Roleros Destacados

Por fin todos los elementos estaban reunidos, excepto uno. Los miembros de Hath’lorien habían trabajado incasables por semanas, pasando por más adversidades de las que cualquiera hubiese creído aceptables por tan solo aquella mera esperanza de recuperar un fragmento de su pasado. Un pasado que se traducía en un tipo planta que había alimentado por generaciones a los quel’doreis y que ahora estaba a su alcance una vez más. Solo les restaba realizar un pequeño esfuerzo extra para llegar a la meta que se habían planteado. Odriel acudió entonces a su amiga Mélandyel quien tenía los conocimientos más elevados acerca de inscripción entre los miembros del grupo. Entre ambos iniciarían una serie de investigaciones para conseguir el conocimiento suficiente para completar el invernadero. Se desplazaron a la modesta biblioteca de Fal’deeris Nalhadriel, una elfa de aspecto severo y muy cuidadosa con sus tomos. Al llegar a la biblioteca Mélandyel y Odriel se sorprendieron cuando algún tipo de criatura invisible pasó a toda velocidad entre ellos a punto de derribar a la criomante. Instantes después hallarían a la bibliotecaria lesionada y en un estado lamentable. Mientras que recibía asistencia de la criomante, Fal’deeris explicó como su golem arcano se había averiado y para peor, su núcleo arcano entrando en contacto con un libro de runas lo había vuelto invisible. Ahora el arcanomata vagaba por el poblado, fuera de la vista de los quel’doreis y actuando de manera imprecisa. Ambos magos decidieron entonces tomar las riendas del asunto y solucionarle el problema a la bibliotecaria. Mélandyel dedicó unos minutos en estudiar el tomo de inscripción con el que había entrado en contacto del golem y enseguida descubrió las runas adecuadas para deshacer la invisibilidad. Tras dibujar los patrones en unas rocas, la criomante acompañada del aeromante tenía todo listo. El plan era sencillo y así lo llevaron a cabo. Rastreando las energías del golem lo encontraron en un pequeño descampado recogiendo gatos de los alrededores. A pesar de la confusión inicial, Odriel se aproximó para arrojar una de las runas cedidas por la peliazul. Lo que el aeromante no esperaba era encontrarse tumbado boca a arriba cuando la runa hizo impacto y causo una onda expansiva al entrar en contacto con el golem. Había funcionado tal cual Mél lo había planeado. El golem, ahora totalmente visible, solo debía ser desactivado pero el pequeño ser no parecía querer volver a su monótono trabajo. En una par de cargas puso en apuros a los magos, hasta el punto en el que Mélandyel incluso se vio obligada a subirse a una valla con un gritito agudo. Por fortuna para ambos finalmente lograron desactivarlo y regresar hasta la biblioteca. Ya con el problema resuelto y los libros de inscripción en su poder, pudieron regresar a la aguja para dedicar unas cuantas horas de trabajo. Mélandyel crearía las runas que mantendrían la temperatura del espacio y Odriel trabajaría en su aspersor de energía. Finalmente tendrían sus trabajos terminados y probados. El invernadero, por fin estaba listo, como una pequeña parcela de Quel’thalas entre las colinas de las tierras altas.

