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Montalba

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  1. Montalba

    [Ficha] Rogan Caradhan

    Nombre: Rogan Caradhan Atributos8 Físico7 Destreza6 Inteligencia6 Espíritu6 PercepciónValores de combate32 Puntos de vida24 Mana7 Iniciativa9 Ataque CC (Lanza pesada)9 Ataque CC (Espada pesada)>9 Ataque CC (Maza de una mano)7 Ataque a Distancia (Pistolas de chispa)8 Ataque CC Sutil (Daga)9 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo 1 Lanza pesada 1 Espada pesada 1 Maza de una mano 1 Desarmado 2 Inquebrantable Destreza 1 Daga 2(1+1 racial) Equitación 1 Escalar 2 Defensa 1 Lanzador 1 Nadar 2 Golpe de escudo Inteligencia 1 Leyes (Reinos Humanos) 1 Religión (Luz Sagrada) 1 Conocimientos/Historia (Reinos Humanos) 1 Fauna (Equinos) Espíritu 1 Voluntad Percepción 1 Pistolas de chispa 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Etiqueta 1 Rastrear 1 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  2. Montalba

    Rogan Caradhan

    Nombre del Personaje Rogan Caradhan Raza Humano Sexo Hombre Edad 25 Altura 1.78 metros Peso 82 kg Lugar de Nacimiento Àrd-thìrean (noroeste de Arathi) Ocupación Aspirante a la Liga de Arathor Descripción Física De largos cabellos rojos como el fuego y de ojos claros, Rogan es un joven de espaldas anchas y brazos fuertes. Su barba, a juego con los cabellos y que no siempre lleva todo lo bien recortada que debería, cubre su cuadrada mandíbula. Tiene el donaire de una persona a la que le preocupa su imagen pero que ha tomado algunas malas costumbres por el camino. Descripción Psíquica El orgullo herido es el principal motor de Rogan. Siente que sobre sus hombros descansa la tarea de restablecer el nombre de su casa y limpiarlo de toda mácula. Dispuesto a defender su honor y el de su familia con uñas y dientes de ser necesario. A pesar de que puede llegar a pecar en ocasiones de arrogancia, los últimos años y las compañías han servido para templar un poco su carácter. Se trata de alguien joven y ambicioso, que todavía no sabe que lineas estará dispuesto a cruzar en pos de lograr sus objetivos. Ficha Rápida No (600 palabras mínimo) Historia Historia de la Casa Caradhan Orígenes Cuenta la leyenda que el origen de la Casa Caradhan se remonta a Seòras, guerrero de la tribu de los gwyned, enviado como mensajero por el recientemente proclamado rey Thoradin de los Arathi para reclamar vasallaje a la tribu de los odharnait durante los albores de la Gran Únificación. Cuando Seòras llegó hasta la capital de los ordharnait fue recibido por su líder, Liusaidh, pero el aflijido jefe le contó entonces que su única hija, la princesa Morna, había sido raptada por los trol que vivían en las profundidades del bosque y que estos pretendían sacrificarla a una de sus malvadas deidades. Liusaidh había prometido colmar de riquezas a quien fuera capaz de rescatar a su hija, e incluso le había prometido su mano a quien fuera capaz de traerla de vuelta. Muchos habían sido los guerreros de los odharnait que habían partido en busca de la princesa, pero ninguno había regresado para contarlo. Sin dudarlo un solo instante, el bravo Seòras montó sobre su caballo y partió hacia la espesura, prometiendo a Liusaidh que traería a su hija de vuelta. Brillaba el sol en lo más alto del cielo durante el tercer día, cuando Seòras llegó al templo donde retenían a la princesa. Esta se encontraba atada en una pira en lo más alto de la acrópolis, bajo el cielo descubierto, preparada para ser quemada viva mientras los sacerdotes entonaban cánticos ominosos. Seòras se abrió paso, haciendo que todo trol que se interpusiera en su camino encontrará el final en la punta de su lanza o el filo de su espada. Para cuando llegó hasta la cima, la pira ya había sido encendida, pero Seòras logró rescatar a la princesa antes de que las llamas lograran besar su pálida piel. Fue cuando se disponía a descender por las escaleras y llevar a la princesa Morna de vuelta con su padre, que descendió de los cielos la bestia. Gahalain, mitad dragón mitad ave de presa, con unas garras afiladas capaces de partir a un caballo por la mitad de un solo golpe y un terrorífico pico que escupía bocanadas de fuego. Gahalain estaba furioso, pues aquel humano pretendía negarle el suculento sacrificio que sus adoradores le iban a ofrendar. Pero Seòras no dió un paso atrás y se enzarzo con la bestia en un combate que duró horas. El fuego derritió su