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Lakitu

Loranys Lionheart, Paladin

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Nombre: Loranys Lionheart

Raza: Humano

Sexo: Hombre

Edad: 27

Altura: 1.78

Peso:

Lugar de Nacimiento: Woodlawn

Ocupación: Herrero

Historia completa

 

Descripción física:

Cabello: Largo Negro

Ojos: Grises
Altura: 1.78 mts.
Complexión Física: Mediana

Cicatrices: Ninguna
Defectos Físicos: Ninguno

Otros: Es algo torpe. Algunas veces no mide sus palabras, aunque no lo hace de manera malintencionada.
 

 

 

 

Descripción psíquica:

Es un poco tímido al conocer personas nuevas, le cuesta entablar una conversación con desconocidos. Una vez que entra en confianza es un poco mas extrovertido, le gusta hacer chistes (la mayoría malos) y hacer reír (o tratar) a sus amigos. No tolera malas acciones por pequeñas que sean, suele enojarse cuando ve una injusticia. Es capas de dejar de lado sus asuntos, con tal de ayudar a alguien necesitado (aunque esto mayormente lo mete en muchos problemas). Se enamora fácilmente, aunque generalmente no va mas allá de eso debido a su timidez.

 

 

Historia

Nacido y criado en un pequeño poblado de leñadores llamado “Woodlawn”, Loranys era hijo del herrero local, quien, en sus días había dejado todo por el amor a su esposa, una joven noble, cuya belleza era casi comparable a la de su bondadoso corazón. Lamentablemente ella murió cuando Loranys nació, por lo que quedo a cargo de su padre durante toda su niñez.

Dotado con una gran curiosidad, el pequeño Loranys disfrutaba de observar a su padre al realizar su tarea diaria en la Forja, este disfrutaba la compañía del pequeño quien a menudo pasaba horas enteras observándolo trabajar.

En su pueblo era conocido no solo por ser hijo del herrero local sino también por su bondad y disposición para ayudar al necesitado. A medida que crecía, el joven Loranys mostraba su interés por la senda de la luz, lo que enorgullecía a su padre.

Cierto día mientras hacia una entrega, observo un misterioso hombre que llamo mucho su atención, era un hombre alto, su largo cabello negro estaba atado en su espalda, llevaba una barba candado y (la característica que capto la atención del joven) una brillante armadura plateada. Luego de finalizada la entrega, el joven volvió presuroso por el mismo camino que había tomado antes para encontrar a este hombre que había llamado su atención. Lo encontró entrando en la posada local, al entrar vio al hombre sentado en una mesa completamente solo. Reunió coraje y se acercó.

El hombre parecía agotado, pero aun así lo saludo cálidamente y al notar el gesto curioso del joven lo invito a tomar asiento. Loranys se presentó ante el hombre quien también se presentó. Su nombre era Arcthurus Warren, era un Paladín y actualmente se encontraba en un viaje en busca de un digno aprendiz a quien transmitir su experiencia. Loranys, escuchaba atentamente mientras el Paladín le contaba sobre sus proezas, estaba tan absorto en las palabras de Arcthurus que cayó la noche. Al darse cuenta de la hora, el joven se levantó exaltado, pidió disculpas y salió corriendo de la posada en dirección a su hogar.

Aquella noche no pudo dormir, recordaba las historias que le había contado aquel hombre y se imaginaba a si mismo cometiendo actos heroicos y ayudando a la gente, fue entonces cuando se dio cuenta de que eso era lo que quería para su vida, ser un caballero de la paz y el orden, que luchara por la defensa de los más necesitados. Así fue como al otro día, fue a buscar a aquel hombre. Lo encontró mientras hacia sus preparativos para marcharse del pueblo, el joven se acercó lentamente y sin apartar la mirada de él. Arcthurus se dio la vuelta y vio al joven mirándolo con cara de tristeza, lo llamo y le dijo que era hora de que se fuera, que debía continuar con su viaje, a lo que el joven respondió con voz nerviosa "Lléveme con usted, por favor". El hombre lo miro asombrado y luego de una breve pausa le respondió, "El camino que recorre un paladín es duro, debes estar seguro que es lo que realmente quieres, porque una vez iniciado no hay vuelta atrás". El joven Loranys asintió con la cabeza, y luego de una pausa le conto sobre lo que había pensado la noche anterior. Arcthurus respondió, "así que escuchaste el llamado... "Pues bien, parece que eres digno de ser mi aprendiz. ¿Qué te parece si me quedo unos días mas mientras resuelves todos tus asuntos en el pueblo?", Loranys asintió nuevamente, se inclinó en gesto de agradecimiento y salió corriendo a contarle a su padre lo ocurrido.

Su padre escucho atentamente mientras el joven Loranys le contaba todo lo sucedido. Estaba seguro de que no quería perder su más valiosa posesión, su joven hijo, pero también estaba seguro de que no quería truncar sus sueños, así que, muy a su pesar, acepto la decisión de su hijo.