Descripción física: Hombre de 24 años medianamente alto, de piel levemente morena, con una figura física/musculatura aceptables. Posee una larga melena dorada que prefiere mantener cuidada constantemente, recortándosela siempre hasta la altura de los hombros y unos profundos ojos de un color azul oscuro combinados con unas cejas finas y despeinadas. . Tiende a ir afeitado, mostrando como mucho una barba de tres días a lo sumo cuando se le pasa el afeitado. Descripción mental: Puede considerársele en principio una persona tranquila, bastante acomodada aunque sobre protectora. Formal, elegante, seductora; pocas veces podrás verle hacer o decir algo grosero. Sus intereses amorosos son por mayoría hombres, aunque hubo un momento en el que sintió verdadero amor por una mujer. Su aspecto sobre protector le ha convertido además en alguien extremadamente celoso, incluso con buenos amigos. Álvaro es capaz de asesinar a sangre fría a alguien y mantener su tan habitual serenidad, aunque por su puesto no ha asesinado a nadie... Todavía. Historia (Off-rol):

Nombre del Personaje Jorge de la Vega Raza Humano Sexo Hombre Edad 24 Altura 1'72 metros Peso 68 kilogramos Lugar de Nacimiento Granja cercana a Boralus Ocupación Aventurero, Explorador, Mercenario. Descripción Física Jorge muestra un rostro de marcadas facciones, su morena melena recogida en una pequeña aunque no menos aceitosa coleta hace juego con sus ojos de un tono café, estos van enmarcados por unas gruesas cejas de color algo más claro que la cabellera y la corta nariz que deja asomar por los orificios un par de semirizados pelos negros. Siempre con su característica media sonrisa pícara por delante, dejando relucir el incisivo derecho de oro, esta se encuentra adornada por una barba de pocos días que ha crecido alrededor de la mandíbula del joven. Su complexión no es excesivamente musculosa pero sí desarrollada debido al tipo de vida que suele llevar. Cuenta con un puñado de cicatrices dispersas por todo su torso y una cruz tatuada en el lado derecho del cuello junto a una lágrima debajo del ojo. Viste una camisa holgada de tela blanca, bastante castigada y desgastada por los años haciendo que adquiera unos colores grisáceos en algunos puntos de la misma. Por encima de esta lleva un gambesón desmangado tintado de verde y con franjas verticales de otro verdoso aún más oscuro. A su espalda cuelga un arco largo, por debajo del arco se encuentra la funda de una guitarra. Luce unos pantalones de cuero negro que le vienen algo sueltos, otorgándole mucha comodidad a la hora de realizar maniobras vertiginosas o que requieren flexibilidad. Se encuentran aferrados al aventurero gracias a un cinturón de cuero marrón, a este se haya engarzado un carcaj de tamaño medio repleto de flechas comunes, también se puede ver una pequeña faltriquera rectangular que contiene un kit de ganzúas y en la parte trasera del mismo una daga. Calza unas botas de caña alta, fabricadas en una piel clara de tonos marrones. Cuenta con unos guantes de tela y color ocre a los que han extirpado los dedos para mayor movilidad y agilidad en los mismos. Descripción Psíquica Jorge es alguien de cáracter alegre, siempre con una sonrisa y buenas maneras por delante. Tiene un sentido del humor muy ácido que suele provocar la desaprobación de las personas de su entorno, pero si destaca por algo es por su terquedad digna del más enano de los enanos, si algo se le mete en la cabeza será tarea de dioses cambiarle el pensamiento. A la hora de expresarse es bastante gesticulativo y su vocabulario más bien reducido. Le cuesta bastante mantenerse estacionado en el mismo sitio durante una cantidad de tiempo razonable, es alguien impredecible que ama el vagabundear por lo largo y ancho de las tierras conocidas. A la hora de expresarse puede llegar a ser bastante brusco, y en situaciones de estrés recurre a una versión bastante primitiva del común en la cual conjuga mal y habla con un acento bastante extraño. Historia Jorge de la Vega y su hermano, Álvaro de la Vega fueron fruto del matrimonio entre Esperanza Sánchez y Miguel de la Vega. Dos campesinos de ascendencia tirense que se criaron en los pastos de las granjas cercanas a la capital del reino humano. La boda se celebró por todo lo alto, duró dos días y una noche y acabó con gran parte de los víveres de los dos clanes. Estas dos familias tenían un sistema económico de subsistencia, consumiendo todo lo que producían casi sin producir un excedente, y en remoto caso de que lo hubiera se haría un trueque con alguno de los granjeros circundantes. Ya estaban emparentadas desde hace unas cuantas generaciones, el tatarabuelo de los recién nacidos Fernando de la Vega se casó con Herminia Sánchez en al año setenta y seis antes del portal, así que el miedo de que salieran "medio bobos" como ellos decían estaba más que presente. A los nueve meses del casamiento nacieron los dos mellizos apodados "Los Chulillos" por el hermano de Esperanza y padrino de las criaturas, Bernardino Sánchez. Un agricultor de baja estopa de la zona. Ese nacimiento también se celebró por todo lo alto con una verbena en el caserío de los Sánchez. Estuvieron viviendo en la casa de la familia de la Vega mientras que Miguel pasaba los días construyendo su propia choza en algún lugar no demasiado alejado de la civilización, todos los domingos sin falta iban a comer a casa del clan Sánchez. Cuando se terminó la construcción de la vivienda se mudaron allí y les fueron prestados unos cuantos muebles viejos y destartalados por parte de las dos familias, a saber dónde había estado eso