armadura, las garras hicieron pedazos su escudo, pero finalmente con un certero lanzamiento clavó su lanza en una de las alas de la fiera y está se precipitó desde lo alto hasta dar con el suelo. Con la bestia derribada, Seòras desenvainó su espada y de un solo tajo separó la cabeza de Gahalain de su cuello. Cuando alzó la cabeza en su mano, todavía esta escupiendo fuego, el resto de los trol huyeron aterrorizados a esconderse en el bosque. A su regreso, viendo llegar a Seòras con la princesa y la cabeza de la bestia, los odharnait le recibieron al clamor de "¡Caradhan, Caradhan,Caradhan!" o "heroe" en la antigua lengua. Cuando el jefe Liusaidh ofreció colmar de riquezas a Seòras por traer de vuelta a su hija, este rechazó la oferta, diciendo al jefe que era a su rey, Thoradin, al que debía recompensar, pues él no era más que su heraldo. Luisadh aceptó entonces unirse a Thoradin como pago a Seóras por haberle devuelto a su hija sana y salva. Aun y a pesar de que Seòras había rechazado toda recompensa por su bravura, Luisadh le ofreció la mano de su querida Morna, oferta que el guerrero fue incapaz de rechazar. Desde entonces Seòras fue conocido como Seòras Caradhan, sobrenombre que sería transmitido a su descendencia con la princesa Morna y que acabó por tornarse en el nombre de la dinastía. Caída en desgracia Cuentan las crónicas de la fundación del reino de Stromgarde durante la fragmentación del Imperio de Arathor y del reinado de los primeros Aterratrols, que durante el reinado del tercer monarca de la dinastía, el Conde Devan Caradhan de Àrd-thìrean participó en la rebelión del Duque Cullan Aherin de Treubhach contra el rey. Hacia el final de la rebelión, el Conde Devan se rindió tras permanecer sitiado durante meses en su castillo de Àrd-thìrean. Para cuando terminó la rebelión, la mayoría de los conspiradores fueron ejecutados o desposeídos de tierras y títulos. Al Conde Devan, por ser primo de la reina y por haberse rendido a tiempo, se le perdonó la vida pero le fueron destituidos casi todos los títulos y posesiones, cayendo así el linaje en desgracia. Últimos siglos Durante los últimos siglos, las únicas menciones a los Caradhan que se pueden encontrar en las crónicas son son de hidalgos y caballeros de escasa o nula importancia, dedicados al oficio de las armas. Se sabe que todavía cuentan con una pequeña hacienda en el condado de Àrd-thìrean. El último miembro mínimamente digno de mención fue Sir Riordán Caradhan, por su distinguido servicio durante la Segunda Guerra. Su hazaña más destacada fue ser el primero en alcanzar la cima de la muralla sur durante el asedio de la capital de Alterac. Actualidad Historia de Rogan Caradhan Rogan Caradhan nació en la hacienda familiar de Àrd-thìrean, en las tierras altas, hijo de Bann Caradhan y de su esposa Sebylle Webster. Junto a ellos vivían también su abuelo Sir Riordán Caradhan, caballero y patriarca de la familia y su abuela Marguerite Dupont. La hacienda de los Caradhan no era la gran cosa, pero durante la última década habían logrado recuperar un semblante de vida acomodada gracias a su abuelo, que durante la Segunda Guerra no solo había regresado con un generoso botín de guerra si no que había logrado obtener una pensión real por los servicios prestados. El botín lo habían invertido en caballos de raza para la cría y ahora incluso podían permitirse tener unos pocos sirvientes en la hacienda. En esta época de bonanza se crió Rogan durante su infancia, sin preocupaciones, creciendo con las historias que le contaba su abuelo de sus aventuras y de héroes del pasado. Riordán se encargó de que Rogan aprendiera a montar y empezara su adiestramiento en el uso de las armas desde muy temprana edad. Esperaba de su nieto todo aquello que su hijo había fracasado en darle. El padre de Rogan nunca había destacado en nada de lo que se hubiera propuesto y esto solía ser motivo de discusión frecuente entre este y el cabeza de familia. Pero esta discordia no duraría mucho más, pues Riordán moriría poco antes de que Rogan cumpliera dieciocho años de una forma indigna para un hombre de su calado, llevado al seno de la Luz antes de tiempo por unas terribles fiebres. Poco después de su decimo octavo día del nombre, Rogan pretendía marchar a la capital del reino para ingresar en las filas de la Liga de Arathor y ganarse el título de caballero siguiendo los pasos de su abuelo, pero tras mucho discutir con su padre accedió a posponer sus planes