Newuen: Una forma de ser

[Bastián 217]

Newuen Tres Nubes

Nombre: Newuen

Raza: Tauren

Sexo: Hombre

Edad: 77 años

Altura: 2,09m

Lugar de Nacimiento: Kalimdor Centro

Ocupación: Chamán

 

Descripción Física

Newuen no es tan solo un tauren, su vil aspecto animalesco y enfermizo le hacen parecer una malformación de esta orgullosa raza, hombros enjuntos y de brazos consumidos y estirados capaces de tocar sus pezuñas si lo desearan, con unos dedos cadavéricos que terminan en puntiagudas uñas negras, negras como su crin que lacia como la de un caballo cae entre su cornamenta incompleta, ante la ausencia del cuerno izquierdo, el cual transformó en un arcaico instrumento. Por otro lado, su rostro bovino posee unos ojos rubí de casi pura pupila que rara vez parpadean, gruesos labios construyen su hocico que suele ir marcado con pinturas blancas sobre su pelaje azul claro que encanece alrededor de todo su cuerpo. No suele llevar junto a él una pesada vara de madera que lo pone en pie, moviéndose muy lentamente con la cola caída, cabizbajo y encorvado, sin alcanzar su altura real, con la tendencia a decorarse con esqueletos de pájaros y plumas negras, blancas y azul claro, prefiriendo este patrón de colores característicos de los chamanes de su tribu.

Descripción Psíquica

Se trata de un tauren pacífico y pacifista, incapaz de luchar, fue entregado desde joven en cuerpo y alma al chamanismo, dedicando su vida a los elementos. La enfermedad que lo atacó destruyó su cordura y confianza, volviéndolo un personaje taimado que rara vez está dispuesto a compartir sus enseñanzas o aceptar la de los demás, aunque los últimos eventos de su vida le han llevado a enfrentar este pensamiento. No sabe si podrá recuperarse o si los azotes de la vida sanarán algún día, por lo que suele mostrarse con una amargura y apatía al expresarse, resignado como hijo de la Madre Tierra y uno de los pocos supervivientes de su tribu a luchar por sobrevivir, aunque sus posibilidades sean realmente pocas, tal vez nulas.

Editado February 3, 2020 por Bastián

[Bastián 217]

 

• Eventos Asistidos:
  • Caída del cerdo (Masteado por Bullet)
  • ...
• Eventos Masteados:
  • ...

 

Historia:

En Cima del Trueno casi no se escucha la historia de las Tres Nubes, la tribu bañada en sangre, cuyo pueblo fue casi arrasado totalmente y sus restos barridos por la tormenta que aconteció en los siguientes días. Newuen recordaba bien la historia de su pueblo y aunque sean pocos los atraídos por su senil voz de abuelete, disfrutaba de contarla cuando sus hermanos y hermanas se reunían alrededor de la hoguera, sobre todo ahora que se acercaba la temporada de lluvias que no obstante, parecía que las lluvias se habían ausentado y las tradicionales danzas de ritual para traerlas habían sido, o bien, débiles e insuficientes, o inútiles. La tribu Tres Nubes atribuía este fenómeno a la falta de unión y hermandad que había sacudido a los suyos tras la masacre de la sierra hace muchísimo tiempo. 

Finalmente todos se disgregaron para contribuir al equilibrio elemental en distintas zonas de Kalimdor, junto a otras tribus, fuertes y unidas, sedentarias, que a diferencia de ellos nómadas sin hogar, se habían asentado. Pero lo cierto es que no siempre fueron una tribu nómada cuyos miembros se contaban con los dedos de una mano, de más de tres dedos, realmente las Tres Nubes fue una tribu que solía ser numerosa y tradicional, que lejos de ser una familia belicosa, estaban completamente conmovidos por el chamanismo, quienes en su mayoría, ostentaban el liderazgo de la tribu cuando fuera el debido momento. Si bien pocos, los chamanes, estos eran los que guiaban y daban inicio a los rituales semanales en los que la tribu participaba activamente, desde jóvenes alrededor de la hoguera bailando entorno a una gran columna de humo para comunicarse con el Padre Cielo y pedir que arrecie la tormenta durante la Danza de las Lluvias, hasta ancianos haciendo un círculo alrededor de un tótem para hablar en nombre de los antepasados de la tribu en búsqueda de su consejo. 

