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Lady Soup

Héroe Caído
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Todo el contenido de Lady Soup

  1. La carta escrita a continuación, habría llegado a la Vigilia unas semanas atrás. Antes de que Thomas fuera dañado por aquella hoja impura. Saludos Protector, No le conozco ni usted me conoce, pero tengo entendido que en su puesto en las tierras de la peste sirven varios de mis hermanos Quel’dorei. Me gustaría alistarme. Lamentablemente no me veo en la capacidad de aportar referencias, más, según tengo entendido, la hermana de su Iglesia de la Luz, Ashram Aegneris Fallah, se encuentra entre su gente. Ella me conoce y podrá introducirme. Sin más dilación, procederé a partir de Quel’danil en lo que estimo que será un viaje de cerca de un mes. Le adjunto la ruta que espero tomar así como lo que estimo que tardaré en pasar/pasaré en cada localización por si requiere dejarme una respuesta en alguno de los emplazamientos. Espero verle en persona y transmita mis saludos a la señorita Ashram. Atentamente, Melne Solardiente. @Imperator
  2. Lady Soup

    Para: Hath'lorien

    La siguiente carta podría ser encontrada por cualquiera de los miembros de Hath’lorien enganchada con un clavo en el tablón de anuncios. Su escritora, Melne, no habría sido vista por ninguno de los habitantes desde la noche pasada, en la que abandonó la habitación de Thamireen con las pocas posesiones que tenía. La letra y caligrafía estaría marcada por rimbombantes curvas y gestos. Claramente, por como es la elfa que la escribió, no es suya. Seguramente es la que aprendió de un tutor. El contenido es el siguiente: Las despedidas no son lo mío, como ya habrá quedado patente en lo poco que he interactuado con todos ustedes. Ha sido un placer servir a nuestro pueblo los últimos meses, realizan una gran labor para todos los Quel’dorei. Mas yo no puedo permanecer con ustedes, mi corazón me lo impide y, por ende, debo partir. Espero verlos en la otra vida. Por favor cuiden de Thami, mi amor. Atentamente, Melne.
  3. Esta vez va de verdad. Lo siento, pero no voy a seguir en la comunidad. Ha sido un placer conoceros a todos y espero que os vaya bien. Seguiré en discord por si alguien desea mantener el contacto.
  4. Anda coño, era una furra lo que usabas de avatar.
  5. Ante esa duda la respuesta siempre es: DUNE
  6. Nice and sexy piernas 7.7
  7. Lady Soup

    Dibujitos

    Pero mira que guapa quedó Auric ahí.
  8. Ciertamente eso es algo que habría que parchear, pero ya no solo con este arma si no también con la lanza ligera, que cuenta con la misma propiedad. Me convence bastante que se pierda 1 acción completa en el cambio de mano. Pero lo dicho, eso ya sería una regla a añadir al sistema aparte.
  9. Lo que comí ayer me sentó mal. Me quiero morir.

  10. No termino de ver eso de dejarla a Fuerza solamente, por que llegando a ese punto estamos quitando a todos los efectos un arma del arsenal, y ya no solo me refiero por la gente que tiene espadón ligero o espada pesada en destreza. Que personalmente no tengo ningún pj con cualquiera de las opciones, pero alguien habrá. Si no ya en el tema de que se va en contra de la intención de la propuesta que es añadir opción. Soy la primera que dice que destreza tiene mucha más versatilidad que Fuerza y que, en comparación, están desbalanceadas, pero no sé hasta que punto... Idk, limitar la versión de a dos manos solo a Fuerza sería una buena idea (idk ¿lo hacemos siempre así? que pasar a usar un arma a dos manos se tenga que usar fuerza y si se quiere a una mano, destreza). Sigue siendo quitar opciones. Luego está el tema que comentaba Malca, eso de pasar a hacer el a dos manos para todas las armas bajo el mismo razonamiento... Ahí diría que ya no. Por que se está hablando de juntar dos armas, no necesariamente añadir el modificador a dos manos. Sea como fuere, mantengo lo que dije de dejarlo en 1d6 +3 (1M)/2d6 (2M), +3 ini y no complicarnos más la vida.
  11. Ini, cosas del corrector. Y Sep, i guessed so. Supongo que por eso está la propuesta.
  12. Si bien la idea me gusta, no termino de ver el como esta presentada. Yo lo dejaría con el daño igual y simplemente +3 ini a ambasposiciones. Con las mismas reglas que tienen ahora pero simplemente dando la opción de cogerse a 1 o 2 manos.
  13. Se ve que meternos con @Bastián es deporte nacional, @Blues
  14. Aún con el protector en ausencia, el Templario Ian MacKellar vería caer un sobre del cielo justo frente a él. Sería por la mañana, después de que los reclutas del muro regresaran de la guardia nocturna. Si le daba por alzar la cabeza no vería más que una sombra acompañada por el graznido de un cuervo. El estado del papel no sería el mejor, claramente reutilizado a juzgar por las marcas de lima borradora que hay por todas partes. La tinta no sería de la mejor calidad pero legible, al igual que la caligrafía. ¡Saludos, Templario!, Quizás se esperaba a otro, ¡Pero soy yo, Uther! Uther Peñavieja. No sé si se acordará de mí. Diría que sí por… La “naturaleza” de nuestro encuentro, así que escatimaré en las presentaciones. Confío en que mi buen amigo Harold haya logrado entregarle esta carta, pero… Bueno, si no lo ha hecho, lamento haberle causado una situación incómoda. Mis disculpas. Le escribo este mensaje por que necesito de su ayuda. O bueno, de la suya y de la de las fuerzas a su mando Ha sucedido un problema ¡Y de los gordos! Varios de mis chicos —y chicas— han desaparecido los últimos días. Y cuando digo varios, digo una veintena. He mandado exploradores a investigar el asunto y… Bueno, tan solo he escuchado incongruencias sobre un tal “Tercero” y algo de un Culto de Cuervos. Estamos preocupados. Yo estoy preocupado. Y lo que es peor, no hay nadie a quien acudir más allá de usted. Por favor, ayúdenos. Que la sombra guíe su sendero, Uther. @Imperator
  15. Lady Soup

