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  1. Atributos 6 Físico6 Destreza6 Inteligencia9 Espíritu6 PercepciónValores de combate 24 Puntos de vida36 Mana8 Iniciativa8 Ataque a Distancia (Arco largo)8 Ataque a Distancia (Arco corto)8 Ataque CC Sutil (Combate desarmado ofensivo)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Combate desarmado ofensivo 2 Bailar 1 Equitación 2 Escalar 2 Defensa 1 Nadar 2 Sigilo Inteligencia 1 Fauna (Mamíferos) 1 Leyes (Justicia Kaldorei) 1 Religión (Culto de Elune) 1 Sanación/Hierbas 1 Supervivencia 1 Conocimientos/Historia (Elfos de la Noche) Espíritu 2 Voluntad Hechizos: Dificultad 12: 2 Esencia Sagrada 2 Purificar agua Dificultad 14: 2 Sanación de toque 2 Detectar Malestar 2 Sello de Verdad Percepción 2 Arco largo 2 Arco corto 1 Advertir/Notar 1 Etiqueta 2 Música (Canto) 1 Rastrear 2 Reflejos Aptitud de combate Diestra Aprendiz: Escurridizo Escuelas/Especializaciones Sagrado
  2. "La fe es el principio de todo. Si tu dominio de las energías arcanas es aceptable, aunque no muy fuerte, eso no te impedirá convertirte en hechicera. Sin embargo, si tu fe es aceptable pero no lo suficientemente fuerte... nunca serás sacerdotisa." -Suma Sacerdotisa Dejahna Nombre: Silandris Estrellapálida Raza: Kaldorei Sexo: Mujer Edad: 149 primaveras Altura: 2, 14 m Peso: 96 Kg Lugar de Nacimiento: Polvo Estelar, Vallefresno. Ocupación: Iniciada de la Hermandad de Elune. Historia completa Descripción física "¡Estas mujeres luchan con una furia sin igual! jamás he visto algo parecido. Son... guerreras perfectas" - Grommash Grito Infernal Aquellos que han visto a los hijos de las estrellas son conocedores de que su fuerza no sólo reside en su basta comprensión del mundo sino también en la fortaleza de sus cuerpos mortales, Silandris no es una excepción a esta norma y es un vivo ejemplo de la herencia que corre por las venas de todos los Elfos de la noche, apartando los rasgos que la diferencian del resto de sus congéneres. Debido a esto su silueta femenina es esbelta para los estándares humanos y con unos músculos tonificados que si bien no llegan al grado de entrenamiento de las letales Centinelas es un indicativo del estilo de vida dinámico usual entre su pueblo, sus piernas están acostumbradas a recorrer los bosques de belleza mística que cubren la parte norte de Kalimdor y sus brazos están hechos al desgaste físico de las Lunas de fatigoso trabajo en los diversos Templos en los que ha permanecido a lo largo de su corta vida. Su peso no se aleja mucho de lo normal entre las elfas nocturnas, es liviana a pesar de su complexión atlética por lo que no sería extraño que un humano grueso o fornido pesara más que ella. Asímismo su altura se aleja del estándar humano, alzándose más allá de los dos metros pero sin llegar a la altura de los varones de su raza, todo ello la lleva a reflejar la imponencia y aspecto salvaje que convive con su belleza exótica e inhumana. Su rostro es una combinación extraña, por una parte está limpio de toda mácula. Ninguna cicatriz o desperfecto adorna sus facciones marcadas y por otra parte carece de los tatuajes faciales propios del sexo femenino de su raza, indicativo de que aún no puede ser considerada una adulta a pleno derecho y debe de llegar la noche en la que tenga que probar que es merecedora del orgullo de portarlos. Esta ausencia de adornos revelan con claridad las facciones marcadas y finas, al observar su rostro no da la impresión de ser la cara de una jovencita sino la de una mujer hecha y derecha, nadie podría afirmar su juventud de no ser por la remarcable ausencia de las marcas tribales. Como rasgo destacable cabe señalar su cabello violáceo, el cuál no suele crecer más allá de la espalda media y tiene por costumbre a amoldarse en coletas dependiendo de la labor a realizar, a pesar de esto lo más normal es verlo extendido hacia atrás en cascada y con discretos adornos naturales, comúnmente hojas caídas de árboles o pequeñas artesanías hechas con plumas de ave atadas en algunos mechones. Las manos en contraste están moldeadas por su insistencia en practicar la arquería, lo que le ha conferido una coordinación ojo-mano que compagina bien con su otra competencia destacable: el tratamiento con medicina natural y los importantes primeros auxilios que ha aprendido de forma básica gracias al aprendizaje que le han proporcionado las benevolentes Hermanas de la Hermandad de Elune. Por último su voz mantiene una entonación suave que podría considerarse armoniosa en el canto, talento artístico que lleva desarrollando desde su infancia con ayuda de su mentora y que ha ido perfeccionando