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Roleros Destacados


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  1. 1 point
    (En desarrollo) Breve historia de Weslex y su familia, escrita por @Thorch. El poblado de Weslex no constituía más que algunas áridas y escasas tierras situadas en algún olvidado lugar próximo a Andorhal en el Reino de Lordaeron. Lord George Weslex, un paladín perteneciente a la Orden de los Caballeros de la Mano de Plata, las había recibido como premio por su leal servicio a la patria en la lucha contra el invasor y la valentía demostrada durante la segunda guerra en las filas de la Alianza de Lordaeron. Proveniente de una antigua dinastía de guerreros, no fue hasta luego de la caída del Portal Oscuro que le fueron concedidos título nobiliario y feudo. Con trabajo y esfuerzo supo convertir aquellas insignificantes hectáreas en un sitio seguro y habitable. Al ser un gobernante justo y honrado muchos fueron los que optaron por establecerse en sus dominios. Finalmente gracias a la tenacidad de sus primeros ciudadanos el poblado fue levantado y fortificado. Sumamente devoto y creyente en la filosofía de la luz, el Lord interpretó como un designio sagrado que la joven sacerdotisa de su capilla lo aceptara como esposo. Lady Sara Angela Couster era una muchacha encantadora, nativa del Reino de Ventormenta. Sus padres unos humildes campesinos, trabajaban en las granjas de la Abadía de Villanorte y para su desgracia, no pudieron sobrevivir a la invasión Orca. La guerra la había convertido en una huérfana más, no obstante los designios de la luz permitieron que fuera acogida por la iglesia. Sus cualidades innatas la llevaron a ser iniciada en los caminos sagrados, recibiendo una esmerada educación y logrando en poco tiempo adquirir la condición de sacerdotisa. Lady Sara Angela Couster Para suerte de ambos, el amor nació rapidamente entre el señor de aquellas tierras y su sacerdotisa. Fue así como tras contraer nupcias el feliz matrimonio fue bendecido con la llegada su primer hijo, un sano y fuerte varón al que llamaron Olwen. Desde su más tierna infancia recibió una esmerada educación religiosa, cultural y militar, mostrándose prontamente ávido de conocimientos, inteligente y meticuloso y adoctrinado fervientemente bajo las virtudes de esta . Fue criado amorosamente por sus padres bajo la filosofía de la luz sagrada y el patriotismo hacia la noble tierra que lo vio nacer. Apenas entrado en la adolescencia se mostraba como un chico culto, valiente y honorable. Orgulloso de su linaje, demostraba claramente su interés en seguir los pasos de sus padres. Entrenaba de forma tenaz artes del combate junto a los miembros de la guardia, y habituaba asistir a su madre en los oficios celebrados, mostrándose sumamente devoto. Un día en las tierras de Weslex, el centinela anunció la llegada de los jinetes aliados a viva voz y Lord George acompañado de su único hijo Olwen salió a su encuentro. Los caballeros formaban de forma disciplinada y portaban coloridos estandartes desconocidos para el joven Olwen. Su líder un, Paladín de armadura resplandeciente descendió de su montura y dio la orden de descanso al resto de sus camaradas. Tras quitarse el yelmo su expresión denotaba preocupación: -Que la sagrada luz os guíe Lord George, sabrá disculparme, pero debo evitar mayores formalidades, me urge hablar con usted pues el tiempo apremia. -Adelante Sir Toyan, hablad sin dilación. El paladín observó al joven Olwen y luego a su padre con gesto interrogante. - ¿Estáis seguro mi señor? Tales noticias no deberían ser escuchadas por aquellos corazones más jóvenes. Tomó el hombro de su hijo y asintió con aire aprobatorio-Adelante Sir Toyan, ambos a su edad ya sabíamos de los horrores que este mundo aguardaba. - Así sea, mi señor... Muchas haciendas han