    [Ficha] Ihira

    Atributos 6 Físico 6 Destreza 8 Inteligencia 6 Percepción Habilidades Físico 2 Atletismo 2 Maza de mano Destreza 1 Cabalgar 1 Escalar 1 Defensa 1 Nadar 1 Sigilo Inteligencia 1 Fauna 1 Leyes 1 Religión 1 Sanación/Hierbas 1 Cirugía/Anatomía 1 Tradición/Historia 1 Reprender esencia 1 Detectar Entes Malvados 2 Proteger esencia 2 Crear Luz 2 Esencia sagrada 2 Purificar agua 2 Imbuir arma Percepción 2 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Comercio 1 Etiqueta 1 Rastrear 1 Reflejos Valores de combate 24 Puntos de vida 24 Mana 7 Iniciativa 8 Ataque CC (Maza de mano) 7 Defensa Escuelas/Especializaciones Luz Sagrada Reprensión
  16. Lady Soup

    [Historia] Ihira

    DATOS BÁSICOS Nombre del Personaje: Ihira Raza: Draenei Sexo: Mujer Edad: 979 años Altura: 2'20 m Peso: 119 kg Lugar de Nacimiento: El Genedar Ocupación: Acólita de la Mano de Argus DESCRIPCIÓN FÍSICA Ihira sería una draenei alta y delgada, con el cabello usualmente arreglado, una piel azulada y cuernos extremadamente pronunciados. Su ropa, si es que hace falta describirla, son las togas típicas de una acólito de la Mano de Argus: refinadas, limpias y —al menos en apariencia— fabricadas por los cielos mismos. DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA Aunque describir la psicología de un ser que va en camino a su cuarto milenio por estas galaxia podría sonar a una tarea difícil y colosal, la realidad es que, como con todo el mundo, Ihira puede ser simplificada a conceptos y atributos más simples con tal de facilitar el entenderla. Para empezar podríamos decir que esta draenei es un avatar de la calma. Parece en todo momento serena, calmada y dispuesta a escuchar, actuando con una actitud casi maternal con los que le rodean. Se puede ver en sus ojos como, al igual que su pueblo, ha perdido mucho en esta guerra que comenzó antes de su nacimiento. Su fé en la Luz, los Naaru y el Profeta es total y absoluta, sabiendo que hay un Gran Plan en movimiento en todo momento y ella es una pieza vital de el. Allá donde éstos la necesiten, siempre irá. HISTORIA Podría decirse que aquel era un día usual en el Exodar. Todo estaba sumamente calmado y templado. Sin gritos, comentarios o palabras. Ningún eco resonaba en los muros y ninguna voz se alzaba por encima de aquella impasible calma. Andando por los pasillos se encontraba una mujer. Su paso, grácil y elegante, no daba espacio al eco con el trote de sus pezuñas. Casi inaudible, podríamos decir. Lo cual, cabe señalar, era sorprendente. Sus ojos no parecían reposarse en nada específico más, tampoco, cambiaban de trayectoria. Reflejaban cierta determinación. Ni ella misma sabía en qué —o sí— claro está, aún no se le había explicado su destino. Pero, podríamos decir, que esa era su actitud en general. Nombrar lo que le pasaba por la cabeza, quizás, sería una tarea imposible. Más tampoco estamos aquí para esto. La reunión a la que se dirigía estaba por comenzar, y, con ello, el tema a tratar. Tras abrir la puerta la figura de un hombre se mostró ante sus ojos. Era joven, por lo menos un milenio más que ella, quizás dos. Delgado, con túnicas ceremoniales y un semblante sereno. Portaba túnicas blanco-azuladas, como demanda la tradición. Su rango —el cual la superaba—, por ende, quedaba remarcado por las seriografías y tramados que surcaban el dibujo. Por último: su postura parecía reflejar cierto respeto por la mujer. Quizás compasión también. A simple vista no quedaba del todo claro —aunque ella si lo