durante un año. Ahora ya no contaban con la pensión real de su abuelo, por lo que los ingresos familiares ahora dependían enteramente de sus caballerizas. Antes de que hubiera terminado el año, falleció también su abuela. Su salud se había ido deteriorando desde la muerte de su marido, hasta que una mañana ya no se despertó. Esta muerte afectó a su padre mucho más de lo que lo hiciera la muerte de Riordán. Bann había encontrado siempre en su madre la aprobación que su padre siempre le había negado. Se volvió a hablar entonces de retrasar su partida un año más. A Rogan le enfurecía la idea, no pensaba pasarse su vida siendo un vulgar comerciante de caballos. El suyo era un linaje de héroes de antaño y era su deber hacer honor a ese linaje, a la memoria de su abuelo y sus antepasados, ya que su padre no parecía dispuesto a hacerlo. Pero aun y con ello acabó accediendo, por intercesión de su madre. A lo largo del año siguiente todo fue a peor. Una mezcla de melancolía y desinterés por parte de Bann le llevaron a tomar las peores decisiones posibles. Para mediados de verano no podían pagar a los pocos sirvientes y jornaleros que tenían y para cuando terminó el año la familia de su esposa ya no pensaba prestarle más dinero. Pero no solo a familiares había pedido prestado, si no también a usureros de la villa. Y lo que no había pedido prestado, lo había apostado. Ante la amenaza de perder la hacienda familiar ante la incompetencia de su padre, Rogan hizo lo único que podía hacer alguien que se considerase hidalgo y de noble linaje en su situación, dedicarse al oficio de las armas. Fue así como decidió enrolarse en los Franjas Púrpuras, una compañía mercenaria que en aquel momento pasaba por la villa. Podría haberse alistado en el ejército y partir a la guerra de Gilneas, pero entre la mejor paga y la promesa de botín tenía más posibilidades de pagar la deuda de su familia con los Franjas Púrpuras. Así pasaría los siguientes cuatro años, viajando entre el Pico Nidal y el Loch Modan en compañía de hombres de armas e hidalgos con deudas o bocas que alimentar. Combatiendo por dinero, y no por honor. Participando en escaramuzas con los trol u otras criaturas, participando en disputas señoriales, escoltando caravanas y en ocasiones participando en tareas de mayor deshonra. Pudo comprobar que el choque del acero y el derramamiento de sangre no eran nunca algo tan sencillo ni loable como cuentan las historias. Casi todo lo que ganaba lo enviaba con las cartas para su madre, con la que intercambiaba correspondencia con su señora madre cuando le era posible. De casa rara vez le llegaban buenas noticias. Los problemas con el juego de su padre no habían parecido disminuir y al parecer había empezado a darse a la bebida. Nunca en esos cuatro años fue de visita ni tan siquiera cuando la compañía se encontraba cerca. La mera idea de volver a ver a su padre le revolvía el estómago. Él y solo él era el culpable de su situación. Hasta que finalmente, una noche recibió una carta con dos únicas líneas. "Tu padre ha muerto. Vuelve a casa" Se despidió entonces de los que habían sido sus compañeros de penurias y alegrías durante los últimos años y emprendió el camino de vuelta a casa. Cuando llegó por primera vez en mucho tiempo a la hacienda familiar, lo primero que hizo fue abrazar a su madre. Después, hablaron largo y tendido y esta le contó como había muerto su padre. Había entrado borracho al establo una noche y uno de los pocos caballos que todavía conservaban le había partido la crisma de una coz. Otra mancha en la reputación de los Caradhan. Para mas inri, su terrible administración no había hecho maravillas en pos de dar carpetazo a las deudas. Fue su madre la que le convenció de rendirse. Dejar que los usureros se quedaran la hacienda para acabar con la deuda y seguir adelante. A ella la había aceptado mujer del barón a su servicio y le instó a ir con ella, esperando poder convencer al barón de que lo tomara bajo su ala. No era una mala idea, pero Rogan se negó en rotundo. Pensaba alcanzar la fama y la gloria por su cuenta. Labrarse su propio nombre y restaurar el honor de la familia. Ya había pospuesto sus ambiciones durante demasiado tiempo. Tras volver a abrazar a su madre y despedirse de ella, montó en su caballo y partió rumbo a la capital. Heráldica El blasón de la Casa Caradhan muestra la cabeza decapitada de un dracohalcón multicolor contorneado ,escupiendo fuego sobre campo de gules y oro.