caído debido a una terrible peste, un nuevo mal, la peor oscuridad inimaginable se cierne sobre nuestro amado reino. Las fuerzas impías avanzan hacia Andorhal y debemos impedirlo. Su majestad el Rey Therenas Menethil, el segundo de su nombre, os convoca a vos y tantos soldados como podáis aportar al ejército real para salvaguardar esta. - Acudiré a la llamada de su majestad con presteza, pero como es posible que soldados armados podamos ayudar al reino contra una peste mortal. - No es tan sencillo mi señor, me temo que esta peste levanta a los que descansan en la tierra y los levanta como esclavos sin alma. Su sola existencia es un insulto a la Luz. Os explicaré más en los caminos, el tiempo apremia. Olwen vio partir a su amado padre. Tras despedirse tristemente de su familia, marchó valientemente a la llamda de su Rey junto a aquel orgulloso batallón integrando por soldados que habían defendido el hogar de Olwen desde antes de su nacimiento y posterior. Aquellos tiempos fueron muy difíciles, pero a pesar de todo el joven muchacho se mostraba suficientemente fuerte como para valerse por sí mismo, sin embargo, lo peor para este y sus seres queridos estaba por llegar.
  2. 1 point
    ¡Trol, hay un trol en las mazmorras! I. Preparativos La ciudad de Dun Baldar albergaba tantas riquezas como problemas, eso fue una certeza para Bodvar desde que el enano y su grupo arribaron finalmente en la fortaleza enana. Contaba con cientos de edificaciones repletas de enanos que se ocupaban de sus asuntos y atendían sus negocios. Pero ninguno era tan grande como el de la minería. Ahí en los dominios del clan Picotormenta los enanos eran reconocidos por su destreza para las excavaciones y el hecho de que no abandonaban uno de sus puestos mineros hasta que la ultima veta de mineral haya sido extraída del suelo rocoso. Lo que generaba colosales excavaciones mineras no en tamaño si no en profundidad que escarbaban hasta las profundidades de la tierra en búsqueda de todo lo que pueda resultar brillante. La mina de Um-beor era solo otra de estas excavaciones, que contenía al menos un centenar de mineros trabajando en sus corredores de roca y madera. En uno de los puntos más alejados del territorio Picotormenta y cercana al famoso Paso del Hacha. Desconocida totalmente para Bodvar y sus allegados, hasta que finalmente la oportunidad se les presentó. Un anuncio entre los muchos que se hallaban colocados en el centro de Dun Baldar avisaba que requerían enanos capacitados para arreglar un "asunto de plagas" en las minas. Pronto descubrirían los detalles de este mensaje. II. El Skaar Bodvar e Ivar esperaban en una de las muchas postas de la ciudad nevada. Algo característico de Alterac era que a pesar de la fecha, siempre iba a hacer el mismo frío. Por lo que era mejor que un viajero se apresurase en hallar refugio antes de que el sol se ocultase a menos que deseara ir a hacerle una visita a sus ancestros por el frío que era capaz de provocar resfriados a un yeti. El empleador con el que habían contactado podría llegar en cualquier momento y los enanos estaban entusiasmados por su primer trabajo de verdad, ya estaban cansados de remover la nieve y entrenar a solas en sus dependencias. Era hora de un desafío de verdad. Durante su espera, encontraron un personaje bastante peculiar que casualmente había viajado hasta Alterac. Se trataba de Alrik Ulfrsson, un enano del clan Drakkigson que se había dedicado a errar por la tierra en búsqueda de la fortaleza perdida de Karak-Medun. El enano se mostró reacio a responder los saludos de Bodvar e Ivar, quienes se habían sorprendido por la actitud del individuo, pero finalmente accedió a entablar conversación con ellos tras descubrir que en efecto se trataba de parientes de su mismo clan. Los enanos intercambiaron cerveza e historias, y fue durante