Gahel Aran

[Shirochan 102]

• Nombre del Personaje
  Gahel Aran
• Raza
  Quel'dorei
• Sexo
  Mujer
• Edad
  22
• Altura
  1.70
• Peso
  75 kg
• Lugar de Nacimiento
  Quel´thalas
• Ocupación
  Mercenaria
• Descripción Física

  Una elfa atletica, mide un metro setenta aproximadamente, tiene un cintura definida y unas piernas un poco largas, su torso es estrecho, sus pechos son de un tamaño mediano, no destacan con su tamaño pero tampoco son omisos, ella considera que son perfectos, sus ojos son grandes y alargados, con ese resplandor azul celeste. su nariz, pequeña y redondeada, la forma de su cara es alargada algo que contrasta con sus largas orejas. Es rubia de nacimiento, un rubio oscuro y brillante.

• Descripción Psíquica

  Gahel es muy protectora con los mas cercanos, especialmente los niños. Su carácter es tranquilo y muy neutral, nunca busca pelea, al menos no ahora,es muy respetuosa, le gusta la musica, especialmente la flauta. Es un sonido que a ella le relaja, algo que consigue calmarla, como escuchar el agua de una cascada. Le gusta entrenar de vez en cuando, siempre para aprender y mejorar, nunca para ser mejor que nadie, si no para superarse a ella misma.

• Ficha Rápida
  No (1000 palabras mínimo)

Historia

Nací en Quel´thalas un poco antes de la invasión que casi extingue la raza. Mis padres, estaban muy orgullosos con su recién nacida, no tenia dos días de vida, que ya estaban pensando cosas tipo: ¡Será la mejor diplomática de todas!. Cosas que nunca tuve en mente, ¿Quien lo diría? Bueno, mi padre siempre ha cuidado de mi, ya que mi madre no tenia demasiado tiempo respecto a su oficio. Era profesora de magia, estaba todos los días en esa escuela, durante muchas horas. Pasaba el día con mi padre, el era pescador, me enseño a pescar, aunque no era algo que se me diese muy bien... de hecho recuerdo haberle enganchado los pantalones varias veces... *una leve risa suena de Gahel.* En fin, no tuve una infancia muy llamativa, una niña pequeña aprendiendo lo de su padre... carismática, sonriente y alegre. Hasta el día, en el que bueno, lo perdimos absolutamente todo.

 

Era un día soleado cuando paso todo, iba de camino a casa de Cassiel, mi mejor amiga, con la que compartía infinidad de secretos. Secretos como que nunca había querido ser diplomática, si no soldado. De hecho era mi compañera de travesuras, bueno, al llegar a su casa... noto un olor muy apestoso, proveniente de algún sitio de la calle, algo repugnante, mientras esperaba que me abrieran la puerta, totalmente despistada a lo que ocurría a mi alrededor. Un minuto mas tarde, totalmente en otro mundo, pensando en mis cosas. Noté como un brazo, me cogía de mi cintura, me cargaban al hombro, y echaban a  correr, en ese momento observe como todo el mundo corría de algo, todos asustados, fué cuando miré al final de la calle, totalmente confundida cuando vi a unos seres... unos seres putrefactos en los huesos que a cada paso que daban no dudaban en asesinar a quien estuviera en su paso, algunos eran pequeñitos y muy rápidos, con grandes garras, quienes asesinaban mas que lo demás, no dejaban que nadie escapara, luego, recuerdo haber visto a unas enormes personas, con un agujero en su tripa. Muy enormes, y destructoras, tenían como piernas de diferentes tamaños, brazos de diferentes tamaños también... eran asquerosos, sus tripas estaban abiertas. Y una enorme boca salia de su estomago, momentos después vi como una de estas cosas devoraba a una soldado... 