  3. Estaba consultando la lista y (a no ser que me la haya saltado) no he visto la animación del disparo de pistola del pícaro forajido. ¿Es posible realizar esa animación con este comando? ¿O de trata de otra cosa diferente? He estado googleando y no he encontrado nada al respecto.
  4. A quien corresponda la lectura de esta carta: Mi nombre es Viktor Kruber. No soy mas que un miserable pecador que halló consuelo y guía en los dogmas de la Luz Sagrada para abandonar la mala senda. Si bien esperaba ser capaz de limpiar mi alma llevando una vida de paz y ayuda al prójimo, ya no me siento capaz de permanecer de brazos cruzados mientras la herejía y la maldad campan a sus anchas por doquier. No después de todo lo sucedido. Deseo poner las pocas destrezas que poseo al servició de la fe. Tanto mi experiencia con las armas como el escaso poder que la Luz ha deseado poner en mis manos. Ruego atendáis mi petición, pues no tengo mas motivo u objeto en la vida que el de hacer justicia y limpiar mi alma. Aguardare vuestra respuesta en la posada cercana a la capilla de Villadorada el tiempo que mi bolsa lo permita. Que la Luz guíe vuestra mano y vuestros pensamientos. Viktor Kruber. @Malcador
  5. Montalba

    [Ficha] Viktor Kruber

    Nombre: Viktor Kruber Atributos6 Físico7 Destreza7 Inteligencia6 PercepciónValores de combate24 Puntos de vida21 Mana7 Iniciativa8 Ataque a Distancia (Pistola de chipa)9 Ataque CC Sutil (Espada ligera)8 Ataque CC Sutil (Daga)9 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo Destreza 1 Pistola de chipa 2 Espada ligera 1 Daga 1 Cabalgar 1 Escalar 2 Defensa 2 Sigilo Inteligencia 1 Leyes 1 Religión 1 Sanación/Hierbas 1 Supervivencia/Cazar 1 Tradición/Historia 1 Detectar entes malvados 1 Imbuir arma Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Rastrear 1 Reflejos 1 Rumores Escuelas/Especializaciones Represión
  6. Montalba

    Viktor Kruber

    NOMBRE: Viktor Kruber EDAD: 35 Raza: Humano Sexo:Varón Altura: 1.83m Peso: 82kg Lugar de nacimiento: Una granja apartada a un par de días al norte de Andorhal. Ocupación: Actualmente desempleado. Anteriormente cazarrecompensas. DESCRIPCIÓN FÍSICA Se trata de un hombre alto alrededor de la treintena, alto y delgado. Se encuentra en buena forma, ya que nunca ha llevado una vida sedentaria. Es un hombre de tez pálida, de pelo largo negro suelto hasta los hombres o recogido en una coleta, mostacho y de habitual barba de varios días. Sus ojos son de un intenso color azul, con una mirada intensa, aunque marcada por ojeras que demuestran no dormir demasiado bién. De cara alargada y rasgos afilados, con una nariz curva y de puente prominente. Tiene una cicatriz de un corte en la mejilla, entre otras que se pueden encontrar a lo largo de su cuerpo. Acostumbra a vestir ropajes oscuros, sencillos y practicos, aunque parecen haber visto días mejores. De su cinto pende una espada de punta y corte con guarda de lazo, con la empuñadura llena de arañazos pero con la hoja afilada y bien cuidada, ademas de un puñal y dos pistolas de chispa que parecen llevar unos cuantos años a sus espaldas. De su cuello cuelga un simbolo de la Luz tallado en madera y un par de alianzas de boda en una cadena. DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA Viktor es un hombre humilde, de escasas aspiraciones materiales mas allá de las necesarias, aunque siente una especial debilidad por el dulce y es propenso a ahogar las penas en vino. Tiende a afrontar los conflictos de manera fria, pero cuando se trata de asuntos de fe o convicciones, las cosas pueden llegar a calentarse sobremanera. Su actitud es socarrona y desenfadada, aunque mas templada respecto al descaro de su juventud. A pesar de su actitud cortes y amigable, no le gusta hablar de asuntos personales y utiliza su actitud picara para evadirse y tiene muy mal pronto. Es un absoluto intransigente en lo que respecta a las personas. No soporta la blasfemia ni esta dispuesto a perder el tiempo con aquellos a los que no considera merecedores de ello. Le cuesta establecer relaciones de autentica confianza con las personas si no llega a conocerlas de verdad. Es una persona de extrema religiosidad y de codigo moral es