Zahra llegó a la ciudad al atarceder, agotada ante el ritmo y adolorida por las noches durmiendo en un cuchitril maniatada. No buscó alojarse en ningun lugar comodo en un primer momento si no que buscó un lugar alejado en los barrios bajos donde pudiera conseguir algo de papel y tinta. Dado que sus compañeras aun se encontraban en aquel terrible sitio, decidió como penitencia en honor a ellas no dormir en ninguna cama si no en las tablas del suelo, con solo una vela que la iluminara, en el cuart