sabía muy bien—. — ¿Ihira? —preguntó la voz masculina hablando el claro dialecto norteño de la lengua de los Draenei. — ¿Sí? —respondió Ihira con un tono de voz calmado, manteniendo en todo momento un semblante que proyectaba confort. — Supongo que ya sabe por qué la he llamado aquí el día de hoy. —prosiguió el hombre tras inclinar levemente la cabeza. Parecía mostrar cierto respeto por la mujer—. Y se imaginará lo que le voy a decir. — Parcialmente —replicó ella tras un suspiro—. Desea que regrese al servicio activo ¿No? El hombre asintió. — Quedan pocos de los nuestros —señaló—. Y quién sabe si lo de… La mujer alzó una mano. — Por favor, no prosiga —se detuvo un breve instante, inspirando y expirando aire. Calmada, serena pero… ¿Entristecida? Desde luego sus relucientes ojos reflejaban ese hecho—. Acepto, eso no lo dude —le dijo—. Pero sepa que no es algo para lo que me vea lista, no aún. — La comprendo, descuide —asintió él—. Todos nos sentimos así. Aún con esas, la causa requiere el sacrificio. — Sí, sí —asintió ella tras fruncir el ceño—. Por eso acepto, hermano. Agradecería que no dudara de mi determinación. El hombre se la quedó mirando uno segundos, suspiró y tragó la poca saliva que había en su boca. — ¿Cual es mi destino en el plan? —preguntó. — Al este —comenzó—. ¿Ha visitado el reino humano, no? — Una o dos veces, sí. — ¿Recientemente? — No… — Bueno, lo hará. Aunque no a sus ciudades. La mujer alzó levemente una ceja. Quizás… Incrédula. — ¿Al norte? Asintió—. Sí. — Extraño destino, pero… De acuerdo —suspiró—. Asumo que tiene un informe preparado y las gentes con las que me reuniré, al menos, avisadas de mi llegada. Asintió. — En tal caso —se puso de pie, serena—. Que la luz de los Naaru guíe su camino. — Que la luz de los Naaru guíe su camino —repitió él casi al unísono. Y con eso ambos se despidieron. Ihira partió a los pocos días acompañada de aquellos dos refuerzos rumbo al norte humano. ¿Que le esperaría ahí? La guerra.
  17. La forja élfica es una de las artes más viejas de estas tierras. Una práctica milenaria pasada de padres a hijos —o de madres a hijas, o de padres a hijas o de madres a hijos y… Por favor, no entremos en otros géneros o cosas no-binarias, que no terminamos ni mañana— desde los tiempos anteriores al primer cisma élfico. Ese arte milenario que no solo consiste en tratar el metal gentilmente con el martillo, si no repasarlo, a la vez, con las artes mágicas para lograr que parte de esa esencia arcana permanezca en el metal. ¿Sabéis ese brillo tan característico de las hojas de Lunargenta bajo el manto de la luna? de ahí viene. Melne perdió su hoja —un espadón que, lejos de ser una herencia familiar, fue comprado en tierras humanas tiempo atrás— en una batalla contra una naga y su ejército de murlocs. Desde entonces —y sin su arma— sus funciones como guardiana de Quel’danil se han visto mermadas. Ha tenido un arma, claro, pero no era lo mismo. Los pesos, el balance… Para ella su espada era una extensión de su cuerpo, y perderla le supuso lo mismo que perder una mano en batalla. En vistas de esa pesquisa, se movió cielo y tierra para proporcionarle una nueva. Algo balanceado y firme a cargo del mejor herrero del asentamiento. Ella insistió en pagar por el arma, pero eso le fue privado. El herrero, contactado por Odriel, hizo los arreglos pertinentes y, junto a la colaboración de su aprendíz Ilaren, se enfrascaron en la tarea. Tras un tiempo, lo lograron.
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