sencillo. Existe el bien y existe el mal. El segundo debe ser erradicado a toda costa, sea cual sea el precio. Se considera a si mismo juez, jurado y verdugo y carece de remordimientos por ello. HISTORIA: La mayor parte de la vida de Viktor dista de haber sido una sencilla, sin embargo, de haber actuado de otra manera cuando era joven es probable que aun fuera un granjero. Nació y se crió en una granja de Lordaeron, a un par de dias de viaje de Andorhal. Hijo de inmigrantes de Ventormenta, gente sencilla, en un lugar sencillo y con una vida sencilla, o monótona, como habría dicho él por aquel entonces. Su familia provenía de los Paramos de Poniente, pero el apenas era un crió cuando la llegada de los orcos los obligo a abandonar aquello. Creció para ser un joven descarado e impertinente, al que sin duda aquella vida no satisfacía. Quería ver mundo, encontrar algo mejor en la vida, así que tarde o temprano decidió que aquella no era vida para él. Al pensarlo en retrospectiva, desearía haber dejado las cosas mejor de lo que lo hizo, pero el fervor de la juventud nunca es el mejor consejero que uno puede desear...Apenas contaba con quince inviernos cuando decidió, tras una acalorada discusión con su estricto padre, huir de aquello. En cuanto puso los pies en el camino, con lo poco que llevaba encima, se puso en marcha hacia la ciudad de Andorhal ¿Que mejor lugar que la ciudad para labrarse un futuro para un hombre talentoso como él? La gran diferencia, es que no era más que un muchacho idiota con delirios de grandeza. No duraría ni un año de trabajo honrado mal pagado antes de empezar a obtener el sustento de maneras más ilícitas. Todo empezaría con algunos tratos sucios a costa de su empleador que le llevarían a acabar de nuevo en la calle, seguido de algunos robos y asaltos en el camino para finalmente acabar conociendo a "las personas adecuadas".Poco más que una banda de rufianes y maleantes, a decir verdad. A partir de ahí, todo iría cuesta abajo y sin frenos. No habría sido tan terrible si la cosa no hubiera pasado de ahí, pero su vida no volvería a ser la misma el día que mató a su primer hombre. No había nada especial en él, solo un tipo corriente que debía dinero a otros tipos no tan corrientes. No fue algo fácil de afrontar y llegó a plantearse muchas cosas tras aquello, pero después del primero, llego un segundo. Y después un tercero. Antes de que se hubiera dado cuenta, apenas parpadeaba al hacerlo. Era trabajo, y uno no mal pagado. Y lo peor de todo, es que se le daba muy bien. Pero tarde o temprano, las cosas se torcieron. Un trabajo salió mal y, teniendo a la justicia pisándole los talones, decidió poner tierra de por medio y poner rumbo al sur. A Ventormenta. No sería hasta un tiempo después de haber llegado a su destino que comprendería lo afortunado que había sido. Se había librado por apenas unos meses de verse atrapado en Lordaeron durante la caída del reino en manos de los no muertos. Pensó en que habría sido de familia, de sus padres y sus hermanas, pero hacía tantos años que no los veía que ya hacía mucho que había renunciado a ellos. No obstante, nunca dejaría de preguntarse si habían sobrevivido. Una vez establecido, siguió con su vida donde la había dejado. Dada su propensión a la violencia, entro en el negocio de cazarrecompensas por cuenta propia y mercenario junto a otros. Vivía cada día como si fuera el último, gastando cuanto conseguía en beber y putañear. No sabía hacer otra cosa, por lo cual no es que tuviera mucha opción. O eso le gustaba decirse a si mismo. Pero tarde o temprano todo el mundo encuentra la horma de su zapato. El que a hierro mata, a hierro muere, como se suele decir. Fue el día que dio con la recompensa que no pudo cazar. El día que todo salió mal. Se vio a si mismo emboscado y abandonado en el camino, dado por muerto. El día que cambió su vida. Fue encontrado por el padre Samwell, el párroco de una aldea del bosque de Elwynn llamada Vientopresto. Lo encontró en el camino y le salvó la vida. Pasaría meses en la casa de aquel hombre, recuperándose y replanteándose su vida. Aunque nunca había sido un hombre beato, encontró cierto consuelo y motivo en las conversaciones que tenía