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Arnóvd

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  1. ¡Bienvenido! Seguro que en poco ya tienes a tu personaje y sin duda entrarás y harás grandes roles y te divertirás. ¡Un saludín!
  2. ¡Bienvenido a la Comunidad! Espero que lo pases genial y te aseguro que así será, al venir de servidores oficiales, encontrarás un cambio aquí, pero creo que un buen cambio pues podrás ver otros roles con distintas perspectivas ahora que tienes experiencia de haber roleado en los servidores oficiales. ¡Yo también he roleado en servidores oficiales! Y lo recuerdo con bastante nostalgia la verdad... Ummm ya estoy desvariando de nuevo ¡Pásalo genial @Matojo!
  3. La verdad es que nunca he jugado a Neverwinter, pero ya pasé por su foro y me puse a leer (incluso me registré para ir viendo cosas ) Y la verdad es que tiene buena pinta. Nunca supe nada sobre Neverwinter ni algo así, así que creo que es una buena oportunidad para irme informando. ¡Gran trabajo sin duda! @Rhapsode
  4. Yo empecé hace tiempo después de mucho sin rolear, aunque para mi desgracia he tenido que dejarlo, ahora que he vuelto lo que te puedo decir por lo que vi aquí es que probablemente sea el servidor más serio, respetuoso y divertido de todos. Un saludo y a por todas!!
  5. Justo eso, he vuelto. Me fui casi sin despedirme porque asuntos de VITAL importancia requerían mi atención en mi vida, resumiendo; Obras en casa + Problemas en casa + Denuncia al Decanato de la Universidad + Situación sentimental complicada (ya estable gracias a la Luz). En cualquier caso, me pondré al día con todo y espero estar listo en poco, preguntaré dudas y demás y a por todas de nuevo, que ahora si puedo rolear en paz (aunque mi tiempo en la universidad me limite D: ) Posdata: Perdón por no haberme despedido antes, estaba jodidamente agusto aquí. Posdata2: Soy un pesado y no sé que más poner D:
  6. ¡Bonyour! Para cualquier cosa, aquí estamos. ¿Te apetece una Omelette du fromage mon chéri? ¡Si tienes dudas o cualquier cosa, avisa! Un saludo.
  7. Dáin había estado pensativo durante toda aquella jornada, había estado en los entrenamientos de las tropas auxiliares y aun se debatía internamente si había escogido el camino correcto, aunque le quedaban pocas dudas en la cabeza, no dudó en mirar hacia la derecha cuándo, observó de forma muy clara, el tablón de anuncios que colgaba de uno de los tablones del cuartel de la Guardia Imperial, se detuvo unos instantes, mirando uno de estos, con clara atención y un gesto analítico, lo descolgó y guardó en su cinturón, ya tenía una misión que hacer. Con grandes esfuerzos, hemos conseguido juntar un carromato de armas que le son muy necesarias en la Colina del Centinela. Se necesitan hombres que estén dispuestos a escoltarla hasta la base en Páramos de Poniente, dónde podrán ser repartidas. Atentamente; La Guardia Imperial. Marchó entonces con Aldair, su fiel compañero lobo, que ahora portaba en su cuello un pañuelo de la Guardia Imperial, que cubría parte de su lomo, estaba siendo más adiestrado todavía, para ser un compañero de batalla y que sirviese fielmente a la Guardia Imperial, tanto como el elfo iba a servir. Se encaminó hacia el pueblo, con un claro gesto tranquilo, marcando sus pasos, dónde encontraría a su compañero y amigo Cyrus DrachenBlaut y el recién conocido Law Wyght, el que seria también su compañero en aquella misión. Partieron entonces, hasta el cuartel, para dar con el carromato que llevaría las armas. Este, llevaba un buen alijo encima, pero una vieja mula y un carromato defenestrado eran el transporte. Tras realizar el previo inventario e ir hacia el intendente, para que aportase algo que fuera de ayuda, los compañeros marcharon dirección hacia Páramos de Poniente, dónde, les persiguió la lluvia. Las ruedas del malogrado carromato comenzaban a arrastrar más tierra de lo normal y en los caminos, el barro les llegaba hasta los tobillos. Entonces, el conductor del carro, Guy, ese tipo tan sureño y malhablado, indicó que era mejor parar a descansar por esa noche. Craso error, los compañeros se vieron enfrentados contra otro luchador inesperado, Jimeno, otro sureño malhablado que para colmo, era un Defias, como el anterior. Lucharon en clara desventaja, pero atajaron al segundo con férreos movimientos, mientras que el primero, se había rendido y estaba siendo maniatado. Law y Cyrus, estaban heridos, mientras que Dáin permanecía sin algún rasguño. Era momento de montar el campamento improvisado y ver que el carromato estaba en condiciones como para seguir el camino. El elfo, provisionó de algunas trampas el camino hacia la tienda y Aldair, su lobo, se mantuvo expectante toda la noche en busca de enemigos que pudieran acechar. Aquella noche dormirían por turnos, en la siguiente jornada podrían ocurrir sucesos inesperados. //Off Rol: Iniciamos la misión teniendo en cuenta las consecuencias e instrucciones que el GM Errante, nos ha comunicado. Para ello, comenzamos de forma inesperada y posteo yo hoy esta primera parte del evento en cuestión. Hoy con suerte la terminaremos, con un horario nocturno, sobre las 23:00 hora española o algo así comenzaremos a darle al final de este rol, que es el primero que masteo en el servidor. Por ello, sin prisas, acabaremos hoy con el evento. !Gracias por participar ayer y espero que acabemos hoy!