 

Luego asustada por lo que ocurría, observe a quien me llevaba, por suerte era mi padre, se limitaba a correr para salvarnos de aquellas cosas. La calle principal estaba totalmente en taponada, así que mi padre cogió algunos callejones que llevaban al puerto. Callejones en los que nos caímos varias veces, debidos a que se usaban como almacenamiento de algunos comercios y demás pero al final llegamos, justo al llegar, los barcos de escape estaban totalmente llenos, solo quedaba hueco para los niños, así que sin dudarlo mi padre me metió en el barco, y me prometió que me vería mas adelante. Asintiendo me subí al barco, un barco que me llevo hasta los reinos humanos, y claramente donde no volví a ver a mi padre maduré allí, alcanzando la mayoría de edad, y bueno, me hice una especie de soldado, mercenaria, como un soldado independiente que hace trabajos por gusto. De esta manera he estado sobreviviendo hasta ahora.

 

No era soldado, ni era mi sueño cumplido, pero si que me conformaba, y me gustaba de hecho, meses mas tarde, eso me llevo a conocer un grupo de aventureros...  estuve con ellos bastante tiempo, me acogieron bien. Y mas de una aventura tuvimos en aquel tiempo, eran todos muy luchadores y sobretodo sonrientes, excepto... una niña que no la soportaba demasiado. Ella era especialmente innecesaria... recuerdo como robaba las recompensas y luego le daba lo que quería a quien quisiese. Como odiaba eso...

 

Bueno, con este grupo aprendí a usar varias armas: El hacha de guerra,  El espadón ligero, y la lanza ligera. armas que gustaban mucho, por su manejo, y su estética. Y también sumaremos, que con el viejo Nethelion, alguien a quien tenia muchísimo aprecio, me enseño a llevar armadura de malla reforzada con placas y cuero, una armadura bastante pesada, pero anda que con entrenamiento no pudiese lograr, con el tiempo me acostumbre a ello.

 

Y bueno tiempo mas tarde, el grupo y yo nos decidimos a viajar a una nueva aventura, algo que parecía sencillo, todo empezó a pedir de boca, llegamos al lugar indicado, donde nos situamos en las habitaciones que el posadero nos alquiló, pasaron varios días allí, cuando de repente, mientras caminaba explorando el lugar, me dejaron inconsciente, despertándome mas tarde en una jaula. Solo identificaba a muchas personas vestidas iguales, así que asumí que era una especie de culto sobretodo cuando sacrificaron a uno de los miembros, por suerte, nos dejaron ir tras un intento fallido de huida, a cambio del sacrificio de uno mas de nuestro grupo. Nethelion... queriéndonos salvar a todos, acepto el trato, y me miro con tristeza y agradecimiento antes de marcharse. Yo quede en shock de nuevo... aunque cuando salí de allí, me dirigí de nuevo a elwynn, separándome del grupo. Con el tiempo acepte la muerte del viejo Netehlion, Alguien que me cuido como si fuese su hija...

 

Al llegar a Elwyn, descubrí que tenia facilidad para la luz sagrada, un sacerdote que conocí allí, muy honesto y amigable, accedio a enseñarme a usarla, y hacer el bien con ese poder. De esta manera podría proteger y cuidar a aquellos que mas lo necesitaban. Lamentablemente, el sacerdote murió al tiempo después, con lo que solo aprendí un par de cosas. Algo para dañar a otros males. Cuando murió, deje esa enseñanza y me dedique a ser mercenaria por un tiempo.

   

Ahora vivo de lo mismo, de mercenaria, gano lo suficiente para vivir medianamente bien. No tengo problemas con nadie, y lo único que me sucede es que hecho de menos a Nethelion. Por lo demás, todo va sobre ruedas de nuevo, o amenos eso espero... con lo que me ha enseñado mi padre,Nethelion y el, sacerdote puedo hacer que vaya bien todo, lo suficientemente bien para no vivir mal. De hecho pensaba en ir al hospicio de la cruzada en villadorada, dicen que buscan gente, quizás si me cogen pueda dedicarme a proteger y a aprender a usar la luz debidamente.