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  1. S&B

    Mukuro

    Nombre: Mukuro Raza: Orco Sexo: Hombre Edad: 18 Altura: 1,78m Peso: 180 Lugar de Nacimiento: Campos de Concentración, Lordaeron. Ocupación: Alquimista Descripción física: Físicamente hablando de él, se trata de un orco nada sobresaliente, sin aquella presencia física notable que muchos miembros de su raza tienen y forma de vestir habrá dado de qué hablar para algún que otro sastre debido a la falta de protecciones que suele llevar. De su cinturón, siempre pende una gran faltriquera del lado izquierdo, cada vez que el semi-orco se mueve un conjunto de sonidos que recuerdan a viales chocando, tanto vacíos como llenos, emerge de aquella bolsa de cuero que porta. La barba que porta es más bien corta comparada a la de muchos orcos más descuidados, ya que él escogió permanecer con un semblante visual que lo mostrara un tanto más civilizado que aquellos que habían vivido a través de la guerras y mostrado ya su valía a la Horda... no porque alguien lo haya menospreciado, sino porque él los admira. Aún y así se mantiene como si se tratase de una barba un tanto larga, medianamente arreglada. Sus manos muestran los endurecimientos propios del trabajo constante que tuvo que realizar en varios momentos de su vida con la finalidad de ayudar, hacer lo que su mentor le ordenaba o trabajar dando caza a animales para sobrevivir. El resto de su cuerpo muestra escarificaciones varias que sólo pueden ser comparadas con los rituales que muchos trolls se hacían a lo largo de los años, muchos músculos prácticamente desnutridos y un físico que denotaba que no servía para el uso de fuerza bruta. Historia Los truenos hacían mella en la naturaleza mientras los vientos se arremolinaban y la lluvia formaba una rítmica canción imposible de descifrar por los humanos ciegos ante la música de los espíritus. Algunos orcos aún oían, en sus celdas, sordos al resto del mundo aún escuchaban algunos de los susurros, no podían evitar sonreír ante lo que sucedía. El bebé recién nacido se mantenía en silencio, no emitía ruido, pero había abierto los ojos y respiraba con normalidad… le dieron varias nalgadas buscando el llanto, y a la tercera, comenzó a llorar. No podía concebirse un parto en condiciones más precarias y menos podría considerarse un médico al orco que lo había prácticamente arrancado de las entrañas de su madre. El niño vivía y la orca también, eran una raza fuerte, pero todo aquello que había sucedido esa noche le marcaría de manera fuerte en su cuerpo… los años pasaron allí dentro y su cuerpo nunca había logrado una nutrición apropiada. De pequeño no podían usarlo para los mismos trabajos forzados que al resto, por lo que al principio fue llevado como un juguete para los niños humanos que lo apedreaban y golpeaban con múltiples palos hasta que lo hacían caer de rodillas; luego siempre el médico de la guarnición lo sanaba lo suficiente como para que al día siguiente se pudiese continuar con aquella constante tortura sin que nadie notara lo débil que se encontraba el joven orco. Los niños se encontraban en su plena etapa sádica y una vez cada tanto el uso de ramas evolucionaba por herramientas más avanzadas, pero jamás llegando a algo tan peligroso como un arma de filo o un objeto cortante. Rocas, látigos y varas de metal no fueron extrañas para ningún trozo del niño orco que aguantaba los castigos que hacían mella en su cuerpo a diario y cada vez le inhibían el ser más fuerte por propio mérito. Sin embargo el orco no olvidaba, los golpes de los niños eran efímeros y el dolor desaparecería… lo que veía y lo que podía agarrar de la butaca del médico era algo que prevalecía, muchas veces pudiendo robar pequeñas dosis de preparados que ayudaran al resto de sus compañeros a sobrellevar enfermedades que de otras maneras nadie se hubiera preocupado y podrían haberles causado la muerte. Obviamente que otros se hacían cargo de distribuir todo y se llevaban lo que podría haber llegado a ser la gloria y el honor del jovencito, pero eso no le preocupaba en lo más mínimo… él tampoco lo hacía por hacer un bien, sino que necesitaba la comida que le era otorgada a través de ese intercambio. Era triste, ¿afuera también sería así? Le era imposible saberlo, nunca había estado afuera de aquel lugar. A medida que fue creciendo vio como muchos de los que habían crecido junto a él aunque eran un poco mayores eran