Saltar al contenido
Kross

Bagnar Terrifalte

Recommended Posts

pibesinfiltro.jpg

Bagnar Terrifalte

 

~Raza: Enano

 

~Edad: 40 años

 

~Lugar de nacimiento: Kharanos

 

~Ocupación: Cartógrafo, avicultor y comerciante

 

 

Resultado de imagen para Separadores para foros

Descripción Física

 

Tamaño:

Para su raza, un ejemplar de tamaño considerable. Pasa la altura media, alcanzando el metro y veintiséis, con un peso de ochenta kilogramos. Por así decirlo, su envergadura no es tan sorprendente como podría dado su alto, pues presenta complexión muscular más bien normal, sin mucho que destacar: la clásica musculatura promedio que todo enano goza de manera natural.

Postura:

Comúnmente y sin pensarlo, adopta una postura poco seria y algo deshilachada, más que nada debido a la suprema concentración que suele enfocar en cosas específicas. Sin embargo, se concientiza de esta situación y endereza una perfecta rectitud ceremonial cuando es necesario, haciendo destacar su altura e intentando sobresalir, sacando pecho y levantando los hombros.

 
Mirada:

 Ojos color celeste, tan claros como aquella porción de cielo que circunda el sol. Su tono es mate, con un brillo apagado que agrega contundencia y la hace casi imposible de evitar, como un par de atrapasueños que te obligan, por buenos o malos motivos, a no apartar la vista de ellos.

 
Cabello:

Común y corriente. Frondoso y tupido. Lacio, pero con bastante ondulación, de fácil peinado si así se quisiera.

Su tinte es de un castaño claro, que parece motearse de máculas cobrizas cuando es rozado por la calidez de la luz.
Sobre su cabeza, crece hasta tocar los omóplatos, estando generalmente amarrado en una única coleta lo suficientemente prolija como para durar casi todo el día sin despilfarrarse demasiado.

Su vello facial es tan abundante como cabría desear: La extensión de las patillas y la perilla se funden en un único bloque, tomando de forma natural una figura vagamente triangular, hasta justo la mitad del inicio de los pectorales.

Bagnar no suele usar nada demasiado decoroso junto a su vello facial. Incluso, generalmente, ni siquiera acostumbra amarrarlo de forma alguna.
Por otro lado, la zona naso-labial (junto al resto del bigote) se mantiene casi lampiña, sin aparente crecimiento piloso.


Apariencia:

Alto y algo esbelto, no destaca mucho a la vista ni genera ningún suspiro. Tiene una piel maculosa, de tez trigal, tan curtida que ya despunta severos indicios de arrugas, acelerados para su edad.
Su rostro es extremadamente masculino: Una mandíbula casi tan ancha como una palma humana, huesos cigomáticos tan prominentes que se atisban bajo sus ojos, suspendiendo levemente los párpados, dándole a su mirada un aire de serenidad abstracta.

Su rostro no hace más que endurecer la imagen que Bagnar ofrece, con cejas poco templadas y una nariz peculiarmente característica de los enanos: Emerge de forma abrupta de entre las cejas, encorvándose hasta dejar el ápice mirando al suelo, con alas tan anchas que hacen parecer diminutas sus fosas nasales. Una nariz poco elegante, pero con mucho carácter.

De entre toda piel dura y marcas de esfuerzo, se puede destacar la boca del enano. Extrañamente, no presencia la misma fiereza que el resto de sus rasgos, resultando en unos labios finos para el resto de su rostro, unos hoyuelos que supuran dulzura en las sonrisas, y un puente francés entre boca y nariz, dándole un pequeño toque de elegancia que lo aleja bastante del canon de belleza enana.

