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Radz

Julius Twaist

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  • Nombre: Julius Twaist
  • Raza: Humano
  • Sexo: Hombre
  • Edad: 17
  • Altura: 1.76
  • Peso: 65
  • Lugar de Nacimiento: Villadorada
  • Ocupación: Recluta de la Mano de Plata
  • Historia completa

 

Descripción física:

Es un chaval joven con algo de corpulencia a pesar de sus años de hambre con sus padre, de media melena tirando a rubia y unos ojos verdes esmeralda

 

 

Descripción psíquica:

Devoto y con gran afán de proteger a los demás debido a lo que ha tenido que hacer junto a sus hermanos. Odia las torturas y no dudará en ayudar al que lo necesite

 

 

 

Historia

 

HISTORIA

 

Aquella casa resultaba ser un infierno en el más puro intento de llamar a esa palabra por su nombre, INFIERNO. Julius era el mayor de siete hermanos, siete chavales que vivían por llamarlo de alguna manera. Una casa roñosa, con apenas luz y sin apenas espacio por la cantidad de trastos que su padre acumulaba en todas las esquinas de la casa. Julius y los demás dormían en las esquinas libres que quedaban en unas sabanas correosas y con almohadas mohosas.

 

Todas la mañanas cuando el primer rayo de sol entraba por la venta del este de la casa los hermanos eran despertados con gritos y cubos de agua fríos como la montaña más alta de Dun Morogh. Julius ayudaba a que se vistieran y se sintieran lo menos miserables posible, buscaba algo que darles para que se lo llevaran a la boca y trataba de abrigarlos antes de salir todos al exterior a “trabajar”.

 

Trabajar, no es precisamente algo que ellos podían llamar así, más bien lo llamaban… sobrevivir. Bajaban al barrio bajo a mendigar, engañar y robar en menor medida. Debían moverse con cuidado pues el barrio no era el sitio más seguro para ir solos pues el propio ladrón podría ser robado. No todos los días se llenaba el cupo que su padre imponía para el día, los 50 cobres y algo de comida como lote general era algo difícil de alcanzar incluso para alguien honrado que trabajase en el interior de las murallas de Villadorada. Sabian que si no se cumplía el castigo iba a ser bastante duro. Julius tenía que cuidar de los demás, los buscaba, recolectaba y al llegar la hora de volver los llevaba a casa.

 

Casi nunca se conseguía el objetivo asique Julius nunca pagaba el pato, siempre eran sus hermanos los mas perjudicados, azotes, quemaduras y castigos sin comida. Julius se moría por dentro de verlos así, Julius creía en algo superior a él, había aprendido a leer gracias a su madre, fallecida debido a una enfermedad. Lo poco que sabia se lo debía a ella, la práctica le permitió leer por las noches a la luz que la luna le permitía iluminar las hojas de aquellos libros roñosos que su padre acumulaba en pilas mas grande que el mismo. Una noche encontró un libro un tanto especial con un martillo iluminado con ribetes amarillos. Algo le decía que debía abrirlo y que su contenido debía ser leído. Aquel libro de llamaba “La Luz y el camino” enseñanzas de la Iglesia que había escrito un sacerdote hace muchos años. Empezó a leerlo cada día y cada día creia mas en ella, las prácticas que el libro contenía empezó a ponerlas en práctica. Tardó varios meses en si quiera reconocer lo que la Luz había hecho en el. Bondad y amor por los demás, ya lo hacía por propio instinto con sus hermanos y la cantidad de gente en aquel barrio que seguramente estaba viviendo su misma situación, quizá peor.

 

Una noche, con una fuerte lluvia su padre había entrado en donde los siete hermanos dormían, rápidamente Julius escondió el libro y se hizo el dormido. Morfeus que así se llamaba su padre cogió por el brazo al pequeño Frank, el mas joven de todos, de unos 12 años y se lo llevó fuera. Julius trataba de tranquilizar a los otros cinco que oían los gritos del mas joven, siendo azotado por su padre bajo el diluvio en el exterior de la casa. Tras un rato volvieron a entrar y el joven muchacho, empapado y lleno de llagas se quedó tirado en su esquina temblando de frío. Julius corrió hasta él y trato de poner en práctica lo más simple que había leído y que había tratado de hacer con el mismo. Recitó las plegarias siguiendolas al pie de la letra, pero la Luz no acudió a su llamada debido a sus no aptos conocimientos todavía, el camino de la Luz era duro y complicado así que tras el intento fallido curo a su hermano limpiando las heridas como bien pudo.

 

Julius no se habia dado por vencido, pero la Luz elige a sus siervos sabiamente y eso le había quedado muy claro al joven aprendiz, tarde o temprano podría cumplir la palabra del ente. Dos semanas después de este incidente y con su libro escondido en la roída chaqueta que llevaba cada mañana, empezaban el trabajo y el se quedaba leyendo en la esquina de siempre, pero más apartado que de costumbre, ver a un mendigo con un libro de tal santidad moral no iba a ser digno de ver, aunque todos sabían que el barrio bajo no era en extremo… muy santo… Cuando estaba enfrascado en su lectura se escucharon unos gritos provenientes de la taberna, dos hombres y una mujer salían con su hermano de la taberna en dirección a una pequeña casa. Julius guardo compostura y se enfurecio pues pensaba que su hermano más joven había sido raptado, busco a sus hermanos y los convenció para asaltar la casa en favor de la liberación del joven.

 

Tras un gran forcejeo y sus hermanos heridos, los cuales huyeron, Julius y Frank se quedaron retenidos y enviados a la Mano de Plata. Aqui comienza el progreso de Julius y la ayuda a sus hermanos para ser liberados de su atormentador padre.

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