ese encuentro que Bodvar descubrió la verdadera naturaleza del Drakkigson. Se trataba de un skaar, un nombre que le daban los de su clan a los chamanes, clarividentes y hechiceros. El anciano congratuló la inteligencia del guerrero, y eso aseguró su interés para con el par. Poco después de eso, el empleador de los peregrinos había llegado al lugar. Se trataba de Yori Barbacaliza, el intendente de Um-beor antes de el incidente. Yori le explicó a los enanos que la mina resultaba ser un criadero de trols tras el derretimiento de una de las paredes de hielo en los túneles. Los enanos al parecer no se dieron cuenta de esto hasta que ya era demasiado tarde, pues todo un asentamiento se había erigido en las profundidades cavernosas. Los enanos aceptaron sin dudar el trabajo más por la temeridad de sus espíritus que la recompensa monetaria que les había ofrecido el intendente, y tras un último intercambio de palabras saldaron el trato. Los Drakkigson cazarían a los trols. III. Matatroggs Una larga caminata se realizó la mañana siguiente a la mina de Um-beor, tras los preparativos necesarios los enanos decidieron marchar con un barrilete de la pólvora que Bodvar obtuvo como recompensa en Dun Garok y un par de dinamitas que llevaba Ivar consigo también de la fortaleza de artilleros en Trabalomas. Uno nunca sabía cuando podían resultar útiles. El frío azotaba los rostros de los enanos mientras que el camino asaltado por la nieve se hacía más difícil de transitar a cada paso que daban. Ya se empezaba a hacer claro el por que era tan difícil enviar mensajes desde Um-beor a Dun Baldar, la lejanía del lugar y la dificultad del camino podían hacer que un solo comunicado tardase días en llegar. Finalmente habían llegado a la entrada de la mina, escoltados por un par de valientes trabajadores de Yori quienes les prometieron esperar en la entrada de la mina. Así pues, los enanos se armaron de valor y empezaron a descender metro a metro el complejo de túneles y cuevas que la compañía minera de Yori había construido. Un sistema de rieles, carros de mina y herramientas desperdigadas indicaban que la brecha había sido reciente, y que el lugar todavía seguía bastante estable. La excavación contaba con riscos que, al mirar hacia abajo, solo daban lugar a un imponente pozo de negrura sin fondo alguno, donde las secciones de la ambiciosa excavación eran conectadas por "seguros" puentes de madera. Los Drakkigson estaban preparados para enfrentarse a cualquier desafío, y a eliminar hasta el último de los enemigos que residían en las profundidades. Ni un solo trol logró salir de los túneles esa velada. Ni el más tierno y joven ni el más arrugado anciano. A la atención de Yori Barbacaliza y su compañía minera. Envío este mensaje para dar el aviso de que su problema de trols ha sido resuelto de manera satisfactoria. Hemos dejado unos cuantos de los restos de las criaturas que hemos podido reunir en un carro de minas que nos encontramos adentro. También hemos marcado los antiguos sitios de reunión de los trol por si halláis la necesidad de investigarlos, aunque dudo que encontréis nada ahí más que cadáveres que remover. De cualquier modo, espero poder reunirme personalmente con usted para el cumplimiento de su parte del trato en forma de pago. Usted diga el sitio y acudiré. Espero su respuesta. Participantes: Ivar @Titobryan [Defensa - Reflejos - Rifle de chispa - Advertir/Notar - Nadar] Bodvar @Axl [Defensa - Reflejos - Martillo mano (CC) - Advertir/Notar - Tradición/Historia - Comercio] Alrik @Sauce Blanco [Tradición/Historia]
  3. 1 point
