Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
Thala

[Historia] Theobald Wade

Recommended Posts

f55034ef1272520db60f56b70023df69.jpg

  • Nombre del Personaje
    Theobald Wade
  • Raza
    Humano
  • Sexo
    Hombre
  • Edad
    40
  • Altura
    1,88
  • Peso
    81
  • Lugar de Nacimiento
    Bridge
  • Ocupación
    Novicio de la Cruzada Escarlata
  • Descripción Física

    Theobald es un hombre adulto, alto y de constitución ancha, de mandibula cuadrada y ojos oscuros. Su pelo negro y barba, otora de color azabache va plagándose de canas a cada año que pasa. Un parche tapa su ojo derecho, ahorrando la horrenda visión de la herida que provocó su perdida a quienes le rodean. 

  • Descripción Psíquica

    Theobald es un hombre callado, acostumbrado tras muchos años sirviendo en el ejercito a obedecer, agachar la cabeza y no hacer preguntas innecesarias. Guarda sus pensamientos y opiniones celosamente para si mismo y las pocas personas que llega a considerar como amigos de confianza. Su reciente comienzo en el camino de la luz le provoca una inseguridad que trata de ocultar con sus pocas palabras, sintiéndose muchas veces muy por debajo de lo que debiese, pues como pronto descubrió, la diferencia entre ser un hombre de fe y rezar a la Luz a ser capaz de utilizarla y blandirla es simplemente abrumadora.

Compartir este post


Enlace al mensaje

a43bfa25ec6383a233cbd664e54973ed.jpgLa luz del Sol se filtraba entre los huecos que los hoscos tablones sobre la madera no podían evitar, el polvo y la suciedad campaban a sus anchas, reyes y dueños de aquella casa abandonada en las afueras de Bridge. Las monedas entonaban su cantico, esa melodía dulce, ese repiqueteo que penetra en el corazón como el tañir de la campana de una catedral cuando unas monedas chocan con otras y contra el suelo. Esta vez el botín había resultado excelente, un movimiento arriesgado que había demostrado dar sus frutos. Jacks sabía que debía darle un diez por ciento al contacto que le había facilitado la información sobre ese pequeño y arrogante noble, y otro veinte a la muchacha que había tomado el papel de damisela, un simple cebo.

Un hijo adinerado, acostumbrado a tener lo que quería cuando lo quería, aficionado a la caza, al alcohol y en especial a las mujeres, un autoproclamado galán de corte fino con sonrisa de plata y lengua de oro, ese había sido el objetivo.

Fue necesaria una inversión considerable en un vestido que luciese lo más parecido al de una cortesana noble y varias noches de largas charlas, largas e insinuaciones jamás consumadas para encender el anhelo y las ansias del joven por la mujer, sin embargo todos los preparativos e inversiones demostraron más que rentables, y cuando a la noche anterior el joven acudió junto a su nueva conquista a aquel precioso claro en el bosque, no esperaba que su gran premio se tratase de una daga en su corazón en lugar de los suaves y carnosos labios de la joven.

Jacks no podía si no reir, con todo ese dinero podría viajar a otro lugar, construir una pequeña guarida alejada de miradas insidiosas y comenzar a convertir en realidad las ambiciones que le habían empujado toda la vida.

Un golpe sordo. Una puerta rompiéndose en mil añicos de madera pútrida y carcomida. Toda una comitiva de soldados invadiendo la casa.

Un niño que llora viendo cómo se llevan a su padre arrestado, un padre que jamás volverá a ver.

 


 

1f1d626149c50267fc2d81d7b29a6879.jpgCrestagrana, tan alejado de su lugar de nacimiento, tan hermoso, tan íntimo. Había algo especial en aquel enorme lago coronado en la lejanía por las enormes cordilleras. Durante todo el viaje no dejó de pensar que seguramente aquello era un malgasto de tiempo, ¿Por que no Ventormenta? Había oído hablar de sus parques y sus avenidas, a buen seguro habrían podido pasar unos días en algún barco de placer, disfrutando de la brisa marina, la costa, el olor a mar y de la mutua compañía. Ese pensamiento se esfumó de su mente mientras atravesaba el paso montañoso, cuando la luz del sol reflejada sobre las cristalinas aguas sonrió,apretó con fuerza la mano de Charlotte y continuaron el camino.

El paseo en barco alrededor de la Ciudad del lago bien valió el viaje al completo, se sentía extraño, deshubicado, acostumbrado trás años de constancia a las marchas mañaneras, a las guardias nocturnas, a los gritos y órdenes de los oficiales, aquella tranquilidad y paz se dibujaba frágil en su mente, temiendo que en cualquier momento el sonido de una corneta le despertase de su sueño y debiese presentarse a formar fila en menos de cinco minutos, pero no se trataba de un sueño. Trás años de servicio sin faltas, se le concedió de buen grado unas pequeñas vacaciones para disfrutar de una pequeña luna de miel junto a su reciente esposa.