 
Vestimenta Habitual:

Bagnar es una persona sencilla, o por lo menos en lo que a gustos estéticos se refieren. No suele preocuparse mucho por lo que lleva puesto, pero siempre se le encuentra con camisas o chalecos simples, de colores claros, hilo barato y motivos lisos. En cuanto a su pantalón, suele dejarse sin mucho cuidado el que pertenece a su conjunto de trabajo: Cuero curtido de carnero, teñido al pardo oscuro y con un ligero retoque bruñido en las rodillas, para esas caídas descuidadas.

De todas formas, generalmente se le ve con el resto de la armadura de cuero: Una cota del mismo material, con hombreras ligeras incorporadas y un hilo de cáñamo confiable para unir los ojales de las planchas.

No suele llevar casco, por no haber podido comprar uno aún. Sin embargo, cuando no está de caza o en zonas demasiado ventosas, siempre decora su cabeza con un bombín de ala curva al que guarda cierto cariño.

 
Voz:

 No hay mucho que describir sobre esto. Su voz es tan grave, rasposa y meliflua como la de cualquier enano. Tiene tonos vibrantes y potentes, con un ruido arenoso y dulce, muy bueno para contar historias o relatos, pero probablemente molesto en un canto.

 

Rasgos característicos o peculiares:

Lo que más se distingue de Bagnar es su apabullante mirada, no tanto por el color de sus ojos (aunque bien aporta lo suyo) sino por la connotación firme que les da el contraste con su rostro. Después de esto, siempre puede ser reconocido de entre un grupo de personas por su peculiar sombrero, no tan común entre los enanos.

 

Resultado de imagen para Separadores para foros

Descripción Psicológica

 

 

Personalidad y carácter: 

Un sujeto templado y equilibrado, que nació con la calidez y la amabilidad característica de su raza, junto a su fuerte temperamento volátil, pero los años le regalaron los ajustes necesarios para sacar lo mejor de todas las situaciones: Una sonrisa vaga, que disfruta las pequeñeces de la vida, un espíritu amable y otorgador sin caer en la locura del altruismo y un sentido del humor que logra guarecerse de casi cualquier materia.

Tiene un carácter animado, con una sonrisa avispada y una predisposición al optimismo que logra levantar los ánimos dudosos del grupo que lo rodea. Es una persona que disfruta más oír que hablar, aunque se le suelte la lengua cuando comparte un tonel con algún compañero.

 

Alejándose de lo social, Bagnar resulta un ejemplar de enano tan curioso como cualquiera, sino más. Disfruta de imaginar tierras lejanas y las criaturas maravillosas que las surcan. Admira el cielo y su magnitud, las tierras y su hipnotizante diversidad. Es un alma libre, como todos los de su clan, uno bastante nómade.

 

Podría definirse como una persona de mente sencilla, aunque no sea tonto. Es alguien vagamente supersticioso, que aunque no deja que todas sus acciones y decisiones se basen en esto, puede sentir esa incomodidad latente cuando sabe que algo podría salir mal o rompe alguna cábala. Esto es algo común en alguien que rigió su infancia en base a costumbres y tradición familiar.

 

Creencias y Valores:

Como toda su familia, el joven Terrifalte es una persona creyente, aunque no estrictamente devota, y mucho menos ortodoxa. Adora con respeto a la luz y a sus antepasados, sin ofrecerles mucho tiempo ni dedicación a estos campos. Sin embargo, es una persona con una mente tan abierta como el cielo que sueña, por lo que las creencias y pensamientos ajenos a él le resultan, antes que nada, interesantes y semillas de un aprendizaje cultural mayor.

 

Sus valores son simples y muy férreos. Tiene un código muy sólido, que se base en la amistad y el respeto por el compañero. Bagnar no es alguien políticamente correcto de manera estricta. Más bien, su alineación sería neutral y algo caótica. Pero aunque sería capaz de aprovecharse de alguien si el beneficio es demasiado grande, él no podría traicionar o generar perjuicios hacia alguien que se haya ganado el honrado título de “amigo”.

