[Historia] Maelor

[Ylar 3]

 

 

 

Nombre	Maelor
Raza	Kaldorei
Edad:	357
Altura	2.07 m
Peso	105 Kg
Lugar de Nacimiento	Cuna de Invierno
Ocupación	Carpinetero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Descripción física:

Maelor es un elfo de piel violácea oscura y cabellos morados. Su cabello, algo revoltoso, cae hasta hasta la altura de sus hombros. Un rostro de facciones regias se decora con una tenue barba en el mentón; sus ojos se tornan fríos y penetrantes ante lo desconocido, pero dan una sensación de amabilidad y cortesía hacia sus hermanos Kaldorei. Mantiene un cuerpo fibroso y bien marcado gracias a sus entrenamientos, no demasiado robusto, lo que le permite conservar su agilidad y sus reflejos. En su torso se distingues algunas cicatrices, pero la que más llama la atención es una marca que da la sensación de una palma apoyada en su espalda, justo bajo su cuello.

Descripción psíquica:

Es un Kaldorei de temperamento amable con los suyos, con quienes no tiene recelo en compartir y ayudar. Su devoción a la naturaleza, los Ancestros y las tradiciones Kal’dorei es total, por lo que no ve con buenos ojos a los extranjeros. No obstante, en su interior guarda aquella curiosidad por el mundo que lleva consigo desde la niñez. Para con aquellos que no tiene aprecio o simpatía es frío y antipático (no irrespetuoso); prefiere evitar o callar ante esas personas. Y aunque sincero, comparte poco hasta con sus allegados sus sentimientos más profundos. Sin embargo, Maelor es atormentado por los recuerdos de su pasado que inconscientemente ha encerrado a causa de un acontecimiento traumático. Si bien recuerda su niñez y sus vivencias de joven, sus memorias comienzan a flaquear a medida que se aproximan al año en el cual aconteció la Tercera Guerra. Lo que ocurrió en ese momento ha quedado oculto en su mente y es el responsable de sus recuerdos borrosos. Pero cuando esos recuerdos logran sobrepasar aquella barrera, Maelor torna su personalidad a una más retorcida, enfermiza y agresiva que encuentra satisfacción en dañar al otro.

 

 

Historia:

El presente

Cuando despertó todo estaba oscuro; seguía en la misma cueva en la cual se había encerrado. Respiró profundo y continuó con su meditación igual que su maestro, Shalaldor, le había enseñando: “cuando secuencias de tu pasado vuelvan a tu mente recuerda lo que te he enseñado. Debes relajarte, cerrar tus ojos y respirar; ve a un lugar solitario, oscuro, donde solo estés tu y tú mente”. Las secuencias eran incompletas y no del todo claras, pero las imágenes que revivían de su pasado le daban la sensación de que su alma cargaba con un gran peso. Muchas veces se veía él mismo sosteniendo un puñal ensangrentado y llorando de rodillas al suelo, llorando de culpa y angustia.

Shalaldor lo había ayudado, lo entrenó en cuerpo y mente para poder mantener su temple; todavía no lo hacía a la perfección, pero ya no eran tantas veces las que perdía los estribos cuando esas memorias rotas pasaban por delante de sus ojos. El viejo lo había rescatado mientras buscaba sobrevivientes de la última batalla de la y encontró a Maelor casi muerto; lo cuidó por largas semanas hasta que el elfo recobró la conciencia, mas no sus recuerdos, o no todos. Era consciente de que tenía una familia, de que se había criado en Cuna de Invierno, de muchas de sus aventuras y vivencias; pero eran recuerdos borrosos y poco precisos. Shalaldor le contó que su familia había muerto en la Tercera Guerra defendiendo el Gran Árbol y que él había sobrevivido tras ser arrastrado por un río lejos de la matanza.

-          ¿Estás ahí? – indagó una voz femenina desde el exterior.

Keysa era una elfa dura y letal si se la desafiaba, pero por dentro tenía un corazón amable y cariñoso que solo mostraba a unos pocos. Era una figura casi maternal para Maelor a pesar de ser solo algunos años mayor; durante sus días de recuperación bajo la mano de Shalador, la Kaldorei fue un refuerzo de afecto que lo ayudó a recuperar el ánimo de vivir.

Maelor no respondió. Se tomó unos minutos más antes de salir al exterior de su escondite. Cuando volvió al afuera, la luz del día encandiló sus ojos por unos segundos, pero la silueta de Keysa se podía distinguir parada delante de él. 

-          El Maestro quiere saber qué progresos hay en tu caso – preguntó directa cruzándose de brazos, aunque en sus ojos se notaba cierta placidez de ver al elfo recuperado.

Pero Maelor no tenía respuesta. Solo agachó la mirada ante la impotencia que eso le generaba, pues siquiera recordaba qué había sido lo ocurrido. Hasta donde sabía, él estaba tras la pista de unos orcos, pero algo debió haberle hecho perder los estribos y eso era lo que más odiaba, lo que más temía, ya que en esos momentos se volvía fuera de sí y podía ser peligroso no solo para sí mismo, sino para quienes se encontraran cerca. Cuando retomó su conciencia Keysa lo tenía entre sus brazos, por lo que dedujo que ella lo había sacada de la situación.

-          Ante tu falta de respuesta debo suponer que no has avanzado en él – volvió a entonar regia -. El Maestro ha ordenado que dejes el caso. Y no, no quiero oír reproches. Hay otra situación que ha llegado a nuestro conocimiento y quiero que tú te encargues. Una familia que vive al sur de Astranaar ha estado siendo molestada por un grupo de grells, según comentaron. Quiero que vayas, averigües y les des caza.

Tras el anuncio, Keysa le devolvió el equipo a Maelor y lo miró fijo.

-          En esta ocasión yo no podré estar ahí si algo ocurre, debo ir en otra dirección. Te recomiendo que pases por Astranaar y sondees el territorio, quizá encuentres quienes te ofrezcan una mano.

Finalmente la elfa se retiró. Maelor se vistió con su equipo y dejó pasar una noche en aquel lugar antes de partir. No le daba miedo estar solo, siempre lo estaba, pero se sentía vulnerable cuando ocurría un episodio de esos en los que perdía los estribos. No obstante, estaba dispuesto a combatirlo, a luchar contra sigo mismo.

 

 

 

 

Editado October 17, 2017 por Ylar