en las ceremonias como Novicia de la hermandad. Después de todo en ocasiones sólo el canto de una voz pura puede aplacar los odios de las disputas como cuentan las leyendas sobre la Dama blanca de los elfos de la noche. Descripción Psicológica "Para aquellos que vivirán para contemplar las edades del mundo la comprensión de todo cuanto les rodea es más que una lección a aprender: es un legado" Bajo esta premisa la infancia de Silandris sirvió como telón de fondo para mantener una comprensión del mundo reservada para los Kaldorei, unas convicciones que en la actualidad y con su relativa juventud mantiene aún de forma inalterable, pues es su derecho de sangre y nacimiento templar sus pensamientos con sabiduría y sus actos con mesura. Para ella no hay mayor sacrilegio que la desforestación caprichosa de un entorno natural ni mayor necio que aquél que se esfuerza en contradecir el orden natural de las cosas. Su carácter arrojado y enérgico es tan sólo una manifestación de su escaso tiempo en el mundo comparándolo con el del resto de sus hermanas, un testimonio de su predisposición a probarse a si misma dentro de la sensatez y así hallar el equilibrio de mente y cuerpo que su gente persigue con el paso de los siglos. Esto hace de la joven Kaldorei una persona comprometida con sus metas y aquello a lo que puede considerar un "deber", su disciplina a la hora de abordar un desafío podría sorprender a razas más jóvenes con su comprensión de que la unidad a veces es una virtud necesaria para derribar formidables barreras, por lo que no es extraño que se someta a acatar las indicaciones de aquellos que muestran sensatez en sus acciones. Su creencia ferviente en la Diosa lunar de los elfos de la noche, Elune, se refleja en su profundo respeto por las Sacerdotisas lunares, es en ellas en quienes ve un ejemplo a seguir y en el que pensar cuando la ira se adueña de su corazón. No en vano debe a ellas su naturaleza piadosa y su empeño en contemplar la violencia como un último recurso para evitar daños mayores; toda vida es un valioso regalo de la Dama blanca y extinguir su llama debería de ser un pesar. Es esta figura idealizada de las devotas de Elune la que deja entrever en parte una herida emocional causada por la pronta pérdida de sus progenitores desde su infancia, su reacción natural de considerar a las Hermanas su familia y en especial a aquella que la crió como su madre de sangre causa inevitablemente un deseo irrefrenable de dependencia a su nueva familia. Podría decirse que a primera vista destaca como una persona introspectiva que impone una barrera de cauta cortesía para disuadir a los demás de ver más allá, esto es tan sólo una característica común que comparte con el resto de los Hijos de las estrellas y que la lleva a ser reacia al contacto prolongado con actitudes que sean sumamente opuestas a la suya a pesar de su siempre presente paciencia. Bajo la superficie de esta fachada es posible descubrir tarde o temprano una capacidad empática sorprendente en alguien generalmente cerrado con sus sentimientos, así como un espíritu fiel que ve las tradiciones ancestrales como una guía más que como una verdad absoluta, descartando completamente la soberbia élfica que a veces toma control de las palabras de Elfos nocturnos más venerables que ella. Voz Yolanda Mateos (Castellano)
  3. Helades

    [Ficha] Shalai Lunarroyo

    Atributos6 Físico7 Destreza7 Inteligencia6 PercepciónValores de combate24 Puntos de vida21 Mana7 Iniciativa8 Ataque a Distancia (Arco Corto)8 Ataque CC Sutil (Cuchillo)8 Defensa Físico1 AtletismoDestreza1 Arco Corto1 Cuchillo1 Escalar1 Defensa1 Nadar1 Sigilo1 Trampas/CerradurasInteligencia1 Fauna1 Religión1 Sanación/Hierbas1 Cirugía/Anatomía1 Supervivencia1 Tradición/Historia1 Peletería1 Purificar Agua (Luz, Sagrado)1 Sanación de Toque (Luz, Sagrado)1 Detectar Malestar (Luz, Sagrado)Percepción1 Advertir/Notar1 Buscar1 Comercio2 Rastrear1 Reflejos1 Rumores Escuelas/Especializaciones Sagrado
  4. Helades

    Shalai Lunarroyo

