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Feyre

Najiyah

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  • Nombre del Personaje
    Najiyah
  • Raza
    Draenei
  • Sexo
    Mujer
  • Edad
    120
  • Altura
    2'16 m
  • Peso
    109 kg
  • Lugar de Nacimiento
    Shattrath
  • Ocupación
    Estudiante de La Academia
  • Descripción Física

    Tras trajes ligeros y abiertos, se deja ver un alto y delgado cuerpo, esbelto y que porta una postura relajada como coqueta. Su piel de color celeste pálido suele verse adornado por accesorios, normalmente de colores que contrastan. No le gusta de llevar ropajes demasiado pesados, y muchos de ellos incluso prefiere que sean más abiertos porque es una persona bastante presumida. Le gusta realzar los finos rasgos de su rostro, resaltar sus labios de colores y mantener en perfecto estado su cuerpo.

    Por ello, se puede ver cómo sus cuernos están siempre cuidados y sin raspones, sus pezuñas arregladas y su cabello siempre desenredado. Tiene algunas pequeñas cicatrices por su cuerpo, muy leves y blancas, que es un reflejo del pasado que tuvo. Nada realmente serio ni llamativo, a penas visible porque ella también se encarga de ocultarlos. 

    Por otra parte, sus uñas se mantienen ligeramente largas y algo picudas, como afiladas, además de ser duras por su buena condición física, nada realmente serio tampoco. Su piel es bastante tersa, suave por los ungüentos que se echa y huele a frutas del bosque. 

  • Descripción Psíquica

    Siempre se caracterizó por ser una persona con objetivos bastante claros, aunque a veces sea inevitable dudar. Nunca a buscado hacer daño a nadie sin motivo, por hacer daño. Para ella, todo tiene que tener un motivo en la vida, por muy estúpido que sea, pero lo último que se debe buscar es el hacer el mal. Por ello, se puede decir que tiene un corazón de oro que busca el bien de la mayor cantidad de personas, pero en el momento que hagas algo en contra de lo que ella lucha: puedes verte en la lista negra con bastante facilidad. Aun así, es una persona tranquila y afable, bastante cálida en el trato y que exterioriza sus sentimientos sin problema alguno. No se avergüenza de sentir cariño, miedo o tristeza, lo mostrará sin problemas a no ser que la situación requiera de lo contrario.

    También está a la vista que se trata de una mujer muy presumida, coqueta y detallista. Tiene mucho amor propio, aunque a veces añora el ser querida por otros. Además, es un poco avispada así que tiene mucha picardía que ha ido aprendiendo durante su viaje y el relacionarse con otras personas. Le gusta mucho tomarse siempre la vida con humor, dentro de unos valores normales, también le gusta coquetear y que le coqueteen. Sin embargo, eso no significa que entregue su corazón a cualquiera, pues es una romántica empedernida. 

    Resulta difícil hacerle enfadar, le encanta charlar y mantener conversaciones interesantes, y sin duda le encanta aprender de los demás. Si logras dar con aquello que le molesta, quizá no te sea tan complicado sacar su lado más salvaje. Aunque lados salvajes hay muchos...

Historia

Spoiler

Sintiéndose una extraña en un mundo como aquel, buscó el modo de adaptarse a aquella nueva Era que había llegado para los nuevos allegados en Azeroth. Siendo nada más que una draenei superviviente, buscó el modo de adaptarse a aquellas nuevas criaturas que le rodeaban y que tanta curiosidad les causaba. Claramente no era como su tierra natal, y lejos estaba de volver.

Ahora las cosas habían cambiado y sin duda seguirían cambiando. No obstante, jamás fue una mujer que no supiera adaptarse a los nuevos problemas de la vida, a las nuevas tesituras. Tenía asumido que nada sería igual y que pronto haría aliados, o enemigos. Aquello, para ella, daba igual. Aunque lo cierto era que no pensaba estarse de brazos cruzados y toda la vida en el Exodar, tenía aspiraciones más allá de aquello. Claramente, al comienzo se volcó de lleno en la situación que le rodeaba, pero pronto empezaría a dedicarse tiempo para sí misma.

Había estado leyendo libros en tiempos libres, recordando aquella magia que había dejado atrás antes de lo ocurrido. Tantos años y tan poco tiempo dedicado a sí misma. Jamás había dado el paso, jamás se había atrevido a ir más allá de lo normal, de lo simple y sencillo. Siempre creyó que quizá aquello que hacía no era más que una tontería, creerse su propia ilusión. Nadie le dijo aquello, muchos seres cercanos le alentaban a seguir aquel pequeño sueño, pero no fue hasta aquella noche que tomó su decisión.