  8. Lo mismo, no veo mis armas ni las de los demás roleros. Un saludo.
  9. Gran idea Abrahel, voy a copiarla con tu permiso. ¡Un saludo!
  10. Una carta lacrada, con un papel simple aunque con una escritura con un ductus bastante firme y seguro, llega a los cuarteles de la Guardia Imperial, el papel no está emborronado y parece que está en buen estado, con disciplina en sus formas, aunque recalcando su origen humilde y simple. Reciban cordiales saludos, Yo, Dáin Ysheltal, me encomiendo como residente en los cálidos pero también ventosos bosques de Elwynn, sirviendo siempre a su pueblo de forma voluntaria y habiendo sido recibido con los brazos abiertos por su pueblo, cuándo el mío se vio asolado por la oscuridad, envío esta presente carta con ningún afán de ruego ni conmutación, sino pidiendo, de forma clara y concisa, la oportunidad de poder pertenecer, aunque sea de forma auxiliar, a la Guardia Imperial. Mis habilidades son certeras, aunque si es necesario, las demostraré llegado el momento; fui entrenado como arquero en mi tierra natal, por lo general, mantengo una estrecha relación con los conocimientos de la fauna, así como la supervivencia, el rastreo y la herboristería, para la supervivencia en los bosques y en los territorios más difíciles de supervivencia. Por ello, escribo esta carta, que quede constancia, como único testigo de su redacción, que yo, Dáin Ysheltal y sin ningún motivo más, he escrito, por duplicado de nuevo, para mostrar mi apego hacia los territorios del Imperio, al que serviré fiel, para mantener a sus ciudadanos, sus fronteras y sus bosques, en la armonía que deba ser necesaria, bajo las estrictas y justas órdenes de mis superiores. No hay mayor honor para alguien, cumplir con su deber, y sobre todo para mí, cuidar del bosque que ha dado la vida y da cobijo, a tantos ciudadanos del Imperio. Así pues, firmo con mi propia mano, la misma que dispara mi arco, atentamente; Dáin Ysheltal. .
  11. Arnóvd

    Arél Grashiel.

    Atributos6 Físico8 Destreza6 Inteligencia6 PercepciónValores de combate24 Puntos de vida18 Mana8 Iniciativa10 Ataque a Distancia (Arma Rango)9 Ataque CC Sutil (Arma Sutil)8 Defensa Habilidades Físico 2 Atletismo Destreza 2 Arma Rango (arco largo) 1 Arma Sutil (espadas ligeras) 1 Cabalgar 1 Escalar 1 Nadar 1 Trampas/Cerraduras Inteligencia 1 Fauna 1 Leyes 2 Supervivencia/Cazar 1 Tradición/Historia Percepción 1 Advertir/Notar 1 Buscar 1 Etiqueta 2 Rastrear 2 Reflejos Escuelas/Especializaciones
  12. Arnóvd

    Arél Grashiel.