Los dos días siguientes pararon rápido para el joven Loranys, mientras realizaba los preparativos para el viaje. El último día mientras transitaba por última vez la calle principal del pueblo, pensó en su futuro, pensó en su padre y pensó en lo que le quedaba por delante. Absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta de que su padre se acercaba con un paquete. La voz de su padre llamándolo lo hizo volver en sí, el paquete que llevaba se trataba de un regalo para él. Una espada forjada por su padre y que tenía unas inscripciones en idioma Elfico que rezaban, según su padre, "Que la luz sea tu guía". Como palabras de despedida su padre le dijo, "Este es el camino que tu elegiste y me siento orgulloso de poder llamarme tu padre, ten esta espada, para que nunca te olvides de tus raíces, de tu gente..." Finalmente le dio un abrazo y se despidió de su hijo, mientras que este se marchaba con Arcthurus en busca de su destino.

Pasaron años de duro entrenamiento al lado de Arcthurus, viajaron mucho, conociendo muchos lugares y aun mucha más gente, en cada pueblo y ciudad al que llegaban eran bien recibidos y ayudaban en todo lo posible a los lugareños. Este fue el ritmo de vida movido que llevaban, hasta que un día, Arcthurus cayó gravemente enfermo. Tenía altas temperaturas y alucinaciones producto de la misma, Loranys pasaba horas y días enteros a su lado, cuidando de su maestro y cada tanto volvía al pueblo a ayudar en lo que podía, a cambio recibía provisiones y medicinas con las que cuidaba de Arcthurus. Cierta noche de luna llena, Loranys montaba guardia hasta que de repente Arcthurus lo llamo, estaba en sus últimos momentos...

"Quiero agradecerte por tu lealtad y compañerismo amigo mío, durante todo este tiempo me demostraste que no me equivoque al tomarte como aprendiz... Pero… ya  va siendo hora de que parta de este mundo sin embargo, dejo mi legado aquí, contigo...  Por ultimo quiero que tengas este collar, es una herencia que paso por generaciones en mi familia. Consérvalo y guárdalo como un tesoro..." dicho esto expiro. Lloro toda la noche, al día siguiente decidió darle sepultura, cavo un buen poco y luego sepulto a su maestro junto con sus pertenencias, improviso una pequeña lapida con algunas ramas que encontró en los alrededores y se quedó el resto del día contemplando el lugar donde finalmente descansaba su maestro. Al día siguiente, siguió su rumbo caminando hacia el horizonte con una profunda tristeza en su alma.

Camino varios días hasta que llego a una pequeña aldea en medio de un bosque, al llegar lo primero que hizo fue buscar una posada para descansar. Llegada la noche, el joven se alistaba para dormir, pero al quitarse el collar para mantenerlo seguro, este se le resbalo de las manos y cayó al suelo partiéndose al medio, el joven vio con tristeza el collar de su amigo roto en el suelo, pero al mirar atentamente noto un pequeño pedazo de papel que había estado doblado dentro de su collar. Lo tomo y vio que tenía garabateadas unas palabras... En la nota se leía sobre una Cueva oculta en medio del Bosque de Elwynn.  Luego de varios Días de viaje, mientras juntaba madera para encender una fogata y acampar, noto una extraña abertura en una roca, estaba cubierta por plantas colgantes por lo que solo se distinguía si se estaba lo suficientemente cerca. La entrada a la cueva era algo estrecha y se sentía un poco incómodo, pero al entrar esta incomodidad se fue, la cueva estaba extrañamente vacía, pero por alguna razón se sentía como en casa. Se sentía aliviado pero al mismo tiempo agotado por el viaje así que se reclino sobre una pequeña roca que sobresalía de la pared, al hacer esto la pequeña roca de la pared se movió y escucho como una de las rocas del piso se movía dejando ver una pequeña escalera que bajaba hacia lo que parecía un pasadizo secreto. Tomo valor y bajo por la pequeña escalera, al llegar al fondo tomo una antorcha que había en la pared y la encendió. Se asombró ante lo que vio, era una especie de estudio, bastante Rustico debido al lugar donde se encontraba. En el centro de la habitación había un escritorio, improvisado a partir de un Par de rocas y un trozo de madera, también había una pequeña silla de madera también bastante rustica y una cama improvisada también de madera.

Sobre el escritorio había un par de libros apilados y con algo de Polvo, también había una pequeña vela (apagada), un tintero con una elegante pluma (que no parecía coincidir con las demás cosas en la habitación debido a su elegancia), también había una carta, que decía lo siguiente:

 "Querido Loranys, sabía que encontrarías este lugar con la ayuda del collar que te di. Este, amigo mío, es un pequeño secreto que guardo. Solía pasar horas e incluso días, escribiendo mis enseñanzas en estos libros esperando que algún día llegase alguien como tú, espero que estos libros te ayuden en el largo camino que aun tienes por delante. Ahora, es hora de que inicies tu propia aventura amigo mío, sé que podrás sacarle algún provecho a este pequeño regalo, y quien sabe algún día, tomes a un joven como tu aprendiz, tal y como lo hice contigo. Supongo que esta es nuestra despedida,  Hasta siempre amigo mío. Arcthurus Warren."

Loranys no se dio cuenta pero por su mejilla caían las lágrimas, pero no eran de tristeza, sino de felicidad. En ese momento comprendió que aunque su amigo y maestro ya no estaba físicamente, él lo acompañaba de algún modo que costaría mucho explicar a alguien más.

Lleno de resolución, salió de la cueva. Ya era de día, y aunque no había dormido nada, se sentía lleno de energía para emprender ese camino que él había elegido, el camino de la Luz, la rectitud y la buena fe...

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