día a día con el padre Samwell. Llegó el día en que sus heridas estaban sanadas y podía marcharse, pero no lo hizo. Se quedo con el párroco, ayudándole en cuanto podía. Quería pagar la deuda que había establecido con aquel hombre, pero había algo más. Quería aprender a vivir como él. Quería algo de la paz con la que parecía afrontar ese hombre cada día de su vida. Y así lo hizo. Un año había pasado tras su experiencia al borde de la muerte y ya no era el mismo que el párroco encontró desangrándose en el camino. Había encontrado motivo y propósito en las enseñanzas de aquel hombre. Las enseñanzas de la Luz Sagrada. No obstante, sentía que tenía muchos pecados que purgar para lavar su alma. Tomó entonces la decisión de tomar un voto de no violencia. Jamás volvería a matar ni a hacer daño a otro. Fue entonces cuando, con la bendición del párroco, volvió a echarse al camino, con una misión muy distinta en mente esta vez. Pasaría los siguientes años peregrinando por los caminos, ayudando al necesitado siempre que podía y siempre con su voto en mente. No fue fácil, sobretodo al principio. Los instintos de un hombre son algo difícil de ignorar, pero finalmente logró hacerlos callar. Fue en Villaoscura, en aquellas tierras dejadas de la mano de la Luz, donde finalmente encontraría una razón para dejar de vagabundear. Allí conoció a la que se convertiría en su esposa y motivo de ser. Marianne. Muchos años habían pasado, muchas millas andadas desde el día que decidiera abandonar a su familia para buscar fortuna y, sin embargo, lo que tanto tiempo atrás había dejado era lo que anhelaba su alma. Una familia. Un hogar. Allí es donde pasaría los últimos años y donde esperaba morir, pero el destino es una perra cruel y las cosas nunca salen como uno hubiera querido. Allí estaba él, el día que Villaoscura cayó. Cuando la marea de no muertos inundó las calles. Intentó salir de allí con su esposa encinta, pero fracasó. Los muertos la alcanzaron, y Viktor no pudo hacer nada para salvarla. Los últimos años le habían vuelto manso. Blando. Débil. Y aun contra todo pronostico, logro salir de allí con vida. Quiza la Luz estaba de su parte aquel día, pero de haber sido así habría tenido la cortesía de salvar a Marianne. Sin un solo lugar al que ir y con el corazón hecho pedazos, regresó al único lugar que conocía, la aldea de Vientopresto. El padre Samwell lo acogió y trato de consolar a Viktor como pudo, aunque este solo parecía querer aislarse del mundo. Y eso es lo que hizo, al menos al principio. Pues la pena que amenazaba que lo inundaba no fue capaz de apagar una nueva llama que empezaba a arder dentro de él. Una llama alimentada por la ira y el rencor, pero era una que demandaba justicia. ¿Se había estado engañando todos estos años? ¿ Era la paz y la tranquilidad un sueño ingenuo? ¿ Como vivir en paz en un mundo repleto de tanta maldad? Quedarse encerrado lamentándose de su propia miseria no iba a servir de nada. Algo tenía que hacer. Su corazón ardía con una nueva, aunque transformada, fe. Siempre había tenido un talento natural para la violencia, pero eso no era el problema. Ahora lo veía claro. El problema era que había estado poniendo ese talento durante muchos años en pos de sus deseos egoístas y mundanos. Era un talento que podía usar para dar caza a aquellos que verdaderamente lo merecen. Los malvados, los herejes y aquellos que infectan el mundo con las artes oscuras. Era momento de poner sus talentos en manos de las únicas causas que merecían la pena. La Luz y la justa retribución que a todo malvado le debe llegar. Pero Viktor era solo un hombre, y no sabía nada del verdadero enemigo. No estaba preparado. Pero sabía que había otros que pensaban como él y que sabían como librar aquella guerra. Finalmente, partió una vez más de Vientopresto. Esta vez, con la desaprobación del padre Samwell, que le aconsejaba tomarse tiempo para el duelo, pero ya poco le importaba. ¿ Como iba él a entender como se sentía? No podía quedarse de manos cruzadas. Ya nunca mas podría. Una vez mas, como tantas otras a lo largo de su vida, echaba los pies al camino, ahora con rumbo a la capital, Ventormenta, con la intención de unirse a las filas de la fe...