almacenado. Se dice que dentro del sillón había una rata muerta del tamaño de una liebre. Los dos niños disfrutaron de un año de felicidad en aquel lugar, pero las peleas entre sus padres eran constantes y Miguel solía terminar durmiendo en el granero por miedo a la furia de su señora, también se cuenta que un día Esperanza pudo ver sin problemas a su esposol teniendo sexo con el asno. Semanas después de eso las recientes disputas entre las familias terminaron agravándose, todo culminó cuando Sergio de la Vega vino borracho con una escopeta y le reventó la cabeza a Bernardino Sánchez diciendo que le había robado hasta las muelas de plata. Empezó una pelea entre clanes y estaba claro que nada bueno saldría de ahí. Esperanza y Miguel decidieron cortar por lo sano y quedarse cada uno de los hijos con la condición de alejarlos de ese lugar sea como fuera. Al amanecer del día siguiente Miguel robó una carreta y el animal más robusto de la granja y se lanzó a los caminos acompañado de uno de sus mellizos, Jorge. Durante un tiempo se refugiaron en la casa de un viejo amigo de su padre, más cerca de la ciudad capital por el creciente miedo a la horda orca. Aquel amigo era Manuel Veracruz conocido en los terrunios cercanos como "La Pulga". Era un hombre de aproximadamente 1'55 metros y de complexión ágil y delgada, con unos ojitos saltones y una melena cobriza acompañada de una proliferante barba, en pocas palabras, parecía un vagabundo. Manuel tenía dos hijos, uno de dicesiete años que había migrado a la ciudad a labrarse un nombre como espada de alquiler y otro de cinco años, también vivía en aquel lugar un imponente mastín de pelaje marrón al que habían bautizado como "Chistorra". Jorge creció allí acompañado del hijo de Manuel que después descubrió que se llamaba Borjamari, cuando se mofaba de él por su nombre a veces se pasaba, y muchas veces Borjamari intentó soltarle un coscorrón...pero Jorge era delgado y escurridizo, ese pobre chaval también fue motivo de burlas debido a sus andares. Caminas como un pato solía repetirle de forma casi constante Jorge. A pesar de burlos y chascarrillos de mal gusto eran buenos amigos, vivieron todo tipo de aventuras acompañados de su fiel bestia Chistorra por los lares. Desde cazas de tesoros hasta huir de cabritos enfurecidos por las constantes pedradas que los chiquillos les propiciaban tarde tras tarde, o diferentes pruebas físicas que según Borjamari te convertirían en un espadachín de leyenda. Pasaba el tiempo y no recibían noticias del primogénito de Manuel, así que terminaron por darle muerto y lloraron su muerte por un día, hasta simularon un entierro en una colina cercana. Al llegar a la adolescencia empezaron a competir por acostarse con la hija del molinero, Rosalinda. Pero su padre la tenía atada en corto y poco pudieron hacer nuestros dos protagonistas además de ser amenazados de una paliza por parte del hermano de Rosalinda, Pablo. Después de ese fracaso amoroso los dos chavales decidieron convertirse en un dúo de mercenarios que se ganarían un nombre imborrable dentro de la historia de la humanidad. A la tarde siguiente empezaron a ser instruidos en la pelea a puño desnudo por el padre de Borjamari, Manuel, por lo visto el señor Veracruz llevaba unas cuantas peleas de taberna a sus espaldas, para dedicarse a la platería era bastante habilidoso, además de enseñarles a soltar el cabezazo perfecto también les instruyó a usar el entorno; jarras, la barra de una taberna...y más cosas de las que se olvidaron a los tres días. Fabricaron sus propias espadas de madera y se las apañaron como pudieron para autoinstruirse, los dos muchachos estaban muy emocionados, según ellos ya eran espadachines capaces de abatir al mejor general ventormentino a soplidos. El padre de Jorge se marchó rumbo a la nada con un caballo y una ballesta de calidad pésima que había comprado a un vecino, esa antigualla tendría cerca de treinta años cogiendo polvo en el desván de turno. La marcha de su padre dolió a Jorge, pero Borjamari le dio ánimos para seguir con su pobre entrenamiento. El día en el que empuñó un arco supo que esa sería su arma definitiva...el estremecedor sonido de la cuerda tensarse, la presión que ejerce el arma, el silbido de la flecha al dispararse...Fue amor a primera vista. A los dos días de eso se marchó al bosque de cacería, estuvo más o menos una semana viviendo de la naturaleza, hasta que decidió volver a la casa de los Veracruz con seis ardillas y cuatro liebres. Cuando llegó el señor Veracruz se encontraba en su taller llorando de forma desconsolada. Manuel le contó lo sucedido a Jorge y este se sintió desolado, su amigo Borjamari había muerto de fiebres en su estancia en el bosque. Dos días fueron los que lloró su pérdida, después del luto juró volver a casa de la família Veracruz con el peso de Borjamari en monedas de oro...y Borjamari era un muchacho robusto. Compró pasaje en el primer barco que marchaba a Ventormenta con un dinero prestado por el platero para ayudarle a cumplir su promesa. En la estancia en el barco llamado "El Jack Negro" se hizo amigo de Fernando Espinosa, un muchacho al que habían contratado los miembros de la tripulación para entretenerlos con sus variadas actuaciones, desde monólogos hasta conciertos en popa todos los lunes, miércoles y jueves. Fernando le enseñó a tocar la guitarra a Jorge y al desembarcar en el puerto de la capital humana, como gesto de amistad y adiós le regaló su propia guitarra. Desde ese día hasta ahora Jorge de la Vega ha operado como mercenario y usual escolta de caravanas por las tierras al sur de Ventormenta.