 

 

Resultado de imagen para Separadores para foros

Historia

 

*  *  *

 

“Colinas nevadas, cumbres ventosas y montañas que te recuerdan lo insignificante que es tu existencia. Al borde de un precipicio blanco, el enano sentía como su peso hacía crujir la escarcha, liberando aquel reconfortante sonido de gravilla aplastada. El bosque del eterno invierno le inspiraba una paz sin razón, incluso cuando el frío apretaba su nariz y orejas, estremeciéndolas de dolor hasta que ya no podía sentirlas.

Aquella nostálgica imagen era, quizás, el analgésico más eficaz que jamás había tenido.

 

Su mirada se mimetizaba con el cielo, mientras su mente se volvía una nube más entre todas aquellas. Era un lugar perfecto para el pensamiento, la expiación y esa pequeña dosis de melancolía que mantienen genuinas a las personas.

Una sombra lo perfiló tres instantes, haciéndolo sonreír junto a aquel aleteo tan magnífico.

 

La fiel mascota se posó sobre su hombro. Un gerifalte de cabeza escarchada, grande y saludable. Aunque aún no alcanzaba su madurez, la hembra presentaba una fortaleza y astucia sobresaliente, dignas del linaje que su familia cuidó por tanto tiempo.

 

Cada vez que apreciaba esa figura grácil y salvaje, sentía un peso sobre el pecho, decepcionándose de sí mismo.

 

El gerifalte es un ave de campo abierto. Un cazador y guerrero nato, que domina en el aire y aterroriza en el suelo. Pero esta raza es, en particular, muy inspiradora. O eso creía él: Dun Morogh es un lugar plagado de bosques de pinos altos y macizos, de ramas largas y vientos que las agitan. Un hábitat hostil donde un estudioso no esperaría encontrar a estos halcones.

 

Mas los cabeza escarchada no quisieron obedecer al orden natural. Con esfuerzo, y tazas de supervivencia muy baja, aprendieron a ser ágiles como colibríes, dominar los fieros vientos de las tierras enanas y evitar su extinción.

 

¿Cómo no sentirse un poco menos? Esa capacidad de superarse, esa fuerza interna que la vida porta por el simple hecho de estar, tan abundante en algunos, e inexistente en otros.

 

Allí, sobre los picos más remotos de la provincia, en compañía de su mejor amiga, Bagnar podía sentir esta fuerza, creciendo dentro suyo, dándole la sensación de que él era el único dueño de su destino.”

 

*  *  *

 

blas_n.jpg

Clan Terrifalte

 

 

Pequeño, con una ascendencia larga pero angosta, los Terrifalte, por muy humildes que sean y desapercibidos que pasen, son un linaje de tradiciones inquebrantables y pasión por su oficio.

Sus miembros suelen ser gente de estudio y comercio, diestros con el lápiz y el compás, e instruidos por sus familiares en diversas actividades que aceptan con orgullo.

 

 

           

(Primer y único diseño de blasón Terrifalte)

 

 Se dedican principalmente a la cartografía y a la crianza aviar, para mensajería o pequeños transportes. Son gente nómade y mercante, que a lo largo de su historia ha vivido en diferentes sitios.

 

Como medio de defensa propia y de sus crías, adoptaron la costumbre de instruirse en combate con armas de fuego, prefiriendo cañones largos y de alcance significante. Su modalidad de batalla es dual: Para palear las desventajas que representa un arma de avancarga, entrenan a sus compañeros en el combate contra diferentes tipos de enemigos, como bestias, humanoides y demás.

 

Sus generaciones son muy escazas, tan así que es posible describir casi toda la historia familiar sin salirse de cuatro o cinco  líneas sanguíneas.

