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Caelia

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  1. Caelia

    Eliria Velosol

    Nombre: Eliria Velosol Atributos6 Físico6 Destreza8 Inteligencia7 Espíritu6 PercepciónValores de combate24 Puntos de vida32 Mana7 Iniciativa6 Defensa Habilidades Físico Destreza 1 Equitación 1 Sigilo Inteligencia 1 Leyes (Justicia Thalassiana) 2 Sanación/Hierbas 2 Tortura 2 Cirugía/Anatomía 1 Conocimientos/Historia (Brujería Vil) 2 Evocación Vil 1 Idioma Demoníaco 2 Dominio del Alma 2 Invocar Diablillo Espíritu 2 Voluntad Percepción 1 Advertir/Notar 1 Etiqueta 1 Reflejos 1 Rumores Escuelas/Especializaciones Nombre: Gokoth (Diablillo de Eliria) Atributos 2 Físico 2 Destreza 4 Inteligencia 4 Espiritu 3 Percepción Valores de Combate 8 Puntos de Vida 16 Maná 5 Reflejos 2 Defensa Habilidades Físico Destreza 2 Sigilo Inteligencia Espiritu 1 Voluntad Percepción 1 Advertir/Notar 2 Buscar 2 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  2. Caelia

    Eliria Velosol

    Nacida como la segunda hija de una familia a la que no le faltaba nada. La familia Velosol mantenía una larga tradición de médicos, y para Eliria no sería diferente. Desde muy joven, sus padres procuraron acercar a su hija hacia este campo. Un campo que, por otra parte, Eliria aceptó de buena gana. Nunca destacó por sus habilidades marciales, pero siempre mostró una gran voluntad para absorber conocimientos y siempre iba acompañada de una enorme curiosidad. Por lo que no es difícil imaginar que la joven elfa invirtiera gran parte de su tiempo entre libros. Sobre todo sobre medicina, cirugía y anatomía. Con el paso de los años, no solo desarrolló una buena afinidad para la medicina, sino que además adquirió una disciplina ligada a un sentimiento de obediencia impuesto por una educación estricta. A Eliria siempre le costaba saltarse las normas y, de hecho, no era algo que la hiciera feliz. Y esto supuso una dificultad añadida para sus intereses más allá del campo de la medicina. Entre los tantos libros que leía y estudiaba, acabó encontrando alguno que otro en el que se describían campos menos ortodoxos. Campos como la magia vil o la demonología. Pero esta información tenía sus limitaciones, siendo tan solo una parte de la historia, o incluso estrategias y formas de luchar contra estos seres demoníacos. Nada que profundizase demasiado en esto. Simplemente datos que le parecían demasiado superficiales en comparación con todo lo que debía poder aprender. Desde un principio, Eliria se vio atraída por estos conocimientos. Siempre que le era posible, siempre y cuando hubiera acabado su estricta rutina de prácticas y estudios, procuraba hacerse con más información sobre demonología. Conforme crecía su interés, también lo hacía cierta paranoia de ser descubierta por su familia. ¿Qué pensarían ellos si viesen que no utilizaba todos sus esfuerzos por destacar en la tradición de los Velosol? Y más teniendo en cuenta en qué conocimientos precisamente invertía su tiempo. Y a pesar de todo, Eliria siempre trataba de seguir las normas y las leyes. Nunca trató de sobrepasar la más estricta legalidad. Lo que la condicionó a un limite bastante marcado sobre el campo que tanto captaba su atención. Se sentía tan intrigada, eso si, como aterrada. De forma inevitable, tuvo que dejar a un lado todos sus estudios con la llegada de la Plaga del Rey Lich. Una de las mayores tragedias que marcaría a todos y a todo. Sin dudarlo, los Velosol se embarcaron en el éxodo hacia la salvación, sin saber exactamente donde acabaría su periplo. No dudaron tampoco, más adelante, en tratar de alistarse en la expedición del Príncipe Kael’thas en las desconocidas tierras de Terrallende. En el caso de Eliria, en calidad de enfermera, ayudando a sus padres. Aunque hizo un gran esfuerzo por, no solo acabar por revelar sus intereses en la demonología a sus padres, sino que además, procuró tener un lugar como investigadora. Sería una oportunidad para ampliar sus conocimientos que no dejó pasar. Si bien antes ya sentía tanta curiosidad como temor hacia los llamados demonios, ahora estos sentimientos se habían multiplicado. Durante la expedición conoció a quienes pudo llamar buenos amigos, un apoyo significativo para Eliria en una empresa que cuestionaba hasta la moral más férrea. Se trataba de Alendir y Farelnir. El destino los unió gracias a las labores de cada uno. Elaria atendía las heridas de Farelnir, un guerrero destacado y ejemplar de los Sin’dorei, mientras que Alendir mantenía sus pertrechos y armas listos para servir. Los tres compartían un sentimiento de esfuerzo para la salvación de su pueblo. Por parte de Elaria, veía a los demonios y la magia vil un poder demasiado poderoso del que nunca se librarían del todo. ¿Por qué no tratar de usarlo a su favor gracias a su conocimiento y control sobre La Legión Ardiente? O al menos sobre algunos de ellos. Con la desaparición del Príncipe Kael’thas, y lo que supuso un golpe más en lo personal para Eliria y Alendir, la desaparición de Farelnir, el momento de volver a su hogar había llegado. Pero lo que parecía un periodo de descanso para ellos, no duró tanto como esperaban. La Legión Ardiente lanzó un golpe devastador al mismo hogar donde creían haber recuperado la seguridad. Se dice que las tragedias nunca vienen solas, y para Eliria y Alendir supuso el desolador hecho de ver a su amigo Farelnir de parte de quienes les atacaban. Nunca se alegraron de su muerte a pesar de pertenecer al enemigo, pero al menos ellos seguían vivos y su pueblo prevalecía. Tras este duro golpe, Alendir decidió seguir el camino de los Cazadores de Demonios, inspirado por sus ideales y fortaleza contra la Legión. Y Eliria no dudó en reforzar sus intereses sobre demonios y magia vil con el fin, entre otros muchos, de ser un apoyo para él y una posible red de seguridad por si le auguraba un destino similar al de Farelnir.
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