Primer dia de instrucción Hacia frió. Algo habitual por aquellas fechas y pocas veces la meteorología habia supuesto un problema para cumplir con su tarea. Aquel no era el trabajo de sus sueños ni las personas que iban a recibir sus enseñanzas las mas indicadas para ello. Lo que hubiesen sido los habitantes del gueto en su anterior vida no importaba mucho, pues aquellos que no sabían luchar aquel lugar les enseñaba por las malas. Quien venia siendo un asesino, maleante, bandido o un proscrito empezaba siempre con cierta ventaja, pero era un error subestimar a aquellos de vidas mas humildes, y mas cuando estas personas eran padres o esposos dispuestos a matar para proteger aquello que amaban. Aquellos con la voluntad para sobrevivir tenian un nombre mas para Davok, luchadores, guerreros, y aunque no todos poseían la misma fuerza, aptitud ni capacidades para convertirse, se les podia pulir y moldear, para redirigir esa fuerza hacia un punto en concreto. Enseñar a otros habia sido su oficio desde hacia mas tiempo del que que podía recordar, incluso antes de que le metieran en aquel agujero y acabara formando parte de la milicia, ya habia instruido a muchos hombres y mujeres de distintas mesnadas a lo largo de los años. No le gustaba enseñar a una panda de muertos de hambre cuyas lealtades podían cambiar de un dia para otro y aun menos a personas tan poco disciplinadas. Habia de todo entre aquella chusma que formaba pobremente delante suya aquella tarde, desde jovenes rebeldes que creian que podian comerse el mundo, personas orgullosas incapaces de seguir una orden, chistosos, antiguos bandidos, antiguos militares, y miserables, de cuerpos delgados y esqueléticos seguramente alistados a la Milicia creyendo que iban a recibir una ración de comida tras la instrucción. El panorama no era bueno, pero nunca lo habia sido, obligandose a si mismo a convertir aquel montón de mierda en algo minimamente aceptable. ----------------------------------------------------- Instruccion Dada por Davok. Npc Esgrima para novatos y aquellos con manos de mantequilla. Jeacob. Cormac= Defensa. Espada ligera. Atletismo. Combate desarmado. Atletismo

-...¿Entonces...Te vas? ¿N-nos dejas? - Para nada, yo nunca me voy. *musita mientras se sube a su destrero* Os estaré vigilando... - P-pero es lo mismo... Te vas... Es un adiós. - No lo vería de esa forma, más que un adiós es... Un hasta otra. Aquí mi misión ha finalizado muchacho. Y es así como el caballero, tras montar. Agita las riendas y pone rumbo hacía su nuevo destino, sin saber que le deparará. // Ya se veía venir este hecho :3... Ya posteé en ausencias el asunto así que no lo repetiré. Solo dejo claro que no es un adiós si no un hasta otra y espero que pronto vuelva. Todo acerca de rol que se, es gracias a esto, a RE, a PyE... Y aunque haya estado un añito apenas, me ha servido para conocer a gente increible (:V). Os deseo... Buena suerte en vuestras aventuras <3 P.D: Pido perdón a todos los users con los que tengo cosas pendientes pero no creo poder entrar y menos teniendo el trabajo a la vuelta de la esquina pero, supongo, que volveré en un futuro con más misiones...