La noche en la que él fue hablar con ella.

Se trataba de un hombre de avanzada edad que había experimentado mucho en la vida, aunque ella desconocía exactamente su edad y podía ser que estuviera deteriorado por el paso de los problemas. Aun así, era como un abuelo para ella, un fiel hombre que siempre se encargó de que no le faltase de nada al carecer de familia. Puede porque jamás tuviera hijos, o tal vez porque estuviera viendo que se le acercaba su final, por haber visto ya de todo en su vida.

—    ¿Qué es lo que temes, Najiyah? ¿No ves que tienes un destino por delante?

La joven draenei estaba sentada mirando el cielo estrellado, meditando la lejanía de la que procedía.

—    Tengo miedo a fallaros, a fallarme. ¿Y si no lo merezco? ¿Y si ellos me ven con malos ojos?

El mayor soltó una sonora carcajada, colocándose junto a la draenei.

—    ¿Ellos? Dudo mucho que eso pase. Además, ¿quién eres tú para decidir por ellos? Si es algo que hagas de corazón y sin hacer el mal, ¿qué mal podrá ocurrir? Te entregaste a los tuyo ya mucho tiempo, es hora de tomar tu propio camino.

—    ¿Y si no sé cuál es mi camino?

La mano masculina se posó sobre la femenina, la tomó con firmeza y le miró con una sonrisa de medio lado, confiada y tranquila.

—    Créeme, sabrás cual es tu camino cuando lo tengas ante ti.

Fue entonces cuando emprendió su viaje y con ello buscó su sendero en la vida. Por el camino se dedicó a hacer joyas y venderlas, ganar dinero era lo que necesitaba hasta llegar a su destino. El destino que ella misma había elegido.

Había escuchado hablar de la Academia, y no encontró mayor deseo que encontrar su vida en aquel lugar. Desarrollar la magia que se despertó en ella gracias a los libros y las vagas enseñanzas que algunos de los suyos le enseñaron, pero ella no podía permitirse quedarse estancada. Debía hacer caso de las palabras de él, y ya había visto el camino ante sus ojos. No dudaba, sabía que aquello era lo que quería.

Explorar siempre fue una diversión, conocer gente nueva era sin duda una de las experiencias más gratificantes. ¿Conocer nuevas razas? ¡Eso era maravilloso! Prácticamente todo le asombraba, era como una joven niña que estaba viendo muchas cosas que captaban su atención con facilidad. Había pasado unos años encerrada en la idea de que tal vez la vida no le deparase tanto como esperaba, pero poco a poco iba saliendo de aquella espiral oscura que le aterraba el corazón.

Poco a poco fue viendo aquella luz de la que estaba tan ciega.

Y al cabo del tiempo, acabó llegando a la tierra de humanos, sintiéndose más extraña aún, pero aquello daba igual tras tanto recorrido. Había escuchado tan bien de aquella academia, que el resto de las cosas pasaron a no importarle demasiado.

—    Disculpe, ¿cómo se llega a este lugar?

Preguntó, nerviosa mientras le ofrecía un papel con el nombre del lugar. Sintiéndose bastante perdida. No obstante, la mujer a quien le preguntó se ofreció incluso a llevarla. Aquella humana solo sería un grato recibimiento a aquel lugar que llamaría más su atención. ¿Serían todos así? ¿Le tendría miedo? ¿Por qué muchos le miraban? ¿Era por los cuernos? Se veía tan distinta a los humanos que aquello le provocó incluso ternura. ¡Pero no eran solo humanos!

Una vez se instaló en la Academia, poco tardó en intentar enterarse de todo lo más rápido posible. Siempre dispuesta a aprender de los demás relacionarse y buscar tal vez su compañero de aventuras. Quería alejarse de su pasado, tal vez buscar hacer el bien con el don que se le había entregado. Aún no tenía claro como iba a enfocar todo aquello, tan sólo sabía que estaba donde debía estar. No tardó ni una semana en enviar una carta a aquel hombre que le empujó a tomar aquella decisión.

Había visto muchas cosas malas en su vida, las suficientes como para saber que había gente malvada ahí afuera con magia como ella, y más cualificados. Sabe los peligros que hay tras la Academia, los que pueden estar por llegar. De aquellos de los que huye y aquellos que aún no conoce. No pretende ser la heroína, pero si aportar al mundo su granito de arena, ir más allá de ayudar a los suyos y ayudar a todo aquel que pudiera.

Puede que fuera una tarea complicada, y puede que en el futuro los planes cambiasen, pero tenía claro una cosa: jamás se rendiría.

 

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