La actividad comercial es un rasgo tradicional en el clan, convirtiéndose en una forma de vida y cultura de crianza además de sólo una forma de generar beneficios. Desde pequeños, los jóvenes acompañan a sus padres a distritos comerciales, pequeñas rutas mercantes y centros conocidos por su cuantía de intercambios. Aquí, se les enseñan las diferentes mecánicas sociales que los enanos emplean en el comercio, como a regatear, ofrecer y demandar con astucia.
Cabe destacar que, en los inicios del clan, esta práctica se basaba en un fuerte cimiento de ideales sobre respeto y camaradería para con el comprador o vendedor, pero esta tradición fue mutando con el paso de los años, convirtiendo la compra-venta del clan en algo más urbano, provechoso y menos formal.

 

 

La historia del clan es resguardada con orgullo por sus miembros, aunque no sea significativa o reconocida.

Esta se remonta hasta antes de la guerra que separó al pueblo enano, conflicto que dividió a la familia. Originalmente, los Terrifalte eran un único clan consolidado, pero cuando la separación del pueblo estalló, una porción de la familia se vio arrastrada por un matrimonio efectuado unos años atrás. Así, esta parte se fundió en un clan ajeno a ellos, afiliados a los Martillo Salvaje, mientras su porción principal se quedó del lado Barbabronce. Sin embargo, los miembros de la familia no se guardaron ningún rencor, pues el respeto y amor hacia quien porta su misma sangre era un valor importante para ellos.

Así mismo, ninguna de las dos divisiones participó de estas batallas, lo que les hizo ganar un cierto rechazo por parte de sus allegados.

Ellos estaban completamente en contra de la atrocidad que les representaba una guerra contra su gente y, de todas formas, el tiempo borró esa mancha, dejándola en el olvido.

 

Aún si no tienen una casa u hogar principal, el clan posee un par de objetos que consideran patrimonio y reliquia, que se hereda de generación en generación y se lleva allí donde el nuevo núcleo familiar decide ir.

Dentro de estos, como cabe esperar, está la vasija familiar: Una pieza de marroquinería fina y profesional, creada por artesanos Yunquemar, como todo clan orgulloso debe de tener.

El resto, son cosas añoradas por su excelencia y valor anecdótico, como libros de ornitología y cartografía, mapas hechos por maestros, etcétera.

 

 

Las fiestas se conmemoran de manera más o menos acorde al resto de los clanes enanos, diferenciándose del resto por una celebración que se da cuando el grupo considera que un miembro alcanza cierta madurez mental. No tiene nada que ver con la mayoría de edad ni el crecimiento físico, y varía en cada miembro. En esta conmemoración, la persona en cuestión adopta un huevo de halcón, perteneciente a la línea de sangre de su núcleo familiar, y cuida de él como si fuera su hijo. De aquí, nace el animal que acompañará al enano el resto de su vida, o la mayoría de esta.

 

Estos lazos son muy importantes, aunque un tanto complicados de comprender. Los enanos Terrifalte crían muchas aves a lo largo de su vida (como avicultores que son), pero no se mezcla el íntimo vínculo del compañero con el resto de las aves que, aun siendo estimadas con cariño, son base de la subsistencia y sistema lucrativo del clan.

 

A lo largo de la historia, las aves que se criaron variaron, aunque no tanto. Siempre fueron rapaces, de gran tamaño y clima frío extremo. Es sabido que, con anterioridad, se prefirió al águila, pasando al gerifalte debido a la incapacidad que tiene la primera para defenderse de otras especies aéreas más grandes o peligrosas. Esto generó una discusión en la familia, aunque no consiguió dividirla. Sin embargo, una porción continúo la crianza aguilera, mientras las posteriores generaciones vieron en el halcón una mejor opción.

Los años de mezcla de razas dio como resultado la especie más fuerte e inteligente que el clan presenció nunca, siendo esta la que prevalece hasta el momento.

