantos libros a la orilla de la playa que inevitablemente se le cayeron al agua. Mas el mar no tenía agua comparado con las lágrimas de los ojos de Esmeralda al ver como aquellos libros se perdían. Al final le quedaron algunos cuantos, mientras los mojados tuvo que ponerlos al siguiente día al sol para recuperarlos. La bronca que le echaron sus padres fue poca, y tomaron la decisión de que debían volver a viajar y trabajar para ver si así su hija espabilaba.

    María, así nunca lograrás hacer nada por tu cuenta. Mucha cabeza, tan inteligente, y tan poca mano. Cualquiera diría que tienes mantequilla en las palmas. ¡Ten más cuidado, hija!

La voz de su madre resonaba aquel día como un sonido chirriante, con las mejillas hinchadas y molesta. Sin embargo, no tenía modo de escapar de aquello.

Mientras viajaban, ella ayudaba a la venta de telas y ropajes, conseguir nuevos compradores, y ahuyentar aquellos indeseados si hacía falta. No le dejaban tomar objetos peligrosos, puntiagudos… Tenían miedo que su torpeza diera lugar a la perdida de algo importante, a que hubiera daños en los materiales y... siempre tenían mucho cuidado con ella. Eso acabó por agotarla y cada día se sentía más inservible, más inútil.

Cuando llegaron a Ventormenta, sus padres buscaron en modo de contactar con unos antiguos conocidos para adentrarse en el barco que les acabaría llevando a la Bahía y con ello al lugar que captaría el interés sin duda de Esmeralda, como una niña viendo dulces por todos lados. Sus ojos brillaban, parecía que estaba viendo la vida que quería vivir. ¡Las aventuras que tanto había soñado! Puede que la realidad fuera asquerosa, cruel y sanguinaria, pero aquella realidad estaba desvirtualizada a los ojos de la joven. 

Como no, decidió dejarse por los deseos de conocer aquel lugar mientras sus padres seguían trabajando, sin separarse de sus libros. Allí encontraría a un hombre con un parche en el ojo y una gran sonrisa en los labios.

    Eh, tú, pequeña. Tienes pinta de recién llegada, ¿quieres saber del lugar?

No pudo evitarlo y se acercó, adentrándose en la taberna juntos. Una aventura tras otra, aquello que el hombre le estaba contando eran música para sus oídos. ¿Cómo no quedarse en aquel lugar?

    Y eso, pequeña. ¡No es nada! ¿Quieres saber más? No dudes en preguntar.

Tras eso, la mujer se marcharía corriendo hacia el puesto de sus padres y le contaría lo que había pasado. Sus padres claramente no se fiaban de aquel hombre, posiblemente alguien que tan sólo buscaba llamar la atención de una jovenzuela. Nada más saber aquello, sus padres le quitaron todas las cosas a su hija y le prohibieron separarse de ellos hasta que se marchasen de la Bahía. ¿Y qué ocurrió después?

Por la noche, cogería su mochila y metería las cosas necesarias para partir: dinero, ropa, comida… Todo lo necesario. Luego se marcharía y buscaría una habitación en alguna posada, ofreciéndose a limpiar el lugar como método de pago. Dado que no tenía que limpiar nada frágil, tuvo la suerte de no meterse en problemas, pero... ¿Se quedaría allí? No, claro que no. Tan sólo esperó a que sus padres se marchasen del lugar, tras haberles dejado una nota explicándole la situación y la decisión que había tomado.

Sabía que no lo aceptarían a la primera así que prefirió mantenerse escondida por el momento. Luego fue cuestión de tiempo que se fuera por el puerto en busca de un barco en el que zarpar, una buena compañía. ¡Nuevas aventuras! Todo giraba alrededor de las aventuras, poco importaba los demás. ¿Quería seguir mejorando con la magia que había descubierto? ¡Por supuesto! Pero para ello… ¡Necesitaba aventuras! Para ella aquello no tenía otro modo, al menos para una joven como ella que no tenía donde caerse muerta, casi.

Tras su paseo rutinario por el puerto, llegaría a la posada y, mientras se tomaba una taza de café, hablaría con uno de los dueños del lugar, quien en aquellos meses se había convertido en un familiar para ella, concretamente diez meses, una buena pareja con cuidador que dar a una criatura como Esmeralda. Algo mutuo:

    Oye, ¿estás segura de querer montarte en un barco? ¿Eres consciente de lo que significa?

    No te mentiré, no lo tengo del todo claro. Sólo sé que es lo que necesito, Günter.

    En ese caso no tengo nada que decirte, pero ten en cuenta que eso que quieres vivir no es como en los libros. Puedes morir, puedes herirte… Además, recuerda que quizá puedes incluso caerte por la borda.

    No me recuerdes mi torpeza, sabes que a veces no lo puedo evitar.

    Si, si lo digo por ti. Eres una chica muy inteligente, seguro que sales adelante…

Tras aquella noche, la vida podía cambiarle y ella no lo sabía. Sólo era cuestión de tiempo para encontrar ese barco en el que zarpar, o al menos nuevos compañeros con los que empezar una nueva vida. Tenía en mente que era algo torpe, quizá le echaban para atrás por ello, quizá no, al menos esperaba que cerebrito le ayudase para llamar la atención de los que ella quería para que le aceptaran. Siempre tuvo esa facilidad de aprender, todo aquello que implicase sacar su cerebro a relucir… ¿Y si le demostraba? Seguramente le aceptaran.

Quizá, cualquier cosa le valía para ver que de algo servía. Ella no era una cría, hacía años que lo había dejado de ser, aunque las vistas engañasen. Puede que su realidad fuera distinta, que el sufrimiento lo llevase por dentro. En su día había tomado una decisión, convencida de ser lo que quería. Las sombras acechaban, ella las aceptaría. La vida no siempre es lo que parecía

 

Editado por Feyre
  • Like 7

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...