  7. Por mi parte...Fin de semana tal vez, pero hoy jueves imposible.
  8. Atributos 6 Físico 8 Destreza 6 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 18 Mana 7 Iniciativa 9 Ataque a Distancia (Pistola de chispa) 10 Ataque CC Sutil (Ropera) 10 Ataque CC Sutil (Daga) 10 Defensa Habilidades Físico 1 Atletismo Destreza 1 Pistola de chispa 2 Ropera 2 Daga 1 Cabalgar 2 Defensa 1 Nadar 1 Sigilo Inteligencia 1 Callejeo 2 Navegar 1 Religión 1 Supervivencia/Cazar 1 Tradición/Historia 1 Artilleria Percepción 1 Advertir/Notar 1 Etiqueta 1 Reflejos 1 Rumores Escuelas/Especializaciones
  9. Montalba

    Sebastián de la Torre

    Nombre: Sebastián de la Torre Raza: Humano Sexo: Hombre Edad: 42 Altura: 1.76m Peso: 76 Lugar de Nacimiento: Kul Tiras Ocupación: Espada de alquiler Historia completa Descripción física: Un hombre en plena cuarentena.Algo mas bajo que la media, delgado y en buena forma, aunque nada que llame la atención. De piel bronceada por el tiempo pasado en alta mar. Cabello castaño alborotado que empieza a llenarse de hebras grisáceas, mostacho exuberante y barba de varios días. Cuenta con un par de ojos azules de mirada calmada, aunque se puede denotar pesar y cansancio en su mirada. Es de rasgos definidos, con un mentón bien marcado. Las arrugas empiezan a notarse en su rostro, aunque podría decirse que fue agraciado en su juventud. Puede apreciarse en su frente una cicatriz fruto de un arma cortante y, bajo los ropajes, porta la colección personal de cicatrices típicas de un hombre que vive de su acero. Acostumbra a vestir sencillo y practico, procurando ir protegido.Camisa acolchada, coleto de cuero, botas altas,... De su cinturón siempre penden una ropera llena de marcas por el uso, una daga de vela y una pistola de chispa. Ademas, de su cuello siempre cuelga lo que parece un relicario viejo, aunque parece de buena calidad. Descripción psíquica: Hablamos de un hombre orgulloso y que tiene en gran estima su honra, por la cual le sobran arrestos a la hora de tirar de la temeraria. No obstante, no se trata de alguien violento. Es dado al uso de la húmeda siempre que le es posible y la blande tan bien como la herreruza. Parece saber desenvolverse en todo tipo de ambientes, desde la mas sucia de las tabernas hasta conversaciones con aquellos que son de buena casa. Algo raro de ver en alguien de la que parece su condición. Suele portar consigo una actitud desenfadada y cortés, aunque puede llegar a tener un comportamiento vulgar si se encuentra de buen humor o en compañía de confianza. Es dado al juego, el vino y los placeres de la carne, gusto que ha ido desarrollando con los años dedicándose a la profesión de las armas. Es un hombre culto, fruto del estudio llevado a cabo durante su juventud. El gusto por la palabra escrita, si bien le fue forzado, es una costumbre que no ha perdido y de la que procura hacer uso con asiduidad para mantener la mente tan afilada como la espada. Si bien nunca fue un beato, tiene la Luz y sus dogmas en mente. Aunque no es raro verle blasfemar, tiene en cuenta que en algún momento todos hemos de rendir cuentas por nuestros actos. A pesar de tener que hacer flexibles sus principios en asuntos de trabajo, procura mantenerse aferrado a ellos y hay limites que no esta dispuesto a sobrepasar. Es dado a la camaradería típica entre soldados y leal a los que considera sus amigos hasta el amargo final. Aborrece la traición por encima de todas las cosas y es por encima de todo un patriota convencido. Cualquier ofensa contra su patria se la lleva al terreno personal, tomándola como propia y defendiéndola con el mismo arrojo. Historia Miguel nació en la capital de Kul Tiras, años antes de la apertura del infame Portal Oscuro y la llegada de los orcos a Azeroth. Segundo de tres hijos de Don Lope de Beltrán, noble de posición y riqueza mas que asentadas. Tuvo la infancia habitual para un niño de su posición, cargada de estudio y la mejor educación que el dinero pueden pagar pero con algo mas de libertad que la que tenia su hermano Rodrigo, ya que se esperaba menos de el siendo el segundo hijo. Pasados los años, ya entrado en la adolescencia, se dedicaba a araganear y a darse la buena vida, escaqueándose de sus responsabilidades en cuanto se presentaba la oportunidad. Mientras su hermano mayor se afanaba por ser un digno sucesor para su padre y aprenderlo todo sobre sus negocios comerciales, Miguel prefería pasar sus días persiguiendo a las muchachas de su edad. Todo parecía ir bien, hasta que finalmente su padre termino por hartarse de la situación y le obligo a iniciar carrera en la Iglesia de la Luz, esperando que así se le inculcara algo de responsabilidad e hiciera algo con su vida. Dos años después, tras la caída de Ventormenta y la continua conquista de los orcos llegados