 

 

Con los acontecimientos de la segunda guerra, el clan se estremeció y mermó hasta casi su extinción. En ese momento, la mayoría de la familia encontraba en Loch Modan y, si bien los Terrifalte no son guerreros de élite ni personas entrenadas para situaciones bélicas, la civilización enana hizo buen uso de las habilidades que el clan podía ofrecer en batalla. Así, algunos fueron entrenados para escudriñar pasos enemigos, observar puntos estratégicos y ayudar en la parte táctica del combate, brindando mapas y halcones mensajeros que ayudaban a aguantar la situación.

De todas formas, la imparable ofensiva orca terminó por asesinar a casi todos los habitantes de esta zona.

 

Así y todo, el clan pareció sobrellevar la situación, salvándose por quienes, en ese momento de la historia, yacían en las frías tierras occidentales al siniestro.

 

La suerte no los acompañó en los años consiguientes, pues como sucedió con la segunda guerra, el golpe del azote afectó a la población del clan: En el momento del ataque a Lordaeron, un pequeño núcleo familiar se encontraba confeccionando mapas de la zona, y enseñando una nueva ruta a sus halcones. Sus pérdidas no representarían tanto para un clan más numeroso, pero la escasez de sangre ya los estaba afectando antes de que esto sucediera.

 

Como triste resultado, el clan Terrifalte bordea en este momento la extinción.

 

 

 

Grupo Familiar:

 

 

Malef Terrifalte

-Actual líder del clan. Padre de Bagnar  y esposo de Amelia, compañero de Termios.-

papa_oso.jpg

 

 

Amelia Terrifalte

-Cónyuge del líder Malef, madre de Bagnar, compañera de Snesa.-

mama_oso.jpg

 

 

Esquirla

-Hija de Termios y Snesa, compañera de Bagnar.-

mam.jpg

 

 (La pequeña, a la izquierda.)

 

 

*  *  *

 

 

“El trémulo brillo de la vela ya se ensombrecía por la cera derretida, acumulada junto a esa pequeña y tímida llama que acariciaba el papel y ahuyentaba las sombras de la ignorancia.

 

El enano mantenía los labios entreabiertos, sin darse cuenta de la infantil imagen que reflejaba en el tintero. Desde este, aunque un poco más oscuros, se podía apreciar como los ojos del sujeto se movían lentamente, repasando las líneas, sólidas y punteadas, que en combinación creaban una imagen especial.

 

Sus labios articulaban nombres de lugares lejanos, con una pronunciación que él desconocía completamente. Sus dedos, ilusos, palpaban aquella obra de arte con la esperanza de que los relieves tan detallados puedan ser percibidos por sus yemas.

 

Se alejó un poco y suspiró. Se sintió frustrado, encerrado, claustrofóbico. El mundo era tan inmenso y extraño, tanto fuera como dentro de él, que la vida nunca le alcanzaría para conocer todos aquellos lares.

 

El mapa, excelente por donde se mire, era más que una pieza cartográfica. Una obra de arte que inspiraba tanto deseo como conocimiento, que plasmaba un paisaje además de una simple idea de referencia. Había incontables detalles en el suelo, en la vegetación, en los caminos y aguas, dando la sensación de tener un pedazo de tiempo congelado entre las manos. Una pequeña porción de la realidad absorbida por el papiro, deseosa de ser asimilada por ojos ingenuos.

 

El enano sonrió sin mostrar los dientes y desvió su vista, a la ventana de la choza, hacia una noche candorosa, llena del plateado brillo lunar reflejado por la nieve endurecida.

 

«¿Qué hago aquí?» pensó con una gracia que lo asaltó de repente, obligándolo a echar una risa absurda. Una idea, de esas tan básicas y espontaneas que se materializan justo frente a uno y lo hacen sentir un idiota, por el simple hecho de no haberla tenido antes.

 

«¿Por qué no voy, y lo dibujo yo mismo?»

 

Movió su mirada una vez más sobre aquella obra, que atesoraba incluso sin haber conocido a su creador.