llevados como gladiadores y asesinados uno tras otro por sus compañeros en una lucha sin sentido que había sido forzada sobre ellos. Los días pasaron, y él también llegó a la edad suficiente para que le tocara realizar aquella tarea… pero no quería aceptarlo, ni tampoco realizarla, mientras en su mente se movían varias ideas diferentes de lo que podría llegar a suceder. Fue entonces cuando todo empezó a ocurrir. No podía hacer por él mismo aquello que no le era permitido por los espíritus y eso era más que claro, sin embargo tampoco iba a arrebatar la posibilidad de vivir a alguien más si se lo permitían los espíritus… no en las condiciones en las que se encontraban. Al haberse acercado la fecha quienes habían nacido en el mismo verano que él fueron llevados a la sala de uno de los ancianos y comenzaron a relatar historias… historias de otros tiempos en donde los orcos eran una raza dominante, los ojos del anciano aún se inyectaban en la sangre vil que había bebido tiempo atrás mientras llevaba una mano a su pecho; el anciano estaba orgulloso de todas las atrocidades que había cometido… asesinatos, caza de niños, incluso los sacrificios que se habían hecho en honor a los múltiples demonios que les habían prometido poder. Las horas pasaron y tras las historias llenas de mentiras que se contaban los unos a los otros y que sólo sería posible comprender a través de las múltiples guerras y la manipulación que muchos jefes habían impartido sobre sus subordinados para mantenerse en la parte más alta de todo lo que podría llegar a existir para ellos… el chico, quizás por necesidad o experiencia, notó aquello, pero decidió no decir nada. La mañana siguiente llegaría el día de la batalla y tendría que asesinar a uno de quienes habían crecido allí con él, su madre le había dejado de lado porque no le consideraba lo suficientemente fuerte y pensaba que moriría ese día, pero un profundo cambio ocurrió en el interior del orco. La batalla llegó y apenas fue a tener lugar este se negó a pelear. Se lo estaban llevando y preparando para azotarlo hasta la muerte por no haber dado un espectáculo decente cuando escuchó cómo se clavaba algo en su castigador y un grito de agonía escapaba al mismo… al observar por encima de su hombro no pudo evitar verlo; un orco con los símbolos que tenían tatuados los ancianos de antaño, los símbolos del clan Warsong. El orco se acercó sin mediar palabra y lo desató… para luego salir corriendo en un grito de guerra que tan sólo podría llegar a ser considerado arrancado del propio infierno mientras alzaba su hacha y se dedicaba a intentar acabar con la mayor cantidad de humanos posibles. Él entendía tanto orco como común; no podía hacer más. Corrió hasta que encontró a los lideres de aquella partida y les juró servicio, siendo únicamente un peón durante muchos años hasta que la Horda seleccionó un nuevo conjunto de reglas en donde él logró salir de aquel estado forzado de pseudo esclavitud. Comenzó entonces a hacer lo poco que podía para brindar su apoyo a la sociedad de los orcos mediante lo poco que comprendía de la alquimia y medicina; gracias a lo que había podido aprender de los humanos que tanto lo habían maltratado… otra vez estaba sacando lo mejor a la situación pese a todo lo que había sufrido. Sin embargo, él sabía que ese no era su final y que lo poco que había podido aprender de los espíritus de los chamanes más hábiles le enseñaba que las estrellas se habían alineado y preparado todo para que él renaciera como un aventurero… o eso creía, quería creer. De otra manera jamás podría superar el destino de esclavo que le había tocado. Entre una mezcla agridulce de tristeza y felicidad, fue entonces que decidió abandonar su pequeña tienda ambulante y salir de viaje por él mismo.
  2. S&B

    Ficha de Mukuro

    Atributos 6 Físico 6 Destreza 8 Inteligencia 6 Percepción Valores de combate 24 Puntos de vida 24 Mana 6 Iniciativa 7 Ataque a Distancia (Lanzador) 7 Ataque CC Sutil (Dagas) 6 Defensa Habilidades Físico Destreza 1 Lanzador 1 Dagas 1 Cabalgar 1 Escalar 1 Nadar 1 Trampas/Cerraduras Inteligencia 1 Callejeo 1 Comercio 1 Leyes 1 Religión 2 Sanación/Hierbas 1 Supervivencia/Cazar 1 Tradición/Historia 2 Alquimia 1 Detectar Espíritus 1 Visión del Viento Percepción 2 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Reflejos 1 Rumores Escuelas/Especializaciones Mejora
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