de otro mundo, Miguel llevaba ya dos años como novicio, aprendiendo el camino de la Luz. En cuanto se formo la Alianza de Lordaeron y Kul Tiras puso en marcha su maquinaria bélica para unirse al conflicto, Miguel decidió huir del hogar y de aquella vida que le habían impuesto y se alisto en el ejercito bajo un nombre falso, Sebastián de la Torre.La guerra fue dura y cerca estuvo de perder la vida en no pocas ocasiones, pero resulto un punto de inflexión en su vida. Las penurias de la guerra, la camaradería y la cuasi certeza de la muerte y otras tantas experiencias le habían cambiado.Cuando regresó a casa, era un hombre nuevo. Regresar al seno familiar tampoco fue tarea sencilla después de mas de un año tras haber huido, pero para su sorpresa fue bienvenido de nuevo con los brazos abiertos. Con el tiempo, incluso la relación con su padre mejoró. Decidió seguir con su carrera militar, esta vez como el mismo y sin engaños de ningún tipo. Había encontrado su lugar en la vida entre la soldadesca y un sentido en el servicio para con la patria. Con los años termino por contraer matrimonio con María Bolarde, hija de otra familia de noble cuna bien posicionada y tendría dos hijos, una niña llamada Isabel y un muchacho de nombre Alonso. A su padre, Lope, acabaría por llevárselo la enfermedad y Rodrigo pasaría a estar al mando de la casa y la flotilla comercial de la familia, con la ayuda de Diego, que a pesar de ser el menor de los tres era probablemente el que mayor sesera para los negocios tenía. Por su parte, Miguel seguiría con su carrera en las fuerzas del reino, que a pesar de estar en tiempos de paz, debía de lidiar con otros conflictos como los causados por la piratería. Pasaba tanto tiempo fuera, que su mujer acabaría por caer en los brazos de su hermano menor, Diego. O tal vez fuera a la inversa. María siempre había sido una mujer ambiciosa. Siempre insistía a Miguel para que se retirara de la vida militar y se implicara en el negocio familiar, pero a él siempre había respondido con negativas. Sea como fuere, al final termino por darse la tragedia. Una noche, cuando iba a visitar a Rodrigo, se lo encontró muerto en su despacho. Apenas iba a alzar la voz para alertar a los sirvientes cuando los guardias aparecieron en escena, topándose con el sobre el cadáver. Fue aprehendido por la justicia del reino y encerrado en prisión, acusado de fratricidio. Cuando llegó el juicio, se topo con una larga hilera de testimonios en su contra, incluidos para su sorpresa el de su esposa Maria y su hermano Diego. Todo cobraba sentido en ese momento, pero ya era demasiado tarde. Aquella pantomima de juicio estaba perdido antes de empezar. Se había dictado sentencia y pronto daría con sus huesos en el cadalso. La suerte quiso sonreírle cuando, de camino a la horca, el carro que le transportaba fue asaltado por algunos de sus camaradas soldados y fue liberado. Su primer instinto fue el de ir a por aquellos que le habían traicionado y darles muerte, pero sus compañeros le disuadieron de ello y le hicieron aceptar la cruda realidad. Su vida tal y como la conocía había terminado. Debía abandonar el reino para no volver. Un navío con destino a la ahora reconstruida Ventormenta le esperaba en el puerto para llevárselo allende del mar. La imagen del puerto de Kul Tiras empequeñeciéndose en la distancia hasta desaparecer en el horizonte es lo ultimo que Miguel ha visto de su tierra hasta la fecha. Una vez en Ventormenta, se embruteció con vino barato hasta casi matarse, destrozado por todo lo que le había sucedido. La traición, la deshonra, la mera idea de que sus hijos iban a ser criados por Diego y María,...Y peor aun, que le tendrían a él toda la vida por un asesino. No pasaría mucho antes de que acabara con la saca vacía y con la necesidad de un modo de ganarse la vida. El como era una respuesta evidente. Solo había un modo de que alguien como él, hidalgo como era, se ganara el pan, y el matar era un negocio que no le era ajeno. También necesitaba otro nombre. Por lejos que estuviera de casa toda precaución era poca y, su nombre ya no era seguro. Así fue como Sebastián de la Torre volvió a nacer, afianzándose aquella identidad mas y mas conforme los años pasaban y sus manos se iban manchando de sangre. Y así ha seguido siendo hasta el día de hoy, en el que continua vendiendo su hoja al mejor postor en la que es ahora la capital del imperio de la humanidad, Ventormenta.
  10. Buenos días tengan vuestras mercedes. He sido informado de este lugar por unos camaradas que se encuentran aquí y he decidido tener a bien el hacerme un rincón en estos lares. Uno ya esta versado en estos lances desde hace unos años y tal vez alguno que otro reconozca mi semblante. Hasta pronto e id con Dios.
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