La dobló con mucho cuidado mientras se prometía hacer su propia versión, a puño y letra, a ojo y vida”

 

Cartografian2.jpg

 

 

 *  *  *

 

El enano nació un día como cualquiera de los que le tocaría vivir: Duro, frío y emocionantemente desconocido para él.

 

Emergió con un cuerpo saludable y un llanto sonoro, apaciguando ese inconsciente miedo que todo padre tiene para con su hijo. De allí también salió con un nombre, que obtuvo un par de meses antes, como era común en su familia.

 

Bagnar Terrifalte (el segundo de su nombre, si así se quiere) era un bebé enérgico, glotón y muy curioso. Por las noches, pasaba más tiempo dando vueltas en la cama y malhumorando a su padre deseoso de sueño, que disfrutando del mundo onírico.

Aprendió a gatear a una velocidad vertiginosa, y desde ahí se convirtió en la principal amenaza de las confecciones de su familia.

 

Pero no solo le brindó a la pareja una inminente necesidad de apoyar la tinta y los mapas lejos de su alcance, sino también una luz que barría las dolencias del pasado. El niño representaba todo lo que ellos querían dejar en el mundo: Una mente avispada que marcaría la tierra con una leve huella de su legado, extendiendo el hilo sanguíneo a lo largo del tiempo.

 

Creció tan rápido como pudo, forzado por esta imparable curiosidad que lo impulsaba cada vez un pasito más lejos de la comodidad.

Así, sufrió varios contratiempos y heridas, pero también descubrimientos que aumentaron el aprecio del infante hacia el vasto mundo que lo rodeaba.

 

Su infancia fue bastante más temeraria que la de cualquier niño. Tenía amigos, estudios caseros (tan estrictos como Amelia creía que debían ser) y toda una ciudad de piedra, madera y nieve por explorar.

Por hábitos de crianza familiar, sus padres entendían que lo mejor no era sobreproteger al niño, por lo que pasaba mucho tiempo en la callejuela que daba a su cabaña, con su grupo de vecinos amistosos. Aunque de vez en cuando se escaparan en una de sus expediciones de aventurero, nunca volvía a casa demasiado magullado.

 

Cuando la Segunda Guerra asaltó los pueblos de la Alianza, la oscuridad del miedo y preocupación aceleraron un tanto su madurez. A mitad de la misma, Malef fue convocado en los débiles puestos de resistencia que los enanos mantenían, necesitando de su ayuda táctica y su correcto manejo del rifle.

 

Incluso con las palabras de aliento que Bagnar le daba, Amelia no hallaba consuelo. Intentaba ocultárselo a su hijo, pero este era lo suficientemente empático para determinar que su propia madre se hallaba en esa situación.

En esos momentos, la comunicación con su papá era imposible, pues no podían arriesgar a que alguien interceptase los mensajes, o que determinaran la ruta de vuelo del mensajero.

 

La época oscura transcurrió muy lentamente, entre mapas y cacería, que Bagnar aprovechaba junto a su tio y primo para despejar su mente de aquel sentimiento reptante.

 

Un tiempo después de finalizar, Malef regresó a casa, sano y salvo, pero con un espíritu afligido por las pérdidas.

Todos lo recibieron con mucho cariño, y fue entonces cuando Bagnar, más que nunca, comprendió la importancia y valor que tienen para él los seres queridos.

Aunque a veces se le olvidaba, o lo naturalizaba y no le daba mucha importancia, recordaba esporádicamente pensar en aquello y abrazar a la gente que amaba pensando en que nadie ni nada es eterno.

 

Cuando cumplió 22, comenzó a confeccionar sus propias obras, acompañado de su padre. Recuerda con ternura como Malef lo llevó a cavernas y cuevas que él ya había recorrido y graficado, enseñándole que detalles notar, que escalas usar y un que otro truco artístico para dejar una buena impresión en los lectores.