    Nombre del Personaje Shalai Lunarroyo Raza Kaldorei Sexo Mujer Edad 149 Altura 2,12 m Peso 91 kg Lugar de Nacimiento Refugio Brisa Plateada, Vallefresno Ocupación Sacerdotisa de Elune Descripción Física Shalai es una elfa de la noche de piel azul clara como un río cristalino, ojos claros violáceos que resplandecen a la luz de la Luna y pelo largo verdoso recogido en una coleta de cola de caballo. Es pequeña en comparación con otros elfos de la noche, aunque posee un cuerpo atlético y ligeramente más esbelto de lo normal. Suele portar ropajes hechos con cuero que ella misma trata cuando no está en el templo de Elune, momentos en los que ella suele vestir ropajes más acordes a su actual oficio. Descripción Psíquica Shalai es una elfa en apariencia tranquila, pero con una sobreconfianza y afán por la adrenalina que manifiesta en contadas ocasiones, sobre todo en mitad de una caza, al nadar o al correr por mitad del bosque. Vivir con sus buenos padres ha hecho que los valores que la han tratado de inculcar hayan quedado inscritos hondo en su corazón y alma. Debido a esto, Shalai ha desarrollado una personalidad determinada, optimista, leal, honorable, respetuosa, valerosa y humilde. Sabe que toda vida es valiosa y siempre duda al arrebatar una vida (menos al tratar con pieles verdes, ya que las historias que ha oído de ellos solo los describen como monstruos), ya sea de un animal o una persona. Es una elfa que respeta a los animales y no los trata como una simple materia prima, si no que les rinde homenaje al final de la cacería. Respecto a Elune, las historias que ha escuchado, la experiencia cercana a la muerte que vivió (incluso ella cree que murió y Elune le devolvió la vida) y lo que ha aprendido en la Hermandad de Elune le han llevado a respetar cada vez más a la Madre Luna y a la Guerrera de la Noche. Paz y guerra. Amabilidad y fiereza. Partes contrarias que se complementan y protegen al pueblo kaldorei. Ficha Rápida No (1000 palabras mínimo) Historia Nací con la Luna en cuarto creciente, cerca de un lago cristalino, con el sonido de las hojas meciéndose ante el gentil viento y las melodías de los pájaros al cantar. O al menos así es como me dijeron que vine al mundo, pero sé con certeza que fue en Refugio Brisa Plateada, en Vallefresno. Nada recuerdo de mi despertar o mis primeros pasos en el mundo, aunque si vislumbro las imágenes que fluyen por mi mente respecto a mi niñez. Recuerdo a mi padre marchando por los verdes bosques con un arco en su mano y a mi madre trabajando pieles para crear prendas de muchos tipos y tamaños, vistiendo yo algunas de esas ropas. Sí, mi madre era una peletera y mi padre un cazador. Mis padres cada noche me hablaban de los secretos del bosque, de cómo la Luna nos protegía y de historias de lugares lejanos y místicos. Historias de cómo temibles monstruos vagan por el mundo y de cómo valientes centinelas los combaten con presteza y valía convirtiéndose en héroes y heroínas, de excitantes cacerías y de rituales para honrar a la presa cazada, de kaldoreis que se dirigen a la Luna en tiempos desesperados para que esta les ayude y les salve de un final tenebroso. Historias que todavía me acompañan y que me han convertido en lo que soy. A medida que fui creciendo fui ayudando cada vez más a mis padres en su día a día, ya sea trabajando las pieles que mi padre cazaba, cocinando la carne obtenida o aprendiendo el noble oficio de la caza. Mi padre me inculcó el respeto por la vida y los valores de un cazador honorable, mientras que mi madre me enseñó que la determinación y el esfuerzo pagan con satisfacción y mejora, además del preciado dinero para obtener los demás bienes que no podíamos conseguir, pues al fin y al cabo, toda la sociedad contribuía de una u otra manera. Llegaría el momento donde ayudara con ansia y orgullo, ya comenzando a preparar ropajes con las pieles curtidas, además de rastreando y cazando nobles presas que agradecía que dieran sus vidas. Todas las noches siempre miraba al cielo estrellado, donde la Madre Luna se hallaba, para luego realizar una plegaria y ofrecer una pequeña ofrenda en un humilde pedestal afuera de nuestra austera casa. Un día de caza como cualquier otro, me encontraba rastreando un corzo adulto cuando me di cuenta de que también había un segundo rastro. Huellas grandes... De humanoide... recientes. Muy recientes. Mi instinto reaccionó al instante y me hice a un lado, justo para ver un hacha inmensa descender sobre el suelo donde la hierba había sido cercenada y arrastrada por el aire. Miré a la figura, tomé aliento rápidamente y me preparé para lo que fuera que vendría después, llevando mis manos a mis cuchillos, ya que se me había caído mi arco al suelo a unos metros de mí. La figura era grande y musculosa. Portaba un hacha gigantesca en comparación conmigo y portaba unos ropajes toscos. