Lucas Expósito
Edad: 21 años
Altura: 175 cm
Peso: 74 Kg
Lugar de Nacimiento: Villadorada
Ocupación: Aprendiz de curandero
Descripción psicológica:
Lucas es un chico timido pero con entusiasmo, siempre está dispuesto a aprender algo nuevo, un poco cobarde y nervioso pero siempre intenta mantener la calma.
Descripción física:
Muchacho joven, de piel blanca, una constitución en la media. Pelo castaño, corto y un poco ondulado. Tiene un poco de barba, descuidada, ojos azules claros. Aún posee el rostro un tanto infantil.
Historia:
Lucas, así me llamo, o más bien es el nombre que me dió la persona más cercana a un padre que he tenido. Nací huérfano, no se quienes son mis padres, nunca los he conocido. Sin embargo, en el mundo hay buenas personas, aunque sean pocas…
Un anciano me acogió en su hogar, se dedicaba a la medicina, Ludwig Millfen se llamaba. Curaba a las personas con sus grandes conocimientos de alquimia y anatomía humana. Cuando me acogió, me lo dejó bien claro, sólo lo hizo porque le daba pena ver a un niño morir en las calles, sólo me quería para hacerle los recados; ir a por pan, queso, cerveza…
Con el paso del tiempo, mi interés por la medicina fue aumentando, mientras hacía las tareas del hogar intentaba mirar cómo trataba a sus pacientes a escondidas. En una de esas ocasiones, el anciano se dió cuenta de mi interés así que, cuando terminó de ver a sus pacientes, le pedí que me enseñara, que podría ser un buen pupilo… Obviamente la idea no le agradó al principio, pero estaba decidido a aprender, insistía e insistía hasta que al fin pude convencerle.
Ludwig me enseñó primero a leer y a escribir, cuando supe hacer ambas cosas de manera medianamente fluida, comenzó a explicarme propiedades de las distintas plantas que tenía en su almacén; flor de paz, marregal, hojaplata, cardenal…
Tras eso, me enseñó los principios de anatomía, medicina y alquimia. Por desgracia, mucho antes de que pudiera enseñarme todo lo que sabía, mi maestro falleció. Ya cuando me acogió era un señor bastante mayor pero sin embargo, no estaba preparado para su muerte. Justo antes de morir, agonizando, pudo desvelarme un secreto, mi familia y yo somos del norte.
Estaba sorprendido en muchos sentidos. ¿Por qué mi familia me abandonó? ¿Por qué en el sur? ¿Cómo lo sabia el anciano…? Con tantas preguntas sin resolver, decidí emprender mi camino hacia el norte, para así encontrarme a mi mismo.