También se halla entre sus recuerdos los numerosos viajes y pequeñas salidas que compartió con su familia, tanto sus padres como tíos y primos. Solían recorrer mercados y admirar productos regionales y ajenos a su nación, montar tenderos con aves perfectamente entrenadas, mapas de todos los colores, libros informativos e ilustrados o hasta objetos curiosos que se dedicaban a revender.

 

Mucho antes de recibir un compañero, Bagnar pasó tardes enteras instruyéndose sobre cómo cuidar de un halcón. Tanto dieta, veterinaria, preferencias, aptitudes y restricciones como de qué manera defenderlo cuando se batía en batalla con algún otro ser. Así, maravillado con los ejemplos de su padre, no podía parar de practicar su puntería, maldiciéndose con cada fallo, y aumentando la dificultad cada vez que acertar se volvía tendencia.

 

A la edad de veinticuatro años, se despidió con tristeza del núcleo familiar secundario de su clan, que había decidido viajar a las tierras humanas en busca de nuevos saberes, confeccionar obras y enseñar a sus aves nuevos horizontes.

Este viaje no se suponía eterno, pero la desgracia encontró un lugar por donde colarse, y el puñado de Terrifaltes pereció ante la necrótica mano del Azote.

 

 

  

*  *  *

 

 

“La tinta se escurría, haciéndose ilegible a medida que bajaba en ese río con riveras celulosas. Una imagen tan típica y triste, que nos abruma y conecta a la vez.

El joven enano alzó sus ojos vidriosos para ver a la reacción de la familia. Cuando su padre se la tendió, supo que se trataba de algo malo, pero nunca creyó que su día se nublaría de aquella forma tan abrupta.

 

Un peso inconmensurable se sostenía en las comisuras de sus labios, forzando una mueca de dolor resignado que agradeció no poder ver en ningún reflejo. Dobló la carta sollozada de manera prolija, guardándola en su sobre con esa lentitud que se cierne sobre las mentes distanciadas, desconectadas de la realidad.

 

El lamento de su madre lo hizo salir del trance. Había perdido seres que crecieron junto a ella, y jóvenes a los que había visto madurar. Bagnar se acercó y le sostuvo la mirada, mientras posaba una mano sobre su brazo.

 

Los ojos café de la mujer se derretían en lágrimas, desbordándose por sus mejillas hasta gotear en la punta de su nariz. Madre e hijo se fundieron en un abrazo. De esos íntimos, que padecen. De esos que dejan la dignidad a un lado, mocosos, y se concentran sólo en el crudo dolor seco y vacío que no logran describir, dentro de ellos.

 

Duró más de un minuto, consiguiendo que Malef se uniera a este en mitad, abrazando a las dos personas que más había amado en su vida.”

 

 

 *  *  *

 

 

 

Aunque costó apartar esta situación de sus mentes, la familia siguió adelante, ignorando el hecho de estar al borde de acabar con su legado para siempre.

 

Bagnar avanzó en todo aquello que sus papás se esforzaban en enseñarle y terminó siendo tan bueno como su padre cuando tenía su edad.

El orgullo de su progenitor se sentía en su sonrisa de conformidad cuando observaba al joven enano y el resultado de sus tareas.

 

De esta forma, y sin remedio alguno, tuvo que comenzar a ayudar a la familia en tareas que generaran dinero, relacionadas o no a sus talentos principales.

Cazó y dibujó. Envió mensajes e incluso los entregó a pie, en mano. Muchas tareas de cadetería, urbanas y rurales.

Se hizo un nombre, muy pequeño, con la gente contigua de Kharanos. Poco a poco, maduró sus ideales, cuerpo y espíritu.

 

La necesidad y ansias de exploración lo llevaron a realizar travesías comerciales, donde aprendió que la gente de lugares lejanos tenían necesidades distintas, y lo beneficioso que puede ser para ambos acordar un trato.

 

Compartió comida y conversación con gente de tierras distantes, conociendo tanto humanos como elfos, o incluso enanos que practicaban culturas ajenas a la suya.
Se convirtió en un ser diverso, en una persona amante de lo desconocido y deleitante del intercambio.