Newuen creció entre ellos y cuando se dieron cuenta del don que poseía el tauren con los elementos rápidamente fue puesto bajo el cuidado de un chamán, lejos de sus padres y hermanos. Bajo la tutela de una anciana silenciosa y mística, iba a crecer para convertirse en otro chamán de la tribu que estuviera ahí para ellos, para guiarlos en momentos de necesidad y si la sangre escarceara, ser aquel que ocupara el puesto de jefe entre las Tres Nubes. Desgraciadamente, nadie esperaría que de pronto comenzaría a enfermar hasta nunca volver a ser el mismo tauren saludable que era. Fue después las Guerras Contra los Centauros que Newuen notó algo en el que especuló como siniestro y malvado, la tribu había avanzado hacia el norte de Kalimdor hasta los picos más alto de las cordilleras donde la vegetación era yerma, los árboles escasos y la cacería exigua, la hambruna y la pobreza insalubre formaba parte del entorno, pero también era la parte más alta de la cadena de montañas, un lugar donde los centauros no se atrevían a llegar, debido a posiblemente el cementerio de dracoleones no demasiado lejos de donde se había asentado la tribu por ordenes de Buro, el jefe. Lo que llamaron "Espíritus Oscuros" aterraba a los centauros y los tauren pronto descubrirían por qué, la locura y enfermedad comenzó a destruir a la tribu, susurros de la más siniestra voz, alejados de la Madre Tierra y del Padre Cielo, en el Pico de la Sangre, poco a poco la tribu Tres Nubes comenzó a morir moribundos de alma.

Aunque algunos, pocos, resistieron el peso de la maldición lo suficiente como para huir lejos, muchos otros no lo hicieron, Newuen fue uno de los que casi no lo logra, de los primeros en caer enfermo y de los últimos en resistirse. Con el grito en sus orejas y el dolor en todo su cuerpo se arrastró por las montañas hasta caerse muerto lejos del Pico de Sangre donde ahora estaban los restos de un campamento tauren, fusionando los esqueletos de esta raza de guerreros y chamanes con los de las bestias aladas que habitaban los ennegrecidos cielos. Bajo el agua de una tormenta, el enfermizo tauren perdió la consciencia, débil y desdichado pudo haber muerto ahí de no ser porque el agua de la lluvia restauró sus energías e hizo de la tierra un escudo de cualquier peligro. Cuando el sol salió en la mañana después, arrastrado por las chapuzas de agua, el tauren se despertó junto a un pequeño árbol que no lo superaba en altura, aunque sus ramas eran largas y resistentes, débil por la enfermedad casi no pudo arrebatar una de estas, tiró con fuerza hasta desprender la rama del árbol e hizo con una roca un mullido para sostenerla, inconsciente a plenitud de que habían sido los elementos de la naturaleza quienes lo habían salvado, se alejó de los picos malditos para vagar hacia la nada con el pensamiento constante de que había perdido la conexión con los elementos, de ser así, no podría reunirse con sus antepasados nunca. 

Durante años Newuen había tenido este temor consciente, hasta la vez que se reunió con sus dos hermanos, Uttamatomakkin y Yatziri. Los había conocido hace poco pero veía en ellos mucho de lo que este tauren había perdido, aunque eran de su misma sangre y estaba seguro de que sus vivencias eran las mismas, no padecían su enfermedad que lo había vuelto débil, anciano y solitario. Aunque se unió a ellos con la promesa de enseñarles del mundo que él había conocido como ermitaño, la verdad es que detrás de sus buenas intenciones, por más que pensaran que iban a aprender de él, la realidad era que él aprendería de ellos.

Editado February 3, 2020 por Bastián