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue el color de su piel: verde. Había oído como estos monstruos habían aparecido e invadido las fronteras del pueblo kaldorei unos años atrás. Era un orco, un monstruo que bien podría encajar en las historias que sus padres le contaban de pequeña. No sabía porqué estaba ahí, pero si sabía una cosa, podía huir o combatir a semejante oponente. Estúpidamente decidí luchar contra la gran criatura, en pos de convertirme en una heroína que se enfrentaba contra el mal que se alzaba como una gran sombra que buscaba engullir la vida. Avancé con rapidez hacia el orco esgrimiendo mis dos dagas pensando que tardaría en reaccionar, pero mientras que comenzaba a moverme el orco ya había levantado de nuevo el hacha y volvía a arremeter contra mí. Viré mi trayectoria y salté por encima del golpe para realizar un par de cortes de poca profundidad en el hombro derecho del monstruo, que pese a esgrimir un grito, este no era de dolor si no de frustración y aparentemente rabia. Todavía en el aire, no pude evitar ser impactada por un golpe con su brazo izquierdo, por lo que salí disparada hasta golpear con un árbol, dejando caer mis cuchillos. Me dolía la espalda de tal manera que pensaba que me había partido la columna y solo fue un simple puñetazo, aunque la masa muscular de la criatura verde mostraba que podía ser él mismo un arma tan o más eficaz que el hacha. Me incorporé a duras penas y me eché hacia un lado justo para volver a observar que el hacha había impactado de lleno en el árbol. Tomé el arco al acercarme a este y tomé una de las flechas que se habían caído de mi carcaj, puse la flecha en el arco corto, tensé y disparé en el orco, que justo volvía a esgrimir su hacha contra mí. Mi flecha atravesó su cráneo con precisión y una potencia que no esperaba de mí misma, pero el hacha ya había avanzado hacia mi. Noté un dolor abrasador en mi abdomen y recuerdo sentirme flotar. Luego golpes en todo mi cuerpo y cuando me quise dar cuenta, estaba cayendo por una fuerte pendiente con un tajo profundo y desangrándome. En ese momento el miedo se apoderó de mí, pensando que sería lo siguiente y si saldría con vida. Acabé detenida en un pequeño claro del bosque donde la hierba a mi alrededor estaba teñida de rojo y un lago tranquilo descansaba frente a mi. A mi lado, la criatura de piel verde sangraba un líquido de tono ligeramente oscuro y se mantenía inerte. La caída no sólo había empeorado el feo corte que adornaba mi estómago, si no que además las zarzas y las piedras de la pendiente por la que había caído también habían hecho estragos. Con esfuerzo me arrastré hasta el borde del lago, dejando una senda carmesí a mi paso y con un último aliento, notando que iba a desfallecer, musité con el poco aliento vital que me quedaba una oración a Elune y cuando comencé a cerrar mis ojos noté un resplandor plateado que me rodeó, notando un agradable calor cuando lo único que sentía entonces era el frío abrazo de la muerte. Noté mis pulmones funcionar y un nuevo hálito vital reconfortó mi cuerpo. Abrí los ojos y me vi inmersa en una masa de agua. ¿El lago quizás? Hice un último esfuerzo para salir a la superficie y cuando lo logré, tomé aire como si hubiera vuelto a nacer. Un cielo estrellado y la gran Luna me recibieron. Entonces me fijé en el gran cuerpo del orco y palpé mi torso. No habían heridas. Me sentí confusa y tras pensar apenas unos instantes, nadé hasta la orilla. Vi un rastro de sangre que avanzaba hasta el lago y el aparentemente desprendimiento de tierra de una cuesta. No fue un sueño. ¿Entonces que fue? Viré la vista hacia lo alto y lo entendí. Los días venideros fueron un camino que nunca había recorrido, pero que sentía familiar, como si ya lo hubiera andado. De Vallefresno fui a Costa Oscura y desde allí tomé un barco hasta Teldrassil, para así caminar luego a Darnassus. Me acabé presentando en el Templo de Elune en busca de encontrar respuestas y consagrar mi vida a la diosa Luna. Llevo unos pocos años ya aquí en el templo y poco a poco voy comprendiendo los entresijos del camino bajo las estrellas. He comenzado a obrar pequeños milagros, apenas nada en comparación con muchas de las hermanas del templo, pero es una sensación que igualmente me conmueve, el poder comulgar aunque sea un poco con la Madre Luna y contar con apenas una minúscula parte de su bendición. Pero me quedan muchos años por delante de esfuerzo, fe y dedicación para poder convertirme en una sacerdotisa digna al servicio de Elune. Me había salvado. Era lo mínimo que podía hacer.
  5. Leia

    Angela Zweig

    Atributos 6 Físico 6 Destreza 7 Inteligencia 7 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 21 Mana 8 Iniciativa 8 Defensa Físico 1 Atletismo Destreza 1 Cabalgar 2 Defensa 1 Nadar Inteligencia 1 Leyes 1 Religión 2 Sanación/Hierbas 2 Reprender esencia 2 Proteger esencia 2 Esencia sagrada 2 Purificar agua Percepción 1 Bailar 1 Rastrear 1 Reflejos
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