 

Aquel Sol grácil, aquella brisa suave, fresca y agradable, la luz en la sonrisa de Charlotte y la calidez de sus dedos son recuerdos que aún hoy en día le acompañan en sus noches más oscuras.

 

 


 

Una calle solitaria, un banco de piedra, una lluvia perezosa, cansada y lúgubre, un hombre perdido en su propia autolamentación, los ojos clavados en sus propios pies, en los pequeños riachuelos que los adoquines formaban con las tristes gotas que caían del cielo, sus propias lágrimas corriendo por sus manos, buscando unirse con sus hermanas del cielo.

Charlotte se había puesto de parto al día anterior, sin embargo no se le dió permiso para acudir a su lado, un entrenamiento conjunto requería de la asistencia de todos los miembros del pelotón. “ En cuanto terminemos podrás acudir a su lado”, esas fueron las palabras de su oficial, esas fueron las palabras que le llevaron a desear la muerte más horrible jamás imaginada hacía lo que se suponía que era un hermano y superior.

Tras viajar toda la noche, sin detenerse a descansar o comer lo más mínimo,llegó a Cramel, la ciudad donde la familia de Charlotte vivía desde hacía cinco generaciones, allí había acudido la mujer cuando su embarazo estaba en periodo avanzado, buscando el calor, cobijo y cariño familiar para el gran momento de su vida, el nacimiento de su hija. El desprecio, el odio y la rabia fueron los únicos que le recibieron al llegar ante la casa, Charlotte había muerto durante el parto.

La noticia devastó a Theobald, y no estaba preparado para la siguiente noticia. Sus suegros, los abuelos de la niña, se negaron a dejarle ver a su propia hija, antes las réplicas del hombre, cuatro guardias de la casa se aproximaron para asegurarse de que el hombre no pudiese entrar si optaba por la vía violenta. Sin que ninguna palabra, petición o súplica llegase al corazón dolido de sus suegros, el hombre se alejó, buscando un lugar en el que sentarse para pensar..para procesar lo que acababa de ocurrir..  Christine..ese era el nombre de la hija que no podía ver.. y no podía apartar su nombre de su mente.

Aun perdido en sus propios pensamientos, un pregonero comenzó a gritar unas noticias espeluznantes, una noticia que no podía ser cierta.. una pesadilla convertida en realidad. Arthas Menethil, el príncipe de Lordaeron, había asesinado a su padre.

 

 


 

60b35279422e6995bbf3eb1ffe4ee896.jpg¿Cuando comenzó todo? ¿Que clase de locura se había asentado en la mente del Rey Cringris? ¿Cómo podía rechazar su unión al Imperio? No debería extrañar..los Gilneanos siempre fueron huraños y comedidos a abandonar a sus hermanos, pero esas no eran preguntas que un soldado pudiese responder. Soldado de Lordaeron. Soldado del Imperio. En apariencia, pocas diferencias, un mundo totalmente diferente en realidad.

Notaba el dolor asfixiante, su rostro palpitante e hinchado, los vendajes le oprimían la carne y hasta respirar era un infierno, pero al menos contaba con tranquilidad, sin poder moverse del camastro, sus pensamientos y el viejo sacerdote Berlan eran su única compañía. La metralla levantada por una bala de cañón perdida le había golpeado directamente en el rostro, en el fragor del ataque se le dio por muerto, más cuando todo terminó, mientras recogían los cadáveres de los caídos y transportaban a los heridos, un joven notó que seguía respirando. Rápidamente lo trasladaron al pueblo tomado donde se le dió la asistencia médica que se pudo. Milagrosamente, había salvado la vida, pero su ojo fue el precio que tuvo que pagar, un pago nimio a cambio de la vida de un hombre en opinión de Theobald.

Los recuerdos de un pasado mejor, los rezos y los cuidados de Berlan hacían más ameno el dolor, hacían soportable el sufrimiento. Tardaría mucho en ser capaz de volver a las líneas de frente, pero no le importaba, necesitaba el descanso, merecía ese descanso.

No fue un médico, tampoco un oficial quienes determinaron cuando Theobald debía volver a tomar las armas en pos del Imperio, pues los caminos de la Luz son inescrutables. Ella fue quien le hizo volver a levantarse, en el momento en que sintió su cálido abrazo por primera vez, endeble, suave, sutil, como el abrazo de una hija, supo que su descanso debía llegar a su fin. Theobald se levantó, pero su lucha ya no sería contra Gilneas, no. Estaba seguro de que su destino estaba en otro lugar, y su la Luz le había concedido una segunda oportunidad, fue sin lugar a dudas para servirla, y él, no osaría desobedecerla. 

Editado por Thala

Compartir este post


Enlace al mensaje
Conéctate para seguir esto  

×
×
  • Crear Nuevo...