    Un hogar en ruinas. Segunda parte, historia escrita por @Thorch Pasaron varias semanas en que las noticias que llegaban desde el frente no eran nada alentadoras. Nada se sabía sobre el destino de su padre, y los rumores sobre la muerte del Lord ya eran un secreto a vivas voces. Sin embargo el joven persistía en sus oraciones solicitando la protección de la sagrada luz para su amado progenitor, sin perder las esperanzas de volver a verlo con vida. Las sombras del ocaso cubrían el poblado, Olwen salió de la capilla rumbo a sus aposentos tras finalizar otra dura jornada. En la lejanía pudo divisar las antorchas de una exigua comitiva que bajaba lentamente por la colina. No parecía un ejército enemigo, más bien una procesión. Alarmado, acudió a las puertas de la villa, donde la pequeña guarnición que se mantuvo después de la marcha de Lord Weslex partiera hacia Andorhal, aun mantenía la protección de la aldea. Con rapidez identificó aquel que lideraba la comitiva derrotada, no era otro que Sir Toyan. - Olwen sed raudo, llamad a vuestra madre y alertad a las gentes, Andorhal ha caído y Weslex será la siguiente. Los pocos habitantes comenzaron a salir de sus casas, la funesta noticia se confirmó, Lord George había caído y el legítimo heredero de aquellas tierras recaía en Olwen, sin embargo, no se encontraba en condiciones de defender sus tierras. Por lo que escoltados por las tropas de la iglesia al mando de Sir Toyan, debieron abandonar la hacienda para siempre. Sus habitantes jamás olvidarían el pequeño poblado de Weslex. Fueron acogidos bajo la tutela de Sir Toyan, el cual tenía la capacidad monetaria de mantener a Olwen y su madre, con unos cuantos sirvientes y una vida cómoda en el alejado reino de Ventormenta. La caída de Ciudad Capital supuso la caída del gran Reino de Lordaeron, por lo que muchos decidieron embarcarse a las ciudades mas alejadas, lejos de la amenaza de la plaga, por lo que Ventormenta fue el lugar idóneo para muchos y Sir Toyan fue uno de ellos. Sir Toyan Olwen fue internado en la Iglesia de Ventormenta, para proseguir con sus enseñanzas en esta. Esa fue una de las historias que se contó a su madre, sin embargo, Toyan no estaba interesado en que Olwen estuviera cerca, viendolo así como una amenaza. Un amigo quedaba para el joven Olwen, pues Sir Frederick sabía que la familia de su viejo amigo se había hospedado en la ciudad en la que residía. Este lo visitó frecuentemente, narrando historias vividas en la guerra, enseñandole el arte de la espada y la nobleza, unos valores que harían que ambos se cogieran un cariño propio de padre e hijo. Sir Frederick Con el paso de los meses, Sir Frederick consiguió convencer a su madre sobre el potencial de Olwen, permitiendo así el abandono de la Iglesia por parte de este y siendo acogido como escudero por Sir Frederick, algo que no gustó especialmente a Sir Toyan. Pasaron años, mientras el joven Olwen se fue forjando, aspirando algún día luchar por la tierra que lo vio nacer. Finalmente, Sir Frederick fue llamado a combatir en Gilneas por la gloria del Imperio. Incapaz de llevar a Olwen a la guerra, pues no lo veía capacitado para sobrevivir, dispensó al joven de sus servicios y lo mandó a la nueva Mano de Plata con una recomendación. No duraría mucho en esta orden, pues conocería a un Escudero Argenta, el cual le permitiría volver a sus tierras después de tantos años y no dudó en servir a la causa de esta noble orden. Thomas Benet, Escudero Argenta.
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    ''Pero Alondra, porqué posteas ahora si llevas casi un mes ausente'' ...ya. Bueno. No asustarse. Se me ha juntado un mix de final de curso (muchos trabajos por corregir), finiquitar trabajos y mudanza, pero a partir de la semana que viene ya estaré -por fin- en mi nuevo hogar. Intentaré ir dejando constancia de si consigo o no internete -eeehehehehe- que se supone que si y que está to bien, y espero que la torre resista el viaje. La voy a poner entre algodones. Nos vemos en breves ingame!
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