    Arél Grashiel. Raza: Sin'dorei. Sexo: Hombre. Edad: 130 años. Lugar de Nacimiento: Ciudad de Lunargenta-Quel'Thalas. Ocupación: Militar. Historia completa Descripción física: Descripción psíquica: Historia La Justicia, el Honor, la Lealtad y el Sacrificio, todo eso por tu gente, te convierte en una persona mejor que cualquier otra, te convierte en un verdadero luchador, en alguien que es capaz de ver más allá, en alguien que es capaz de sacrificarse por su pueblo. Caminaba sin rumbo, por las calles antaño luminosas y llenas de vida, mientras que sus botas, levantaban ligeros gramos de polvo a su paso, sus labios fruncidos, desgastados y sus mejillas ensangrentadas, le hacían tener un aspecto vacío, cansado, a punto de desfallecer, cayó hacia una de las paredes semiderruidas de los callejones, todo estaba cubierto de sangre y polvo, de destrucción. Sus botas, que estaban gastadas en su punta, mostrando un color grisáceo, más que el marrón anterior, casi parecieron caer al suelo, al flexionar sus rodillas. Sus ojos, que no tenían el mismo brillo, fruto de la incansable batalla, miraron al cielo y se preguntó: Por qué. Exhaló con fuerza, tratando de recomponerse, era fuerte, pero también tenía un límite, apoyó ambas manos en las empedradas y polvorientas aceras, viendo la sangre seca, coagulada y marrón que había impregnada en el suelo, apestaba. Se arrastró como buenamente pudo, tratando de mantener el poco porte que tenía en esos momentos, casi tratando que los que le vieran, tuvieran una imagen disciplinada y férrea de él, tratando de transmitir que no tenía miedo, incertidumbre, tristeza o dolor, cuándo era todo lo contrario, estaba podrido por dentro de esos sentimientos, sentía todos y cada uno de ellos, estaba totalmente destruido, al igual que las paredes rotas, las calles llenas de sombras distantes y la gente, que deambulaba como podía, su cuerpo era un estigma más de lo que allí acababa de ocurrir. Ese ataque quebró a su pueblo, pero él tuvo que reponerse, con la pérdida, llegó a volcarse totalmente a sus deberes y obligaciones, más que nunca, estaba totalmente solo. Paseaba por las calles, de la ahora más luminosa Lunargenta, parecía mentira que hacía tiempo, estuviese tan oscura y carente de vida, cuándo actualmente, pareciese que nada habría pasado y todo fuera un mal recuerdo. Marcó determinantes sus pasos con sus botas, negras y relucientes, quizá de un color negro, para marcar el luto que aún vivía, o también para marcar el luto que tenía por todos los que habían muerto hacía años, su cabello se ondeaba a cada paso, con un gesto severo y marcial, curiosa ironía, su cabello era rojo como la sangre derramada. Ladeó su mirada, furtiva hacia uno de los bancos que se encontraban en la plaza, allí, dos jóvenes se miraban a los ojos, como si no hubiese nada más en el mundo que ese instante, sus puños se cerraron, con marcado celo e incluso su nariz se arrugó, tratando de aparentar normalidad, siguió avanzando, perdiéndose entre las calles más luminosas de la Ciudad, dónde había sido la residencia de su noble familia durante tantos años, ahora estaba reconstruida, pero sólo eso, una casa reconstruida, con algunos muebles, pero vacía en gran parte. Le abrieron la puerta, estaba sólo como siempre, ni si quiera sus sirvientes le reconfortaban pues era un vago recuerdo, ya no estaban allí., aunque siempre mantuvo un trato cercano, aunque muy disciplinario con ellos, estos nunca pudieron decir que sus señores les hubiesen tratado mal, pues aunque eran sirvientes, se les trataba como iguales, dentro de la propia casa, siendo ayudantes de la familia, más que siervos al uso. La casa estaba parcialmente decorada aun, con tonos rojizos y dorados, un gran cuadro familiar, con bordes negros y rojos, parecía estar de luto, en este se veía, el rostro de dos elfos, maduros, una mujer y un hombre, probablemente los padres de Arél. Llevó una mirada hacia el cuadro, tratando de no fruncir el ceño más de lo necesario, mientras se retiraba progresivamente los guanteletes ligeros y el atuendo, dejándolos en el expositor, musitó un “gracias”, para sí mismo, avanzando luego hacia el piso superior, hacia su habitación. Cuándo abrió la puerta de la estancia, todo se le vino encima, como siempre, cerró sus ojos y se dejó caer de espaldas hacia la cama, cuando los abrió, observó al fondo la estantería de libros y el armario, como así también un pelele adornado, que sostenía su armadura de diario y su ropa más cómoda. Todo se le hacía grande, aunque no iba a desfallecer, tenía obligaciones que cumplir y por supuesto, las palabras sobraban para él, ahora era la cabeza de la familia y más que la cabeza de la familia, tenía obligaciones que atender como militar. Era curioso, siempre había tenido fe en su pueblo, tratando de implicarla a todo el mundo, recordaba entonces las lecciones con sus superiores familiare, una familia férrea y llena de convicción, por ello, ahora en este momento de necesidad, recordaba cada día las lecciones que la