 

Toda esta exposición, pérdidas y trabajo, forjaron a una persona, quizás, un tanto apartada del camino original. Si bien conservaba decencia y su propia tabla de valores bien establecida, Bagnar no es caritativo ni un ingenuo benevolente. Aprendió a valerse de sí mismo, y facilitar un par de desgracias mínimas necesarias para su supervivencia o la de los suyos no era nada que le pese en consciencia ni humor.

 

Fue entonces, al cumplir los treinta y seis años, que se celebró su ritual, donde adoptó a su compañera.

 

Era un huevo precioso. De sesenta gramos, grande y brillante, casi tanto como la sonrisa de su padre cuando se lo mostró con cariño.

 

Ambos estaban parados sobre el acantilado, donde los gerifaltes dejan incubar.

Generalmente, no suelen usar nido alguno, pero Malef se encargó de proporcionar uno para ofrecerles una mayor seguridad.

 

La piel de Bagnar se erizó bajo sus ropajes y abrigos. No era el frío, sino ese apabullante orgullo que se mezcla con el miedo al recibir algo que se cree desmerecer.

Levantó la vista hasta su padre, el cual afirmó lentamente.

 

Recuerda haber acariciado la cáscara con suavidad, quitándose sus guantes para hacerlo, mientras esbozaba una sonrisa inconsciente.

 

La incubación duró treinta y cinco días, exactamente como el canon dice que debe ser.

Cuando el huevo se quebró, un gran polluelo rosáceo, pelado y con ojos azabache miró al enano, ladeando la cabeza y graznando de forma que, subjetivamente, al sujeto le pareció tierna.

 

Tardó en ponerle nombre, pues los Terrifalte acostumbraban hacerlo cuando el ave ya se independizaba, donde se apreciaba bien su físico y destreza.

 

Fueron ocho semanas donde Bagnar asumió un rol de maternidad que lo marcaría el resto de su vida. Aprendió a ser delicado, cuidadoso y fino. Aportó a sus saberes generales, a una versatilidad de temperamento de la que no todo enano goza.

La alimentaba y abrigaba. Le enseñaba y protegía.

 

Y así, poco a poco, ella se convirtió en un ejemplar magnífico. De perspicacia e inteligencia excepcionales para su edad. Esbelta, elegante y salvaje.

 

Al verla volar, Bagnar sentía una nostalgia cálida, maravillado de lo rápido que evolucionó, y la nombró ni bien empezaron a entrenar.

 

Aguda y precisa, rauda y filosa. Una belleza alada nacida del frío.

 

 aver.jpg

 

 (Nota: Si, sé que es algo cutre, pero me rehúso a eliminar marcas de agua o derechos de autor de existir en la imagen original.)

 

Con un poco de hambre en sus entrañas, el enano debió sacrificar un par de horas de trabajo para reforzar el vínculo con su compañera. De todas formas, ella era un ser independiente, que conseguía su comida por sí sola y volvía con Bagnar cuando estaba satisfecha, aunque él conservara la costumbre de alimentarla cada tanto, como gesto de cariño.

 

Una vez festejado el ritual de madurez, el joven enano se separó de su núcleo familiar como hizo toda su ascendencia en su momento.

Esta celebración es interpretada por sus miembros como una emancipación, que dota al nuevo adulto de independencia y libre albedrío, no obligado pero esperado por parte de sus allegados.

Así, Bagnar tomó tanto el morral como el zurrón, ambos rebosantes de pertenencias, colgó su rife enfundado a la espalda y se calzó su armadura para salir al mundo con una sonrisa que parecía reflejar todos los males posibles.

 

asi_es_dunmorogh.jpg

 

 *  *  *

Editado por Kross
  • Like 6

Compartir este post


Enlace al mensaje

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Responder en este tema...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.


×
×
  • Crear Nuevo...