Corría como un alma escapando de la muerte, corría como un cordero escapando del lobo. Su brazo izquierdo mutilado, más si la vida aún estuviera presente en el. Observaba el tabardo que portaba aquel No-muerto y se hubiera mesado la barba, dubitativo, más no tenía. Ordenó al resto de sus tropas que acudieran al centro del campamento, incluido aquellos que hacían vigilia en los árboles. Todos rodearon en un enorme círculo al "hermano" herido.  Me levanté, sin dejar soltar aún aquella flor qu
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