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  1. Nombre del Personaje: Lirion Abrazasol Raza: Elfo de Sangre Sexo: Hombre Edad: 87 Altura: 1,78metros Peso: 56 kilogramos Lugar de Nacimiento: Arcanorium, Isla Caminante del Sol Ocupación: Alumno Problemático Historia completa Descripción Física: Elfo de cuerpo saludable, con una postura impecable, ordenada y engalanada, de piel algo clara impoluta de cicatrices. Su rostro tiene una faz tersa como todos los elfos, con cierta expresión seductora. Su cabello es dorado, brillante y estilizado, cae largo por sobre sus hombros. Tiene unos grandes ojos verde ácido bastante expresivos. Descripción Psíquica Elfo animadverso que no reconoce el compañerismo ni la confianza. La única simpatía que muestra es hacia si mismo y las situaciones calurosas, ya sea de amistad u hostilidad, le ponen realmente incómodo. Finge ser desinteresado, y aunque le acompaña la prepotencia propia de un mago, no tiene ambiciones deferentes a los Sin'dorei como pueblo, preocupándose por su bienestar en secreto. Transtorno narcisista y megalomanía. Historia En un comienzo fue difícil de aceptar, había pasado toda su vida acompañando a su padre y hermanos en los jardines del Arcanorium. Este complejo había sido muy visitado tanto por jóvenes elfos como por los magócratas más reticentes, conmovidos por la belleza de los jardines y de las criaturas que los habitaban, flora y fauna mágica bajo la sempiterna protección de una enorme cúpula de cristal que mantenía un aura mágico constante que latía dando vida a todos los seres vivos que entraban en ella. Ahora sus observatorios y cuartos estaban completamente vacíos, abandonados, cubriéndose de polvo, solo en el exterior, en los jardines, continuaba latiendo la vida, alimentándose de la magia que escaseaba desde la perdida de la Fuente del Sol. Las criaturas y las plantas eran inconscientes, sin embargo, de esto pues la cúpula mantenía el medio ambiente arcano a salvo. Únicamente el joven Lirion era conocedor de los eventos que iban acaecer a tanto elfos como seres mágicos, consecuencia de la hecatombe que transformó su patria tal y como la conocían. En el pasado había sido un fiel seguidor de su padre que se había entregado en cuerpo y alma a un proyecto en especial, si bien la belleza que creaba le complacía y deleitaba más que ninguna otra cosa, era un botánico ambicioso que sentía que su meta estaba cada vez más lejos de él. Su objetivo: Crear la criatura más fascinante que el mundo haya contemplado jamás. Después de los elfos, por supuesto. Para esta misión recluto a sus hijos que si bien, avergonzados de los rumores humillantes que recorrían la Isla Caminante del Sol, aceptaron comprometidos a contentar a su padre, tres hermanos, el primero fuego, el segundo escarcha, el tercero arcano. Su padre educo instruyó personalmente a cada hermano, después de todo, eran un equipo científico y cada uno de ellos se había especializado en un propósito para crear una invención apoteósica. Precisa. Perfecta. Esto no fue una tarea fácil y su padre lo había aprendido mientras les enseñaba como funcionaba exactamente la cúpula, utilizando la energía de la Fuente del Sol que manaba en Quel’thalas para preservar un ecosistema de magia concentrada, pero en medio de una concienzuda explicación acerca de los vitales paneles de Línea Ley, Lirion y Ellyon discutieron acaloradamente acerca de los elementales del fuego y del agua. - ¡No me cabe duda alguna que cualquier compuesto por fuego es infinitamente superior! - ¡Te portas como un ignorante, claramente… el hielo lo supera en muchos aspectos! No fue la última vez que estas discusiones brotaron de la egolatría de los tres hermanos, que cada uno evaluaba los Pros y los Contras del contrario. Fue especialmente difícil para Lirion desligarse de este defecto, cada vez más centrado en su propia autosuficiente y la perfección de la que hablaba su padre, durante meses estuvo cautivo de sus propios estudios. Pero había algo que ningún hijo pudo inferir, ni siquiera en sus peores pesadillas fueron capaz de centrar su mirada en el elemento prohibido de la magia. La séptima escuela. La Nigromancia. Nunca debió salir a la luz los secretos que usó Gul’dan para traer los espíritus de sus orcos de nuevo a la vida, aunque esta vez, no era un alienígena primitivo el que traía una legión de oscuridad que como un mar se amontaba a orillas de Lunargenta, únicamente impedidos por el Ban’dinoriel que protegía la ciudad. Era un hombre del reino del sur, Lordaeron, su príncipe. La ola de no muertos eventualmente lo logró, de alguna forma, evadir las protecciones mágicas de Lunargenta y avanzaron por la ciudad. Aunque los Abrazasol se refugiaron lejos de sus jardines dentro del Arcanorium, uniéndose a los refugiados de la Isla Caminante del Sol, no llegaron a entrar en contacto con las fuerzas de No Muertos que asediaron su reino, pues para su fortuna o desgracia, el objetivo del Príncipe Arthas nunca fue masacrar a los elfos, si no utilizar la columna vertebral de su pueblo como sociedad y cultura, la Fuente del Sol corría peligro. Eventualmente una Quel’thalas contaminada por las energías de la Fuente, ahora corrompida por la resurrección de un poderoso Nigromante. La preocupación llevó a los Abrazasol a abandonar la seguridad del corazón de la isla para inspeccionar el estado de sus jardines, después de todo, eran el trabajo de su vida y aunque su padre había ordenado inicialmente marchar solo, sus hijos que no eran precisamente elfos que agachaban la cabeza con obediencia, lo siguieron. Una vez Lirion entró a los jardines se percató de lo que estaba sucediendo, la esencia de la poderosa fuente mágica comenzaba a marchitar lentamente tanto a criaturas como a la flora mágica. Alterados, desactivaron los encantamientos que concentraban la esencia de la Fuente del Sol en el interior de la cúpula de cristal, las criaturas vivas no sentirían su falta hasta que las reservas se secaran, agotándose la energía que retenían los conjuros. La inquietante realidad era que, eventualmente, la Fuente del Sol desaparecería. Pero fue todavía más inquietante, enterarse que después del regreso, y a posterior, marcha del Príncipe Kael’thas, sus más fieles seguidores traían a los renombrados Sin’dorei una solución que no preveía los medios que usaban. Los Abrazasol estaban impresionados, incrédulos, inconmovibles. Todos ellos abandonaron Quel’thalas antes que permitir que se doblegaran a sus más bajos instintos, todos ellos excepto uno… En un comienzo fue difícil, era un gran reto a superar, pero acomplejado a su forma y consumiéndolo todo. Poco a poco, consumió los aleteos de las mariposas y la vibra de las vermis, absorbiendo la luz mágica que las flores emitían, la oscuridad cubrió los jardines pero Lirion no dejaba de brillar, como si fuera el Sol único que brillaba en el universo vacío.
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