vida le estaba dando. La difícil relación con su pueblo hacia el futuro, le hacían mantenerse más férreo, en lugar de desfallecer, además, las obligaciones que tenía que atender, eran claras. Tenía un fuerte peso sobre sus espaldas, había decidido prestar su voluntad y su cuerpo, decidirse a ayudar al Reino en lo necesario, había decidido entrar como recluta a los Errantes, ya no cuidaría de los bosques como pasatiempo, como independiente, en un futuro, lo haría como Errante, de sus territorios, sabía lo que era la vida más difícil, sabía los peligros que habían ahí afuera, pero en su casa, era como si todo se le viniese encima, irremediablemente, su cabeza daba vueltas, tirado en aquella cama, como si un dolor de cabeza, se posara en su sien, se levantó de esta, mirando de nuevo hacia la puerta, dónde bajaría las escaleras, para ir hacia el salón, pidió por favor un remedio para la cabeza, como si lo necesitara, su vista se volvió borrosa, por el cansancio y la presión. Entonces recordó que un futuro, un Errante no iba a pasar por ello. En el proceso, recordó como había sido su vida antes, quizá demasiado disciplinada, pero también había hueco para el entretenimiento, entonces qué estaba haciendo con su vida ahora, rodeándose de sombras, de recuerdos, notó claramente una epifanía, salir de su cabeza, como si todo lo demás no importase, notó que lo importante ahora, era vivir por y para su gente, que tanta tristeza, dolor y quejas no era el camino. Sabía que su pueblo le necesitaba, que los bosques debían seguir siendo como antaño, incluso más luminosos, más puros, más enérgicos que antes, sabía que su misión estaba clara, lo daría todo por el pueblo. La noche cayó, ya había cumplido con su servicio, llegó a su casa y preparó su arco, como cada noche, el cual colgó en la estantería, así como las espadas, que estaban en perfectísimo estado, su cabeza yacía más templada que de costumbre, así que avanzó hacia afuera de la casa, la noche había caído. Caminó por las calles, hacia una de las tabernas de la Ciudad, una taberna quizá tranquila, dónde tomar un buen vino que no fuera de cosecha propia, dejó caer su espalda en la silla, mirando a la posadera. Extendió su mano, aferrando la copa de vino con calma, dando un trago, tras girarlo para ver su cuerpo, asintió con aprobación y caminó hacia uno de los divanes, tomando asiento con calma. Tratando de disfrutar de ese vino lo máximo que pudo, no tardó en darse cuenta, que una mujer, de un buen porte y buenas facciones, se le acercó, habló con ella toda la noche, tratando de parecer lo más cercano que pudo, aunque claramente, se mostraba disciplinado como siempre, no sabía cómo, pero aquella mujer de rubios cabellos, le estaba haciendo levantar el interés, habló toda la noche con ella, embriagado por el vino, por la poesía, por la música y sobre todo, por la compañía que ya no tenía. Marchó muy tarde de la taberna, dispuesto a dormir unas pocas horas antes de comenzar el nuevo día. A la mañana siguiente, antes de que saliese el sol, ya no estaba en el lecho, volvía a estar en su casa, colocándose el atuendo de diario, tras darse un buen baño, casi pareciese que había sumergido la cabeza dentro, pues quería borrar aquel recuerdo, le gustaba el entretenimiento, pero estaba completamente perdido en cuánto a lo que había hecho. ¿Es que tanto cariño necesitaba? Quizá es que solo quería sentirse querido por un momento, o quizá es que realmente en su vida no fueran todo sombras, cicatrices, dolor, sino que había algo más. Quería quizá, mostrarse más cercano, ser uno más, pero sabía que su vida actualmente no se lo permitía, salió de la bañera, con la mirada perdida. Nada más ajustarse el atuendo, miró su arco, este, que tenía una manufactura claramente thalassiana, tenía detalles en rojo, dorado y negro, sonrió de forma tenue, haciendo un recuento de flechas, antes de salir de nuevo en dirección hacia el cuartel, dónde tendría inicio la rutina diaria, había serenado su mente, así como también, había templado su espíritu por aquel día. No podría permitirse un fallo más, su camino estaba claro, él tenía que seguir siendo un ejemplo. Era alguien que tenía que servir al Reino y lo haría siempre, no por la reputación de su noble familia, sino por la reputación de Quel’Thalas y su gente, no se volvería a quedar de brazos cruzados, había dado el primer paso, ahora trataría de mantener su camino, los grandes, habían empezado siendo reclutas alguna vez.
  13. ¡Oh dios su avatar es Jak de Jak and Daxteeeeer!!!!!! Bienvenido Sanchez, espero que tu estancia aqui sea genial, si tienes dudas, estamos para responderlas, no dudes en mirar las guías del sistema, las normativas y llegado el caso, deleitate con el rol que se lleva aquí, que es muy bueno. ¡Espero que nos veamos pronto ingame!
  14. Buscaré tu tumba, maestro Wei Yu, aunque creo que eso ya lo hizo el Maestro Ezio Auditore en Florencia. ¡Jajajaja! Bienvenido tio, cualquier duda, ya sabes.
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